Acalúria © ✅

By acdrescritora

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Daniel Rausseo, un muchacho de destacada inteligencia y un tanto peculiar, quien recibe en su cumpleaños núme... More

Redes sociales y banda sonora
Nota de la autora + canal de YouTube
1 - Un sueño extraño
2 - Cumpleaños número 18
3 - La carta de Babén
4 - Acalúria
5 - La historia de Acalúria
6 - Jack Alt
7 - Navidad
8 - Adiós, Margaret
9 - Un castigo para Acalúria y Woltef
11 - 5 años después
12 - Jack y Daniel entrenan sus habilidades
13 - Daniel y Josué se enfrentan
14 - El lugar de los pensamientos
15 - El beso
16 - El Cof Caf
17 - Encarcelamiento
18 - La carta de Anthony y los fundadores
19 - La muerte
20 - El círculo de la conexión
21 - El señor Pott le cuenta la verdad a Daniel
22 - La declaración de la guerra
23 - La guerra
24 - En la montaña Anthony
25 - La destrucción de los brazaletes de corazón
26 - Tercera Fase
27 - El amo
28 - La unión
29 - El último encuentro
30 - Diez años después
31 - Acalúria, Gonr, Narkef y Woltef, unidos por siempre
Curiosidades
¡Puedes apoyarme!

10 - Jack y Josué

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By acdrescritora

    Daniel y Jack levantaron sus miradas en dirección a Josué. Jack lo miraba con desprecio, avanzando hacia él, pero los guardias le prohibieron el paso. El señor Fuenmayor le arrebató el pergamino de las manos de Daniel y comenzó a leerlo; sus orejas se volvieron rojas.

—¿Puedo saber qué significa esto? —Le desafió Fuenmayor a Josué.

—¡Oh! ¡Mira, Daniel! —Dijo Jack mirando a Daniel, soltando una risa por la nariz—, la bondad de las personas.

—¿No sé a enterado? —Preguntó Josué.

—¡Por supuesto que me enteré! —Contestó—, y me parece injusto lo que acabas de hacer.

—¿Injusto? —Repitió impresionado y comenzó a reírse—¡Cumplo con lo que dejó escrito sobre una de las restricciones impuestas a Acalúria por el fundador Jhongansebast, señor Fuenmayor! Además, le recuerdo que quien debe responder es su hijo; él es rey, no usted.

El señor Fuenmayor lo seguía mirando.

—Tienes razón, él es el rey, pero yo soy su padre—Dijo, sin dejar de mirarlo—. Tengo el deber de proteger a mi hijo.

—¿Por qué se infiltraron? —Se pronunció un hombre entre las personas—¿El rey Daniel no sabe sobre las restricciones que tenemos?

—¡Mi gente de Woltef no tiene por qué pagar mis consecuencias! —Gruñó Jack a Josué.

—Por lo que hizo su rey, sí—Expresó, arqueando su sonrisa y volteándose hacia sus guardias—. Tenemos trabajo que hacer. Vámonos.

—Fuimos a hablar con el señor Simón para que me hablara de ti—Le declaró Daniel a Josué—. Esa es la razón.

Josué se quedó de espaldas, girando ligeramente su cabeza hacia la derecha, quedando de perfil.

—Tenemos trabajo que hacer—Le indicó a uno de sus guardias y este lo miraba asintiendo, luego Josué se dirigió a Daniel—. Ese viejo Garza, no me extrañaría lo que te haya dicho sobre mí, porque sé que él tiene una especial amistad con tu amigo Jack Woltef.

Jack inclinó las cejas y apretó el puño, Daniel permaneció callado. Josué le sonrió a Daniel y se fue con sus guardias. Daniel se sentía abrumado, en especial por haberle quitado a su pueblo la oportunidad de visitar el campo comercial.

Él estaba en su casa sentado con Jack, su padre caminaba de un lado a otro, pensando en alguna solución y su madre estaba recibiendo una taza de té de la mucama.

—Josué está actuando de manera déspota—Dijo el señor Fuenmayor, mirando por la ventana.

—No es por defender lo que hizo, pero tiene razón en...—Dijo Daniel.

—¡No la tiene! —Gritó el señor Fuenmayor, interrumpiéndolo y girándose hacia Daniel—¡Existen otras maneras en que puede castigarnos!

—Si me disculpa, señor Fuenmayor—Expresó Jack—, pero usted conoce a Josué. No debería de extrañarle lo que hizo.

—¡Querido! —Habló de pronto la señora Veruska, acercándose a su esposo—. Si me permites, quizás yo pueda...

—¡No! ¡No lo harás! —Le gruñó, mirándola—¡No voy a permitir que nadie hable con ese muchacho!

El señor Fuenmayor soltó un suspiro, dejando drenar su molestia. Su temperamento lo hacía descontrolarse.

—Debemos buscar una solución, convencer a Josué que derogue esa restricción—Expresó el señor Fuenmayor.

—¡Aún puede haber una solución! —Dijo Daniel, colocándose de pie—. Josué quedó en entregarme un documento sobre el escrito de Anthony en su tumba. Si voy y me presento para exigírselo, pueda convencer a Josué de revocar lo que nos aplicó.

—¿Para qué quieres saber qué dice ese documento? —Le preguntó su padre.

—Algo me dice que allí sale que fue lo que sucedió con Anthony y Jhongansebast—Contestó—. Es la clave para entender más a profundidad todo este conflicto.

—Tienes que enviar un escrito anticipado a Josué, esperar que él lo apruebe y para poder ir—Le recordó Jack—, y con lo sucedido de hoy, es poco probable que él quiera ceder.

—Josué no aceptará—Dijo Fuenmayor, mirando por la ventana y volviéndose hacia Daniel—. Sé que eres el rey de Acalúria y que tus decisiones son las que deben ejecutarse, pero como tu padre y ex rey, quiero buscar una solución pacífica para nuestro reino.

Daniel pasaba por el vestíbulo con Jack. Las personas del jardín se quedaban viendo a ambos dirigirse a la estación, murmuraron, en dónde Jack logró alcanzar a escuchar "Woltef hizo mal al invitar a Daniel" pero él siguió de largo. El tren estaba allí esperando a Jack.

—Lamento lo sucedido, Daniel—Dijo Jack, girándose hacia él antes de subirse y soltando un suspiro—. Tengo conocimiento de que en el campo comercial cazan a personas infiltradas de Acalúria, pero lo suelen hacer en la noche. No pensé que Josué había modificado eso.

—Está bien, Jack—Le tranquilizó Daniel—. No es tu culpa. Al final, fue mi decisión ir al campo y estaba consciente del peligro al que me enfrentaba.

—Tu reino es importante para mí—Se sinceró Jack—, pero estoy seguro de que si les hablas a tu pueblo de lo que nos dijo el señor Simón, comprenderán que lo de Josué es solo un capricho.

—Aún me cuesta creer que él sea lo opuesto a la imagen que proyecta.

—No te culpo—Dijo Jack, subiéndose al escalón del tren y mirándolo—. Benjamín tampoco lo creía.

—¿Benjamín?

—Mi hermano mayor.

—¿Mayor? —Preguntó confundido—. Entonces, él debería ser el rey. ¿Por qué no llegó al trono?

Jack miraba el suelo, en silencio, hasta levantar su mirada hacia Daniel.

—Murió—Dijo en voz baja, tragando saliva.

—Lo-lo siento—Expresó apenado, Jack le curvó una sonrisa que expresaba amabilidad para no hacer sentir incómodo a Daniel— ¿De qué murió?

—Hipotermia—Le contestó, colocando sus manos dentro de sus bolsillos—. Un día en navidad me enfermé y estuve en cama una semana, así que necesitaba un remedio especial y él salió a buscarlo al campo comercial, se tardó mucho y lo fueron a buscar hasta encontrarlo—Relataba mirando el suelo, Daniel lo seguía escuchando—. Le dijeron a mi padre que lo consiguieron en el Bosque el Encanto, cubierto de nieve; el estar a altas temperaturas fue la causa de su muerte. Es por eso odio la navidad. Fue una perdida terrible para mi padre y para mí también ya que mi hermano era mi ejemplo a seguir.

—¿Tus padres en dónde están?

—Mi padre dejó Woltef para irse a vivir a Pona—Le confesó—. Encontró una nueva mujer, rehízo su vida y lo apoyo, así que me dejó el trono a mí. La última vez que lo vi fue cuando mi nombramiento, que él debía entregarme la espada. No he sabido nada de él desde entonces.

—¿Y tu madre?

—Ella murió cuando yo tenía cinco años—Respondió—. Causas naturales fue su muerte.

—Jack... lo lamento mucho, de verdad—Dijo Daniel y Jack volvió le sonrió de medio lado—. Si necesitas ayuda...cuenta con Acalúria, y conmigo también.

—¡Gracias, Daniel! —Dijo sonriendo—. A sol de hoy, la muerte de mi hermano me sigue pareciendo un misterio. Él ese día llevaba un abrigo que le cubría lo suficiente. Quiero creer que se resbaló y se golpeó la cabeza, pero sigue sin hacerme sentido que él muriera así.

—¿Qué piensas tú?

—Para mí, fue Josué quién lo mató—Contestó con firmeza, Daniel se impresionó al escuchar esas palabras—. Él y mi hermano eran buenos amigos, los mejores, hasta que de un momento a otro se convirtieron eran lo contrario.

—¡Eso que dices es grave, Jack!

—Lo sé, porque no tengo pruebas para acusarlo—Expresó, mirando a Daniel—, pero Benjamín como tú creía en la nobleza de las personas. Es por eso que debes tener cuidado con Josué.

Daniel estaba aturdido, no solamente al notar la vida solitaria de Jack, sino que Jack estaba seguro de que Josué había asesinado a su hermano. Sin embargo, él si tenía algo claro; Josué jamás le entregará el escrito de Anthony.

—Josué no me dará ese documento—Expresó Daniel, recordando la conversación con Josué—. Nunca podré leer el escrito de Anthony.

—Lo puedes tener, pero quitándoselo.

—¡No voy a golpearlo!

—No estoy diciendo que lo tengas que golpear—Le dijo, mirando a los lados que nadie escuchara y acercándose a él—. El sábado que viene iremos a Narkef y nos infiltraremos. Te estaré avisando a tempranas horas y nos llevaremos los escritos.

—¡Eso es robar!

Jack lo miraba seriamente.

—¿Quieres saber que dice el documento, o no?

Daniel resopló, entendiendo que ese era la única manera de tener el escrito, tal y como le había dicho Babén.


    Daniel el sábado se levantó un poco más temprano para leer un libro que era sobre las expresiones faciales, no tenía idea de cómo reaccionaría Josué si se llegará a enterar o a descubrir que robaron el escrito; la primera persona en la que pensaría, sería en él. Esa mañana la mucama le servía un suculento desayuno.

Jack hasta el momento no se ha reportado. Él salió y al girarse se consiguió a Babén que lo esperaba en las escaleras, informándole que el cartero estaba esperándolo en el jardín. El cartero tenía el uniforme de Narkef con la insignia y se encontraba rodeado de personas que compraban el periódico, o recibiendo cartas. Daniel se acercaba viendo como las personas se retiraban y el cartero alzó su vista hacia él, acercándose.

—¡Buenos días, rey Acalúria! —Le saludó bajando un poco su cabeza en señal de respeto y extendiendo su brazo, sosteniendo una carta—. La carta viene de parte del rey Jack, me dijo que era urgente—Le indicó, luego sacó un periódico del bolso y se lo extendió—. Estas son las noticias de hoy. Acéptelo como regalo de mi parte.

—¡Muchas gracias! —Expresó Daniel revisando sus bolsillos, entregándole de todas maneras una propina adicional.

La carta que le entregó era de color fucsia y tenía el sello de Woltefen la ranura. El fondo del emblema era de azul claro y el dibujo que enseñabaen el medio era una pantera, pero su color era un azul más oscuro y el contornode color negro. La parte frontal decía en letras negras "Para elrey, Daniel Troconis". Él llegó a su casa y se sentó sobre sucama, rasgó el sobre y sacó el papel.


¡Hola Daniel!

Es peligroso enviarte esta carta, principalmente porque como habrás notado, el cartero es de Narkef y debe notificarle a su reino sobre el envío de cartas, sobre todo entre reinos, aunque el señor Ángelo solamente cumple con su trabajo, pero no vengo a hablarte de esto.

Hoy en la noche a las once y media iremos a robar el escrito. Sé que te preguntaras ¿Por qué a esa hora? ¡Sencillo! a esa hora no hay muchos guardias vigilando el palacio de Narkef, todos están en sus hogares y es la mejor formar de poder infiltrarnos. Tenemos que ser cautelosos. No podemos dejar vernos otra vez.

Deberás irte por el Bosque el Encanto y cuando llegues al aviso de los trescientos metros, ahí nos encontraremos a las nueve en punto, y ahí planificaremos como entraremos.

¡Nos vemos luego!

Jack Alt

Rey de Woltef.


Daniel comenzó a confundirse con eso de "aviso de los trecientos metros" no entendía a qué se refería Jack, sobre todo que, hasta el momento y con los pocos días que llevaba como rey, no ha conocido el Bosque del Encanto. Debía estar a la hora que Jack lo había citado, pero no sabía cómo llegar hasta allá o que tan seguro era pasar por el Bosque. De pronto pensó que debería llevar a alguien con él, no solo para que lo guíe sino para evitar cualquier incidente. Quizás si le decía a Babén o al señor Carlos ellos aceptarían, y en estos momentos los dos se deben de encontrar en la sala de curaciones.

Babén estaba ayudando a unos conejos con la preparación de una medicina y el señor Carlos se encontraba en el fondo martillando. Daniel observaba que la sala estaba en remodelación. Algunas personas al verlo se giraron hacia él y otros se levantaron, inclinándose ligeramente. Daniel se sintió incomodó por aquel gesto, pero entendía el protocolo, así que solo les sonrió y les pidió que siguieran trabajando. 

—¡Buenos días, rey Daniel! —Le saludó Babén, de espaldas y mirando a un conejo que hacia su trabajo.

—He venido a hablar contigo— Le comentó, acercándose más a él para que solo escucharan los dos—. Necesito de tú ayuda y la del tío Carlos.

—¿En qué podemos ayudarle, mi rey?

Daniel se acercó a su oído.

—Ésta noche nos vamos a infiltrar Jack y yo a Narkef—Le susurró en el oído, Babén seguía mirando al conejo—. Vamos a quitarle los escritos y así descifrar el mensaje de la tumba.

—¡¿Qué?!—Gritó, volteándose hacia él. Daniel se sobresaltó y se llevó las manos a los oídos.

Todos se voltearon preocupados en esa dirección, quedándose en silencio.

—¡Q-q-qué buena...noticia, rey Daniel! —Expresó, intentando simular la situación y riéndose forzadamente, tomando a Daniel por su chaqueta y llevándolo hacia la puerta—¡Podemos...hablar de esto afuera!

Ambos salieron y Babén cerró apurado la puerta.

—¿Te volviste loco? —Le regañó Babén, para Daniel, era gracioso verlo molesto—¡Para entrar a Narkef debes estudiarlo primero! Te dijimos que debías quitarle ese escrito, pero con la restricción de Josué puesta sobre Acalúria, pienso que lo mejor es olvidar esa idea.

—Lo sé, Babén, pero Jack conoce más el palacio de Narkef y él me está ayudando en esto—Dijo, acercándose a él—. Por favor, Babén. Necesito de tu ayuda y la de mi tío Carlos, además, Jack me citó en el Bosque el Encanto y yo nunca he entrado allí, en especial cuando dijo algo sobre... un aviso de los trescientos metros.

—¡Es entendible porque quiere enviarte hasta ese punto! —Dijo Babén—, y no pueden ir en tren porque hará ruido, así que supongo que será a caballo y él llevará los suyos.

Babén alzó su vista hacia Daniel y él lo miraba esperando una respuesta.

—Si Josué los llega a descubrir o sabe que le robaste el escrito, nos traerá graves consecuencias.

—Ya lo sé, Babén—Dijo—. No es fácil la decisión que estoy tomando, porque no sé qué más pueda hacer Josué, pero debemos saber la verdad.

—De acuerdo, te acompañaros Carlos y yo porque entendemos que no has visitado el Bosque—Le confirmó y Daniel asintió contento—, pero, si nos llega a pasar algo, o tu padre nos llega a reprender por haberte ayudado, le diré que me amenazaste con la espada. 

    El señor Carlos había aceptado escabullirse, de hecho, le parecía fascinante la misión en la que se adentrarían. Sus padres habían sido invitados a una boda en el otro mundo, así que para Daniel sería fácil evadir cualquier sermón porque llegarían a la mañana siguiente. Los tres acordaron encontrarse en la estación. En la noche, Daniel salió de su casa colocándose el abrigo y Babén había asegurado el campo detector. En el arco estaba esperándolos el señor Carlos y quien llevaba consigo un candelabro de mano.

Los tres se dirigieron a la estación, cruzando para ir al final y bajar unas escaleras que están allí adelante, en dónde Daniel veía el anuncio que dice "Prohibido el Ingreso sin Autorización"; por ahí era para ir al Bosque el Encanto. El señor Carlos sacó sus llaves para abrir la puerta y sintieron unos pasos detrás de ellos.

—¿Babén? ¿Carlos? — Preguntó confundido Binkki mirándolos y luego miró a Daniel— ¿Rey Daniel?

—¡Binkki! — Expresó Babén, sorprendido y acercándose a él—¿Qué haces aquí?

—Estaba buscándote y como encontré el campo detector congelado, supuse que estarías aquí, pero...—Respondió, observando al señor Carlos con las llaves en la mano—¿Por qué están aquí?

Los tres se miraron. El señor Carlos le entregó las llaves con rapidez a Babén, agarró a Binkki, cargándolo y tapándole la boca. Babén abrió la puerta y los cuatro ingresaron corriendo, y Babén echó un último vistazo de que nadie los estaba siguiendo hasta cerrar la puerta.

Daniel estaba bajando los escalones hasta pisar la grama, alzando su vista hacia los rieles del tren y luego observando delante de él el espectacular paisaje; una noche hermosa. Él había girado su mirada hacia la derecha, viendo allí el extenso y misterioso bosque, pero el señor Carlos y Babén se dirigían en dirección a una entrada en forma de arco, que a pocos metros él observaba, y a medida que se acercaba a esa entrada, podía leer las letras curvadas en la parte superior que decían "Bosque el Encanto".

—¿Por qué nos pasamos por aquí en vez de por el arco? —Les preguntó Daniel mirándolos y señalando hacia los árboles.

—No se puede—Contestó Babén, caminando hacia dónde él señalaba y posando su mano, palpando y viendo que había una barrera—. Está protegido por la magia de la Diosa Hélix antes de marcharse de nuestro mundo. El arco, fue construido por el Jefe Acalúria.

—Creía que era mentira lo de esa barrera que ella puso, para que los animales solo habiten allí.

—Nada es mentira—Dijo, encaminándose—¡Vamos!

Se adentraron y Daniel apenas comenzó a ingresar por debajo del arco, miraba hipnotizado y boquiabierto los árboles.

Algunos árboles, desde su raíz, hojas y hasta llegar a lo alto, tenían colores fluorescentes, desde rojo, azul, turquesa y verde; él veía detalladamente, encantado de sentirse en ese mágico lugar. En dónde se encontraban sus pies se encontraba un sendero y en cada lado de un árbol estaba un farol de pie. Daniel seguía viendo fascinado, girando su mirada al lado izquierdo, desde dónde habían entrado y viendo las cordilleras alejadas. Binkki estaba haciendo sonidos, hasta que el señor Carlos lo soltó y este le propinó una patada en la pierna, haciendo que el Carlos brincara y se quejara, pegándole por la cabeza con la palma de su mano.

—¿Qué pretendían hacer que me tuvieron que llevar a la fuerza con ustedes? —Se enfureció Binkki.

—Es una historia un poco larga que te iremos contando en el camino—Le respondió Babén—. Confía en mí, Binkki. No estamos haciendo nada malo.

—Esto es...—Expresó Daniel, caminando y observando los árboles—, espectacular.

—Por ello le llaman Bosque el Encanto—Dijo el señor Carlos.

—Leí sobre esto, cuando los árboles se ponen de estos colores, es porque en las noches están cambiando su dirección—Explicaba, bajando su mirada al aviso que decía "Bienvenido al reino Acalúria" —, y es por ello que hicieron estos avisos.

—La razón por la cual cambian su dirección, es porque hay algún portal a lo grande de este bosque que se ha abierto—Dijo más atrás el señor Carlos, observando con detenimiento entre los árboles, esperando encontrar algo—. Quiénes exploraron el bosque, cuentan que tuvieron encuentros con personas desconocidas y que luego desaparecían. Es la teoría que concluyó Carl Nerso.

—Creí que eso era solamente un mito—Dijo Daniel, mirando al señor Carlos.

—Siempre han querido hacer creer que lo que nuestros ojos vieron, no existió—Exclamó de pronto una voz de volumen seco y desconocida.

Binkki se asustó y corrió escondiéndose detrás del señor Carlos, temblando, y ellos tres miraban en diferentes direcciones, buscando aquella voz.

—En especial cuando se trata de magia—Volvió a decir esa voz y el señor Carlos giró el candelabro hacia una piedra grande, en dónde estaba una rana mirándolos y esta volvió a hablar—, y luego lo transforman en mitos.

—¡Jamás esperé ver una rana hablando! —Exclamó Daniel, su rostro reflejaba miedo y repugnancia.

—¡Aquí hasta los animales más extraños hablamos, muchacho! —Expresó la voz de una mujer sobre la rama de un árbol, volteándose hacia ella y era un búho—, hasta los árboles a veces quieren hablar.

De manera inesperada, una manada de mariposas que sus alas brillaban en azul aparecieron delante de ellos, pasándoles a los lados.

—¡No es cualquier muchacho! —Dijo una la voz pequeña de una de las mariposas que pasaba.

—¡Es el rey Acalúria! —Gritó otra mariposa, emocionada y alejándose su voz.

A Daniel se le había posado en su abrigo un murciélago. Él estaba petrificado mirando con terror al murciélago, quería salir corriendo al verlo allí, pero recordó que la mayoría de esos animales eran inofensivos.

—Sí, es él—Dijo el murciélago, su voz era pesada y a su vez educada—, y está temblando.

—¡Lo estás asustado! —Dijo de pronto otro búho, llegando y posándose en una rama.

—¡Oh! —Exclamó, girándose un poco para tomar vuelo—¡Lo siento!

—¿Qué los trae por aquí? —Les preguntó la rana, emitiendo el sonido de «croac».

Daniel le explicó porque ellos estaban en el Bosque, hasta finalmente decir.

—Jack me citó para encontrarme con él en el aviso de los trescientos—Le contestó Daniel.

—¡El rey Woltef siempre de astuto! —Exclamó la mujer búho—. Seguramente, sabía que los ayudaríamos y confía en nosotros.

—El Bosque tiene su encantado, pero por las noches es peligroso, así que le diremos a los animales para que les cuiden hasta llegar a su destino—Dijo la rana y Daniel asintió—. Hay animales que son celosos con su hábitat y no les gusta ver humanos a estas horas.

—¡Muchas gracias, señor rana! —Expresó Daniel, sonriendo.

—Me llamo Got—Dijo la rana, emitiendo nuevamente un «croac»—¡Un placer haber ayudado al rey Acalúria!

—¡Nosotras podemos acompañarlos! —Dijo una mariposa, llegando con otros cincos y posándose delante de Daniel—¡Síganos!

Los cuatro comenzaron a avanzar, hasta que la rana llamó a Daniel.

—Tenga cuidado, rey Acalúria—Le advirtió la rana, girándose para marcharse—. El rey Josué, desde mi perspectiva, es peligroso. Ojalá esté equivocado. ¡Buena suerte!

La rana volvió a hacer un «croac» y se marchó, saltando. Daniel se giró, algunos búhos y murciégalos le decían «¡Adiós!» y él se volvió hacia ellos, gesticulando mientras se despedía y siguiendo su camino.

Llevaban rato caminando, ya habían pasado varios avisos de cuantos metros les quedaban. Los árboles de vez en cuando volvían a su color natural, pero de pronto se tornaban a esos colores. Su tío Carlos le explicaba que esos colores son los mismos que lo de los reinos. Finalmente, estaban llegando, Daniel sentía que habían caminado una eternidad. El aviso de los trescientos metros estaba allí, justo adelante, sentía que las piernas ya le dolían. Daniel se había detenido hasta que escuchó que lo estaban llamado. Jack estaba al otro lado sentado sobre un caballo y acompañado de unos guardias. Él iba a salir por ahí, pero recordó la barrera protectora.

—¡Llegaste justo a tiempo! —Le dijo Jack, mirando su reloj de muñeca.

—Traje conmigo a unas personas—Dijo Daniel, mostrándoles a los otros tres—, por si algo se nos complica y tampoco había entrado alguna vez al Bosque.

—Me parece una buena idea que los hayas traído—Dijo, mirando a los otros.

—¡Gracias por avisar a los animales del bosque, rey Jack! —Exclamó Babén, contento.

—¡Encantadas de haberlos guiado! —Exclamó la mariposa mayor, revoloteando con las otras alrededor de los cuatro y marchándose.

—¿Y ahora cómo pasamos? —Preguntó Daniel, mirando hacia arriba y colocando su mano sobre la barrera.

—¡Ya voy! —Expresó Jack, bajándose del caballo y caminando hacia la barrera, posando su mano en ella, hasta pronunciar unas palabras extrañas—¡Osimrep arap rirba, asoid xiléh!

Daniel pudo ver como una onda se había movido hasta arriba, Jack quitó su mano y se apartó para que pasaran. Daniel no estaba seguro, pero Binkki fue el primero en hacerlo y cruzó, los otros dos pasaron y Daniel siguió detrás, pasando. Jack volvió a acercarse y volvió a decir "¡Osimrep arap rarrec, asoid xiléh!" mirando de nuevo esa onda expansiva la cual daba a entender que se había cerrado.

—¿Qué fue eso? —Preguntó Daniel, sin bajar apartar su mirada, acercándose y comprobando que estaba de nuevo la barrera.

—Un poder que creó el fundador Reinaldo después de la guerra y que solo tenemos el rey o reina de Woltef, ahora, es un secreto que solo ustedes conocen—Le explicó Jack a Daniel y mirando a los otros, ellos asintieron—. Lo hizo para que lo utilizáramos ante cualquier emergencia, así que vi apropiado hacerlo en este momento.

—¿Cuál es el plan? —Preguntó Daniel, girándose hacia él.

—Nosotros llegaremos a través del puente que conecta el campo comercial al palacio Narkef y desde allí ingresaremos por la parte trasera porque es probable que no haya presencia de guardia—Le respondió Jack, Daniel no sabía cómo iban a pasar por ese puente que él mencionaba, Jack se giró hacia los otros—. Ustedes irán con mis guardias que ellos saben hasta qué punto llegar—Les dijo y se dirigió hacia sus guardias—. Si pasa algo conmigo, o Daniel, ya saben lo que deben hacer.

Sus guardias asintieron. Jack se subió a su caballo y le extendió la mano a Daniel.

—¡Sube!

—Nunca me había subido a un caballo—Le aclaró Daniel, tomando la mano de Jack y este lo impulso, ayudándolo a subir—, y tengo un poco de miedo por lo que pasará.

—Es normal tener miedo, pero sea como sea, debemos llevarnos ese escrito—Le dijo viéndolo de perfil, Daniel asintió y Jack volvió su vista hacia sus guardias—. Vayan detrás de mi luego que esté más alejado y nos vemos en el punto que les dije.

Ellos volvieron a asentir, Jack volvió su vista y arrancó, alejándose, y luego de estar bastantes distanciados, los guardias arrancaron finalmente.

Jack se detuvo, bajándose junto a Daniel, indicándole que debían llegar hasta este punto porque más adelante se encuentra el Campo Comercial y debían caminar para ir hacia el puente. Ambos llevaban rato caminando, escabulléndose y mirando por la pared de la estación del campo comercial, viendo al final los guardias vigilando de espaldas y quiénes estaban conversando con una señora que les había traído pan con chocolate caliente.

—Aún hay personas presentes en el campo comercial—Dijo en voz baja Jack y sin apartar su vista.

—Leí en el libro que el ochenta por ciento son trabajadores de Narkef, los otros veinte son Gonr y Woltef—Dijo Daniel detrás de él—, los únicos Acalurianos que trabajan allí son la familia Garza. Los privilegiados, por tener la oportunidad de trabajar en el campo, como le dijiste aquel día al señor Simón.

—Apoyaban a Jhongansebast, pero desde mi criterio, lo hacían desde el miedo y para continuar con su linaje de millonarios en nuestro mundo, pero eran corruptos buscados por la justicia en Pona dos—Le dijo Jack, mirando hacia adelante y echándole un último vistazo a los guardias, encaminándose—¡Vamos!

Los dos continuaron en silencio, deteniéndose cerca de los árboles del bosque. Daniel se sentía agitado, quería llegar pronto al palacio y buscar ese escrito, el detalle era que en dónde lo buscarían.

—Jack—Dijo Daniel mirándolo y Jack le asintió, sin voltear su mirada—¿Josué tendrá esos escritos en su hogar? Porque yo nunca he ido al palacio de Narkef.

—No te preocupes, yo fui varias veces con mi papá y hermano—Respondió a un volumen que solo escucharan ellos dos—, y es probable que esté en casa de Josué esos escritos. Habrá que buscarlo y esperemos que él no esté en su casa, de lo contrario, aun así, veremos que planeáramos.

—¡Gracias por la ayuda, Jack!

—Después tendrás tiempo de agradecerme—Dijo, encaminándose en dirección al Bosque y deteniéndose, mirando con cuidado entre los árboles y viendo a unos guardias vigilando a pocos metros—. Tenemos que noquearlos, porque ahí está el puente para ir al palacio Narkef. Yo me encargo de ellos. Vamos.

Jack volvió a pronunciar aquellas palabras e ingresaron en puntillas, escondiéndose detrás del árbol. Daniel miraba desde un árbol y Jack estaba desde otro, sacó su espada y comenzó a avanzar, llegando a uno de ellos, girándolo y golpeándolo. El otro sacó inmediatamente su espada y Jack lo bloqueó a tiempo, lastimándolo y dejándole inconsciente también. Jack giró su vista hacia el bosque, asintiéndole a Daniel para que saliera.

—Debes enseñarme a ser tan bueno como tú cuando batallas—Le dijo Daniel llegando, mirando a los guardias que estaban tendidos.

—¿Qué tan bueno eres usando la espada? —Le preguntó Jack, guardando su espada.

—No sabría responder a la pregunta.

—Lo sabrás más adelante—Dijo Jack mirando hacia adelante, en dónde Daniel se dio la media vuelta en esa dirección.

Allí a escasos centímetros estaba la entrada enrejada cerrada y en forma de arco, junto a dos faroles a los lados. En las letras de arriba del arco decía "Bienvenidos al Campo Comercial AGNW". Daniel podía ver entre las rejas los comercios. Jack se había girado en dirección al puente de madera que estaba alejado ligeramente del suelo, soltando un suspiro.

—Por aquí tenemos que ir.

—¿Por qué huele a agua? —Preguntó Daniel, confundido, llegándole el olor a agua.

—Hay un río más adelante que desembocado desde "El Hogar de Hélix" —Respondió, mirando hacia adelante—, y con esa agua se abastecen los cuatro reinos. Continuemos, Daniel.

Los dos caminaban acompañados del cantar de los grillos. Jack no apartaba su vista; de hecho, no le había dicho más nada a Daniel; él sabía que mucho más adelante había otros guardias vigilando. Llegaron a la parte desde dónde se escuchaba el río pasar. Jack le explicaba a Daniel que el agua llevaba a dos canales, el que se dirige hacia el Campo Comercial, Gonr y Acalúria, y el segundo canal que pasaba por Narkef para luego dirigirse hacia el reino de Woltef.

Ambos habían llegado hasta la mitad del puente, en dónde Jack veía con cuidado a dos guardias adelante. Él empezó a correr, enfrentándose a uno de ellos a un duelo de espadas, lastimándolo y pateándolo, y el otro fue corriendo en dirección a Daniel, pero él se había paralizado. Jack rápidamente lo alcanzó, enfrentándose a él hasta dejarlo noqueado, agachándose para comprobar que ambos estuvieran vivos.

—¿Por qué no sacaste la espada? — Le preguntó, mirando a Daniel.

—Lo-lo lamento—Expresó Daniel, aún petrificado—, nunca me había enfrentado...con la espada.

Jack cogió aire y se acercó a él, colocando su mano en el hombro de Daniel.

—Cuando alguien saque una espada frente a ti, tú debes hacerlo también, así no sepas—Le advirtió—. Es la calve de todo guerrero para defenderse y no dejarse vencer por el enemigo.

—De acuerdo.

—¡Vamos yendo!

Seguían caminando, Daniel no sabía cuán lejos estaba el palacio, pero había pensado antes cuando a pocos metros estaban viendo el otro enrejado y comenzaron a correr en silencio. Llegaron y Jack vio que estaba entre abierta, entrando los dos con sigilo y viendo por encima que, efectivamente como predijo Jack, no había presencia de guardia en la parte trasera.

Los dos siguieron, Daniel miraba hacia su derecha, observando el hermoso jardín y a los lejano las imponentes cordilleras. Llegaron a la entrada que tenía en ambos lados dos antorchas encendidas. Jack estaba empujando con suavidad la puerta para no hacer ruido, mirando entre las rendijas que no había nadie y entraron. Había dos arcos en ambos lados y unas escaleras delante de ellos que era para subir a la entrada principal del palacio. Jack le mencionó que la del lado izquierdo es el comedor y el del lado derecho es la sala de invitados. Ambos avanzaron y Daniel veía desde su lado la pared con el pasamanos en la parte de arriba que eran otras escaleras imperiales, hasta llegar al último escalón.

El palacio de Narkef, sin duda alguna, era una hermosura, pensar que tiene muchos más años que los demás. El techo con las numerosas lámparas de arañas y al fondo la puerta principal, acompañada del palo en pie con la bandera de color turquesa y el emblema de Narkef. Un jaguar del mismo color, pero más oscuro, y su contorno negro. Daniel y Jack se habían girado en dirección a las escaleras imperiales que conducían dos entradas diferentes. Lo curioso para Daniel, era que no había presencia de guardias.

—Tenemos que ir por el lado izquierdo—Le indicó Jack, señalando el izquierdo y luego señalando el otro—. En ese lado, están las oficinas administrativas y de los trabajadores de Narkef.

—¿Allá se encuentra el Diario Lan?

—Así es—Respondió, alzando su vista hacia adelante y avanzando—¡Sígamos!

—¿No te parece raro que no hay guardias?

—Sí, es bastante extraño—Dijo, mirando con cautela por el lado en que subían.

Los dos cruzaron en dirección a los corredores, tratando de no sonar sus botas sobre la alfombra y mirando los números de las puertas.

—Jack—Le susurró Daniel y él asintió, mirando con precaución cada puerta—¿En qué parte está la casa de Josué?

—En el tercer piso, al fondo—Contestó en voz baja.

—¡Seguro estará en casa con sus padres!

—Josué vive solo—Le dijo, sin desviar su mirada.

—¿Y sus padres?

Jack se detuvo y lo miró.

—Su padre, al igual que el mío, se fue a vivir a Pona uno—Le respondió—, y su madre pues...nunca la llegué a conocer. Nadie sabe quién es—Dijo, volviéndose y caminando—. Creen que el señor Dominic tuvo algún devaneo en el campo comercial y se lo trajo consigo, o con alguna mujer en Pona uno, pero él nunca ha dicho nada al respecto, así que son solo especulaciones.

—Si vive solo, entonces, seguramente estará durmiendo.

—Lo dudo—Dijo, soltando una risa por la nariz—. Mi hermano me dijo que Josué era de poco dormir. Debe andar merodeando las oficinas administrativas con algunos de sus guardias.

Llegaron al tercer piso, encaminándose con rapidez al fondo, llegando a una de las puertas más grandes de ese nivel; la casa de Josué. Jack sacó de su bolsillo un alambre, introduciéndolo en el cerrojo.

—Tenías razón, Josué no está en su casa—Dijo Daniel, detallado que Jack manipulaba la cerradura, mirando hacia atrás con el temor de que apareciera alguien.

—¡Te lo dije! —Dijo, moviendo el alambre—. Josué no va a ir a hacer sus cosas y dejará la puerta de su casa abierta, y mucho menos un rey.

Jack escuchó el "clic", abriendo la puerta y entrando. Él encendió la luz, observando la sencilla casa y Daniel cerraba la puerta despacio.

—Es probable que esos documentos estén...—Dijo Daniel girándose, en dónde Jack le interrumpió haciéndole un "¡Shhh!" y Daniel se petrificó, empezando a hablar en voz baja—¿Qué...sucede?

—No debemos hablar tan alto—Le susurró, mirando precavido hacia las habitaciones—. Las mucamas están durmiendo.

—¡Ci-cierto!

—Su habitación está a la izquierda, la más grande—Dijo, observando ese lado—. Benjamín fue el único en visitar su casa, me contó cómo era y por fin lo estoy viendo. ¡Vamos rápido!

Los dos caminaban con la punta de sus pies, hasta entrar a la habitación y cerrar con cuidado la puerta. Jack encendió la luz y, sin pensarlo tanto, ambos comenzaron a hurgar. Armario, debajo de la cama, almohadas; mesas; por todos lados buscaban, hasta intentaban observar entre la lámpara a pesar de la luz, pero no encontraban esos documentos. De pronto, una idea vino a la mente de Daniel, deduciendo que tal cual como le dijo Jack, Josué era un rey, así que no podría tener esos documentos importantes en su habitación y a simple vista, así que dedujo que sería en la habitación del señor Dominic.

Jack notó que estaba cerrada y eso levantó aún más la intriga de que ahí se encontraban los documentos, sacando de nuevo el alambre y entraron. Volvieron a investigar, buscando desesperados, pero no encontraban nada; habían sentido que esa misión que hicieron fue un fracaso, pensando que Josué llevaba ese documento consigo a todas partes. Jack se comenzó a sentir frustrado, apoyando sus manos sobre la ventana y Daniel contemplaba la habitación, sintiéndose disgustado. Él se iba a dirigir para intentar una vez más investigar la mesa que estaba allí cerca de la ventana y de repente había notado algo en sus pies. Daniel se dio la media vuelta, mirando con extrañeza la baldosa, agachándose.

—¡Jack! —Exclamó Daniel, colocando su mano sobre la baldosa y golpeándola, Jack alzó su vista hacia él—¡Mira esto!

Jack se acercó, agachándose y golpeando también, notando que estaba más sensible que las otras, levantando la baldosa y ambos se quedaron viendo. Estaba un hoyo oscuro, en dónde Jack introdujo su mano, tomando un objeto y sacándolo. Era una caja grande metálica, abriéndola y encontrando varios artículos de periódicos. Daniel tomó uno de ellos, leyendo que era del veinticuatro de junio del año mil setecientos y el título decía "Diferentes personas se han pronunciado de manera preocupante sobre el rey, Anthony Rondón", en dónde Daniel leía en la primera línea el nombre de una persona llamado Óscar y que era oriundo de Acalúria, declarando "Anthony Rondón quiere destruir el reino de Narkef. No se conforma con la libertad que le otorgó el generoso rey Jhongansebast y quiere más". Daniel se sentía extrañado al leer esa declaración; Anthony, según lo que exponía el libro, fue un chico de buen corazón. Bajó su mirada al otro párrafo, era una mujer llamada Antonella, de Acalúria y quien declaraba:

"El Rey Anthony me agradaba, por su elocuencia y generosidad; sus deseos de libertad; en especial por venir de nuestras antiguas colinas, pero está obsesionado en querer que tengamos espacio en el campo comercial o que construyamos el nuestro. Ya el rey Jhongansebast nos dio la libertad, ¡Que deje su ambición porque nos puede llevar a una segunda guerra!"

Daniel estaba confundido, en el libro, jamás y nunca mencionaron a esas personas declarando. Al detallar, había más personas expresando comentarios negativos hacia Anthony.

—Daniel—Dijo Jack, volviendo su vista hacia él y Jack comenzó a sacar una pequeña tabla metálica que estaba más abajo y abriéndola.

Había cuatros papeles que estaban deteriorados. Daniel tomó con delicadeza el primero, leyendo el nombre de la ex reina y fundadora de Gonr, dirigiendo esa carta para Jhongansebast.

—¡Aquí está! —Exclamó Jack con un papel abierto y Daniel volvió su vista a la carta, leyendo arriba "23 de noviembre de 1830" —¡El escrito de Anthony en la tumba!

De pronto, escucharon la puerta de la casa cerrarse y a ambos se les aceleró el corazón. Jack comenzó a meter los papeles dentro de la caja, Daniel se guardó la carta y el periódico en el bolsillo del abrigo. Jack volvió a colocar la baldosa y Daniel corrió para apagar la luz. Los dos estaba sudando y el corazón no paraba de palpitarles, Daniel estaba temblando, sin dejar de mirar hacia la puerta.

—¡Señora Adelaida! —Exclamó la voz pujante de Josué, tocando una puerta y dirigiéndose a su habitación—¡Salga, por favor!

Jack se giró hacia la ventana, verificando hacia abajo que era la parte trasera del palacio y viendo la altura en la que estaban. Podrían bajar, pero el precio sería alto si se lanzaban por allí. Daniel no apartaba su mirada de la puerta, una gota de sudor le bajó por la nariz; el frío que sentía no era por el ambiente. Una puerta la habían cerrado y otra se había abierto.

—¡Buenas noches, mi rey Lore! —Expresó la voz amable y dulce de una mujer.

—¿Está ocupada?

—Estaba por bañarme, mi rey—Contestó, Jack seguía examinando—, y luego iba a prepararme un té.

—¡Qué casualidad! —Exclamó Josué, riéndose—¡Quería pedirle que me hiciera uno, por favor! ¡Si no es de mucha molestia! Lo digo por la hora, debe estar agotada, pero sé que usted como yo, duerme más tarde.

—¡Para nada me molesta, mi rey! —Expresó ella, riéndose y mostrándose contenta—. ¡Me iré a bañar y en breve se lo preparo!

—¡Muchas gracias, señora Adelaida! —Dijo él, Jack se había girado, volviendo su vista hacia la puerta y escuchando lo que decía Josué—. No es que tenga preferencia por usted, a todas mis cuidadoras las adoro, pero me encanta como usted lo prepara—Expresó riéndose y ella también se reía—¡La veo en un rato y así conversamos mientras tomamos el té!

—¡De acuerdo, mi rey!

La puerta se había cerrado y Daniel escuchó cuando Josué se marchaba también, cerrando la puerta.

—¡Debemos apresurarnos! —Expresó Jack, volviendo a abrir la baldosa y sacando la caja metálica.

Daniel volvió a encender la luz y se agachó, sacando la tabla y tomando los otros documentos, leyendo que la otra era una carta de Reinaldo y un escrito en pluma del primer rey de Narkef. Daniel había tomado más periódicos de esos años, otras personas declarando en contra de Anthony. Jack estaba metiendo los demás papeles y Daniel lo estaba ayudando, pero sus ojos se detuvieron al notar en un periódico los semblantes de su madre y padre, en dónde su padre le sostenía el rostro con ambas manos a su madre, dándose un beso en el balcón del palacio, leyendo en el título superior "Los Reyes de Acalúria, Veruska y Fuenmayor, finalmente contrajeron nupcias" él quería leerlo, pero Jack lo quitó rápidamente del suelo, guardándolo y metiéndolo dentro la caja, colocando la baldosa.

Jack salió con sigilo, seguido de Daniel. Jack se dirigió a la primera puerta, colocando su oído con suavidad, escuchando que la señora que iba a prepararle el té a Josué se estaba bañando, dirigiéndose los dos a la salida y saliendo de la casa. 




Se frenaron sobresaltados al escuchar una voz alejada ensordecer el palacio, era la de Josué, parece que venía disgustado o regañando a alguien, apresuraron la marcha y al llegar a la puerta estaba cerrada. Jack intentó forzar la cerradura, pero ese tipo de cerradura no sabía romperla, patearon diferentes veces la puerta y de pronto el palacio se convirtió en un embarazoso silencio.

Unos zapatos estaban sonando detrás de ellos hasta detenerse, al mirar hacia atrás estaba Josué, ahí detenido a mitad de las escaleras, su cara expresaba tormento, su mano derecha estaba posada en su cintura; ninguno decía nada, solo las miradas se quedaron clavadas.

—¿Qué hacen ustedes aquí?—Preguntó observándolos, su voz sonaba brusca, una voz que expresaba potencia y autoridad—¿Ha que han venido?,¿Cómo lograron entrar?

Ninguno de los dos contestó, su voz intimidaba.

—¿No van a responder?

—Josué— Habló Daniel caminando un centímetro—Vinimos a llevarnos el escrito de Anthony...porque sabemos que no me los facilitarás.

Jack lo miró pasmado por su sinceridad.

—¿Cómo estás seguro que no iba a entregártelos?—Protestó rabioso y dirigió su mirada tajante a Jack— ¿El porfiado este insinuó lo contrario?

—Es mejor que respetes, Josué—Rezongó Jack— Y si, le dije lo inverso. Tú nunca le entregarás nada.

—¿Qué te hace pensar lo contrario?

— No lo sé—Expresó, mientras una sonrisa se le dibujó de medio lado—Tal vez...Benjamín.

Hubo un silencio.

—Únicamente porque el idiota de tu hermano hablo de mí, ¿piensas que lo seré con Daniel?

—¿Olvidas por qué él y tú dejaron de ser amigos?—Refutó acercándose a las escaleras, su sonrisa no se suprimía—¿Te hago memoria?

Las manos de Josué temblaban de furia, pero de pronto una sonrisa también se le disparó.

—¿Nunca te contó por qué nuestra amistad tenía una razón por acabarse?—Le desafió riéndose entre dientes—Él te relató su versión; tu hermano...era un plaga inmunda.

Jack fue a golpearlo pero Daniel lo contuvo.

—Josué, la verdad no te conozco y me hubiera gustado conocerte—Objetó Daniel caminado hacia él—Pero deberías respetar la memoria de Benjamín. Si se acabó la amistad no deberías molestarte, al menos aprecia que una vez fue tu primer amigo.

—¿Y cómo sabes qué fue el mi primer amigo?

—Te refiere a él como una plaga inmunda, parece que fue tu único amigo de quien expresarte incorrectamente—Contradijo, los labios de Josué temblaron—Yo tampoco tengo amigos, ni uno solo, y si llegó a tener uno, sería una buena amistad, pero no diría blasfemias de él.

—¡Bellas palabras!— Exclamó Josué con una sonrisa divertida, como si lo que dijo Daniel fuera de escasa importancia—Él y yo solo conocemos la verdadera historia. Jack te contó su conmovedora y estúpida versión.

—!Yo confié en dijo mi hermano! —Vociferó Jack.

Josué bajó las escaleras y se quedó quieto.

—No es bueno confiar en las personas—Agregó en tono agradable, aunque su expresión reflejó sarcasmo—Ni mucho menos en las personas cercanas.

—Dices que Benjamín le contó su versión—Rebatió Daniel, acercándose a él—¿Cuál es la tuya?

—Tienen cinco minutos para salir por esa puerta y les perdonaré que hayan venido—Planteó volteándose—Si no lo hacen, romperé lazos definitivos con ambos.... sobre todo con Acalúria.

—!Cuéntanos la verdad!—Le exigió Daniel.

—¡NO LO HARÉ!

Josué se giró y le clavó un puño en la cara, Daniel se echó hacia atrás y cubrió su rostro, le había roto el labio inferior, Josué sacó su espada y corría directo a clavársela. A continuación, una espada bloqueó la suya, fue veloz el movimiento, los ojos de Josué se abrieron garrafales. Jack había detenido el golpe mientras los brazos le temblaban haciendo fuerza, luego empujó a Josué con su otra mano.

—Entrenamiento, Josué—Le informó Jack con voz calmada, comprendiendo el rostro confuso de Josué—Desde pequeño, gracias a mi hermano.

Josué no logró dominar su furia y lo atacó, pero Jack fue rápido y de pronto brincó hacia atrás con una potencia indefinible, algo extraordinario; estaba sujetado y sentando en el pasador de manos, había volado hasta allá. Él saltó de nuevo hacia Josué y situó las manos en el piso a ambos lados. Daniel observaba sorprendido aquellos movimientos especiales de Jack.

—¡No voy a caer en esa trampa!, lo conozco!—Bramó Josué sin moverse, mostrándose petrificado, Jack se sonreía—Ese poder lo conocen los amos de Woltef, y tu hermano lo dominaba afinadamente. El cuadrado de Wol.

Daniel había leído sobre el cuadrado de Wol en el libro. Es un cuadrado pequeño o mediano para atrapar al enemigo, únicamente quien utiliza el poder alcanza a distinguir las rayas rojas del cuadrado, así como su correcto tamaño, mientras que el oponente no sabe cuál es la distancia exacta y tampoco el tamaño; así que si batallaba hacia atrás, arriba o adelante, podría pegarse con las rayas y lo lastimarían, expulsando electricidad. Jack no lograba borrar su risita, Josué estaba inmóvil, Jack se levantó del suelo y caminó hasta él, pero Josué fue habilidoso y lo apuntó en el pecho.

—!Un paso más y te juró que la clavo!

—¿Tienes miedo de luchar y perder?

—Tengo grandes ganas de dejarte echado en el suelo—Refunfuñó sin bajar su brazo y sin quitarle la mirada—Pero no soy idiota para caer en ese poder que siempre he anhelado.

Jack se agachó exageradamente veloz que no dio tiempo a ninguno de los otros dos en parpadear. Jack le encajó un golpazo por el estómago, haciendo que cayera de rodillas, luego le pegó por la espalda y le clavó una patada, haciendo que tropezará contra una de las rayas, las cuales le dieron corriente y quedó en el suelo sin fuerza.

Unas puertas se abrieron, eran siete guardias, Jack guardó su espada, buscó en el bolsillo de Josué las llaves y salió corriendo junto a Daniel, cuando salieron escucharon a Josué resoplar "Atrápenlos". En frente estaban los otros tres esperándolos y ellos les gritaron que corrieran hacia el tren.

Llegaron y exigieron al maquinista que arrancara, él les contestó que no se movería, el señor Carlos le encajó un puño, lo lanzó por la ventana y dieron marcha al tren. Escucharon a los caballos acercarse y varios silbatos sonar, el tren estaba marchando. De pronto empezaron a surgir más y más guardias en el camino, el señor Carlos despojó la espada de Jack, abrió la puerta y comenzó a atacarlos.

Jack tomó el control del tren, unos guardias lograron abrir otra puerta y adentrarse, Daniel no sabía combatir, pero recordó las palabras que le dijo Jack; sacó la espada sin saber manejarla y empezó a luchar. Binkki y Babén estaban cerrando las ventanas, el señor Carlos había vencido a varios, Daniel empujó a uno y corrió hacia donde Jack.

—¿No hay otra forma de distraerlos?— Le gritó perturbado, Jack estaba concentrado manejando—Si vamos directo a Acalúria pondremos en riesgo a las personas.

—Ésta la ruta de los caminos en construcción—Exclamó y señaló los otros rieles—Tendremos que saltar hacia el agua.

—¡Oigan!— Gritó volteándose Daniel—!Cambiaremos de ruta e iremos a los caminos en construcción! Saltaremos hacia el agua.

Los guardias continuaban ingresando, Daniel los iba a enfrentar y el tren cambio de dirección con rudeza, haciendo que aquellos guardias salieran disparados por la puerta, él sacó su cabeza y observó el letrero "Caminos en construcción".

El tren estaba ingresando a una torre larga de rieles, abajo estaba el exuberante río, corrieron hacia la puerta y se lanzaron, dejando el tren continuar y al final cayó pico abajo. Se hundieron en el agua y nadaron a la superficie. Era un río extenso, habían pocas piedras, a sus espaldas estaba saliendo humo negro, era el tren que había caído, nadaron hacia la tierra y tomaron aire.

—Por poco...y nos atrapan...Daniel—Jadeó Jack destapándose los oídos.

—Ésta vez... Josué... va a tomar medidas—Balbuceó Daniel exprimiendo su camisa blanca—.Prohibirá la entrada terminante a Acalúria.

—Eso no hay porque dudarlo—Opinó el señor Carlos, sacudiendo contra las piedras sus zapatos.

—Debemos estar en Acalúria antes de que llegue la noticia—Comentó Babén subiendo la colina.

Jack agarró su espada que estaba encima de una piedra, se la guardó y Daniel estaba frente a él.

—Gracias...por ayudarme, estuviera en estos momentos herido.

—Por nada—Agregó con voz dócil y subiendo la colina—Vamos yendo. La noche se está poniendo fría y podemos atrapar un resfriado.

Daniel se levantó temprano, se colocó su ropa y se miró en el espejo, tenía el labio roto, se quedó inmóvil viéndose y le vino un flashback; el golpe que le propinó Josué y el bloqueo de espada que hizo Jack. Recordó el escrito de Anthony y se devolvió corriendo a su habitación, buscando desesperado en sus bolsillos los papeles que no había sacado anoche. Los examinó y estaba en buen estado, pero el agua había corrido un poco la tinta, pensaría en algún modo en poder saber lo que decía.

Salió y no había nadie, la entrada al jardín estaba abierta, quizás las personas estaban durmiendo, al abrir las puertas del palacio se quedó paralizado. Todas las personas de Acalúria estaban afuera, sus padres estaban justo en frente. El día estaba nublado y Acalúria inmersa en desánimo; él no sabía si avanzar, hablar o mantenerse callado.

—Daniel—Musitó detrás de sus padres Jack—Tenemos...malas noticias.

—¿So-sobre?

—Sabes de que estoy hablando—Exclamó intranquilo, es la primera vez que escuchaba la voz quebrada de Jack, en seguida le entregó el periódico—. Léelo por ti mismo.

Lo tomó y leyó el título.

Malas noticias para Acalúria y Woltef

Daniel bajó su mirada al artículo.

En la noche de ayer sucedió un evento inesperado por parte de los amos Daniel Troconis y Jack Alt, ambos se infiltraron a Narkef, infringiendo y rompiendo la ley que se había acordado, sobre todo Acalúria, quien decidió no seguir la ley que se había dejado hace años atrás.

Uno de los entrevistados comentó:

"Josué Narkef fue atacado y torturado por parte de esos dos, querían asesinar a nuestro amo. Ayer en la noche pudo haber ocurrido una desgracia, pero por suerte nuestros fieles guardias llegaron a tiempo para salvar a nuestro príncipe".

Otro entrevistado dijo:

"No sé qué hubiera ocurrido si nuestro amo Narkef no estuviera hoy en día presente, ese joven galán es una estrella, nosotros lo amamos y respetamos, sabemos el amor que él siente por nosotros y quería unir los lazos con Acalúria y hacer las paces con Woltef, pero ambos se opusieron.

¡Son unos egoístas!. Merecen hasta la muerte esos delincuentes, no sé cómo llegaron a ser amos".

Por otra parte, el joven Narkef fue ésta mañana para exigir la firma de Daniel y Jack. El caballero Jack aceptó la firma y el ex amo el señor Fuenmayor, en ella declara que por orden de Narkef, por ser la cabeza más alta, está decisivamente prohibida la entrada para ellos dos. Exclusivamente en Narkef donde se mantendrá esa ley y se debe cumplir, sino será la expulsión de las personas.

Al final la última entrevista fue la del amo Josué, quien expuso lo siguiente:

Esos dos entraron a atacarme y lastimarme, me amenazaron con matarme y el amo Woltef me lastimó, usando el poder del cuadrado de Wol .Me hizo daño y estoy debilitado, salvé a mi gente de esos malhechores que querían lastimarnos, es una lástima que se pusieran en contra de mi voluntad y generosidad que les estaba proponiendo, por eso no me quedo más opción que romper los lazos definitivos con ambos, por el bien de mi gente y así aprenderán a respetar la ley.

Así concluye la noticia del día de hoy.

Daniel estaba sudando y su rostro expresaba irritación, Jack, su gente y él tenían prohibida la entrada completamente. Sus padres estaban viéndolo reservados, esperando que dijera algo.

—¿Por qué firmaste?—Rezongó Daniel mirando a su padre—¡YO SOY EL AMO DE ACALÚRIA! !TÚ NO LO ERES!

—Tenía que firmar porque sé que tú no lo harías—Replicó con firmeza.

Le arrojó el periódico a su padre.

Él seguía caminando en dirección al campo detector, quitándose el abrigo de encima y el chaleco, las personas lo observaban marcharse, su mente estaba harta. Josué había declarado hechos que no sucedieron, como decir que querían asesinarlo, los hizo ver como unas personas dañinas. Alguien tomó su mano, él se quedó inmovilizado viendo hacia afuera, sintiendo el deseo de cruzar.

—¿Piensas abandonarnos? —Le preguntó Amy sin soltarle la mano.

Daniel bajó su mirada al césped, sin saber que responder.

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Nota de la autora: !Muchísimas gracias por el apoyo! recuerda continuar leyendo, votar y comentar, y seguirme por mi Twitter: acdrescritora, Instagram: acdrescritora y mi YouTube: A. C. D. R.

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