Acalúria © ✅

By acdrescritora

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Daniel Rausseo, un muchacho de destacada inteligencia y un tanto peculiar, quien recibe en su cumpleaños núme... More

Redes sociales y banda sonora
Nota de la autora + canal de YouTube
1 - Un sueño extraño
2 - Cumpleaños número 18
3 - La carta de Babén
4 - Acalúria
5 - La historia de Acalúria
6 - Jack Alt
7 - Navidad
8 - Adiós, Margaret
9 - Un castigo para Acalúria y Woltef
10 - Jack y Josué
11 - 5 años después
12 - Jack y Daniel entrenan sus habilidades
13 - Daniel y Josué se enfrentan
14 - El lugar de los pensamientos
15 - El beso
16 - El Cof Caf
17 - Encarcelamiento
18 - La carta de Anthony y los fundadores
19 - La muerte
20 - El círculo de la conexión
22 - La declaración de la guerra
23 - La guerra
24 - En la montaña Anthony
25 - La destrucción de los brazaletes de corazón
26 - Tercera Fase
27 - El amo
28 - La unión
29 - El último encuentro
30 - Diez años después
31 - Acalúria, Gonr, Narkef y Woltef, unidos por siempre
Curiosidades
¡Puedes apoyarme!

21 - El señor Pott le cuenta la verdad a Daniel

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By acdrescritora


El reloj de la mesa marcaba las ocho en punto, entre las sábanas blancas se encontraba Daniel dormido, su madre le había dejado una nota, donde le notificaba que había salido fuera del mundo. Él se sentó a desayunar pero estaba abstraído, pensó varias veces que había sido un sueño lo que sucedió ayer, debía ir a platicar con Jack lo de esta noche como había acordado con su padre.

Salió a rumbo a Woltef, quería contárselo a Mercedes, pero su padre no quería que ella estuviera presente. Fue a casa de Jack quien estaba saliendo en ese momento, se saludaron y salieron hacia el campo de las flores, le expuso lo que había pasado ayer y Jack se mostraba atónito.

—¿Qué viste a quién?

—A mi padre—Expresó gozoso, Jack lo estaba mirando extrañado y se echó hacia atrás—. Debemos ir hoy a las doce, me dijo que lo que viene para Acalúria no es agradable, debemos estar ahí para hablar con él.

—¿Mercedes?

—Ella no se involucra, solo nos hablará sobre Josué—Aclaró, luego bajó su mirada nostálgica—También me dijo... que fue él quien lo mató.

Jack suspiró.

—Después del entierro, al día siguiente fui al lugar de los pensamientos—Le informó—Tú ibas a morir, pero los papeles se invirtieron.

—Jamás voy a perdonarle lo que le hizo a mi padre—Musitó soltando aire de cólera—Siento...no sé qué es lo que siento; tengo mucha rabia. No voy a perdonarlo, quisiera matarlo, pero mi padre me dijo que no es la mejor por ahora.

—Nos vemos está noche, así sabremos la información que nos tiene.

—Trae doble abrigo, hace mucho frío allá abajo.

Llegó nuevamente a Acalúria, nadie estaba afuera, el silencioso vacío que dejó su padre estaba presente. Se dirigió hasta el campo detector, se detuvo allí observando el otro lado; si él nunca hubiera llegado su padre seguiría vivo, pero también lamentaba el hecho de que sucedería si jamás hubiera llegado el día solicitado. Josué habría acabado con la existencia de Acalúria, y quien sabe si a las otras tierras también; lo más probable es que su tierra nunca hubiera tenido derechos.

El sol le estaba traspasando su abrigo, así que se lo quitó, a sus oídos llegaron algunas palabras, se giró y era Amy quien lo llamaba desde las puertas.

—¿Qué haces aquí sólo?

—¿Qué hubiera pasado con mi padre, Acalúria y las otras tierras, si yo nunca hubiera pasado el campo detector?

Amy se quedó en silencio.

—No existiéramos; solamente Narkef y quizás Gonr—Añadió observando el cielo—A lo mejor tu padre igual hubiera muerto.

Él bajó su mirada adolorido.

—¿Has ido al círculo de la conexión?—Quiso saber Daniel.

—No, para nada—Contestó súbitamente, expresándose incómoda por aquella pregunta—Papá Costt ha dicho que es pulcro encontrarse con su familiar, pero a la vez es peligroso. Estás viendo a esa persona que no está presente, resulta delicado porque están atravesando el portal... de los muertos.

—Curiosamente eso lo había deducido—Replicó riéndose, él se le acercó mirando precavido a los lados—. Ayer entré y me comuniqué con mi padre, quiere vernos hoy a mí y a Jack. Tiene algo importante que decirnos sobre Acalúria.

—Si... he estado allí—Le confesó avergonzada y soltando un doloroso suspiro, su mirada se mostraba herida—Para poder comunicarme con mis padres.

—¿Tienes la sangre de ellos?

—Sí, pero jamás las he querido usar—Respondió mirando hacía al frente, su mirada de perdió entre el paisaje—Noches antes que murieran, tomé su sangre y la guardé, solo que jamás he querido tener contacto. Lo sé, soy cobarde.

—Amy, nunca me has dicho como era antes tu familia, ni la razón por la cual Bram te convirtió.

—No estoy preparada; tal vez con el tiempo te lo pueda contar—Explicó viendo su reloj—Iré a verme con el señor Santiago, quiere pintar la casa. Estaba paseando por el palacio, pero con éste luto...todo está inanimado.

—Nos vemos. Espero guardes el secreto.

—Confía en mí.

Daniel se colocó tres abrigos e igual guantes, su madre después de la pérdida de su padre se acostaba a las nueve, eran las once y media, así que salió. Se escondió detrás de la pared observando al señor Carlos que cerraba la puerta del palacio y se dirigía a su hogar, bajó con sigilo, abrió con cuidado la puerta del jardín y la cerró.

Se sentó en la estación, estaba haciendo mucho frío, la luna se apreciaba a lo lejos de las montañas y el cielo cubierto de incontables estrellas, una sombra se estaba moviendo por el césped, sacó su espada y era Jack.

—¡Me asustaste!—Exclamó Daniel llevándose la mano al corazón.

—No iba a venir en tren—Le dijo Jack riéndose y subiendo.

—¿Estás listo?

—Completamente.

—Vamos.

El frío les llegaba a los pies, Jack también trajo guantes y los sacó del bolsillo para colocárselos, Daniel tomó el frasco de sangre de su padre y lo echó, Jack estaba detallando los otros frascos, se fueron hacía el otro lado esperando que hiciera efecto, la luz blanca destelló y los colores cubrían el territorio. Jack estaba en el suelo agachado y estuvo por gritar al ver al señor Fuenmayor.

—Viniste como habíamos acordado, hijo—Expresó satisfecho y se volteó hacia Jack— Bienvenido, joven Woltef.

—¿Qué-qué ha pasado?—Habló Jack viendo boquiabierto al señor Fuenmayor.

—Esto es el círculo de la conexión—Agregó y Jack comenzó a detallar el lugar—Aquí se comunican las personas con sus familiares si está su sangre.

—Papá nos contaba a Benjamín y a mí de este lugar—Le comentó, observando las rayas azules—Que estaba aquí. Siempre pensé que era inexistente, que en realidad no funcionaba.

—Lo entiendo, a veces hay que ver para creer—Añadió el señor Fuenmayor.

—Su hijo me dijo que quería conversar con nosotros, relacionado con Josué.

—Los reuní porque Acalúria corre peligro—Indició—También Woltef. Gonr se salva en estos momentos, pero quizás Josué decida atacar también.

—¿El payotyoy anunciará ese peligro?

—¡Oh sí!— Expresó lamentado— El color cambiará de la manera en que durante todos estos años nadie imaginó.

—Hoy ante de venir, fui al lugar de los pensamientos—Manifestó Jack, Fuenmayor se mostraba atento—. Últimamente emite sonidos extraños. Está fallando.

—Cuando se avecina un peligro, muchas cosas en ambas tierras comienzan a fallar.

Jack y Daniel se miraron preocupados.

—Por eso es las plantas han muerto—Habló apresurado Daniel—Las medicinas han fracasado, pedimos nuevas y al día siguiente están negras.

—En Woltef el agua ha disminuido.

—En Gonr los caballos de alas deben estar enfermos—Adicionó el señor Fuenmayor—En Narkef lo más probable es que algunas personas se estén enfermando. En la primera guerra sucedió lo mismo, la energía que trasmite el payotyoy a ambas tierras; no es solo para anunciar, también transporta la energía. Si se avecina algún riesgo todo fallará

Ambos estaban sorprendidos sobre el payotyoy, incluso Jack desconocía esa profundidad.

—¿Saben por qué están cuatro colores aquí?—Preguntó viendo su alrededor, ellos negaron—El violeta es Acalúria, la fuerza, el rojo es Woltef, la sangre; el amarillo es Gonr, la pureza, y el azul es Narkef, la lucha, estos colores tienen un significado con los muertos.

—¿Cuál significado?—Quiso saber Jack.

—El violeta es el alma y el rojo es el corazón—Les explicó señalando cada color—El amarillo es la vida y el azul es la presencia. Esos colores no son para alumbrar el lugar, es por donde nos estamos comunicando con el mundo de los vivos, y ustedes con el de los muertos.

Daniel observó encantando los colores.

—No lo olviden, deben prepararse—Pidió en tono formal Fuenmayor—Josué es una persona con un gran poder y su gente lo apoya.

Los dos intercambiaron miradas inquietantes.

—Señor Fuenmayor—Le dijo Jack—Mi madre y hermano... ¿Cómo están?

—Sabía que preguntarías por ellos—Expresó sonriendo y volteándose—Les dije que vinieran.

A espaldas del señor Fuenmayor venían dos personas tomadas de la mano, los ojos de Daniel se agrandaron al ver a la madre y el hermano, Jack estaba inmovilizado y sin parpadear. Su madre gesticulo, Jack no sabía si pasar sobre el agua, miró a su madre y ella asintió, él sintió que pisaba tierra mojada. Estaba delante de ellos, sin poder creer que los estaba viendo, estiró su mano y le tocó la mano a su madre; no podía creer que la pudiera tocar.

—¡Viniste!—Expresó la mujer sonriente, los ojos de Jack se nublaron.

—Qué bueno verte, hermanito—Exclamó Benjamín.

—No...puedo creer... que los dos estén aquí.

—Fuenmayor nos dijo que estarías aquí—Comentó la mujer y se dirigió a Daniel—Un gusto en conocerlo, joven Acalúria. Soy la madre de Jack, Helena.

—Benjamín. Un gusto conocerte.

—Igual es un gusto conocerlos—Le saludó sonriendo y miró a Benjamín—Jack me contó que Josué y tú fueron buenos amigos.

—Éramos buenos amigos—Afirmó haciendo mueca de decepción—Su ambición y poder lo llevaron al extremo de olvidar quienes lo querían. Nuestra amistad no terminó bien, traté de hacer las paces con él, pero se negó. Debes tener cuidado, hermanito, Josué atacará Woltef.

—¿Cómo lo sabes? —Le preguntó Jack.

—Los difuntos vemos el futuro—Reveló Helena—Debes tener cuidado con ese chico Josué, mi cielo. Es un muchacho oscuro y hará lo que sea con por tenerte fuera de su camino.

—Deben preparase lo antes posible—Dijo rápidamente Fuenmayor—No deben dejar pasar esto. Josué es inteligente y los atacará cuando menos lo esperen; cuiden de su gente.

—Debemos irnos, no podemos estar fuera de nuestro lugar muchas horas—Informó Benjamín, tomando la mano de su madre y se dirigió a Jack—Nos vemos en otra oportunidad, hermanito.

—Cuídate mucho, hijo—Dijo el señor Fuenmayor yéndose con ellos dos.

Daniel sonreía de ver a su de nuevo a su padre, Jack estaba anhelante, comenzó a gritarle a ella y a su hermano pero ninguno volteó. De pronto apareció otra luz blanca, todo estaba de vuelta a la normalidad, Jack se agachó cubriéndose el rostro con ambas manos y comenzó a llorar.

—Se fuerte, amigo—Expresó animándolo Daniel y colocando su mano en el hombro de Jack—Debemos hacer lo que nos dijeron

—No es momento para llorar—Gruñó levantándose y secándose las lágrimas—Debemos advertirles a todos sobre esto. No voy a permitir que le haga daño a mi gente, ni a Gonr y menos de Acalúria.

Salieron con el frío que les llegaba a las piernas, cerraron con el candado y Daniel acompañó a Jack hasta la estación.

—¿Qué rayos...?—Protestó Jack viéndose la suela de los zapatos.

Daniel se agachó y estaban cubiertas de escarcha roja, la tocó y estaban secas, pareciera que le hubieran echado pegamento.

—Creo que vas a necesitar nuevos zapatos—Objetó Daniel riéndose.

—En casa tengo otros—Añadió, observando su otro zapato y también tenía escarcha—Mañana vengo temprano, tendremos que decirles la verdad. Iré caminando hasta Woltef.

—Nos vemos a las diez en punto—Dijo estrechándole la mano—Buenas noches.

Daniel bajó a esperar a Jack en la estación, su madre había salido temprano, había personas dentro y fuera del palacio, el ambiente de desconsuelo se estaba alejando, era agradable porque así no le conmovería ese dolor. Buscaba con la mirada a Amy pero no la encontraba, comenzó a sonar una campana y venía entrando un tren, sin duda alguna era de Woltef.

Babén estaba bajando las escaleras y Daniel le solicitó que reuniera a todos en el jardín, luego de estar presentes como había pedido él caminó hasta la puerta de especiales, deteniéndose ahí para dialogar.

—Tenemos una noticia grave y a la vez importante que anunciar—Notificó Daniel, miró a Jack para ver si estaba preparado y él le asintió—Acalúria y Woltef...están en un delicada situación.

Hubo un silencio.

—¡El payotyoy no está de color azul!—Criticó una mujer.

—Nos comunicamos con mi padre—Les confesó y todos se miraron confundidos, él se giró con suavidad y tocó con su puño la puerta—A través del círculo de la conexión.

—Los muertos pueden ver lo que va a suceder, el señor Fuenmayor nos advirtió—Continuó Jack—Josué quiere atacar a también mi tierra, y quién sabe si más adelante a Gonr.

—Eso es cierto—Protestó Babén y se voltearon hacia él—Yo me comunicaba con mis padres, y ellos nos advirtieron hace mucho tiempo cuando venía una fuerte tormenta y muchos de los conejos nos íbamos a enfermar ¿Lo recuerdan?

Muchos se mostraron melancólicos.

—Hay que prepararnos—Agregó Daniel—Mi padre nos dijo que Josué nos atacará cuando menos lo esperemos.

—Así que preparasen—Exigió Jack con voz vigorosa, las personas asintieron—Busquen sus espadas, hoy tocará hacer guar...

Alguien se desmayó, al voltear era la señora Verúska, corrieron a levantarla y se la llevaron a la enfermería. Daniel y Jack comenzaron a indicarles a las personas en donde estarían y se esconderían, se dispersaron y subieron a sus hogares para buscar sus espadas, nuevamente a prepararse para otro ataque. Los duendes subieron a la torre para anunciar la llegada del enemigo, el señor Santiago también indicaba dentro del palacio donde debían ubicarse.

Zapatos sonar al bajar y subir, yendo en zigzag y voces indicando a otros; un momento de adrenalina, el señor Carlos también ayudó en las afueras del palacio, Jack corrió hacia la estación y Daniel se fue detrás.

—¿A dónde vas?

—A decirle a Mercedes, no podemos dejarla sola—Respondió Jack, volteándose hacía él y manteniéndose en trote—También iré a Woltef.

—Tienes razón—Le dijo—¡Ten cuidado!

—Tú también—Gritó corriendo hacía el tren—¡Suerte!

Daniel subió para buscar a Amy, pero seguía sin encontrarla, recorrió a ambos piso, comprobando que estuvieran preparados, habían personas que se negaban a enfrentarse, él quería ir a la enfermaría a ver como estaba su madre pero su deber era controlar la situación, para no dejar ningún espacio libre.

Desde abajaron gritaron su nombre, bajó corriendo a las afueras del palacio y una señora estaba acostada en la grama, el clima estaba nublado, él se acercó y se agachó para examinarla, de nuevo gritaron su nombre desde el palacio.

—¡No la toques!—Gritó el señor Santiago caminando hacía la señora.

—¿Qué le sucedió? —Preguntó nervioso Daniel.

—Tuvo una baja de azúcar—Indicó agachándose y tocándola—Llévenla de inmediato a la enfermería. La noticia que anunciaste generó inquietud a los más débiles.

—Lo lamento; es mi deber como amo.

—Confió en ti—Le aseguró acompañando a dos hombres que cargaban a la mujer—Iré a la enfermería.

Dentro del palacio venía Amy caminando con una bandeja y dos vasos grandes.

—!Te he estado buscando!—Expresó él caminando hasta la entrada y viendo la bandeja—¿En dónde estabas? ¿Te ayudo?

—Fui hasta el campo—Respondió riendo, Daniel se impresionó—Entré sigilosamente y compré dos helados para nosotros. El clima está de lluvia, así que los vampiros podemos salir.

Daniel sonrió y tomó su vaso. Era de mantecado, con lluvia de chocolate y maní.

—¡Está delicioso!—Exclamó él saboreándose los labios—¿Eres dulcera?

—Cuando fui humana siempre comía helado en la terraza de la universidad.

—Yo también soy dulcero—Le dijo, ella hizo gesto de que sabía que él lo era—En especial con los helados.

El clima estaba nublándose más, comenzaron a sonar truenos, los individuos que estaban afuera caminaban pausado y se detenían, mientras sus miradas veían hacía el cielo, él se quedó viendo la escena y Amy dejó de comer helado, los dos se acercaron velozmente y miraron en la misma dirección.

Era el payotyoy, estaba de color azul, Daniel corrió en dirección al jardín para anunciar lo del color, aquellos estaban preparados, luego volvió hacía las afueras del palacio para indicar que se colocaran en sus lugares. De pronto a sus oídos llegó el sonido de la campana en la torre y él corrió para subir, los duendes movían las campanas mientras su mirada estaba precisa,

Cincuenta o sesenta caballos estaban llegando, un guardia sacó un arco apuntando, disparó y un duende cayó desde esa altura, Daniel corrió y gritó que atacaran. Los guardias entraron y las personas batallaron, logrando derribar algunos de ellos, pero otros siguieron hacia adentro para agredir. Daniel enfrentó a diversos guardias, el guardia Franklin fue a agredir a Amy y ella lo agarró por el cuello asfixiándolo, otro guardia la intentó embestir y ella lo esquivó.

Daniel entró al palacio y Amy estaba rodeada con dos guardias, corrió para ayudarla y de pronto apareció un guardia frente a él sacando su espada, Daniel subió hacia las escaleras y se enfrentaron. Amy le propinó una patada por el pecho al guardia, lanzándolo sobre las escaleras y haciendo que se pegará en la cabeza, se volteó para atacar a Franklin y este le clavó una cachetada y luego la tomó por el cuello, ella lo agarró por la cara y le metió una patada por el estómago.

Ella se levantó tropezándose con una persona que estaba tendida en el suelo y resbalándose, el guardia intentó lastimarla con la espada, pero el grito de hombre estremeció el terreno. Amy estaba acostada, con los ojos cerrados y protegiéndose con sus brazos, despejó sus manos con lentitud y se ahogó con su saliva al ver quien la protegió; era Bram y le introdujeron la espada en el brazo.

—¡BRAM!—Bramó asustada Amy.

—¡HIJO!—Exasperó el señor Santiago desde otro lado y lanzando a un guardia hacia abajo.

Daniel acorraló al hombre con quien batallaba, colocándole su espada cerca de la garganta, echó un vistazo hacia abajo y observó al guardia sacar su espada del brazo del Bram, y éste cayó de rodillas. En un movimiento veloz Daniel agarró al guardia por el cabello y le hundió la espada en la garganta.

Corrió hacía donde Amy, atacando a los guardias que se le atravesaban, sin importarle donde los lastimara, el guardia iba a lastimar de nuevo a Bram, pero el señor Santiago apareció deteniendo la espada con sus dos manos y con una fuerza de súper héroe la dobló. El guardia intentó correr y el señor Santiago lo agarró por la pierna, lo jaló, le apretó el cuello y lo mordió, transmitiéndole veneno para matarlo. Bram estaba inconsciente en brazos de Amy.

—¡Bram! ¡Por favor!—Suplicó ella arrugando la cara—¡Resiste! ¡Te lo pido!

—!Hijo!—Expresó el señor Santiago cargándolo, su madre y hermana aparecieron atormentadas—¡Vamos a la enfermería!

—¿Te encuentras bien? —Preguntó intranquilo Daniel a Amy.

—Sí, necesito es...

Amy brincó encima de Daniel cayendo hacia un lado, tres guardias estaban intentando escapar, uno de ellos lo agredió el señor Carlos, golpeándolo con una piedra en la cabeza, el otro lo embistió a un hombre y el último logró escaparse. El guardia se montó en el caballo y se marchó, Daniel corrió detrás, pero sentía que no podía alcanzarlo, se frenó, tomó con fuerza el mango de la espada, se lo lanzó y se lo clavó en la espalda, tumbándolo del caballo.

—!Ganamos!—Expresó el señor Carlos abrazando a Babén, mientras los demás gritaban de emoción.

Comenzó a llover, Daniel se acercó al hombre para verificar que estaba muerto. Escuchó un estruendo a lo lejos, estaba saliendo humo de Woltef.

—¡Jack!—Susurró entre dientes, agarró su espada y corrió a la estación—¡Woltef está en problemas!

—!Debemos ir para allá!—Expresó Babén subiendo al tren.

—Nosotros vamos con ustedes—Dijo un hombre detrás.

—No abandonen el palacio—Exigió Daniel subiéndose al tren con el señor Carlos—Quédense a ayudar a los heridos.

El tren estaba llegando a Woltef, se bajaron antes que se detuvieron, al llegar Daniel se estuvo inmovilizado en el medio de las escaleras. Habían muchísimas personas tumbadas en el césped, algunos llorando sobre esas personas, los enfermeros estaban tratando de salvar a los que estaban inconscientes, vendándoles y dándoles agua, en la parte de arriba del palacio estaba saliendo humo y fuego, él bajó con paso suave la colina, contemplando la tristeza que abundaba.

—¡Cariño!—Expresó Mercedes apareciendo y tocándole el rostro—¿Estás bien?

—Sí, estoy bien—Contestó también tocándole el rostro—¿Tú estás bien?

—Perfectamente—Respondió viendo al señor Carlos y Babén—Escuché el estruendo, estaba por salir a Acalúria cuando observé desde mi tierra el humo salir.

—Acalúria también fue atacada, sabíamos que pasaría esto, mi padre no los advirtiendo—Le confesó, ella no entendía lo último que le dijo, él comenzó a buscar con la mirada—¿Dónde está Jack?

—En la enfermería,

—¿Le sucedió algo?

—No, está ayudando.

—Iré a visitar. Espera aquí y ayuda a las personas.

Mientras seguía hacia el palacio examinaba a las personas con su mirada, se inmovilizó espantado al presenciar que cubrían con una manta blanca a una señora. Llegó a las puertas del palacio, dentro olfateaba mucho a quemado, desde arriba escuchaba a las personas que indicaban que necesitaban más agua para apagar el fuego, un guardia se le acercó.

—¡Amo Acalúria!— Expresó apenado—¡Esto es un desastre!

—Acalúria fue atacada también.

—¡Válgame Reinaldo! —Chilló el hombre—¿Están todos bien allá?

—Hubieron pocos heridos—Contestó, buscando con la mirada a Jack—¿Me podrías llevar a dónde Jack?

—Venga conmigo.

Jack estaba sentado al lado de una señora, examinándola con los enfermos y escuchó la puerta abrirse.

—¡Daniel!—Exclamó abrazándolo con dos palmadas en la espalda—¿Está todo bien en Acalúria?

—Sí, aunque hubo heridos—Le comentó viendo a la señora, tenía una venda en la parte frontal de la cabeza—Pero aquí no solo hay heridos.

Jack bajó la mirada, mostrándose entristecido.

—¿Qué sucedió?— Gruñó Daniel—Creí que se habían preparado.

—Nos estábamos preparando, cuando de pronto sentimos unos zapatos venir desde la estación—Aclaró, caminando hacia una mesa y tomando un vaso con agua—Estaba ahí parado Josué, lanzó un poder con sus manos; no entendí cuál era el nombre. Embistió la parte de arriba del palacio y sus guardias atacaron a los de afuera, quienes todavía no tenían sus espadas en las manos.

Daniel suspiró disgustado y golpeó la mesa.

—Debemos hacer algo—Propuso Jack de espalda—Josué terminará por matarnos, inclusive a Gonr.

—Esto ha llegado muy lejos—Farfulló Daniel, caminando hacía la ventana y observando a las personas envueltas en las mantas—. Es hora de tomar medidas.

Unos gritos desesperantes provenían de abajo, muchos voltearon atemorizados y otros se levantaron de sus asientos, los dos salieron a las afueras del palacio. Un guardia se acercó a agredir a una persona indefensa, pero Mercedes fue habilidosa y le arrebató la espada, el guardia intentó fugarse y unas personas lo aferraron. Jack caminó hasta ese hombre, tomándolo por el cuello.

—¡IDENTIFÍCATE!

—¿A ti?—Preguntó carcajeándose—Un mentecato; nuestro amo con un solo poder logró vencerlos.

—¡Cállate! —Rezongó Jack—¿Cuál es tu nombre?

—El amo me pidió que jamás dijera mi nombre, sería traición—Expresó riéndose, Jack estaba apretándole con más fuerza el cuello —Será una lástima tener que ver... como nuestro amo...acaba con... Jack Alt.

—¡CALLATÉ!

Jack lo golpeó por la cara, lo haló por el cabello y sin pensarlo le clavó la espada en el estómago, haciendo que le traspasara por la espalda, Daniel y Mercedes se quedaron inmóviles.

—Recuerda lo que te dije, debes sacar la espada ante el enemigo—Bufó Jack viendo a Daniel luego se volteó hacia los demás—¡Vamos a trabajar! Tenemos que hacer algo por nuestra tierra.

—Jack, si necesitas ayuda... búscame—Comentó Daniel.

—La mía también—Continuó Mercedes—Voy con Daniel a Acalúria. Necesitan de mi ayuda.

—De acuerdo—Dijo—Gracias a ambos.

Daniel se bajó del tren, Binkki y su familia estaban llorando sentados en la estación, Babén se acercó para platicar con ellos y calmarlos, él no entendía que sucedía. El señor Carlos se dirigió hacia Daniel y Mercedes.

—¿Qué le sucede a ellos? —Quiso saber Daniel viendo a Binkki llorar.

—Es Pott—Musitó el señor Carlos—Está herido.

—Daniel—Dijo Babén a sus espaldas y él se volteó—Pott necesita hablar contigo.

Mercedes se quedó para ayudar, mientras Daniel siguió su camino a la enfermería.

Las enfermeras pasaban con bandejas, ofreciendo bebidas calientes, Daniel fue hasta la cama del señor Pott, se sentía extraño al tener que conversar con él, jamás habían cruzado palabras, estaba con los ojos cerrados y él se sentó al lado, mientras Pott fue abriendo los ojos lentamente.

—Daniel, ¿eres tú?—Preguntó con la mirada débil, él asintió—¡Qué bueno qué vinieras, niño!

—¿Qué le sucedió?

—Un guardia me lastimó con la espada—Contestó tosiendo—No logró traspasar porque Carlos lo noqueó. Tú te encargaste de él, lanzando la espada antes que escapará.

—No tuve más alternativa, no quería dejar que ninguno de ellos saliera ileso de aquí—Aseguró colocando su espada sobre la mesa—.Woltef también fue atacada. Josué usó un poder que Jack no pudo entender su nombre.

Aison—Añadió, Daniel alzó una ceja—Lo tuvieron en esa época los cuatro amos y solo se puede usar una vez, desde la primera guerra jamás se utilizó, Josué encontró muchos papeles y aprendió a practicarlos.

—Sé que no le agrado, señor Pott—Dijo con mucha sinceridad— Pero... ¿Por qué necesita hablar conmigo?

—¿Qué dices, niño?—Protestó tosiendo, Binkki se acercó a darle un vaso con agua—Claro que me agradas, solo que soy mal humorado como dice mi familia; eres nuestro amo. Necesitas saber una verdad, tu madre jamás ha sido capaz de decírtela, pero Fuenmayor lo sabía.

—Pott, no lo hagas—Reclamó angustiado Binkki.

—¡No!—Refutó Babén—Daniel tiene derecho a saber la verdad.

—Entre tú y Josué existe algo que los une, aunque no se pueda esconder esa verdad—Explicó, Daniel estaba sintiéndose nervioso—Te costará creerlo, pero Josué, ese chico que Jack y tú odian, aquel muchacho es...

Hubo un corto silencio y el señor Pott decidió mirarlo.

—¿Es...qué? —Repitió asustado Daniel.

—Él... es tu hermano.

Daniel se levantó con brusquedad de la silla, sin ninguna expresión. Su piel estaba pálida y un extraño frío recorrer su cuerpo.

—¿Mi-mi...mi qué?

—Como lo escuchaste—Apuntó, los ojos de Daniel comenzaron a nublarse y sus labios estaban resecos—Ambos son de diferentes padres, pero vienen del mismo vientre. Por sus venas corre la misma sangre de la mujer que los trajo al mundo.

—¿Por qué mi madre...nunca me lo dijo? —Dijo entre dientes.

—No quería lastimarte—Añadió, Babén y Binkki querían calmar a Daniel, pero él estaba boquiabierto—Tu madre es de Narkef, ella se fue cuando Dominic la traicionó. Tu padre le permitió estar en Acalúria. Ella dejó a Josué con su padre, luego con el tiempo te tuvo a ti con Fuenmayor.

Daniel se llevó ambas manos a la cabeza y comenzó a halarse el cabello, su mente no podía creer lo que escuchó, era terrorífico y a su vez penetrante.

—Esto...no puede ser cierto— Gruñó y sus lágrimas comenzaron a salir—Josué...él... ¿mi hermano?

Daniel sentía que todo por dentro le quemaba; su mundo comenzó a derrumbarse.

—¿Él sabe qué somos hermanos?—Le preguntó súbitamente y el señor Pott asintió—¡Esto tiene que ser una mentira! !Una mentiraaa! !Esto no puede ser cierto! ¡Noooo!

Daniel tomó su espada y salió corriendo, Binkki y los demás intentaron detenerlo, pero el señor Pott les gritó que no lo hicieran.

Salió de la enfermería mientras sus lágrimas volaban, no quería ver a nadie, no quería saber de nadie, cruzó entre muchas personas quienes se preocuparon al verlo de esa manera, sus lágrimas seguían cayendo, mientras su mente repetía "Tu hermano", entró a su casa y cerró la puerta con gran estruendo.

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Nota de la autora: !Muchísimas gracias por el apoyo! recuerda continuar leyendo, votar y comentar, y seguirme por mi Twitter: acdrescritora, Instagram: acdrescritora y mi YouTube: A. C. D. R.


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