Un cuento torcido.

By justmessedup

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Rick y Daryl son lo ΓΊnico que queda del grupo, aΓΊn asΓ­, en medio de todo el caos y el dolor, se dieron cuenta... More

𝙇𝙖 π™›π™žπ™šπ™—π™§π™š.
ΒΏπ™Œπ™ͺΓ© π™šπ™§π™šπ™¨?
𝙑𝙖𝙒𝙀𝙨 𝙖 π™šπ™¨π™©π™–π™§ π™—π™žπ™šπ™£.
𝙑π™ͺπ™šπ™‘π™«π™š π™˜π™€π™£π™’π™žπ™œπ™€.
π™Žπ™ž π™šπ™¨π™©π™ͺπ™«π™žπ™šπ™§π™–π™¨ 𝙖𝙦π™ͺΓ­.
π˜ΌΓΊπ™£ π™©π™š 𝙦π™ͺπ™žπ™šπ™§π™€.
π™Žπ™žπ™šπ™’π™₯π™§π™š π™šπ™¨π™©π™–π™§Γ© 𝙖𝙦π™ͺΓ­.
π˜Ύπ™€π™£π™›Γ­π™– π™šπ™£ 𝙒í.
π™Žπ™šπ™₯𝙖𝙧𝙖𝙙𝙀𝙨.
"π™€π™£π™©π™žπ™šπ™£π™™π™€ 𝙑𝙀 𝙒π™ͺπ™˜π™π™€ 𝙦π™ͺπ™š 𝙑𝙀 𝙦π™ͺπ™žπ™šπ™§π™šπ™¨."
π™ˆπ™žπ™‘π™–π™œπ™§π™€.
𝙐𝙣 ΓΊπ™‘π™©π™žπ™’π™€ π™šπ™’π™₯π™ͺπ™ŸΓ³π™£.
π˜Όπ™‘π™œπ™ͺπ™žπ™šπ™£ 𝙦π™ͺπ™š π™¨π™žπ™šπ™’π™₯π™§π™š π™šπ™¨π™©Γ© 𝙖𝙝í.
π™”π™žπ™£π™œ π™”π™–π™£π™œ.
𝙏𝙀𝙙𝙀 𝙑𝙀 𝙦π™ͺπ™š π™žπ™’π™₯𝙀𝙧𝙩𝙖 π™šπ™¨ π™šπ™¨π™©π™€.
π™ƒπ™€π™œπ™–π™§.
𝙋𝙧𝙀𝙣𝙩𝙀.
𝙀𝙑 π™žπ™£π™žπ™˜π™žπ™€.
π˜Ύπ™žπ™˜π™–π™©π™§π™žπ™˜π™šπ™¨.
π™ˆπ™–π™‘ π™₯π™§π™šπ™¨π™šπ™£π™©π™žπ™’π™žπ™šπ™£π™©π™€.
ΒΏEres tΓΊ?
Hilltop.
Hecho para sobrevivir.
La trampa (Parte 1).
La trampa (Parte 2).
π˜Ώπ™š π™₯π™§π™šπ™¨π™– 𝙖 π™˜π™–π™―π™–π™™π™€π™§. (1/2)

π™ŽΓ­.

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By justmessedup


Después de dar prácticamente diez vueltas en menos de un minuto entre las sábanas y los brazos de Rick, Daryl decidió levantarse, frustrado y enojado con él mismo. Cada día que pasaba se encontraba peor. Sí, había días en los que se centraba tanto en Rick que olvidaba que él mismo estaba enfermo, pero algunas noches era insoportable, no podía estar más de cinco minutos tumbado sin sentir que se ahogaba. Apartó las sábanas de una patada y se levantó, soltando un gruñido. Fue directo hacia su bolsa para sacar de esta una pequeña cajita de pastillas que le había recetado Denise días antes, después de que se diera cuenta de que el único que tenía problemas de salud no era Rick. Daryl volvió a sentarse al lado de Rick en el colchón mientras tragaba un poco de agua de su botella y entonces se dio cuenta de que algo no andaba como los demás días; Rick parecía estar dormido. 

Él nunca había dormido desde que estaba transformado.

— ¿Rick? — Preguntó antes de acercarse. Puso su dedo índice bajo su nariz para poder comprobar si respiraba, pero como siempre, no lo hacía. Posó una de sus manos sobre su pecho, pero como siempre, no hubo respuesta. — Eh, venga. — Le sacudió levemente para poder conseguir alguna señal de que seguía con "vida", pero nada. Suspiró con fuerza y, tratando de tragarse toda su preocupación y nervios, le sacudió con algo más de fuerza hasta que el caminante volvió a abrir los ojos. Daryl se dejó caer en el colchón, aún sentado y suspiró, algo más aliviado, mientras observaba como Rick empezaba a despertarse. Parecía confundido, casi igual de confundido que él, pero poco después soltó un gruñido e hizo una mueca, como si estuviera quejándose de la manera en que lo había despertado. — Perdón, bello durmiente, me estabas asustando. — El caminante volvió a gruñir y Daryl esbozó una leve sonrisa, despeinando sus rizos con cariño.

Después de que ambos terminaran de despertarse, Daryl se levantó en busca de más ropa para Rick y así poder llevárselo más o menos presentable a Denise. — Hoy volvemos a ver a la doctora. Tenemos que contarle muchas cosas. — Rick parecía restarle importancia a lo que le estaba contando Daryl, mientras este le cambiaba el pantalón. — Bueno, sobre todo tú vas a ver a Denise, te voy a dejar solo con ella hoy. — Murmuró mientras le quitaba la camiseta y le ponía una nueva. El caminante le miró con una cara entre de terror y enfado, a lo que el cazador se limitó a responder con otra pequeña sonrisa. — Eres mayorcito ya como para que tenga que acompañarte a todos lados, eso es lo que solías decirme cuando estabas vivo y no quería seguir alguna de tus ordenes. Te llevas bien con Denise, no me necesitas. — El caminante gruñó mientras miraba de reojo a Daryl, parecía que no le había hecho mucha gracia la idea de tener que separarse del humano, pero este tenía cosas que hacer en Alexandria, no podía estar todo el día pendiente de él.

Terminó de arreglarlo con una camiseta blanca, una camisa de cuadros abierta y unos tejanos algo gastados, para después peinar un poco su cabello. Se apartó de él para poder admirar su trabajo y le dedicó una amplia sonrisa mientras el caminante miraba algo confundido su nueva ropa. — Te queda muy bien, deja de ponerme esas caras. ¿Te has levantado con el pie izquierdo hoy? — Murmuró Daryl mientras empezaba a arreglarse a él mismo con algo más de rapidez antes de empezar a rebuscar alguna camisa dentro de su mochila anaranjada. Sacó una del interior de la bolsa sin mirar y cuando ya se había desecho de la camisa con la que había dormido aquella noche y empezó a abrocharse la nueva, se dio cuenta de que le iba un poco más ancha de lo normal. Era la única camisa de Merle que había podido salvar de la prisión. El caminante se acercó al humano cuando notó que el ánimo de este había cambiado y Daryl se levantó del suelo, dedicándole una sonrisa fugaz para indicarle que estaba bien antes de agarrar todas sus cosas y las llaves de la celda para poder salir. Rick le agarró del brazo antes de que pudiera salir y suspiró, girándose para quedar cara a cara con el caminante. 

— Estoy bien, de verdad. — Susurró y se quedó mirando a Rick durante unos largos segundos, sin que este cambiara su expresión. Acabó por suspirar e inclinarse hacia él para dejar un suave beso sobre sus labios a lo que el caminante respondió con su gruñido alegre. — Que fácil es hacerte feliz, anda, vámonos. — Dijo entre risas, antes de empujarle con suavidad hacia a fuera de la celda.

*

— ¿Estás segura de que no te importa? — Daryl preguntó algo inseguro mientras ayudaba a Rick a sentarse en una de las camillas de la enfermería. Se volteó para poder ver a Denise, quién estaba rebuscando entre sus papeles con nerviosismo. — Te veo un poco nerviosa, si no quieres no tienes que...

— ¿Yo? ¿Nerviosa? Yo no estoy nerviosa, que tonterías dices. — Rió un poco antes de que un par de libretas se le cayeran al suelo y se agachó para poder recogerlas, haciendo que sus gafas cayeran al suelo también. Daryl alzó una ceja al ver aquello y Denise se levantó rápidamente, dejando sus libretas encima de la mesa con algo de torpeza y volviendo a ponerse las gafas, mirando fijamente a Daryl, quien ahora estaba intentando aguantarse una sonrisa. 

— ¿Qué?

— Las gafas, las tienes un poco... — Hizo un pequeño gesto con las manos para indicarle que llevaba las gafas un poco torcidas e inmediatamente se las recolocó, haciendo ver que no había pasado nada.

— Como te decía, estoy perfectamente bien, no me preocupa quedarme sola con un caminante sin el único humano en la tierra que puede controlarlo.

— Denise, le caes bien, tú no lo notas, pero yo sí. — Denise suspiró y empezó a agarrar todos los utensilios médicos que le harían falta para hacerle la revisión a Rick y los fue poniendo en un carrito metálico mientras Daryl volvió a acercarse a Rick. — Me voy ya, ¿me das un beso? — Murmuró solo para que pudiera escucharlo él y Rick bajó la mirada, tratando de evitar la del humano durante unos segundos. Daryl rodó los ojos, pero no se apartó de enfrente de Rick, esperando que este dejara de hacerse el enojado. Segundos después, el caminante suspiró y alzó el rostro para dejar un corto beso sobre los labios de Daryl, el cual soltó una pequeña risa. 

— Luego te veo, enojón.

— Mientras no estés, le haré una revisión normal para ver como se encuentra, cuando estés presente, si quieres, le hacemos las demás pruebas y me cuentas todo lo que me tengas que contar. — Le informó Denise a la vez que empujaba el carrito hacia la camilla donde se encontraba Rick.

— Está bien... Pórtate bien. — Le susurró a Rick, quien seguía sin mirarle. — Muchas gracias, Denise. — La doctora le dedicó una amplia sonrisa y estiró su puño antes de que Daryl se fuera, este lo miró con el ceño fruncido y terminó por golpear su puño con el de ella. 

— Aún no me des las gracias. — Dijo ella, dejando que el chico se fuera de la enfermería.

Nada más poner un pie en la calle, se encontró con Aaron al otro lado de esta. El hombre le dedicó una amable sonrisa como de costumbre y Daryl se la devolvió. Aaron había sido uno de los que más le había ayudado a integrarse en la comunidad, sabía que si necesitaba algo, lo que fuera, podía contar con él, y a veces se le hacía más fácil pedirle cualquier cosa al hombre antes que a Deanna, así que no tenía ninguna razón por la que mostrarse frío y distante con él.

— Ya hablé con Deanna sobre lo de ayer en la noche con Pete, va a hablar con él y esas cosas. — El hombre le informó mientras se acercaba a él, ensanchando la sonrisa a cada paso que daba. — Me alegro de que Rick al menos ya no sienta el dolor, si no le podría haber hecho daño de verdad.

— Lo sé. — Gruñó Daryl en voz baja. — No sé qué le hicimos para que siempre nos mire mal o suelte comentarios hirientes. No es como que a mí me haga mucha gracia estar en la situación en la que estoy.

— Pete es así. — Aaron suspiró, haciendo una pequeña mueca. — Tardará en acostumbrarse... ¿Ibas a hacer algo?

— Deanna me dijo que por aquella calle había la casa donde guardan las despensas, que me pasara a recoger algo para mi casa...

— Oh, la despensa... Yo también debo de recoger algunas cosas, Erik y yo casi no tenemos nada ya. Puedo acompañarte y así te enseño como va todo eso. — Aún no le dio tiempo ni a contestar, cuando Aaron empezó a andar en dirección hacia la casa en la que supuestamente guardaban toda la comida, haciéndole una pequeña señal para que lo siguiera. No tardaron mucho en llegar, Daryl trató de memorizar bien por que calles pasaban para poder volver solo la próxima vez, pero se le estaba haciendo casi imposible con todas las preguntas que le estaba haciendo Aaron.

— Y aquí está nuestro pequeño paraíso. -— Dijo Aaron entre risas a la vez que se adentraba al interior de la casa. Daryl le siguió sin pensarlo y alzo ambas cejas cuando vio toda la cantidad de comida que tenían almacenada en las diferentes habitaciones de la casa; era mucha más comida de la que pudieron tener nunca en la prisión.

— Te juro que no sé cómo podéis conseguir tantas cosas... — Murmuró Daryl, tomando una de las latas entre sus manos mientras la miraba con curiosidad.

— Las cosas buenas pasan, Daryl. — Aaron le sonrió, con cierto doble sentido en su voz, como si no solo se estuviera refiriendo a la comida y le pasó una bolsa para que pudiera meter en ella todo lo que necesitara. — Esto es como un supermercado, está todo más o menos clasificado en las diferentes habitaciones, al principio es un poco lioso, pero una vez te sabes donde están las cosas, es fácil.

Daryl siguió por todas las habitaciones y pasillos a Aaron, agarrando más o menos las mismas cosas que él, sin estar muy seguro que era lo que quería y lo que no. Llegaron a la parte donde se encontraban todos los dulces, por suerte habían bastantes donde elegir. Aaron parecía un niño pequeño agarrando cualquier dulce y golosina que encontrara por su paso, Daryl en cambio, llevaba todo el rato delante de una caja de chocolatinas con caramelo. Rick siempre había mencionado que le gustaban aquellas chocolatinas y siempre se quejaba de cuánto le gustaría volver a comer alguna algún día. Echó una dentro de la bolsa para él mismo y se quedó con la otra en la mano; Rick no quería comer comida de humano. Cualquier cosa que Daryl le intentara dar, la escupía de mala manera, no sería posible darle aquello sin que se lo vomitara encima. Iba a dejar la chocolatina de nuevo en la estantería cuando de golpe sintió de nuevo aquel sentimiento de culpa. Tal vez cuando volviera a ser humano le apetecía... Suspiró profundamente, tratando de convencerse a si mismo de que algún día volvería a ser el mismo de antes y podría comerse aquello, acabando por tirar la chocolatina dentro de la bolsa. Se giró para irse de una vez de aquella habitación, cuando vio a quien probablemente, menos ganas tenía de ver ahora mismo. Jessie Anderson, la mujer de Pete. La chica no le había hecho nada, al contrario, nunca hizo ningún mal comentario sobre la pareja, pero el hecho de que estuviera casada con Pete, no le hacía ninguna gracia.

— Oye, Daryl... — Empezó a hablar la rubia con la voz algo temblorosa. Parecía que tenía miedo de mirarle a los ojos y no paraba de moverse de un lado al otro. — Sé lo que pasó ayer con Pete y Rick, y quiero que sepas que no fue con mala intención... Quiero decir, Pete es algo impulsivo y...

— Claro que no fue con mala intención, solo le clavó una navaja en el pecho. — Soltó irónicamente el chico, antes de intentar escapar de aquella situación e irse lejos. No tenía ganas de hablar ahora mismo, y mucho menos sobre el tema de Pete, lo único que le apetecía era salir corriendo hacia la enfermería y quedarse lo que quedaba de día abrazado a Rick tras recordar lo que pasó aquella noche.

— Lo sé... Si hay algo que quieras o necesites, puedes venir...

— Lo único que necesito es que mantengas a tu marido alejado del mío. — Soltó Daryl secamente. Aaron, quien se encontraba a escasos pasos de los dos, alzó ambas cejas sorprendido por la contestación de Daryl, Jessie en cambio, se limitó a asentir levemente con la cabeza y terminó por irse a buscar más comida, dejando a los dos hombres solos en la habitación. Aaron se giró un poco hacia a Daryl, estaba a punto de decirle algo, pero el otro soltó un fuerte suspiro.

— Ya sé que no tenía que hablarle mal, me salió solo. — Gruñó Daryl antes de echar un par más de dulces en su bolsa. Ni siquiera le gustaban los que había elegido, solo le gustaban a Rick. Empezaba a pensar que su cerebro ya solo pensaba en Rick y en mantenerlo a salvo de cualquier cosa, ya ni pensaba en él mismo.

Aaron siguió a Daryl de nuevo hacia la calle cuando vio como este salía de la casa a toda velocidad, como si de golpe necesitara huir de aquel sitio. A Aaron siempre se le había dado bien leer a las personas como si fueran libros, y en el poco tiempo que había pasado con Daryl, ya sabía perfectamente que clase de persona era. No era malo, al contrario, pero era impulsivo y hacía siempre lo que le guiaba su corazón, sabía que no había querido hablarle mal a Jessie y que algún día se disculparía, pero no le culpaba, no podía ni imaginar por lo que estaba pasando en esos momentos con Rick. Daryl se giró para verlo y echarle una mirada de inseguridad, sin saber qué se supone que tenía que hacer ahora. Aaron le acompañó a su casa para dejar la bolsa y después fueron ambos hacia la casa que compartían Aaron y Erik. Aaron le invitó a pasar, y Daryl, aunque dudó un poco al principio, terminó por aceptar la propuesta. Aaron le explicó que Erik estaba en una misión fuera de Alexandria, como de costumbre, mientras Daryl analizaba el lugar milímetro a milímetro. La casa de la pareja estaba impecable y bien decorada, todo parecía estar en el sitio indicado, sin mencionar el olor a perfume nada más entrar al recibidor. Las paredes estaban decoradas con fotos de la pareja, lo que hizo que Daryl esbozara una leve sonrisa.

— ¿Tienes fotos con Rick? — Le preguntó Aaron, quien llevaba mirándolo de reojo todo el tiempo.

— Ajá. — Murmuró Daryl sin apartar la mirada de una de las fotos. — Glenn tenía una cámara... Luego encontramos otra, a Rick le gustaba mucho hacer fotos a cada rato. Ya no las miro nunca, pero las sigo guardando de todas formas.

— Deberías mirarlas. — Dijo Aaron con una sonrisa triste. — Son recuerdos, los recuerdos son los que nos hacen quien somos. — Murmuró en voz algo más baja y se dirigió hacia el patio, a lo que Daryl le siguió sin casi pensarlo. Una vez ahí, se sentaron en el porche, uno al lado del otro. Daryl sacó una cajetilla de cigarros y posó uno de ellos entre sus labios antes de encenderlo; le ofreció uno a Aaron, pero este negó levemente con la cabeza, poniendo la excusa de que no fumaba a esas horas de la mañana, Daryl se limitó a soltar una leve risa. Estuvieron un par de minutos en silencio, casi solo se escuchaba la brisa del viento mientras Aaron tenía la mirada fijada en el pequeño de los Dixon, quien seguía fumando.

— Rick y tú, ¿qué sois? — Preguntó Aaron, finalmente rompiendo el silencio. Daryl giró el rostro, mirándole con gran confusión antes de volver a soltar una pequeña risa con la misma expresión en su rostro.

— ¿Qué quieres decir?

— Cuando te encontramos y hablamos contigo por primera vez, no dijiste que Rick era tu novio, luego lo admitiste y ahora hace un rato, cuando le hablaste mal a Jessie, hablaste de Rick como si fuera tu marido. — Aaron no apartó la mirada del rostro de Daryl mientras hablaba. Daryl negó con la cabeza, dándole una leve calada al cigarrillo. — ¡Lo hiciste! Dijiste que mantuviera a su marido alejado del tuy...

— Ya sé lo que dije. — Le cortó antes de que pudiera terminar la frase y apoyó su espalda en la columna de madera que tenía detrás de él, girando todo su cuerpo en dirección a Aaron, quien ahora parecía un poco más decaído por culpa de como le había respondido. Tenía que empezar a controlar sus cambios de humor, a veces olvidaba que esta gente seguía siendo igual que la civilización del pasado y no eran como su antiguo grupo; ellos estaban acostumbrados a tener siempre malos días y mal humor, esta gente era demasiado distinta. — Está bien... Pregunta.

— ¿Que pregunte el qué?

— Lo que quieras sobre nosotros. — Dijo, alzando una ceja al ver como la cara de Aaron se iluminó de felicidad ante su propuesta y cambio de posición a la velocidad de la luz para imitar su pose, quedando cara a cara con él.

— ¿Es tu novio o tu marido? Porque me tienes confundido con todo lo que acaba de pasar. Le vi el anillo a Rick, pero a ti nunca te vi ningún anillo puesto, llegué a pensar que sería de otro matrimonio, pero ahora...

Daryl volvió a reír mientras echaba el humo de su última calada. — Estuvo casado antes, pero guardó el anillo de su antiguo matrimonio cuando llevábamos un tiempo juntos.

— ¿Entonces el que lleva ahora puesto es por ti? — Preguntó con la misma curiosidad que antes y esbozó una amplia sonrisa cuando vio a Daryl asentir muy levemente con la cabeza. — ¿Y tú por qué no tienes anillo?

— Sí lo tengo.

— Pero no lo llevas puesto.

— Sí lo llevo puesto.

Aaron lo miró con una mezcla de frustración y confusión que hizo que Daryl volviera a reír, haciendo una pequeña mueca como disculpa cuando vio que Aaron seguía con la misma cara de no entender nada. Daryl apartó un poco el cuello de su camisa y fue entonces cuando el otro hombre vio la cadenita plateada que colgaba del cuello del cazador, metiendo una de sus manos luego dentro de su camisa para poder sacar por completo el collar por fuera de su camisa. De la cadenita colgaba un anillo también plateado idéntico al de Rick.

— Rick siempre fue más cuidadoso que yo, él podía llevar anillos sin ningún problema, yo seguramente lo hubiera perdido tarde o temprano si me lo dejaba en el dedo, así que lo llevo ahí colgado siempre.

— ¿Entonces es verdad que es tu marido?

— Más o menos.

— Lo siento, pero me encantan las bodas, tienes que contarme todo lo que pasó. — Dijo Aaron entre risas antes de arrastrar la bolsa de comida hacia él y sacar de esta una bolsa pequeña de palomitas de bolsa. Daryl alzó una ceja al ver la imagen de Aaron, esperando que le contara algo que nunca había contado a nadie mientras comía palomitas. — ¿Qué? Solo me preparo. Cuenta.

— ¿Desde el principio?

— Desde el principio. — Asintió Aaron sonriente, llevando un puño llenó de palomitas hacia su boca, lo que hizo que Daryl soltara un suspiro y carraspeara un poco antes de empezar a hablar.

— Fue cuando él y yo ya estábamos solos del todo... Siempre había bromeado antes de que algún día iba a pedirme que me casara con él, pero yo nunca le hacía caso, pensaba que nunca lo iba a hacer. — Susurró mientras desviaba la miraba hacia el cielo y soltaba una pequeña risa, evitando la mirada de Aaron, quien le estaba mirando mientras esbozaba una tierna sonrisa ante la historia de Daryl. — Rick y yo nunca tuvimos una casa fija, nos movíamos mucho y una vez estuvimos viviendo durante bastante tiempo en un centro comercial. Dormíamos en una tienda de colchones. — Aaron interrumpió su historia con una pequeña risa antes de hablar.

— Es una buena idea.

— Fue mía. — Dijo Daryl orgulloso, antes de reír con él. — Fue la mejor casa que tuvimos, en realidad, en un supermercado hay de todo. Rick a veces se iba a buscar comida o ropa mientras yo seguía dormido. Teníamos una pequeña cabaña hecha con sábanas, mantas, lucecitas y el colchón de matrimonio claro, como cuando eres pequeño y juegas a las cabañas, pues así. Rick decía que era por si acaso entraba alguien al centro comercial, que no nos viera directamente, yo sigo pensando que lo hizo solo porque quería jugar un rato a las cabañas. Dormíamos ahí dentro siempre, los dos juntos, era una tontería, pero me gustaba pasarme los días ahí dentro con él. Un día yo estaba durmiendo aún en la cabaña y Rick no paraba de hacer ruido fuera...

 ¡Rick! — Exclamó Daryl entre el montón de mantas en las que estaba envuelto.  ¿¡Qué mierda haces!?

— ¡Nada, duérmete quieres! — Rick le devolvió el grito desde fuera de la tienda antes de que se escuchara como se rompía un cristal.  ¡Luego subo, estoy buscando comida!

Daryl bufó, resignado por haber despertado solo y por culpa de todos los ruidos de los cristales, a diferencia de como solía despertarse, con su novio al lado. No tardó mucho en volverse a dormir, ya que llevaba varios días sin poder dormir muchas horas seguidas y estaba extremadamente cansado. Minutos después, pudo sentir el peso de Rick sobre el otro lado del colchón.

— Daryl.

 Mh...

— Daryl, despierta.

 ¿Qué hora es...?

 Casi las doce del medio día.

 Mh... Me da igual, quiero dormir... — Y dicho aquello, volvió a envolverse en las mantas, dándole la espalda a Rick. El ex sheriff empezó a sacudir a Daryl entre risas, dejando muchos besos sonoros en una de sus mejillas para que se despertara de una vez. Daryl soltó un gruñido y apartó todas las mantas de encima para poder sentarse de mala gana en el colchón. — ¿Qué quieres? — Murmuró de mal humor.

 Buenos días. — Dijo aún riendo, antes de inclinarse para besar sus labios de la misma forma sonora. — ¿Te he dicho que estás muy guapo recién despierto?  Parpadeó un par de veces, sonriéndole ampliamente, ignorando el mal humor con el que se había despertado.

 Sí, sobretodo después de la nochecita que me has dado.  Murmuró Daryl, tratando de apartar el cabello de su rostro y recolocar bien su bóxer, antes de ponerse una de sus camisas.

— ¿No te gustó?  Daryl le miró a través de su flequillo, empezando a abrochar su camisa en silencio.  ¿Te duele el trasero?

 Imbécil. — Susurró Daryl antes de golpearlo en la cara con una de las almohadas. Rick cubrió su rostro con sus manos mientras trataba de protegerse de los golpes de Daryl, riendo con fuerza antes de alzar ambas manos como signo de que se rendía. — Eres un imbécil, en serio.  Volvió a golpearle, aprovechando que había apartado las manos de su rostro. Rick terminó por devolverle el golpe con otra almohada, y aquello acabó siendo un ir y venir de almohadas voladoras, hasta que Rick se abalanzó sobre Daryl en forma de juego. No sabía cuanto tiempo estuvieron forcejeando de broma entre risas, pero sin darse cuenta terminó tumbado boca arriba con Daryl sentado sobre su cintura.  Estás perdiendo facultades, Grimes.  Vaciló Daryl sobre el sheriff antes de soltar una carcajada. Rick le hubiera devuelto el comentario, hubiera intentado dejarle mal, pero no podía devolverle nada cuando le tenía encima suyo riéndose, le era imposible arruinar las vistas que tenía en esos momentos.

 Tengo algo para ti.  Soltó de golpe mientras acariciaba uno de sus muslos, cambiando el tema de conversación radicalmente.

— ¿Un regalo?  Preguntó Daryl, tratando de evitar que se notara mucho la ilusión que le hacía la posibilidad de que Rick le hubiera traído un regalo. Rick sabía perfectamente que Daryl nunca había recibido muchos regalos durante toda su vida, y cualquier cosa que le regalase, aunque fuera una tontería, a él le hacía la misma ilusión que a un niño pequeño la noche de reyes.

— Cierra los ojos.  Le indicó Rick a la vez que se recompuso en el colchón. Daryl salió de encima suyo y se sentó a su lado antes de cerrar los ojos, esperando las indicaciones de Rick.  No los abras, eh.  Susurró entre risas mientras buscaba el "regalo" de Daryl. Cuando encontró la pequeña cajita que buscaba, volvió a girarse hacia Daryl, quien seguía con los ojos cerrados y se acercó a él para besarlo rápidamente antes de tomarle de las manos y dejar la pequeña cajita entre ellas. — Ya está, ábrelos.

Daryl abrió los ojos rápidamente y bajó su mirada hacia sus manos directamente, frunciendo el ceño al ver una caja de cerillas entre sus manos. Volvió a mirar a Rick con la misma expresión, quien estaba tratando de no soltar una carcajada al ver la cara que había puesto Daryl.  ¿Es una indirecta para que deje de fumar? — Preguntó, antes de dedicarle una sonrisita irónica.

— No, aunque podría.  Rió Rick antes de tomar sus manos entre las suyas, apretándolas con suavidad. — Sé que no te gustan las cursilerías y no quería que adivinaras lo que hay dentro, lo hubieras adivinado con la caja de verdad.  Daryl alzó la mirada de las manos de ambos hacia la mirada de Rick, quien estaba mirándolo fijamente y volvió a mirarlo algo confuso, sin entender por donde estaba yendo Rick. — Tú calla y déjame hablar, que te conozco y sé que me vas a interrumpir.

— Vale, vale, te escucho.  Dijo Daryl entre risas, sin apartar las manos de las de Rick, ni desviar la mirada.

— Mh, a ver, yo... O sea, tú, tú y yo... — Rick intentó empezar a hablar, pero por primera vez desde que se había auto proclamado líder del grupo, no sabía que decir, ni cómo decirlo, hasta le temblaba un poco la voz. Se quedó en silencio un par de segundos observando a Daryl, quien estaba mirándole expectante, mordisqueando una pequeña parte de su labio inferior mientras le sonreía levemente. No sabía si era por la luz que entraba entre los huecos de las sábanas que impactaban directamente en el rostro de Daryl y hacían que sus ojos se iluminaran y fueran más azules de lo normal, que los mechones de su cabello ahora tuvieran reflejos más rubios, y él en si brillara aún más, o el hecho de poder tenerlo ahí con él, recién despertado, aún sin haberlo hecho del todo, relajado, con el pelo revuelto y la sonrisa que hacía que Rick se desviviera por ella, no sabía por qué era, pero en ese momento Daryl le pareció el ser humano más precioso que se había encontrado en la vida, y eso le ponía aún más nervioso. No podía creerse que es lo que estaba a punto de decirle, estaba a punto de mejorar su relación o empeorarla.

 ¿No sabes qué decir ahora? — Daryl susurró en voz baja, recordando que minutos antes le había pedido que no le interrumpiera, antes de empezar a reír flojo.

 Lo único que sé de verdad es que te amo.  Dijo de golpe después de haber estado tanto rato tartamudeando, lo que hizo que Daryl dejara de reírse al escuchar aquellas palabras y se pusiera serio de golpe.  Y lo llevo sabiendo desde hace mucho tiempo. No te puedo prometer que vamos a estar bien, porque no lo sé, no sé nada, no sé si vamos a vivir 50 años más o si vamos a morir mañana, lo único que sé es que te amo y quiero pasar los malditos días que me queden contigo, porque eres lo único bueno que tengo. Y no sabes lo mucho que me alegro de que sigas aquí después de todo, no te puedo explicar lo que siento cuando me despierto y veo que estás conmigo, no lo sé explicar, pero quiero que sepas que es el mejor sentimiento del mundo, todos los que tengan que ver contigo lo son, hasta cuando te ríes de mí porque soy un asco usando la ballesta.  Rick terminó exclamando, un poco más fuerte de lo que le hubiera gustado y levantó el mentón de Daryl para que le mirase a los ojos cuando se dio cuenta de que este tenía la mirada fija en la cajita de cerillas.  Pensaba que había encontrado el amor y todas esas cosas con Lori, pero no tenía ni la más mínima idea. Eres el amor de mi vida, Daryl. Eh... — Murmuró cuando vio como Daryl volvía a apartar la mirada para tratar de ocultar el rubor de sus mejillas y como los ojos se le empezaban a aguar y volvió a fijar la mirada en la de Rick. — Lo eres, y lo serás por el resto de mis días y ya sé que yo voy a amarte hasta el último de mis días, pero esto es para asegurarte de que, cuando encontremos el momento, si el mundo vuelve a ser como antes o encontramos un buen sitio, no importa cuanto tiempo haya pasado, yo voy a seguir queriéndote tanto como para casarme contigo.  Daryl hizo una pequeña mueca al entender por fin de qué iba todo el rollo de la cajita y miró a Rick, quien estaba esperando que la abriera. La abrió lentamente, como si tuviera miedo de hacerlo y soltó un fuerte suspiro cuando no vio ninguna cerilla y  en su lugar vio dos anillos en su interior.  Lo siento por despertarte con los golpes esta mañana, tenía que robar una joyería para pedirle matrimonio a mi novio. — Rick tragó nervioso, esperando algún tipo de respuesta de Daryl y sintió como un gran peso se le quitaba de encima cuando escuchó la risa de este ante su comentario.

— Eres un imbécil. — Dijo, aún con la mirada fija en los dos anillos, antes de apartar una pequeña lágrima de una de sus mejillas sin que Rick lo viera.

 Lo sé, me lo dices a cada minuto. — Rió el ex sheriff antes de acercarse un poco más a Daryl y sacar los dos anillos de la cajita.  Entonces... ¿Vas a querer casarte conmigo?

— Sí.  Daryl esbozó una amplia sonrisa a la vez que fijo su mirada en la de Rick, quien lo estaba mirando con una cara de asombro que nunca había visto en él, como si no creyera en lo que acababa de pasar. Claro que me quiero casar contigo... Imbécil.  Volvió a reír con fuerza cuando Rick chocó prácticamente sus labios contra los de él, besándole con una gran sonrisa en su rostro. Rick se apartó de él para poder poner el anillo en uno de sus dedos y luego le pasó el otro para que Daryl hiciera lo mismo con él.

— ¿Hasta que un caminante nos separe? — Susurró entre risas mientras observaba a Daryl, quien le estaba mirando con una ceja alzada. — Ni se te ocurra llamarme imbécil. — Le advirtió antes de volver a reír con él y empujarlo para que se tumbara en la cama, poniéndose encima suyo después.


— Esa frase solía hacerme gracia, ya no me la hace, la verdad. — Aplastó la colilla contra el suelo cuando se terminó el cigarro y volvió la mirada hacia el hombre que tenía en frente. — ¿Aaron? ¿Estás bien?

— Sí, sí, estoy perfectamente. — Dijo, a la vez que pasaba una de las mangas de su chaqueta bajo sus ojos para limpiar las lágrimas que caían por sus mejillas. — Siempre me ponen sensibles estás historias. — Daryl lo miró de reojo, acabando por esbozar una media sonrisa. Tal vez no debería haberle contado la historia entera, no parecía que fuera a parar de llorar pronto.

*

— Hey, mira quien está aquí. — La voz de Deanna fue lo primero que escuchó al entrar de nuevo a la enfermería. Aún no había ni podido cerrar la puerta cuando el caminante se le echó encima y lo abrazó con su fuerza sobrenatural.

— Hola, hola. — Trató de corresponder su abrazo, aunque Rick estaba demasiado ocupado en pegarse a su cuerpo todo lo posible y no separarse lo más mínimo de él. — ¿Se ha portado bien?

— Muy bien. — Le sonrió ampliamente Denise al volver a verle. — Creo que ya me considera su amiga y todo.

Daryl le sonrió con ternura al caminante mientras este le admiraba sonriente y acarició su cabello con suavidad, para después besar su frente. — ¿Ves? Si en el fondo no estabas tan enfadado como querías parecer. — Le susurró antes de que el caminante soltara un gruñido de felicidad.

Denise le puso al día de todo lo que le había revisado, y por suerte, Rick mostraba signos de mejora. La descomposición había disminuido, y sus reflejos ahora parecían más activos, pero aún así había algo que le impedía avanzar con más rapidez. Daryl le explicó a Denise lo que pasó la noche anterior en el baño, cuando Rick lo llamó por su nombre. Pensaba que se estaba volviendo loco, que lo había soñado, pero no, Denise le confirmó que Rick empezaba a hacer sonidos que no eran propios de los caminantes. Todo apuntaba a que Rick había mejorado gracias a lo que más temían, a la sangre de Daryl, pero Denise temía que si era la sangre de Daryl lo que le había ayudado, para devolverlo a la vida, necesitaría una gran cantidad de sangre y no sabía si el cuerpo de Daryl, en las condiciones que estaba, podría aguantar.

También le enseñó alguna radiografía, apuntes, papeles y más papeles, si no fuera porque Denise le estaba explicando todo, no entendería nada. Todo parecía bien, normal, Rick estaba muerto pero no se descomponía tan rápido, hasta que Denise le enseñó una hoja llena de rayas.

— ¿Qué es esto? — Preguntó Daryl mientras trataba de entender todos los papeles.

— Las rayas rojas son la presión sanguínea, la circulación y el corazón, las rayas azules son la actividad cerebral. Deanna y yo estuvimos hablando con él mientras estaba conectado a la máquina. — Denise cambió los papeles para mostrarle uno donde no habían muchas alteraciones en las rayas. — Esto es cuando le hablábamos sobre Alexandria, sobre la gente del pueblo y ese tipo de cosas. Y estos... — Cambió de papeles, ahora las líneas estaban por todos lados, creando montañas puntiagudas sin parar. — Aquí es cuando le hablamos sobre ti. Así que sí, es lo que temíamos. Rick sigue con vida por ti, sino sería un caminante normal.

— Pero eso no son malas noticias. — Le interrumpió Deanna. — Aunque tú eres la razón de que siga con vida, el hecho de que se acuerde de ti, ya lo hace especial, podría seguir siendo la cura.

— Exacto... — Siguió Denise. — Hemos pensado en algo, pero necesitamos tu consentimiento.

— ¿El qué?  — Preguntó Daryl con una ceja alzada, no muy seguro de si le iba a gustar la idea.

— La cosa sería inyectarle una cantidad importante de tu sangre a Rick. Empezaríamos por dosis pequeñas para comprobar si la cura de Rick la tienes tú o es otra cosa.

Justo cuando Daryl iba a contestar, un grupo de personas entró gritando a la enfermería con Erik en brazos, un caminante le había mordido en el hombro y no podían amputarle nada. El pobre ya estaba igual de blanco casi que Rick y casi ni podía mantener los ojos abiertos, Aaron entró después, llorando al borde de un ataque de histeria. Daryl mantuvo a Rick alejado de todo el grupo de gente, no quería que el olor de sangre activara de nuevo su lado de caminante, pero lo único que hizo fue pegarse a Daryl, tratando de no ver aquella escena. Tumbaron a Erik en una camilla y Denise revisó su mordida, no parecía tener ninguna cura.

— Necesitamos probar algo. — Dijo Denise, girándose hacia la pareja.

— ¿Puedes ayudarlo? — Preguntó Aaron entre sollozos, sujetándose de Tobin y Nicholas, quien trataban de mantenerlo en pie.

— Rick, tal vez. — Volvió a girarse hacia Daryl, quien tenía a Rick protegido entre sus brazos. — Si le inyectamos la sangre de Rick a Erick, podría parar la transformación.

— Pero si le inyectas sangre de caminante, le estarías infectando. — Replicó Deanna.

— Ya está infectado, no perdemos nada.

Aaron miró a Daryl, quien le devolvió la mirada. No le hacía ninguna gracia que usaran a Rick como un conejito de indias, pero era Erik, el novio de Aaron, le veía ahí tumbado, blanco, y no podía evitar acordarse del día en que se pasó toda la noche con Rick, esperando que muriese lentamente, sin nadie que pudiera ayudarlos. Ahora ellos podían hacerlo; quería ayudarlos y sabía que si Rick estuviera ahí también lo haría. Daryl asintió con la cabeza, y en menos de un minuto, ya tenían a Rick tumbado en la camilla de al lado.

Rick parecía algo inquieto al no saber que es lo que estaba pasando, así que Daryl se sentó a su lado, girando su rostro para que no pudiera ver nada que no fuera él mientras Denise le sacaba sangre.

— Estoy aquí, tranquilo. — Le susurraba mientras acariciaba su mejilla, tratando de tranquilizarlo, aunque Rick no paraba de quejarse en murmuros. — Va a salir bien, no voy a dejar que te hagan nada malo, tranquilo.

Denise sacó dos potecitos de sangre y se dirigió directamente hacia Erik para inyectarle la sangre, primero un tubo, pero al ver la impaciencia de Aaron, le inyectó el otro. En una hora y media, Erick ya no tenía ningún síntoma, solo la herida de la mordida, la cual Denise se ocupó de coser. Quien seguían en la enfermería, Denise, Deanna, Aaron y por supuesto Rick y Daryl, no sabían qué decir, ni siquiera podían asimilarlo.

— Sigo sin creer en Dios, pero si me dijeran que Rick, lo es, me lo creería. — Soltó Denise antes de colocar una toalla fría sobre la frente de Erick. Pronto todos rieron por el comentario de Denise y empezaron a hablar sobre cómo podían tratar a Rick después de lo que habían visto. Daryl por su parte, seguía al lado de Rick en la camilla, jugando con los mechones de su cabello mientras el caminante seguía tumbado, ahora totalmente relajado.

— Vas a volver. — Le aseguró Daryl con una pequeña sonrisa, la cual Rick le devolvió. Ahora sí que no tenía ninguna duda de que Rick era especial, y haría cualquier cosa para que su novio volviera aunque eso significara darle dos litros de sangre, no le importaba. Iba a luchar por él, al igual que el Rick humano lo estaba haciendo por Daryl.



**

CHAN. Hola, hola, esta vez pude actualizar más rápido, yay!!!!!

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Qué creen que es la cura de Rick? Tal vez no es lo que parece asjdkd.

Muchas gracias por los comentarios, me río harto cuando van comentando partes del capítulo JAJAJAJAJA LOS AMO!!!❤❤❤❤

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