—¿Dónde está mi camiseta?—gritó Dean dando vueltas por todo el camerino, arrojando muy d de vez en cuando lo que se encontraba a su paso, debido a la frustración — . No pienso salir sin nada debajo de este chaleco.
— Puedes hasta salir desnudo y créeme que habrá quienes te lo agradezcan — mencionó el samoano guiñando un ojo en dirección al castaño que no paraba de gruñir gracias a su prenda perdida. Dean al escuchar aquel comentario tomó entre sus manos un cojín y lo arrojó directo a la cabeza del moreno para después mostrarle la lengua en un acto muy infantil que hizo reír a Joe —. Que lindo eres, Gatito.
—¿Gatito?— habló Seth, el mejor amigo y compañero de ambos, el bicolor dejó su teléfono de lado para prestar atención en la conversación que mantenían sus amigos.
—Es su nuevo apodo— se encogió de hombros ante la atenta mirada congundida del bicolor —, es que se parece uno, igual de adorables.
—Me gusta, toma tu camiseta, gatito —el bicolor arrojó la prenda, que hace un buen rato escondió entre sus cosas, en el rostro del castaño quien estaba a punto de reprochar pero fue interrumpido por la gruesa voz del samoano.
— Es sólo mi gatito, sólo yo le puedo decir así ¿Entendido, Lopez? — Seth pudo haberle reprochado por haber mencionado su apellido o por haberle amenazado pero estamos hablando de Seth y obviamente le tiene miedo a Roman.
— Oh calmado, macho dominante le dicen— el bicolor salió del camerino ignorando por completo el que ambos uchachos hayan girado los ojos por su comentario. Un par de segundos en los que Dean casi le gritó a Roman que se fuera, éste le obedeció y salió del lugar.
Mientras tanto Dean disfrutaba de por fin poder vestirse después de un rato buscandoaunque muy en el fondo seguía pensando en esas palabras que Roman mencionó antes. La misa oración resonaba en su cabeza una y otra vez, él era su gatito y aunque aparentara odiar ese apodo, esta vez provocó un sentimiento diferente en el castaño; cariño.