Hola, yo soy Emily Guerrero tengo 17 años, voy a describir como soy, bueno, soy alta mido 1.79 , tengo el pelo rizado de color negro con las puntas moradas, soy morena y tengo los ojos marrones.
Les voy a contar el cómo empezó toda esta locura, todo comenzó cuando tenia 8 años, era tan inocente, no sabía de la patada de culo que me estaba preparando mi futuro.
<9 años atrás>
-Mami, mami!! Ven mira esto!
-Ya voy Emily, espérame- me respondió mientras se acercaba- ¿qué pasa?
-Mira mami, un conejo ¿me lo puedo llevar?- puse mi mejor cara de cachorrito- porfa ¿Si mami?
-No, Emily, ese conejo debe de tener su familia y si te lo llevas lo van a extrañar- dijo suavemente soltando un suspiro- además, ya tienes a tu perrita Samantha- volteó a mirar su reloj- es hora de ir a casa, ya es tarde.
-Está bien mami- me estiré ofreciéndole mi mano a mamá, ella con una sonrisa la tomó.
Estábamos en un parque y ya caminando para llegar a casa, en eso llamaron a mi mamá por teléfono, creo que era mi papá por lo poco que podía oír, mientras la conversación avanzaba mi mamá se veía cada vez más triste y no entendía el porqué, al colgar la llamada a mi mamá se le notaba preocupada.
-Emily mi vida, pase lo que pase cuando lleguemos a casa, promete me que siempre vas a hacerme caso en todo lo que te diga, ¿entendido?- me dijo agachada a para estar a mi altura, poniendo sus manos en mis hombros apretándolos levemente.
-Ma-mami ¿qué pasa?- tartamudeé un poco perdida por las acciones de mi mamá.
-Nada de lo que debas preocuparte, solo prométemelo ¿si?- insistió apretando más fuerte.
Yo solo asentí, ella se levantó y tomó nuevamente mi mano, seguimos caminando hasta llegar a casa, al entrar ví a papá hablando con un hombre, mamá me empujó suavemente diciéndome que fuera un momento a mi cuarto.
Me quedé quieta un momento viendo al señor, el hombre estaba vestido con una bata blanca, alto, cabello castaño y ojos negros.
Antes de irme para mí cuarto me dirigí al patio para buscar a Samantha y después ya ir con ella, es una cachorra de beagle, después de jugar un rato, la subí a mi cama cuando ví que se estaba quedando dormida, me estaba acomodando para durmiéramos juntas. En eso escucho a mamá y papá hablar con ese señor, estaban subiendo el tono de voz, pero mis párpados me estaban pesando.
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Me despierto, alguien estaba a mi lado mirándome y moviéndome para que despertara, abro mis ojos lentamente para ver que era mi papá, mi mamá, también estaba el señor que ví antes apoyado en la pared al lado de la puerta de mi cuarto y Samantha estaba aún durmiendo a mi lado.
-Papi ¿qué sucede, por que me despertaste?- dije bostezando al mismo tiempo que restregaba uno de mis ojos con mi puño.
-Hija- se detuvo por unos segundos antes de seguir- te quiero contar que tu mamá y yo, ya no te cuidaremos, ahora tu cuidador será Carlos- señaló al señor que tenía una cara de impaciencia- se que esto es algo raro, no quiero que nos mal entiendas, nosotros te amamos mucho pero mi pequeña, quiero que sepas que no tuvimos otra opción.
Veía a mamá llorar y llorar sin parar, yo estaba confundida, no estaba entendiendo lo que pasaba, me senté mirándolo fijamente.
-Mi niña, tienes que hacer caso a lo que te digan ¿Entiendes?- puso sus manos en mi cara apretando levemente mis cachetes, eso siempre lo hacía cuando era algo importante.
-Está bien papi, lo entendí te lo prometo- levanté mi meñique para sellar la promesa, papá rápidamente soltó mi cara para enlazar su dedo con el mio.
En eso siendo algo moverse, era mi cachorra que se estaba despertando por todo el ruido.
-Papi ¿Te puedo preguntar algo?
-¿Qué hija?
-¿Puede Samantha venir conmigo?
-No lo sé, le tienes que preguntar a el- señaló con su cabeza al señor Carlos.
-Señor, ¿me puedo llevar a mi perrita conmigo?, le juro que ella se va a portar muy bien- dije con la cara más adorable que pude acercandome a el con Samantha en brazos para mostrársela-
-Antes que nada dejame presentarme, Yo soy Carlos Perez- se agachó a mi altura dandome una sonrisa, soltó un suspiro antes de seguir- bien, mientras no cause destrozos no tengo problemas, pero no saldrá de tu cuarto- dijo en un tono firme.
-Gracias Carlos- yo solo le mostré una gran sonrisa.
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Después de un rato ya me encontraba dentro del auto de Carlos y el estaba conduciendo a no se donde, al pasar una largo rato llegamos a una especie de edifício en medio de un bosque, cuando Carlos aparca el auto, me ayuda a bajarme de este junto con Samantha y el nos lleva hasta lo que según el era mi nueva habitación.
-Aquí te quedarás hasta que yo o uno de mis amigos con bata blanca te busque ¿bien? Y por allá- apunta a el techo donde se encuentra una cámara- hay una cámara, es para verificar que no te pase nada ¿Ok?
Yo asiento con la cabeza un tanto confundida, pero después que me terminé de acomodar mis peluches en la cama, me puse a jugar con Samantha hasta cansarme, me subí a la cama y me puse en una posición cómoda me dormí.
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Me despierta un señor vestido de la misma forma que Carlos, yo voy abriendo los ojos poco a poco acostumbrándome a la luz.
-Vamos experimento número 11 tienes que despertar -dice el hombre con un tono de voz amargado-
-Yo no me llamo experimento 11, yo me llamo Emily -dije corrigiendole-
-No importa como te llames, lo más probable es que vas a terminar siendo otro error del que fallece al los pocos minutos... Ahora levantate que hay por mucho que hacer- esas palabras me confundieron, ¿qué es fallecer?
Bueno, me levanté y me puse mis zapatos, antes de irme acaricie a Samantha; el señor me llevo a caminar por un pasillo larguísimo hasta llegar a una puerta donde paramos y entramos, ahí se encontraban un montón de personas vestidas con batas y al fondo una maquina muy extraña en verdad, el señor me llevó a donde se encontraba la maquina,esta me daba un poco de miedo, me hizo entrar en la máquina para después cerrar la puerta que se encontraba detrás mio.
-Emily pase lo que pase no te asustes todo estará bien- dice la voz de Carlos, no sé de ponde venía- lo que haremos es encender la maquina y te dolerá un poco pero no te pasará nada malo, solo vamos a despertar los poderes que están dentro de ti ¿entendido?
-Poderes que genial, ¿podré volar y tener súper fuerza?
-Eso depende de los poderes que tengas en tu interior ahora relájate y nada malo te pasará ¿bien?
-Si- digo súper emocionada tendré poderes eso suena muy divertido-
Cuando encienden la maquina siento un dolor muy feo en todo mi cuerpo, el cual dura tan solo unos ¿minutos?, yo creo que fuero horas. Después de eso salgo de la extraña máquina, me sentía bien, ya no me dolía nada, al salir todos me miran impresionados y felices.
-Emily ¿como te sientes?, ¿te sientes diferente? y tus ojos cambian de color y mira tu cabello, las puntas ahora son moradas- me dice Carlos muy alegre-
Me miro en un espejo y mi cabello si esta como Carlos me dijo pero mis ojos siguen siendo marrones.
-Carlos mis ojos son del color de siempre- digo a Carlos, el cual me mira algo extrañado-
Después de que el me hicieran muchas preguntas y me revisaran en cuerpo, me llevaron a una cancha gigante, donde Carlos me dijo que hiciera muchas cosas para ver cuales eran mis poderes... Pasaron muchos días hasta que logramos que lanzara una bola de fuego con mis manos, cuando lo hice me asusté un poco por que creia que me había quemado las manos, no fué el caso. Carlos me dijo que cuando hice lo del fuego mis ojos eran vino tintos (como el de la imagen del principio)
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Hola peluchitos, si estan releyendo la historia se darán cuenta de que la edité un poco, no fué nada muy grave, a si que no te preocupes, no afectará mucho en la historia que ya leiste.