Prozac y avellanas -Frerard-

Da waydorable

75.3K 10.5K 10.8K

Gerard probablemente era el único chico feliz de haber sufrido una casi sobredosis. Y Frank era también, prob... Altro

Capítulo I
Capítulo II
Capitulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VIII
Capitulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capitulo XVIII
Capitulo XIX
Capítulo XX
Capitulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX
Capítulo XXXI
NO ES UN CAP AA
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Final
Epílogo (i guess)
Q&A (ahre)

Capitulo VII

2.9K 369 475
Da waydorable

Gerard dejó los pinceles y brochas a un lado, bastante satisfecho con el trabajo que había hecho. Lucía agotado y demacrado por la falta de comida y descanso, a este aspecto se sumaban las marcadas ojeras bajo sus orbes verdes y las purpúreas manchas de pintura en sus brazos, que asemejaban moretones. Un vagabundo tenía mejor aspecto que él.

Eran las cinco y media de la mañana, significando que el sol se asomaba levemente a través de sus cortinas azules. Gee tenía una mala costumbre; si es que tenía algo importante que hacer a la mañana, levantarse parecía una tortura china. Pero en días como aquel, en los cuales podía sentarse a mirar el pasto crecer si le apetecía, se despertaba antes de que los gallos cantaran.

Cuanto amo el realismo, pensó, tomando un sorbo de su café matutino. El cálido líquido lo hacía sentir menos como un tacho de basura y un poco más como una persona; cosa que sólo podía lograr Frank Iero. Si pudiera casarse con cualquiera de las dos opciones, sería feliz.

Sonrió para sí mismo observando su obra terminada. Repasó las fuertes líneas que había trazado en los ojos del que era ahora su musa, e intentó convencerse de que el dibujo le hacía justicia a todo lo que era en la vida real. Aunque su dibujo nunca podría ilustrar la sonora risa que poseía el guitarrista, ni tampoco podría enseñarle al mundo lo tierno que se veía cuando estaba avergonzado y cubría con sus manos su rojizo rostro; todas los pequeños detalles que hacían al guitarrista ser sí mismo nunca podrían ser plasmados en papel.

—¿Quién te va a comprar eso? —La voz de su hermano lo sacó de sus pensamientos, lo cual agradeció, porque lo que menos necesitaba era dar rienda suelta a los pensamientos que tenía con el chico.

—Estoy segura de que Linda Iero va a estar más que encantada de darme algo a cambio de esto. —Repuso, acomodando su rojo cabello hacia el lado que le gustaba.

—¿Quién es Linda? —Preguntó, sin quitar la mirada del cuadro.— No sabía que tenía novia, ¿está casado?

Gerard sintió una especie de molestia en el fondo de su pecho, casi como si alguien lo hubiera insultado personalmente o hubiera comido el último trozo de pizza. Intentó contestar pero sus intentos fueron en vano, tenía algo parecido a un nudo en la garganta que le impedía decir nada. ¿Estaba enfermo? No, su temperatura era normal y no le dolía nada. Es el cansancio, trató de convencerse, el cansancio nos hace hacer y sentir cosas estúpidas.

—Su mamá —Aclaró con una tos, una vez que recuperó el habla.— Es una mujer muy agradable, realmente. Aunque no parece diferenciar muy bien entre las—

—Espera ahí, tigre. —Lo cortó el menor, acercándose hacia él. Con una mano, tocó su frente como si estuviera chequeando que no tuviera fiebre.— ¿Te sientes bien? ¿Cómo que conociste a sus padres? ¿Hay algo de lo que no me estoy enterando? Porque desde la última vez que revisé, Iero no tenía una vagina.

—¿Revisaste? ¿Tigre? —Mikey sólo había contribuido a su confusión, ¿de qué estaba hablando siquiera?
Gerard se levantó abruptamente y con un rápido movimiento cubrió su pintura; ya no tenía ganas de que nadie la viera, ya no quería que nadie se entrometiera en su vida personal. Y qué si había dibujado a alguien a quien conoció por más o menos una semana, Iero simplemente tenía facciones perfectas para ser retradas. Era sólo eso, una cara simétrica.— Y no me llames tigre nunca más.

—Está bien, osa.

—No.

—¿Zebra?

—Fuera —Sus comentarios estúpidos no hacían más que alimentar las ganas de Gerard de escupirle su café. Aunque no lo haría, su espresso doble era muy bueno para terminar desperdiciado así, y era muy temprano en la mañana para lidiar con la puteada que iba a tener que aguantar— Frank es un amigo.

—Nunca antes habías dibujado amigos, —Señaló, y tenía razón. Gerard únicamente dibujaba a las personas con las cuales tenía una conexión especial. Llegó a hacer doodles de Pete en una servilleta, pero había sido únicamente por pedido del mismo y además, no le había puesto mucho esfuerzo. Sin embargo ahora, las manos le dolían de tanto sujetar los pinceles y tenía todas sus ropas manchadas de el color de los ojos del chico.

—Es un muy buen amigo. —Repuso, restándole importancia.— Un gran gran amigo.

Mikey soltó una carcajada, sirviéndose a sí mismo una taza de café. Era el opuesto a su hermano, lo tomaba con leche entera, azúcar y mucha espuma, en una tacita color amarillo suave que rezaba "la mejor abuela del mundo".

—Sé que tiene un gran gran amigo ahí abajo —Dijo, llevando sus labios a la bebida.— ¿Es a eso a lo que refieres?

—Imbécil. Yo no soy el que está por ahí intentando entrar en los pantalones de los demás. ¿Cómo era el nombre del gordi—

—No estoy interesado en los pantalones de Patrick —Dijo secamente, como si le molestara hablar del tema. Gerard recordó el encuentro que habían tenido con él dentro del ascensor hace unos días.— Y no sos nadie para juzgar a los gorditos. Deberías ir al gym, hombre, moverte un poco.

—Me muevo —Protestó, rodando los ojos con molestia— Voy de mi cama a la cocina, y de la cocina a mi cama. A veces voy al baño también.

—Dale, campeón. —Murmuró, saliendo de la sala de estar, dejando al chico solo de nuevo.

Suspiró al ver la pintura de Frank. El rubio tenía razón, ¿por qué el chico ocupaba tanto en sus pensamientos? ¿Por qué no podía despertarse un día sin que sus perforados labios fuera su primer pensamiento?

Es decir, no es que Frank lo molestara. Al contrario, su presencia solía alegrar cualquier situación en la que se encontrara, Iero era como un rayo de sol en la oscura vida de Gerard. Y al igual que el astro, cuando esté abandonaba el cielo, no quedaba más que oscuridad. Y en ese momento, el chico no podía sentir nada más que esa profunda oscuridad, cual petróleo, hundirlo y hundirlo.

Pero lo desesperaba, el saber que Iero no era una chica lo ponía nervioso. No podía ni siquiera pensar en el ser gay, la simple idea lo hacía tener escalofríos en la espalda. El había estado con chicas, había besado chicas, había jodido chicas para que un enano con problemas de control en los supermercados lo cagara todo. ¿Qué iban a decir sus padres? ¿Su papá? Bueno, su papá no le importaba mucho, hacía varios años ya lo había abandonado y por lo poco que escuchaba de él, se había vuelto loco. No le sorprendió, es lo que el alcohol y las drogas hacen a uno, que lo perdone su abuelita, pero el hijo de puta se lo merecía.

Cansado de ahogarse en sus propios pensamientos, decidió ver televisión y sentado en su sillón, concentrándose en cómo comenzaba Pulp Fiction, por un momento, se olvidó de pensar en los ojos de Frank Iero.
***

—Te digo Ray, Gee tiene unos ojos hermosos, son como dos—son como dos, ¿dos moscas verdes?

—Nunca vas a ser escritor, ¿verdad? —Contestó el hombre sentado frente a él. Tenía un frondoso afro que casi cubría sus ojos, además de sostener una aguja para tatuajes en una de sus manos.— Hablaste media hora del mismo pibe, ¿no querés mostrarme una foto del él?

—¿Para? —Preguntó, mirando a un libro en sus manos, lleno de diseños para su nuevo tatuaje. Estaba pensando en algo en sus manos, tal vez otra telaraña o algo así.

—Para poder tatuarte su cara en tu trasero. "Gee esto, Gee lo otro, ay, a Gee le gusta respirar igual que a mí, somos almas gemelas" deberías escucharte, hombre.

—Te pago para que me tatúes, no para escuchar tus consejos. —Repuso el chico, eligiendo finalmente el diseño que quería y señalándoselo al afro. Sería la palabra "Halloween" en sus dedos, una letra en cada uno. Era sencillo, bonito y completamente Frank. Le encantaba.

—Este es gratis —Contestó Ray, asintiendo mientras sujetaba sus herramientas— Te debía algo por tu cumpleaños, enano.

—Podrías haberme dado otra cosa —Bromeó, levantando sus cejas en una mueca insinuante. Llevó juguetonamente una mano a la pierna del chico.

—No te pases —Se limitó a contestar, manteniendo el rostro serio, mientras el enano soltaba una pequeña carcajada que hacía a sus ojos achinarse.

—Perdón —Repuso, dejando que Ray siguiera haciendo su tarea, delineando las letras en sus diminutas manos.

Y así pasaba sus tardes Frank, balbuceando sobre Gerard a cualquier persona que tuviera oídos, a pesar de que dentro de él, sabía que no tenía posibilidad. No con alguien hetero.

Continua a leggere

Ti piacerà anche

6.8K 447 72
Imagenes de Great Pretender
130K 14.6K 37
ㅡ Donde Mangel, meses después de iniciar su relación con Beatriz, comienza a tener un comportamiento sospechoso y a salir más con Rubius, su mejor am...
2.4M 247K 134
Dónde Jisung tiene personalidad y alma de niño, y Minho solo es un estudiante malhumorado. ❝ ━𝘔𝘪𝘯𝘩𝘰 𝘩𝘺𝘶𝘯𝘨, ¿𝘭𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘳𝘦𝘫...
27.3K 1.4K 30
basicamente mismo inicio de mi historia anterior espero disfruten