Acuario.
—Se preguntaran porque los he reunido aquí. —Crucé mis brazos mientras sonreía de lado.— Bueno, es hor-
—Deja las tonterías para después, Acuario. —Capricornio me interrumpió mientras se recostaba en el respaldo del asiento— Nos dijiste ayer por mensaje la razón.
—Aguafiestas. —dije mientras me llevaba un mano al pecho como si me hubiera ofendido— Bueno, ya que Capricornio no me dejo terminar mi frase de entrada, supongo que debere ir directo al grano. —Miré a las personas que me rodeaban. Capricornio con su usual rostro serio, con su mirada en otro lado, ya que era evidente que no le interesaba en absoluto lo que estaba pasando o diciendo. Cáncer, jugando nerviosamente con la servilleta y Leo, quien mandaba mensajes por su celular. Le quite él teléfono a la última.
—¡Hey! —reclamó ella, mientras intentaba recuperarlo.
''Estamos en una reunión importante, así que métete tus mensajes por donde te entren.'' teclee a quien fuera que mi amiga le estaba hablando.
—¡Es mi celular! ¡Deja de mandar mensajes! -—chilló Leo. Entre los manotazos de la rubia, teclee letras y palabras sin sentido, que terminaron ''accidentalmente'' siendo enviadas.
''...'' Aries respondió.
—¡Basta! —gritó Capricornio mientras me arrebataba el celular de las manos y lo ponía en uno de sus bolsillos— No más celular para ti. —dijo señalando a Leo— Y menos para ti. —Se dirigió a mi. Yo y mi amiga bufamos.
Cada uno volvió a su asiento y tomamos de nuestros cafés. Miré a Cáncer, quien aún no decía nada y seguía doblando a la pobre servilleta. Todos estaban en silencio, Capricornio mirando a la nada con el ceño fruncido, Leo con los brazos cruzados mientras miraba con los ojos entrecerrados a Capricornio, y yo mirándolos.
—¿Y si hablamos acerca de lo que vinimos a hablar? —sugirió tímidamente Cáncer, quien apenas levantó la mirada para hablar.
—¡Si! ¡Estupenda idea! —dijo Leo mientras apoyaba ambas manos bruscamente en la mesa, causando que Cáncer diera un pequeño salto de sorpresa. Yo solté una pequeña risa ante esto. Cáncer y Leo eran muy distintas. Muy. Incluso se podía notar a kilómetros de distancia que la personalidad de la rubia de alguna forma intimidaba a chicas como Cáncer, quien era más callada y dulce. Leo por el otro lado no tenía miedo a abrir la boca, lo que era una cualidad tal y como a veces podía jugarle en contra.
—Bueno, el viaje. —me aclaré la garganta— ¿Alguien tiene alguna idea de a donde podríamos ir?
—Tiene que ser un lugar grande, tomando en cuanta que somos doce personas —dijo Capricornio mientras se acercaba la taza de café a los labios.— Tampoco puede ser muy caro.
—Pero no puede ser el lugar mas barato que encontremos —añadió Leo, mientras apartaba un mechón rubio que había caído sobre su rostro— No quiero dormir en cualquier lado solo porque sea ''barato''.
—Muy cierto. —dije— Ya sabes, lo barato sale caro.
—No estoy diciendo que vayamos a dormir bajo un puente. —dijo Capricornio, mientras se volvía a apoyar en el respaldo de la silla— Sólo que tengamos en mente el precio.
Los cuatro nos quedamos en silencio pensando por unos minutos, era visible que ninguno tenía una buena idea. Hace unos cuantos días, con Géminis habíamos tenido la idea de irnos los cuatro días festivos que se acercaban con algunos amigos a alguna parte. Yo le hable de esto a Libra y Leo. Géminis a Aries y Sagitario. Libra a Piscis. Piscis a Cáncer y Tauro. Cáncer a Virgo. Virgo a Capricornio y Escorpio. Y finalmente terminamos siendo doce personas, lo que era estupendo, entre más mejor. El único problema era que no teníamos ni idea de a donde ir y debido a que éramos un gran número, también era complicado encontrar donde quedarnos. Por esta razón, habíamos decidido que los cuatro, Capricornio, Cáncer, Leo y yo organizaríamos el viaje.
—A este paso, los días festivos van a llegar y aún estaremos aquí. —bromee, lo que logró que Leo y Cáncer rieran y que Capricornio sonriera.
—De hecho... —dijo de repente Cáncer— Creo que tengo una solución. Los padres de Tauro tienen una casa bastante grande. Estoy segura de que doce personas caben en ella. —siguió ella, mientras sonreía entusiasmada.— Tiene piscina, y esta cerca de la playa.
—Eso suena casi perfecto. Eso resuelve el tema del precio y además el clima esta empezando a ponerse más cálido. —dijo Leo sonriendo.— Casi. Cáncer, ¿crees que Tauro pudiera ofrecer la casa de sus padres, y que ellos la dejen?
Los tres miramos expectantes a la chica de grandes ojos azules, pero ella se enderezó y sonrió confiada.
—Yo puedo ayudarla a convencerlos, y estoy segura de que ella no tendrá problema. —respondió la chica.— Siempre y cuando no provoquen destrozos. —dijo repentinamente seria.
—Confía en nosotros. —Sonreí. —¡Misión cumplida! ¡Choquen los cinco!
—¿Qué?... -empezó Capricornio.
—¡Choquen los cinco! —grite nuevamente y todos chocamos las palmas.
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Capricornio dejo de escribir ir fiablemente en su libreta y levantó la mirada.
—La lista de cosas esta terminada. —dijo en un suspiró mientras yo y Leo aplaudíamos.— También está resuelto el tema del transporte, yo y Virgo tenemos licencia, y autos.
—¡Fantástico! —sonrió ampliamente Leo.
—Supongo que eso es todo. —reí mientras empezaba a ordenar mis cosas para irme.
—Lo único que queda es lo más importante. —añadió Cáncer.— La casa en la playa.
—Si quieres puedo acompañarte a hablar con Tauro del tema. —se ofreció Capricornio al tiempo que se levantaba de su asiento.
—¿En serio? —Cáncer sonrío dulcemente al alto chico castaño— Gracias.
—Yo voy con ustedes. —dije entusiasmado. No tenía nada más que hacer en el día, y una visita a Tauro no sonaba mal. Capricornio y Cáncer asintieron y miraron a Leo expectantes.
—¿Vienes? —le dije a la rubia, quien alzo la mirada sorprendida de su celular, el cual había sido recién devuelto a ella por Capricornio.
—¿Qué?
Los tres rodamos los ojos.
—Ya, enserio, ¿con quien hablas tanto? —dije molestándola. Leo frunció el ceño e hizo una mueca, indignada.
—Nadie que sea de tu incumbencia. —respondió irritada, mientras volvía su atención al aparato.
—¿Vienes con nosotros a ver a Tauro? —repitió esta vez Capricornio, mientras se cruzaba de brazos.
—Eh... No, lo siento. -Se disculpó Leo mientras volvía a apartar un mechón rubio que había caído sobre su frente- Tengo planes.
Y con una blanca sonrisa se despidió de todos y se fue apresuradamente, dejándonos a los tres solos en el café.
—¿Vamos? —dijo Cáncer, al tiempo que se colgaba su bolso al hombro.
Capricornio y yo asentimos al mismo tiempo.
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Leo estaba en lo correcto cuando había dicho que el clima estaba empezando a entibiarse. Podía sentirse como la temperatura dejaba de ser helada, y como los rayos del sol empezaban de verdad a calentar.
Los tres caminábamos relajadamente, Cáncer reía de las coas sin sentido que yo decía y Capricornio hacía que no estaba escuchando, pero en realidad tomaba atención silenciosamente de nuestra conversación, haciendo algún comentario de vez en cuando. No era cercano a estos dos, pero aún así me agradaban, era fácil hablar con ellos, y tampoco era incómodo no hacerlo.
Abrí la cajetilla de los cigarros y di vuelta uno de estos.
—Para la suerte. —dije al tiempo que miraba a Capricornio, quien me miraba extrañado, como si estuviera diciendo ''supersticioso''.
Cáncer paró en frente de una casa blanca y de estilo moderno, con un gran y cuidado jardín.
—Aquí es. —dijo la de ojos azules, contemplando la propiedad. Se acercó y tocó el timbre. Nadie. Nuevamente el sonido del timbre. Nada. Otra vez y otra. Parecía que la casa estuviera vacía.
—Tal vez no este en casa. —sugirió Capricornio, pero en cuanto termino la frase, se escucharon una pisadas por el otro lado de la puerta y esta se abrió.
—¿Qué sucede? —La chica morena y de cabello negro se asomó por la puerta, mirándonos a los tres de arriba a abajo.
—Hola Tauro. —saludó sonriente Cáncer.
—¡Hola! —salude yo alegre. Capricornio hizo un gesto con la mano y Tauro devolvió el saludo con una sencilla sonrisa.
—Te trajimos comida. —Cáncer extendió una bolsa, la cual llevaba galletas dentro. La chica había insistido en que debíamos llevarle algo a Tauro.
—Te amo. —respondió la morena con sus ojos oscuros brillando, aceptando la bolsa y abriendo la puerta para dejarnos entrar.— Pasen.
Los tres entramos a la casa, a lo que parecía el salón de entrada. Era la clase de hogar que estaba bien cuidada y decorada.
—Tienes una linda casa. —dije, a lo que Tauro sonrió.
—Gracias, aunque no es obra mía. —dijo encogiéndose de hombros.— Yo solo vivo aquí. —Lo último lo dijo haciendo un gesto gracioso con las manos, a lo que yo reí.
Tauro llevaba una remera sencilla y el cabello negro caía en cascadas por encima de sus hombros. La miraba de reojo mientras esta se hechaba una galleta a la boca. Había algo que me llamaba la atención de ella, y eso era probablemente el hecho de que ella no buscaba llamar la atención. Era una chica especial, en el buen sentido. Era estúpido que yo pensara en estas cosas. Yo no pensaba en estas cosas. Si, Tauro era linda y simpática, pero eso era todo, nada más. No podía pensar en algo más allá de eso, y tampoco es como si quisiera.
Aparte la mirada al darme cuenta de lo idiota que debía de verme mirándola.
—Por aquí. —Tauro nos guió por una pasillo— Escorpio esta aquí.
¿Escorpio? Efectivamente, cuando entramos a la sala, en uno de los sillones estaba sentado el chico. Nos saludó a todos. Capricornio se sentó a su lado y Cáncer con Tauro al otro extremo. Yo me senté en un sillón aparte. Empezaron a hablar del tema de la casa de la playa, y Tauro aseguró que no habría problema en que sus padres le dejaran la propiedad a ella y sus amigos por unos días, siempre y cuando, tal y como había dicho Cáncer, no se causaran destrozos. Luego el tema de conversación cambio, pero yo ya no seguía lo que fuera de lo que estuvieran hablando. En lugar de eso, miraba, pero no escuchaba. Veía como se reían, como simplemente hablaban, como los seres cercanos que eran.
Mi mirada cayó inevitablemente en Tauro, quien reía con ganas, mostrando sus dientes blancos y con sus ojos oscuros risueños, mientras hablaba de algo a lo que yo era ajeno con Escorpio. Él chico asentía y sonreía de vuelta. Eso eran en ese momento. Sonrisas.
¿Me importaba? Para ser sincero, no. No sentía porque debería hacerlo. Era algo que no me incumbía lo que pasaba entre ellos. Podía pensar muchas cosas de Tauro, pero aún así ella podía hacer lo que quisiese, al igual que yo. Y quería que las cosas siguiesen así, no tenían por que cambiar y tampoco es como si alguna día fuesen a hacerlo, simplemente no podía imaginarme a mi mismo en algo con alguien. Cuando le había dicho a Géminis que no quería nada con Tauro, lo decía enserio. Y también era cierto que no me gustaba hablar del tema o darle vueltas y más vueltas a este, tal y como lo estaba haciendo ahora. Me hacía sentir incomodo conmigo mismo porque yo no era así. Yo no pensaba en estas cosas. Era por eso que era tan importante para mi ignorarlo.
No tenía porque darle importancia ¿cierto?