Prozac y avellanas -Frerard-

By waydorable

75.3K 10.5K 10.8K

Gerard probablemente era el único chico feliz de haber sufrido una casi sobredosis. Y Frank era también, prob... More

Capítulo I
Capitulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capitulo VII
Capítulo VIII
Capitulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capitulo XVIII
Capitulo XIX
Capítulo XX
Capitulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX
Capítulo XXXI
NO ES UN CAP AA
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Final
Epílogo (i guess)
Q&A (ahre)

Capítulo II

3.8K 474 991
By waydorable

Gerard se sentía relativamente mejor. Podía sujetar un lápiz y eso era todo lo que necesitaba.

Al no tener que someterse a un horario de oficina o tener una rutina estable, decidió que dedicaría todo ese día a hacer doodles en su libreta. Cosas buenas solían salir de momentos depresivos en su vida, como era aquel.

El chico juntó suficiente fuerza de voluntad para levantarse y abrir las cortinas. Sus orbes verdosas se entrecerraron por la inminente entrada de luz. El sol estaba alto. No había ninguna nube en el cielo. La gente salía a pasear sus perritos y, dios, que deprimido lo hacía sentir. ¿Por qué? Mierda, Mikey ya se lo había dicho. Se estaba convirtiendo lentamente en un maldito emo.
Quitó esos pensamientos de su mente y se dirigió ahora a la cocina.

Todo estaba como lo había dejado la noche anterior; tiras de cómic apiladas junto a la cafetera, pinceles y brochas, hasta logró ver su delineador en el mismo lugar en que lo había tirado ayer, cuando tuvo su problema con los antidepresivos. Problema, pensó, que forma más simpática de llamarlo.

—EY EY WAY WAY —Una voz interrumpió lo que pensó que sería una mañana tranquila. El sonido provenía de una voz familiar afuera del apartamento. Gerard se preparó mentalmente para lo que vendría a continuación.

La puerta se abrió con un golpe, dejando entrar a un hombre de unos veinti tantos años y tatuada piel casi morena, trayendo en su espalda el estuche de un instrumento.

—Pete —Dijo el pelirrojo, sin siquiera dirigirle la mirada.— Mikey no está en casa.

—Ya sé —Respondió, acercándose a él y juntando sus manos con las de Way. A veces Pete era tan raro.— Vine por ti, amor.

El chico tomó un sorbo de su café antes de responder. Café negro, sin crema ni azúcar. Muy emo de su parte.

—Nunca en tu vida vuelvas a llamarme amor o no vas a tocar el bajo nunca más. Ni ningún otro instrumento. Porque te voy a cortar los dedos.

—Ese es mi Gee —Respondió, haciéndolo rodar los ojos.— Mira, Mikey me contó lo del accidente. —Bueno, no parecía saber exactamente cómo llamarlo.

—No lo llames accidente. —Manifestó, revolviendo su café.— Fue completamente intencional.

—¡Gerard! —Se quejó Pete, seguía sujetando las manos del chico en las suyas más grandes.— Te estás poniendo todo así otra vez.

—Todo, ¿cómo?

—Todo emo.

Gee dejó salir una carcajada.

—¿Por qué todos dicen eso? Eres tú el que tiene la banda emo que canta canciones depresivas sobre puto azúcar.

—Por cuarta vez, Sugar we're going down no se trata de eso. Se trata de —Se quedó callado, parecía haber decidido que no valía la pena— sabes qué, sí, es sobre puto azúcar. Y sobre tortas, y medialunas también.

—Por eso son gordos. ¿Cómo se llamaba tu amigo, el cantante?

—No vamos a hablar de eso ahora. —Lo calló, sonrojándose y alzando la vista rápidamente, como un chihuahua hiperactivo.— Way, haz perdido mucho peso recientemente. Puedo ver los huesos de tu cara, ¿ya comiste algo hoy?

—No vamos a hablar de eso ahora. —Lo imitó, haciendo un feo intento de la voz del moreno. Gracias a Dios no había nadie más en el apartamento.— ¿Para qué viniste?

Wentz hizo un esfuerzo para no preocuparse, el ojiverde había cambiado de tema demasiado rápido.

—Vine a invitarte a salir y por una vez tener una vida a fuera de estas cuatro paredes.

—¿Qué?

—Hoy, —Comenzó, con emoción— mi banda y yo por fin tenemos un recital. Tocamos en un tipo ¿de fiesta?, no estoy seguro, pero tocamos ahí.

La cara del chico se iluminó, y por un momento, dejó de ser el gato gruñón Way y se transformó en el Gerard que tanto extrañaba Pete.

—¿Hablas en serio? —Su alegría parecía casi infantil. El moreno no quería que se detuviera nunca— Dios, tengo que prepararme. Dios, esto es grande, Jesús. ¿Qué debería usar? ¿Debería irme de traje? Tengo uno, pero, uh, es completamente negro. ¡No! Está bien, son una banda emo así que deberían

—¡Ey! —Exclamó el bajista, riendo calladamente.— No es un evento tan grande, además, tenemos un guitarrista de repuesto hoy. Joe está enfermo.

—¡No importa! ¡Estarán estupendos, Wentz! ¡Qué emoción!

Y así fue como Gerard Way terminó hablando de Fall Out Boy y lo increíbles que eran durante más o menos, cuarenta minutos. Y por supuesto, Pete no tuvo problema alguno.
***

—¿Me veo bien? —El pelirrojo sonaba preocupado, como si su remera negra sin mangas fuera lo más importante del mundo. Y para él, en ese momento, lo era.

—Te ves bien, Dios mío —Repitió Mikey, por lo que creía era la séptima vez en el día.

—Ni siquiera me viste. —El chico parecía dolido, pero su hermano sabía que era pura actuación para hacerlo sentir mal.

—No me gustan tanto estos jeans. —Me hacen ver gordo. Bueno, soy gordo. Era gordo antes de ponerme los jeans. Pensó, regañándose.

—¿A qué te refieres? Son un clásico. Deja de preocuparte tanto.

—Es que —Tus piernas, Gerard, por Dios. Tener dos jamones en su lugar serían mejores.

—Lo juro, te ves bien. Soy tu hermano y me es muy extraño decírtelo, pero te ves atractivo. No me hagas repetirlo o voy a romper mi cabeza contra esa pared.

—No lo repitas. Nunca. —Soltó, con una risa.
***

Unos veinte minutos y varias miradas al espejo por parte de Gerard después, ambos chicos estaban en el auto. El pelirrojo había puesto un disco de los Misfits y cantó cada música hasta llegar a la fiesta.

Llegaron rápidamente a la terraza del edificio, donde cientos de personas bailaban bajo las luces rosado neón que teñían el lugar. Habían varias mesas blancas con adornos brillantes en los centros, donde se repartían todo tipo de sustancias y bebidas. También se podía ver un pequeño espacio en una esquina, que Way supuso que es donde la banda de Pete tocaría.

—Necesito un trago. —Le dijo a su hermano, para encontrar que estaba hablándole ya a un chico de cabello negro y ojos azules. Vaya que no perdía el tiempo. Zorrita.

Gerard de encaminó a la barra de tragos.

—¿Sirven Brave Bull acá? —Preguntó con una sonrisita al barman. Si podía lograr no pagar por su bebida, aún mejor.

—No —Contestó el hombre, mirándolo a los ojos. Sus orbes negras se conectaron con las verdes.— Pero por ti puedo hacer una excepción.

—Muchas gracias —Guiñó. Lo que sea por un Brave Bull. Amaba al tipo que lo había inventado, ¿mezclar café con alcohol? Pura genialidad.

Prontamente recibió la bebida, y se aseguró de que las manos de él y el barman se tocaran al recibirlo. Tenía que aguantar toda la noche.

—¡Ey, ey, Way! —Reconocería esa voz en cualquier parte.

—Wentz —Contestó, llevando la bebida a sus labios.— ¿En cuánto tocan?

—En 15 minutos, ¿puedes creerlo? —Esa noche llevaba puesto el delineador negro que el chico le había recomendado que usara. No le atraía de esa forma, pero, Pete se veía impresionante. Digo, no era gay, ¿verdad? Los chicos pensaban eso de otros chicos todo el tiempo.— Quiero presentarte a nuestro guitarrista. Te aseguro que lo vas a amar, Way. ¡Ey, ey, Iero!

Gerard Way nunca se sintió tan atacado y desprevenido como en ese momento. Separó sus labios de la bebida a la velocidad de la luz, y dirigió su mirada hacia dónde hablaba su amigo sin perder un segundo.
No podía ser el mismo, no podía.
Pero, cuando el ojiverde notó una delgada y pequeña figura venir apretujado entre la gente de la pista de baile, se quedó sin aliento.

¡Era él! ¡Su chico de la farmacia! ¡Su salvador de los Jueves de tacos! ¡Su capitán de arroz!

—¿Gerard? —La rasposa voz del castaño lo sacó de sus estúpidas fantasías.

Sus blancas manos encontraron las manos llenas de tinta de Iero. Gerard quería quedarse sintiendo su mano por, más o menos, para siempre.

—¡Frank! —Exclamó, con demasiado entusiasmo.

—¿Ustedes ya se conocían? —Preguntó Pete, extrañado.

Es complicado —Contestaron al unísono, separando las manos y ambos volviéndose rojos como tomates.

Continue Reading

You'll Also Like

509K 81.4K 34
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...
909K 96.1K 139
1era y 2da temporada ♥️ Sinopsis: En donde Jimin es un Omega mimado y Jungkook un Alfa amargado, los dos se casan por sus propias conveniencias. ⚠️...
18.1K 2K 11
Faltan seis días para navidad, seis días para encontrar el amor. Adaptación de mi historia Jalonso del mismo título.
459K 46.8K 117
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...