Los Elizalde estaban consternados por el accidente, y culpaban a Bárbara de todo, porque según ellos desde su aparición las cosas habían empeorado.
Eduardo se fue en cuanto llegó Antonio, este estaba preocupado por Bárbara temía que tuviera una recaída y se hundiera en la depresión.
Santiago estaba en su cuarto del hospital, algo adolorido, Su familia prefirió evadir cuando empezó a preguntar por Aurora, por lo pronto lo que más les importaba era su recuperación.
Eduardo estaba algo molesto por el hecho que todos empezaron a hablar mal de Bárbara, no le parecía justo que la culparan de todo, si bien los problemas de Lactos venían desde antes que ella apareciera y cuando lo hizo su objetivo era ayudar pero no se lo permitieron.
Bárbara despertó y Antonio estaba a su lado.
Antonio: como te sientes? Ya me enteré de lo que le pasó a tu hija, y no te preocupes me contacte con algunos de mis colegas para que ayuden a Aurora y la despierten del coma.
Bárbara: de verdad ?
Bárbara lo abrazó conmovida.
Antonio: todo va a salir bien, ten fé, los milagros existen y pronto podrás tener a tu hija.
Bárbara: daría todo porque despertara.
Antonio: lo sé, por ahora ven conmigo debes descansar en casa.
Cuando Eduardo regresó para ver si ya había despertado ella ya no estaba.
Habloy con el especialista que estaba tratando a Aurora y le suplicó que permitiera que su madre la viera, pues hace mucho que no estaba cerca de ella y estaba dispuesta a todo por salvarla, además de que fue quien había salvado su vida con la transfusión, se valió de razones hasta convencerlo y conseguir ese permiso, que sería al dia siguiente, llamó a Antonio y le platicó su idea, pero pidió absoluta discreción.
Bárbara no podía dormir, era imposible hacerlo al saber que la vida de su hija dependía de maquinas también le dolía el bienestar de su nieto Santiago sin sus padres.
Antonio: no puedes dormir?
Bárbara:siento un vacío en el pecho que no me deja tranquila.
Antonio: es comprensible, pero tranquila, mañana tendremos a dos neurólogos que visitarán a Aurora, son los mejores de Canadá , estoy seguro que ayudarán a tu hija. Sabes que? Te traeré leche con miel, para que puedas conciliar el sueño
Bárbara: leche con miel? Eso le daba a Gonzalo para que se durmiera rápido y me dejara tranquila.
( dijo colocando su mano derecha en la frente)
Antonio: bueno es que es buenísima, y efectiva.
Los Elizalde se retiraron a la Hacienda, Santiaguito estaba a cargo de la servidumbre, el niño ya estaba dormido, Eduardo fue a verlo.
Eduardo: la vida a veces no es justa pequeño, tus padres en el hospital, y tu abuela Bárbara con ansias de poder conocerte, sé que te ama, pero los Elizalde jamás permitirán que se acerque a ti lo mejo es que convivas con ella, es tan joven !nadie pensaría que es abuela.
Eduardo sonreía sólo mientras acariciaba el cabello de Santiago.
Sé que al hacer esto de ayudar a Bárbara traicionaré a la Familia, pero es lo correcto.
Pequeño, lo importante es que estés bien y mientras tus papás no pueden yo podré hacerlo y Bárbara no se negara.
Al día siguiente, Antonio llevó a Bárbara al hospital, subieron hasta el piso donde se encontraba Aurora y ahí estaba Eduardo esperándolos.
Eduardo: buenos días, me alegra verlos, ya todo esta listo.
Bárbara: todo listo? De que se trata?
Antonio: princesa perdóname, no te había dicho que Eduardo logró un permiso especial para que entres a ver a tu hija a terapia intensiva.
Bárbara: de verdad?
Eduardo: si.
Antonio: Eduardo puedes tú entrar con ella mientras voy a ver qué pasa con los neurólogos que vienen de Canadá?
Eduardo: claro que si Antonio.
Antonio: Gracias
Bárbara y Eduardo entraron al cuarto de asepsia a ponerse su bata azul que era requerida para visitar a Aurora.
Eduardo se puso el suyo y observó que el que Bárbara tenia le quedaba un poco grande, así que se acercó a ayudarla , tomó una de las cintas le dio doble vuelta y lo amarró, era la primera vez que estaban tan cerca, a sólo centímetros, ella le daba la espalda y cuando dio media vuelta sus miradas se cruzaron...