Diaro de Bjørn Þorgrison
19° sol, Cuarta luna.
El brillante sol primaveral cubre el verde-azul bioma neovinlandes, este paisaje lleno de coníferas y abundante en agua, con montañas alrededor de nuestra aldea que nos separan de las otras en nuestro pequeño gran país.
Así comienza mi historia, o al menos comienzo a contarla.
Mi nombre es Bjørn Þorgrison, soy un migrante nada más, que llegó a esta tierra desde hace al menos 14 años, cuando llegue aquí por el destino que tuve la suerte de encontrar ahí en mi natal y lejana Noreg (Noruega).
Se puede decir que ya soy un kinešlandingar (De nacionalidad kinesa).
Llegué a estas tierras y aquí inicie mi vida con Brynhilda, mi esposa y fiel compañera.
Ella ha vivido toda su vida en este lado del charco así que me ha enseñado tanto, como los avances tecnológicos que han llegado aquí gracias a nuestros vecinos los de Ašunland, me mostró las diferencias de esta tierra a la europea, y también el idioma que ahora hablo que es un poco diferente al noruego y que los habitantes de aquí se refieren a este como "spanorš".
Tenemos un hijo llamado Dejmjan de 12 años, le he puesto así en honor a mi abuelo que era irlandés y se llamaba igual que el (Damhian).
Ha así ha sido nuestras tranquilas vidas en este país de pastores y agricultores, porque eso somos.
No tenemos burguesías o grandes ciudades como en Ašunland o ejércitos enormes y altamente poderosos como los del Imperio, pero al menos tenemos algo que ellos se olvidaron de buscar: la libertad.
El día de hoy empecé a escribir este diario pues creo que será bonito guardarlo para que futuras generaciones aprendan lo que este humilde "vikingo" ha vivido.
Y así empezó todo, el día de hoy había salido con Dejmjan a cazar algún venado o tal vez un ñu para el gran banquete que se celebraría a partir de pasado mañana como blut (sacrificio que hacían los vikingos a sus dioses) en honor a la diosa de la fertilidad.
Habíamos buscado por horas en medio del bosque sin gran éxito, mi hijo se empezaba a desesperar. Levantó
-Oye papá, ya me estoy desesperando ¿Sabes?
-Ten paciencia hijo, ya casi encontramos una bestia de carne y verás que la insistencia y espera lo valió.
Dejmjan bufo pero sabía que así debía ser pues ya le había enseñado así en cacerías anteriores desde que el tenía 8 años.
Ambos vestidos de ropas de piel de búfalo, cubiertos con una ligera coraza de malla, botas de cuero de lobo y armados con un hacha ligera y una navaja cada uno, además del arma de fuego moderna llamada mosquete, importado desde los países bajos en Europa, que logré comprar hace unos meses a un comerciante de el Imperio de la laguna, y mi hijo con la vieja pero más práctica ballesta.
Habíamos ya atravesado las pequeñas pero muy boscosas e inaccesibles Þors Fjallen (Montañas del Trueno), las cuales están al norte del Lox af Þorstejn(Lago Superior) en la parte más al sur de Kinešland.
Esta zona boscosa la compartimos durante algún tiempo en paz con el pueblo de los ojibva, un pueblo que lleva miles de años aquí antes que nosotros, tuvimos la gran suerte de que fuera una tribu pacifica a diferencia de otros šralingar.
De ellos nuestro pueblo aprendió los nombres de los animales y plantas que nosotros no conocíamos, y los nombres de lugares y tal vez hasta acciones...
El día así pasó y ya casi eran las 5 de la tarde, a pesar de ser primavera ya estaba cayendo el ocaso, mi hijo ya estaba cansado de la larga caminata así que se recostó en el suelo. Yo estaba a punto de hacerlo cuando oí de pronto ese ruido, un ligero pero reconocible ruido que hacen algunos animales rumiantes al trotar. Dejmian grito.
-¡Papá, lo veo!
Logré avistarlo de inmediato. se trataba de un venado bastante gordo con voluminosas crestas.
No perdí tiempo y cargue de inmediato el mosquete lo cargue a pesar de tardar un poco.
Mi hijo había cargado mucho más rápido su ballesta
-Papá, yo le disparo.
-Eso no, ya la tengo cargada, yo lo haré.
-Eso te lo permitiría si tuvieses mejor puntería.
-Hijo, que me hayas superado porque mi vista falla no significa tener mejor puntería, además el mosquete es más letal.
-Tal vez... Esta bien, hazlo tú viejo.
No me agradó ese tono en que me habló mi propio hijo pero no pensaba reprenderle, tenía un rumiante que daría suficiente carne para 10 personas al menos para toda la semana incluso.
Mientras Dejmjan se relajaba, yo apunte silenciosamente al animal, que estaba al menos a 10 u 8 brazas de distancia, jale el gatillo...
Un estruendo hizo eco en todo este bosque, y ahí yacía el ciervo muerto.
Voltee hacia Dejmjan.
-Te dije que lo lograría.
-De hecho si viejo, no creí que desde tan lejos pudieses hacer un tiro efectivo.
Íbamos ya a por el animal muerto cuando de repente escuchamos un rugido que nos heló la sangre a ambos, un oso estaba cerca...
-Ah, papá...
-No lo veo, mantente alerta, vendrá por el ciervo.
Traté de calmar a Dejmjan pero el dijo esas palabras que hicieron perder la mía en ese instante...
-Ah papá, mira detrás de ti.
A 15 brazas en otra colina ahí se encontraba un oso pardo observándonos y acercándose, trate de recargar el mosquete pero el oso ya estaba muy cerca, desesperado saqué el hacha y me preparé, Dejmjan disparo con la ballesta pero por solo pulgadas no llegó esa flecha.
Ya estaba frente a mi, se levantó en dos patas y rugió.
Le di con el hacha en la garra con la que me habría de atacar, sin embargo era muy rápida la bestia y el hacha no le lograba dañar profundamente.
Logré ver cómo mi hijo le clavaba una daga en la espalda, haciéndolo rugir aún más fuerte.
-¡Dejmjan, no seas idiota corre!
Mi hijo estaba tratando de esquivar esas garras que podrían rebanar su estómago en un instante.
-No papá ¡No te dejare!
Llamé la atención del animal de nuevo arrojándole una piedra, este furioso volteo contra mi y me dio un zarpazo un el vientre causandome una herida.
Caí al suelo, y el oso iba a dar el golpe definitivo...
Pero entonces...
Vi como el imponente animal caía muerto al piso. Una flecha había atravesado el duro cráneo, provocándole una rápida muerte.
Detrás del cuerpo en esa misma colina donde lo había visto estaba Dejmjan con su ballesta, el entonces me habló.
-Te dije que la ballesta es mejor, Papá
Me dijo con una burlona sonrisa.
-Tienes razón hijo, nada como lo clásico. Ahora desolla a los animales.
-Espera, ¿Que?
-Ya me escuchaste hijo, les quitarás la piel tu solo, y no te tardes, la carne no dura mucho.
-Mierda...
-Sin peros jovencito.
-Esta bien...
Dejé a mi hijo hacer su trabajo, yo mientras recogí mi arma y regrese al improvisado campamento que habíamos hecho en medio de ese bosque.
En voz baja susurré una plegaria a Frøv, dios de la naturaleza.
-Mi señor, gracias por este regalo de la tierra para nosotros que habremos de reponer en tu honor...
Entre a la tienda de lona y me puse a dormir, pues mañana Dejmjan y yo cargaríamos con dos grandes porciones de carne de vuelta a la aldea...
Esa noche, tuve un sueño.
Estaba en un yermo frío y oscuro. no había nadie cerca, excepto un cuervo que se acercaba volando a mi y aterrizó en mi brazo.
-Mi señor, Odin...