Capitulo 2: Fainting
A la mañana siguiente Demetria se despertó por qué estaba siendo sacudida por Hermione quien intentaba despertarla de la forma más pacífica posible, ya que sabía que si aquello no resultaba probablemente terminaba echándole agua en el rostro, cosa que ninguna quería realmente hacer.
—Buenos días —saludó, de forma somnolienta, a penas entró a la cocina estirándose un poco en el lugar sintiendo la pereza aún recorrerle el cuerpo.
—Buenos días.
Luego de escuchar la contratación de la mayoría, con un bostezo se sentó al lado de la Weasley más pequeña y se sirvió tostadas con mermelada de naranja.
—¿Qué? ¿Quieres? —preguntó hacia su amigo, cual estaba enfrente suyo mirandole las tostadas con un rostro extraño.
—No, gracias —primero educado, muy bien Wenstey—. Es horrible, ni siquiera sé cómo la comes.
Demetria alzó una sola ceja hacia su dirección.
—¡Por Merlín! —exclamó de forma exagerada haciendo exaltar al contrario que la miró sorprendido—. ¡Ronald Weasley rechazó comida! —volvió a hacerlo mientras que el pelirrojo rodaba los ojos y que ella misma soltara una ligera risa.— Y es que lo normal es que te engullas todo lo que hay en tu plato o enfrente tuyo. Realmente eres extraño, Bilius.
Así pasaron el desayuno, charlando de muchas cosas, riendo de las bromas o chistes que decían los gemelos y cuchicheando de aquí para allá. Para Demetria, todos y cada uno de los que se encontraba en la mesa eran parte de su familia, ellos siempre estuvieron con ella para darle estancia, amor y cariño por lo que estaba totalmente agradecida con cada uno.
—Sigo sin entender por qué no podemos escuchar de lo que hablan —se quejó Ron cuando los tres entraron al cuarto en donde las chicas dormía. Les habían echado de la cocina por motivo de reunión de los más grandes en el edificio.
—Por qué nosotros todavía no tenemos la edad suficiente, Ron, no vamos a entender de lo que hablan —explicó Hermione mientras se sentaba en una de las camas para estar más cómoda y no esperar parada.
—Pero no tiene sentido, Hermione, hemos pasado por varias cosas. Qué es lo que no podríamos entender.
Demetria lanzó una almohada a su cabeza haciendo que se calle. Ron al sacársela miro a su amiga, quien estaba acostada en su cama con los brazos cruzados por debajo de su cabeza.
—Hermione tiene razón, por algo será que no nos debemos enterar no que no entendamos —se incorporó en la cama para observar a sus dos amigos, uno se encontraba de pie mientras que la otra estaba sentada en la cama—. Cambiando de tema, ¿han hablado con Harry en vacaciones?
—Muy poco... — Ron le arrojó la almohada a Demetria en el rostro y se lanzó hacia la cama de su hermana, quien no estaba en la habitación—. Todavía está con esos estúpidas tíos que no lo dejan hacer nada y lo maltratan...
—Esperemos que no haya pasado nada y esté en perfectas condiciones —Hermione suspiró acomodándose en la cama.
De repente el pelirrojo se levantó mirando con pánico hacia la castaña.
—¿Dices que pudo haber...?
—¡¿Qué?! ¡No! —exclamó alarmada ante el pensamiento del chico—. Si así fuera, Demetria lo sabría, ¿verdad?
Las miradas recayeron en la mencionada, quien hizo señas con las manos negando todo y agarró dos almohadas para tirársela a ambos.
—¡Claro que no lo está! Si así fuera se hubieran enterado mucho antes, no sólo por mí.
El silencio se hizo dueño de la habitación luego de aquello, en lo que a Demetria le quedó una ligera duda, cual desechó de forma inmediata sintiéndola imposible.
Luego de un rato de silencio, comenzó a arderle la muñeca, en un inicio pensó que era leve entonces lo dejó pasar pero después comenzó a intensificarse. De forma rápida, se incorporó para luego salir casi corriendo de la habitación dejando a sus amigos confundidos hasta que, al escuchar el grito ahogado de la rubia, se levantaron y corrieron tras ella.
A pesar de que sabía que no iba a aliviar el dolor, metió el brazo en el agua fría en un intento de detener aquello que no sólo dolía en la muñeca sino que comenzaba a recorrerle el brazo llegándole al hombro comenzando a expulsarse por el pecho. Sentía que la respiración comenzaba a fallarle al igual que la visión, haciéndole ver como si sangre estuviera saliendo de su muñeca.
Hermione y Ron estaban desesperados detrás de la puerta del baño sin saber que hacer, la chica no respondía a sus llamados y lo único que escuchaban era la respiración frenética de la misma. Se adentraron al baño con los rostros llenos de preocupación en lo que Demetria caía hacia atrás tras haber perdido la conciencia luego de haber tenido un ataque de pánico.
Antes de caer, el pelirrojo se apresuró para atraparla así no se golpeaba con nada ni se lastimaba.
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Una vez consiente, sin abrir los ojos llevó una mano de forma directa a su frente mientras soltaba un quejido ante el dolor de la misma. Una mueca apareció en sus labios mientras abría lentamente los ojos viendo borroso en un principio. Demetria parpadeó un par de veces intentando recuperar la vista, una vez enfocada pudo distinguir a Hermione y a la Señora Weasley observándole con preocupación.
—¡Cariño! Qué suerte que despertaste —se notaba el alivio de la mujer luego de verla despertar aunque aún se distinguía el destello de preocupación.
—Merlín... —intentó incorporarse pero no pudo ya que fue detenida por Hermione, quien la volvió a acostar.
—No, no te levantes, tienes que descansar —murmuró— ¿Cómo te sientes? ¿Te duele la muñeca aún?
La menor negó suavemente mientras soltaba un suspiro. Hacia mucho tiempo que no le dolía de aquella manera pero ya había pasado lo peor y esperaba que no volviera aunque tenía la leve sensación que volvería a pasar.
—Que suerte que Ron te atrapó antes de que te golpees.
—¿Dónde está? —inquirió.
—Creo que esta abajo. Se había quedado acá desde que te desmayaste hasta que nosotras lo echamos —comentó la Señora Weasley mientras sonreía—. Vamos Hermione, déjala descansar. Ya te traeré algo de comer, debes estar hambrienta.
La señora Weasley y Hermione bajaron la escalera. La madre de Ron fue hacia la cocina mientras que la castaña fue hacia el salón donde un pelirrojo se encontraba en uno de los sillones mientras jugaba aburrido con unos palitos que había encontrado
—¿Cómo está? —preguntó a penas vio entrar a Hermione al salón.
—Esta bien, ya despertó —contestó con una pequeña sonrisa para luego soltar un suspiro mientras se sentó a su lado—. Estoy preocupada, por ella y por Harry.
—Yo igual.
Ron se levantó del sillón mientras dejaba los palitos sobre la pequeña mesa que había delante del sillón, dispuesto a marchar para las escaleras.
—¿Dónde vas? —la voz de la chica hizo que volviera la vista a ella antes de partir.
—A verla —aclaró.
Cuando salió del salón y caminó hacia las escaleras pudo visualizar a su madre con una bandeja en las manos en los pies de la misma por lo que apresuró un poco su paso.
—Mamá, déjame a mi —pidió una vez que había llegado a su lado—. Yo se la llevo.
—Esta bien, pero no te comas nada. Lo hice para ella, no para ti.
Una vez que tuvo la bandeja en sus manos, Ron subió y fue hacia la habitación. El olor de la comida de su madre impregnaba en sus fosas nasales haciendo que le de ganas de probar un bocado de la comida tan deliciosa pero se contuvo... Como pudo.
—¡Ron! Si estas vivo —se escuchó la voz de la rubia a penas entró a la habitación—. ¿Ahora haces de mi sirviente? Eso sí no me la esperaba.
A pesar de aquello, que en sí le había causado gracia, el pelirrojo no pudo evitar sonreír al observar que su compañera se encontraba en mejor estado.
—Calla y come —espetó.
—Pero que carácter —murmuró Demetria indignada ante su comportamiento—. ¿Así tratas a alguien que recién despertó? Muy mal, Ronald, muy mal.
Tomó la bandeja entre sus brazos para colocarla en su regazo con ayuda del mayor aunque éste sabía perfectamente que podía hacerlo sola pero por las dudas, ayudaba. Se sentó en un pequeño espacio que había en la cama para acompañar a la misma mientras comía.
—¿Cuánto estuvo sin despertar?
—Tres días.
No había sido mucho y por suerte, sabía que no se había perdido muchos acontecimientos en el lugar en el que estaba por lo que no se inmutó al saber.
Demetria llevó la mirada hacia arriba luego sentir que el pelirrojo la observaba por lo que alzó una ceja intercambiando mirada entre su comida y Ron.
—¿Quieres?
El pelirrojo negó con suavidad tanto con la cabeza como con las manos observando a la chica encogerse de hombros para luego seguir comiendo.
No pudo evitar sonreír ante la inocencia de la misma al creer que su mirada se dirigía hacia la comida cuando sólo estaba detallando las facciones de su amiga con la mirada mientras ésta estaba distraída. Claro, en su mente se había auto-engañado de que la miraba para saber si no tenía daños superficiales.
Pero en el fondo, se sabía que eso era sólo una simple excusa.