—Hace frío, hace mucho frío, ayuda, Gee —La voz aguda de Frank retumbaba en los oídos de Gerard como una repetitiva melodía.
—Ya te di mi campera, enano molesto —Repuso un poco gruñón, pasando una mano entre sus rojos cabellos.
¿Dónde se encontraban los otros imbéciles? Por cierto, debía dejar de llamar a la gente que quería así, no a todos les hacía gracia. Mientras más quería alguien peor lo trataba; una maña suya.
—¡Chicos! —Una voz demasiado alegre sonó detrás de ellos, haciéndolos darse la vuelta, casi sincronizados. Y por fin encararon a los dos hombres (abrigados de la cabeza hasta los pies) que los habían abandonado a su suerte después del concierto, pero por alguna razón, no se sentía molesto. Capaz tendría que ver con que eso había terminado en él durmiendo en la misma cama que su enano, pero esos eran detalles.
—Llevas todavía ese horrible sombrero —Señaló, como saludo. Patrick llevaba (de nuevo) esa fedora que tanto odiaba, sin embargo, hoy llevaba una negra. Gerard se imaginó que posiblemente tendría un estante o ropero dedicado exclusivamente a esos molestos sombreritos. Ew.
—Sí, me gusta como le queda —Comentó Pete, mirando a su amigo con cierta ternura. O como prefería llamarlo, lo comentó poniendo su cara de idiota. Lo cual era diferente a su cara regular, que era sólo de estúpido.
—Llevamos esperando 26 minutos afuera. —El pelirrojo musitó, aún gruñón. Frank rió por lo bajo.
—Que específico.
—Y cuarenta segundos. —Añadió, apoyándose en la pared del helado lugar. Qué bien le vendría un cigarrillo en ese momento.
—Deberían haber entrado, Dios. —Stump dijo, quitándose su bufanda negra con rojo y poniéndosela a Frank sin que este pudiera decir nada. Gee rodó los ojos y tensó los labios, casi como un instinto— Está congelante aquí.
—¿En serio? No me había dado cuenta. —Cruzó los brazos y se dirigió al moreno, haciendo un puchero con los labios— Pete, tengo frío.
—Felicidades, hombre. Todo un logro te has mandado, no todos somos tan bueno al sentir la temperatura.
—¿Y si entramos? —Frank lo detuvo antes de que el otro pudiera contestar, parecía estar tan harto de la situación como los demás.
Patrick fue el primero en entrar, seguido de los demás chicos, que sintieron en sus cuerpos la agradable calidez del local al instante.
El lugar tenía un distintivo aroma del café por el cual Gerard abría matado a cualquiera en ese momento. Bueno, quizás no hubiera asesinado a Frank.
O sí lo habría hecho, pero rápidamente. Sin dolor, sí, eso.
Decidieron sentarse en la primera mesa que vieron porque realmente ninguno quería seguir parado. Frank jugaba con los dedos de Gerard mientras los demás decidían lo que iban a pedir.
—Te sentaría bien tatuarte un poco —Le dijo, sonriéndole cariñosamente. El dibujante seguía algo gruñón, pero intentó esbozar una sonrisa, que terminó siendo algo más parecido a una mueca incómoda.
—Me dan terror las agujas —Comentó, poniendo un brazo alrededor del castaño, como protegiéndolo. Pete enarcó una ceja.
—¿Qué hay entre ustedes dos? —Lo preguntó sin rodeos, como acostumbraba a hacer. El cantante pareció atragantarse en el aire que respiraba y miró a su compañero alarmado, como si estuviera diciéndole "¿qué dijiste?" con la mirada.
—¿Te dan miedo, en serio? —Frank evitó la pregunta completamente adredé. El moreno murmuró un "ya veo", mientras seguía hurgando entre los ítems del menú.
Expreso, cortado, cortado doble, mocha, capuchino, frapuccino... No entendía ninguna de las palabras, él solo quería su maldito café, no una clase de francés. O italiano. Portugués. Lo que fuera ese idioma.
—¿Cómo lo pides tú? —Preguntó a Way, lanzándole una mirada extrañada hacia dónde yacía su brazo, que sólo él pudo captar. Esbozando una sonrisa casi malvada, Gee comenzó a peinar suavemente el cabello de Iero con sus dedos, sin dar ninguna explicación.
—Negro, doble, nunca lágrima —Contestó, ahora pasando a delinear los labios del chico con sus dedos, como si fueran los únicos en el local. Patrick notó la acción y dio un pequeño codazo a Wentz para que prestara atención.
—Yo mocca —Rió el guitarrista, embelesado por los mimos que recibía— Doble. Con mucha azúcar y a veces, espumita. Me agrada la espumita.
—Que gay eres —Susurró en su oído, y ocasionando que este tuviera un leve escalofrío en su espalda.
Stump y Pete estaban a punto de sufrir un colapso nervioso por el simple hecho de no saber que pasaba entre los dos hombres. Es decir, no todos los días dos bros se acariciaban y se susurraban cosas al oído, no era algo que pasaba a menudo. A excepción de ellos mismos, evidentemente.
—Mucho —Respondió Iero para el desconcierto de casi todos, esta vez en voz alta.
—Por favor —Patrick hizo de su voz una suave súplica— ¿qué pasa entre ustedes? Díganme. Por favor, se los pido con crema batida y cereza encima.
—¿Qué pasa entre ustedes? —Repitió Gerard, mientras llamaba a la moza con un gesto de manos. Una chica con cabello verdoso en las puntas dejó cuatro vasos de agua en la mesa, sin decir palabra— Respuestas a cambio de respuestas.
Pete miró a ambos lados antes de contestar, como si estuviera fijándose que nadie los escuchara. Al comprobar que eran sus únicos oyentes, llamó a los jóvenes para que se acercaran con un ademán y se aproximó a ellos cerrando los ojos.
—Somos novios hace 2 años —Soltó rápidamente, para luego tomar de golpe un trago muy largo de su bebida, casi ahogándose en el acto.
—¿QUÉ? —Frank soltó el vaso que tenía entre los dedos, derramando su contenido sobre sí mismo. Era un acto muy clichè y típico de sorpresa, pero había sido prácticamente atacado por las palabras del otro. Le restó importancia a sus prendas y llevó ambas manos a su rostro ahora sonrojado, cubriéndolo— Están jodiendo.
—Ven Patty —Dijo el moreno, acercando su rostro al del otro, que se veía increíblemente tranquilo con la situación, como si su compañero de banda lanzándosele encima le pasara en su rutina básica.
—No puede ser cierto —Murmuró el pelirrojo, sopesando las posibilidades con ayuda de sus observantes ojos hazel. No podían hablar en serio, ¿o sí? ¿habían estado juntos todo este tiempo? ¿cómo? El radar que tenía incorporado para detectar parejas gay no podía estar tan equivocado. No su gaydar.
Y como si estuviera echándole en cara lo mal orientado que estaba el hombre, Pat parecía demasiado cómodo con la situación. Su mirada poseía aún ese matiz amigable y tranquilo que lo caracterizaba, aunque ahora tenía una sonrisa pícara en el rostro.
Imitando a donde los pensamientos de Gee creían que esto iba, Stump se acercó peligrosamente al bajista, hasta que sus narices se tocaron, más aún no sus labios. Las miradas que intercambiaron eran de pura confianza y aprecio.
—Con mucho gusto —Le dijo, y se inclinó hasta que sus bocas estuvieran a milímetros de rozarse— sin embargo, me temo afirmar que es una mentira.
—¡Lo sabía! —Festejó Frank, al mismo tiempo que observaba a ambos alejarse. Tenían el rubor tan característico de ese tipo de escenas.
—Podías haber seguido jugando —Dijo Wentz entre dientes, sujetando las mejillas de su amigo— me estaba divirtiendo.
—No vayas tan rápido —Le respondió el cantante, volviendo a enfocar su atención a los dos enfrente suyo— somos buenos amigos, por ahora. Muy muy buenos amigos, nada más.
El moreno puso los ojos en blanco, como si la situación lo estuviera irritando.
—¿Qué hay entre ustedes?
Frank buscó con su mirada a la de Gerard, como preguntándole qué debía hacer. Los ojos avellana del chico expresaban las ganas que tenía de gritarle a todos en el rostro que Gerard Way era tan tan suyo. Y de paso, incluso tatuárselo en la frente, sólo para enfatizar.
—Soy hetero —Manifestó finalmente, mordiéndose los labios.
—Paras de hacer eso o te cojo ahora mismo —Exclamó Frank. Los ojos de Patrick se abrieron como dos platos y su mirada variaba entre los dos, yendo de uno al otro incontables veces. El dibujante soltó una risa— era broma, Dios, no voy a coger a Gerard.
—Aún —Dijo este guiñándole el ojo. Pat parecía al borde de un ataque epiléptico, o como mínimo, un desmayo.
—¿QUÉ OCURRE ACÁ? —Preguntó en un casi grito, ocasionando que varias personas curiosas se dieran la vuelta para presenciar la escena. Se sentía bastante imbécil.
—Bien —Suspiró Way, como dándose por vencido. Cerrando los ojos, pronunció— estoy bastante enamorado de este idiota tatuado con una obsesión con los perros. Nos besamos, y me agrada eso.
—Muchas veces —Mencionó Frank, intentando no ponerse rojo como hacía todo el tiempo.
La reacción de los otros fue mucho más tranquila de lo que esperaban, no hubo ningún tipo de gritos, golpes o lo que sea que Gerard esperaba. Pete se limitó a encogerse de hombros y Patrick a susurrar un "lo sabía hombre, lo sabía" en una voz demasiado emocionada.
—¿Así que, Frerard, eh?
—Sí —Afirmó Iero, esbozando una contagiosa sonrisa.