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By _itsofia__

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¿Qué pasa cuando esa otra persona está, de alguna forma, "atada" a alguien? Tráiler: bieberdayz Todos los der... More

Sinopsis
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
¿Seguís ahí? + Sorpresa
Capítulo once
Nota informativa
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Vacaciones
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
¡Nueva portada!
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve
Capítulo treinta
Grupo de Whatsapp
Capítulo treinta y dos
Tráiler
Capítulo treinta y tres
Capítulo treinta y cuatro
Capítulo treinta y cinco
Capítulo treinta y seis
Capítulo treinta y siete
Capítulo final ~ Primera parte
Capítulo final ~ Segunda parte
Epílogo
Agradecimientos y futuros proyectos

Capítulo treinta y uno

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By _itsofia__

Canción en multimedia: Breathe Again —Sara Bareilles. Reproducidla cuando veáis ** en el capítulo. (No es obligatorio escucharla, es solo para ambientar)


Abbie's POV:

—¡Abbie! —Escuché que me llamaban.

Me giré en dirección a la voz y pude ver a Bella sentada en uno de los sillones que había en una esquina de la cafetería alzando la mano para hacerse notar, sonreí al verla y me acerqué hasta ella.

—¿Llego tarde? —pregunté.

—Tu nunca llegas tarde —Rió levantándose para abrazarme—. Estaba por aquí haciendo unas compras, por eso he llegado antes. —Señaló las bolsas que tenía a su lado.

—¿Y Kristie y Heather? —Me saqué el abrigo y me senté delante de ella.

—No creo que tarden en llegar —Miró a su alrededor—. ¿Tienes idea de qué nos quieres decir Kristie?

—Mmm... No, ni idea. —Negué.

En realidad si creía saber que era, pero debía ser ella quien lo dijese.

Una camarera pasó por allí y yo la llamé para pedirle que me trajese un cappuccino.

—Es que he estado pensando y no se me ocurre nada. —Bufó.

—Supongo que pronto saldremos de dudas —dije al ver a la rubia acercándose a nuestra mesa.

—Hola —saludó sonriente y me abrazó antes de sentarse al lado de Bella.

—¿Qué nos tenías que decir? —La italiana como siempre yendo al grano.

—Aún falta Heather, cuando llegue os lo diré.

—O nos lo puedes contar a nosotras y luego se lo repites a ella. —Sonrió intentando convencerla.

—Ummm... No —Rió al ver la cara de fastidio de su amiga y se giró hacia mí—. ¿Qué tal por Los Ángeles?

—La pregunta en realidad es: ¿Qué tal con Justin? —Aclaró Bella haciéndonos reír.

—Bien —Sonreí recordándolo, pero enseguida dejé de hacerlo—. Os debo parecer una amiga horrible por esto, ¿verdad? —Mordí mi labio algo avergonzada.

Ellas se miraron antes de girarse de nuevo hacia mí.

—Ya sabes mi opinión sobre esto... —Bella se encogió de hombros— Pero también pienso que Justin es un cobarde por no cortar con Heather de una vez.

—Creo que eso se va a solucionar pronto —murmuré.

—¿En serio?

—Sí —Asentí—. Me dijo que lo haría cuando volviese.

—Y vuelve... —Me animó a seguir Kristie.

—Esta noche.

—O sea que puede que mañana mismo...

—Shh, por ahí viene Heather. —Nos calló Bella.

—¿Siempre tengo que ser la última? —Se quejó.

—Bien, ya estamos todas. Kristie, habla. —Bella ignoró por completo lo que acababa de decir.

—Hola, yo también me alegro de verte. —Sonrió sarcásticamente.

—Sí, es algo normal. Es decir, mírame. —Apartó el pelo de su hombro.

Kristie y yo reímos mientras que Heather solo rodó los ojos y se sentó a mi lado.

Justo entonces la misma camarera de antes llegó con mi bebida y Kristie y Heather aprovecharon para pedir las suyas.

—Y, ¿qué tal ha ido todo? —Por el rabillo del ojo pude ver a Heather mirándome.

—Bien, los primeros días tuve bastante trabajo, pero bueno... —Me encogí de hombros y cogí mi taza para darle el primer sorbo.

—¿Y por Los Ángeles? Porque allí tuviste algo de tiempo libre, ¿no?

—¿Podemos dejar de hablar de lo que sea que haya hecho Abbie en Los Ángeles y centrarnos en Kristie? —Pidió Bella—. ¡La duda me está matando!

—Eres una exagerada. —Reí.

Ella colocó una mano sobre su pecho y abrió la boca haciéndose la ofendida.

—Perdona que me preocupe lo que mi mejor amiga nos tiene que contar.

—Kristie dilo ya para que se calle un rato. —Se burló Heather.

La rubia nos miró a las tres, posando su vista en mí unos segundos más, supongo que en busca de apoyo. Le dediqué una sonrisa alentadora y ella me respondió con una más leve. Lamió sus labios y carraspeó antes de empezar a hablar.

—Yo... Ummm, bueno... —Dudó un momento antes de seguir— Es-estoy algo así como... saliendo con alguien. —Agachó la vista hacia la mesa.

—Eso es genial, Kristie —Una sonrisa se dibujó en el rostro de Bella—. ¿Quién es? ¿El chico ese que hizo el trabajo de... bioquímica contigo?

Ella solo negó.

—Oh, ¡ya sé! ¿Grant Miller?, siempre estuvo colado por ti. —Probó suerte Heather y Bella asintió de acuerdo con ella.

Sin embargo Kristie negó de nuevo.

—Pues dinos quien es y así acabamos antes.

Kristie tomó aire antes de alzar la vista de nuevo hacia nosotras.

—Jordan.

—¿Jordan? —preguntó Heather perpleja—. ¿Jordan Bennett? ¿Mi hermano?

—Sí, tu hermano.

El silencio hizo presencia. Yo solo podía sonreír mientras que nuestras otras dos amigas parecían estar procesando lo que Kristie acababa de decir.

—Mierda, decid algo. —Se quejó Kristie después de unos segundos.

—Me alegro mucho por ti. —Le guiñé un ojo y sonrió.

—Es que si digo algo creo que voy a chillar —confesó Bella antes de abrazarla—. Dios, ¡al fin!

Sonreí enternecida por la escena.

—Vale, pero suéltame que me asfixias —habló con dificultad.

Cuando al fin pudo separarse del agarre que Bella ejercía sobre ella todas nos giramos hacia Heather, esperando que ella dijese algo ya que se había mantenido callada. Poco a poco una sonrisa empezó a dibujarse en su rostro y se levantó para abrazar a su amiga.

—Ahora somos cuñadas —bromeó.

El rostro de Kristie reflejó alivio y rió por el comentario. En cuanto se separaron volvió a sentarse a mi lado.

—¿Cuánto lleváis juntos? —habló ahora Bella.

—Mañana hacemos un mes. —Sonrió tímida.

—¿Y lleváis un mes llevándolo a escondidas?

—Bueno, en realidad algo más. —Admitió.

—Y nosotras sin tener ni idea... —murmuró para si misma— No sabía que eras tan buena mintiendo.

—Ni yo. —Coincidió ella.

—A algunas personas se les da realmente bien ocultar cosas...

Me tensé cuando Heather dejó caer ese comentario. No sabía si era porque estaba volviéndome demasiado paranoica, pero realmente sentí que me acababa de lanzar una indirecta.

Para mi suerte la camarera llegó con las bebidas de Kristie y Heather y mientras ellas estaban distraídas pude lanzarle una mirada de socorro a Bella. Al principio se veía algo confundida, pero pareció entenderme porque enseguida habló.

—Queremos todos los detalles, Kristie. Cuando y como se declaró, vuestra primera cita... Todo.

—No esperaba menos de vosotras... —bromeó.


Los siguientes minutos se basaron en Kristie explicándonos básicamente lo que me había contado a mí hacía un par de semanas en mi casa, con algún que otro detalle más para contestar algunas preguntas que le hacíamos.

—¿Y de momento solo lo sabemos nosotras?

—Le he dicho a Jordan que os lo contaría, no sé si él se lo ha explicado a los chicos o algo.

—Quizás espere a que Justin vuelva o algo... —comenté distraída contestando a un mensaje que me acababa de mandar mi hermano.

—Al final quedasteis, ¿no?

—¿Perdón? —Centré mi atención en Heather.

—Justin y tú, quedasteis.

—Oh sí, fui a tomar algo a casa de su primo.

—¿Conociste a Theo? —Asentí—. ¿Y a Natalie?

Terminé mi cappuccino antes de seguir hablando.

—Su novia, ¿verdad? —Ahora ella asintió—. No, ella estaba trabajando creo.

¿Por qué tenía la sensación de que Heather me estaba poniendo a prueba?  Dios, definitivamente tenía que dejar de ser tan paranoica.

—Ah... Te habría caído bien.

—Seguro, Theo es muy majo. —Sonreí un tanto incómoda.

—¿Y cómo está mi futuro marido? —Intervino Bella.

No sabía si había decidido hablar porque notó mi incomodidad o simplemente porque esa... extraña pregunta cruzó su mente; pero de todas formas se lo agradecía.

—¿Quién? —La miré frunciendo el ceño.

—Joe.

—Oh —Reí—. Está bien, muy bien de hecho.

—¿Y eso?

—Creo que está empezando a salir con alguien.

—¿Intentan robármelo y me lo dices tan tranquila? —Se hizo la enfadada.

—Bella, siento ser yo la que te diga esto —Kristie tocó su hombro suavemente—, pero nadie te está robando nada. No tienes ningún tipo de relación con Joe Rivers.

—Aún —Apuntó—. Cuando me conozca seguro que cambia de parecer, ¿cuándo decías que venía? —Me miró.

—Eh... No he dicho nada de que vaya a venir, solo dije que habíamos quedado en vernos más a menudo. —Le recordé.

—Bueno, pero para eso él tendrá que venir aquí alguna vez. —Alzó sus cejas repetidas veces, poniendo una cara que me hizo reír.

—Tranquila, si viene serás la primera en enterarte.

—Bien, pero que sea pronto. Necesito un novio urgentemente.

—Claro, le diré que es cuestión de vida o muerte que venga lo antes posible. —Reí.

—Chicas, me tengo que ir —Miró su reloj—. Mi madre quiere que vayamos a ver el sitio que he escogido para celebrar mi cumpleaños.

—¿Tiene que ser ahora? Hace nada que has llegado.

—Sí, mi padre también quiere venir y hoy es el único día que tenía libre. —Se levantó y se puso su abrigo.

—¿Quedamos mañana? —Sugirió Bella.

—Mmm... Justin vuelve esta noche y me dijo que mañana se pasaría por casa —Bajé mi vista a la taza vacía. Sabía para que iba a verla—, ya os diré algo.

—Que vaya bien. —Sonrió levemente Kristie.

—Gracias —Le devolvió el gesto—. Adiós chicas.

Bella murmuró un "adiós" y yo me limité a alzar mi mano.

Heather dio media vuelta y empezó a andar hacia la barra de la cafetería para pagar su té. Cuando estuvo a una distancia suficiente como para no oírnos Kristie habló aún con la vista fija en Heather que ahora nos daba la espalda.

—Así que mañana Justin ha quedado con ella para...

—Sí —Afirmó Bella sin dejar que terminase la frase—. Y ella no tiene ni idea.


No One's POV:

Justin secó el sudor de sus manos sobre sus pantalones antes de hacer sonar el timbre de la gran casa de los Bennett.

Llegó anoche y un taxi le trajo desde el aeropuerto hasta su casa. Para cuando llegó solo su madre, que había querido esperarle, estaba despierta; pero enseguida se fue a dormir. Él intentó hacer lo mismo, sin embargo la idea de lo que estaba a punto de hacer no le dejó pegar ojo hasta bien entrada la madrugada, aún así no había conseguido dormir demasiado ya que antes de las nueve ya estaba en pie. Ahora eran apenas las diez y media de la mañana y estaba delante de casa de Heather listo —o eso se decía a si mismo— para cortar con ella.

La puerta se abrió, dejando ver a una sonriente Heather tras de ésta. Sin darle tiempo de reaccionar se abalanzó sobre él para fundirse en un beso; sin embargo no fue como la chica esperaba —o deseaba— que sucediese ya que en cuanto Justin pudo se apartó de ella, rompiendo la unión de sus labios.

Un pinchazo atravesó el pecho de Heather, pero supo disimular el dolor con una sonrisa de oreja a oreja.

—Te he echado de menos —Admitió cogiendo la mano de su novio—. Pasa. —Tiró de él para que entrase al ostentoso recibidor.

—No esperaba que abrieses tú —comentó para no parecer tan incómodo.

Y es que Justin estaba acostumbrado a ser recibido por el ama de llaves en esa casa.

—Oh, he avisado a Anabelle de que vendrías y quería ir yo a abrir la puerta. —Sonrió mientras se adentraban en el gran salón.

—Ah... —Se limitó a murmurar.

Heather se sentó en uno de los sofás e invitó a Justin a hacer lo mismo. Él se sentó a su lado, pero guardando algo de distancia.

—¿Qué tal por Los Ángeles? Esperaba que vinieses algo bronceado —bromeó y Justin rió algo incómodo.

Trató de relajarse para que Heather no sospechase nada, pero quizás era demasiado tarde para eso.

—Ha estado genial. Me ha gustado pasar tiempo con Theo, hacía mucho que no le veía —contestó sincero.

—¿Y la ciudad?

—Es muy distinto a esto, ¿sabes? —La miró y ella asintió escuchándole atentamente—. Los sitios, la gente y su estilo de vida... No sé, pero me ha gustado mucho. —Sonrió finalmente.

—A ver si vas a acabar mudándote allí. —Rió aunque la simple idea no le hacía gracia.

—No —Agitó la cabeza—. Estaría bien, pero ya sabes... la empresa —Hizo una mueca.

Desde bien pequeños Jeremy se había encargado de dejarles claro a Kevin y Justin —más al mayor— que deberían hacerse cargo de la empresa. A pesar de que contaría con el apoyo de su hermano, Justin sabía que él tendría que tomar el liderazgo, una tarea para nada sencilla y que no podría llevar a cabo viviendo en la otra punta del país.

—Siempre podríamos comprar una casa en Venice Beach o algo así...

Justin suspiró al escuchar el uso del plural en esa frase. Esto estaba empezando a ser más difícil de lo que creía y eso que en ningún momento pensó que fuese a ser un camino de rosas.

—Sí, eso estaría bien. —Sonrió sin mostrar los dientes.

—Pero bueno, cuéntame más cosas. —Le animó.

Justin empezó a explicarle las cosas más interesantes que había hecho en Los Ángeles, evidentemente sin mencionar la fiesta, la cita o cualquier cosa que incluyese a Abbie que no fuese la supuesta tarde que habían pasado juntos.

Él sabía que esto solo le estaba retrasando, pero no sabía si estaba seguro de cómo terminar definitivamente con Heather y creía que esos minutos extras le servirían de ayuda.

Por su parte, Heather sabía que algo no andaba bien; pero esta vez el presentimiento era distinto al que había estado sintiendo las últimas semanas y algo en su interior le decía que debía alargar esa conversación lo máximo posible.

El relato de Justin se vio interrumpido por alguien que entró a la sala.

—Hey, Justin.

Jordan se acercó a ellos y su amigo se levantó para chocar sus manos y luego abrazarse.

—No son ni las once de la mañana, ¿qué haces ya arreglado? —Se burló de su amigo mientras volvía a sentarse en el sofá y Jordan lo hacía en una de las butacas.

—He quedado —dijo mientras revisaba algo en su móvil.

—¿Con los chicos?

—Mmm... no —Volvió a guardar el teléfono en sus pantalones—. Con Kristie.

Frunció el ceño extrañado.

—¿Con Kristie? —Jordan asintió y Justin se giró hacia Heather, esperando que se lo explicase mejor. Ella sonrió ampliamente y entonces algo hizo click—. Espera, ¿tú y ella...?

—Estamos saliendo. —Afirmó.

—Así que al fin se lo has pedido...

—¿Cómo que al fin? ¿Tú sabías algo de esto? —Heather le miró confusa.

—Acabó sonsacándomelo. —Reconoció Jordan.

—¿Y no me dijiste nada?

—Me pidió que no lo hiciese —Se encogió de hombros—. Felicidades tío.

—Gracias —Sonrió antes de levantarse—. Me voy a ir yendo ya...

—Más te vale haber pensado algo bonito para celebrar que lleváis un mes juntos.

—¿Un mes? Pensaba que se lo acababas de pedir.

—Ya... Un pequeño detalle que se me olvidó comentar. —Hizo una mueca.

—Anda tira, no querrás hacer esperar a tu chica...

—Luego hablamos —dijo dirigiéndose a Justin—, hasta luego Heather.

—Adiós.

Después de la despedida Jordan volvió a salir de la sala y pronto escucharon la puerta principal cerrarse.

—Nos hemos quedado solos... —Dejó caer Heather acercándose más a él.

Técnicamente no estaban solos ya que por allí también rondaban el ama de llaves y una sirvienta. Sin embargo, sabía que si cerraba la puerta de su habitación nadie se atrevería a molestarles.

Justin se apartó sutilmente, intentando que no se notase demasiado su rechazo.

—¿Sabes? Estoy algo cansado y me he tirado un montón de horas encerrado en un avión. ¿Podríamos ir al parque que hay aquí cerca o algo? Me gustaría respirar algo de aire libre.

—¿No crees que es mejor quedarse? Fuera hace algo de frío, aquí se está bien con la calefacción y eso...

—Vamos, no hace tanto de frío... —La animó.

Dudó un momento. Salir a dar un paseo no entraba en sus planes, pero Justin parecía dispuesto a insistir hasta conseguirlo.

—Está bien. Voy a buscar la chaqueta, ahora vuelvo.

Se inclinó hacia el chico para juntar sus labios durante unos segundos antes de levantarse y desaparecer por el pasillo.

Cuando Justin la perdió de vista soltó un largo suspiro a la vez que se recostaba sobre el respaldo del sofá. Frotó su rostro con energía mientras maldecía en voz baja.

Estaba a punto de romperle el corazón a Heather y no era capaz de hacerlo allí, en el salón de su casa; si lo hacía probablemente cada vez que se sentase en ese sofá en las siguientes semanas no podría evitar que el recuerdo volviese a ella.

—¿Va todo bien, Justin? —Una voz llamó su atención.

Descubrió su rostro y se topó con Anabelle, el ama de llaves. Era una mujer que rondaba los cincuenta años. Justin recordaba haberla visto trabajando allí desde que tenía memoria y al fin y al cabo le había visto crecer, por lo que Justin le guardaba un cariño especial.

—Sí, todo bien. —Trató de sonreír.

—¿Seguro? No tienes buena cara...

—Es solo cansancio, Anabelle.

—Está bien —Lo dejó correr—. ¿Y Heather?

—Ha ido a buscar su abrigo, saldremos a dar un pequeño paseo.

—Oh, vale. —Sonrió antes de abandonar la sala.

Poco después Heather apareció de nuevo, con su abrigo puesto.

—¿Nos vamos?

Justin asintió y se levantó. Cogió su chaqueta que había dejado doblada sobre el reposabrazos —ya que Heather no le había dejado de tiempo de dejarla en el recibidor— y se la puso mientras emprendía su camino hacia la puerta.

—Ya he avisado a Anabelle de que saldríamos —dijo antes de que la chica fuese a explicárselo.

—Vale —Cogió las llaves que se encontraban colgadas al lado de la puerta y las guardó en uno de los amplios bolsillos de su chaqueta—. Ya podemos irnos entonces.

Justin abrió la puerta y dejó que Heather saliese primero, lo que ella agradeció con una sonrisa. Cuando los dos estuvieron fuera cerró la puerta y bajaron los escalones del porche. En cuanto empezaron a andar por la acera Heather trató de entrelazar su mano con la de Justin; sin embargo éste al darse cuenta de sus intenciones metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta. Un nuevo pinchazo golpeó el, cada vez más débil, corazón de Heather y de nuevo supo disimular y hacer como si nada hubiese pasado.

—Ayer fui a ver el sitio en el que celebraremos mi cumpleaños —comentó ella para iniciar un tema de conversación.

—Ah, ¿sí? ¿Y cómo es?

—Es muy grande, ya sabes que a mi madre le gusta invitar a gente de la que ni recuerdo el nombre —Rodó los ojos—. Pero bueno, tiene unos grandes ventanales que dan a unos jardines que hay detrás; yo solo lo he visto de día pero en la página encontré algunas fotos de noche todo iluminado y es precioso.

—Seguro que lo es.

—Te encantará. —Sonrió ampliamente.

Justin dudaba que la invitación a su cumpleaños siguiese en pie después de romper con ella, sin embargo sonrió y asintió.

**

—¿Y si nos sentamos allí? —propuso Justin señalando un banco que había por allí.

El resto del camino hasta el parque —unos cinco minutos aproximadamente— habían seguido hablando del cumpleaños de la chica, pero ahora que estaban en el parque era hora de que Justin hablase seriamente con ella.

Por suerte era lunes, lo que quería decir que los niños estaban en el colegio y los adultos trabajando, por lo que no había casi nadie por allí. A Justin no le apetecía que lo sucedido tuviese espectadores y estaba seguro de que si Heather lo supiese tampoco los querría.

Los dos se sentaron en el banco y antes de que Justin pudiese decir algo ella lo hizo.

—¿Va todo bien? —Se atrevió a preguntar.

—¿A qué te...?

—A nosotros —Le interrumpió—. Llevas una temporada algo raro. Al principio pensé que quizás te preocupaba algún examen que te había ido mal o algo así... Pero el tiempo pasa y sigues comportándote extraño.

»Luego de repente te vas, sin decirme a donde, y tengo que descubrir por tu hermana pequeña que estás en Los Ángeles. Te llamo varias veces para hablar contigo y no contestas hasta el día siguiente en que te dignas a llamarme —Tomó una fuerte bocanada de aire antes de seguir—. Si te soy sincera ya no sé qué pensar Justin...

Cuando terminó su discurso trató de buscar la mirada de Justin, pero él tenía su vista fija en algún punto entre los árboles que se encontraban enfrente de ellos. Su mandíbula estaba apretada por lo que se veía más marcada de lo habitual; en otra situación no habría dudado en acariciarla y recorrerla con los dedos, pero no era el momento. Siguió el movimiento que su nuez de Adán hizo cuando tragó fuerte antes de girarse hacia ella. Su rostro reflejaba seriedad y sus ojos tristeza.

—Heather... —Suspiró y negó con la cabeza— Esto no puede seguir.

—¿Q-qué...? —Carraspeó intentando deshacerse del nudo en su garganta—. ¿Qué quieres decir?

—Escucha... —Trató de tomar sus manos pero ella se apartó. Suspiró de nuevo, pero no volvió a intentarlo— Heather, eres una chica estupenda y...

—¿Es en serio, Justin? —Rió sin humor—. ¿De verdad me vas a venir con esas?

Trató de retener las lágrimas que se asomaban peligrosamente por sus ojos a pesar de que el escozor empezaba a ser insoportable.

Trató de sonar fuerte a pesar de que por dentro se sentía totalmente rota.

—Solo estoy diciendo la verdad.

—No lo creo, si fuese una chica tan estupenda como dices no estarías rompiendo conmigo.

Y fue entonces, al pronunciar ella misma esas palabras, cuando la realidad la golpeó como si de un camión se tratase.

Justin la estaba dejando. La dejaba.

Todo esfuerzo por no llorar fue en vano ya que en cuanto la primera lágrima cayó el resto no tardaron en seguirla. Un pequeño sollozo se escapó de sus labios y enseguida cubrió su rostro con sus manos.

Justin quería consolarla, pero el rechazo de antes y el hecho de que fuse él el causante de su dolor se lo impidieron. Decidió que era mejor seguir hablando, porque mantenerse en silencio mientras escuchaba a Heather llorar solo le hacía sentir peor persona.

—Hablo en serio cuando digo que eres una chica estupenda, Heather. Eres guapa, inteligente y cariñosa, pero...

—No soy lo suficiente para ti —Sorbió su nariz a la vez que destapaba su rostro—. Siempre lo he sabido.

—No quiero que pienses eso porque no es cierto. Tienes que aprender a valorarte más.

—No hace falta que mientas por pena. —Trató de limpiar el rastro que algunas lágrimas habían dejado, algo tonto porque seguía llorando.

—De verdad que no lo hago. ¿Crees que si pensase que no eres lo suficiente para mí habría empezado a salir contigo?

—Pues, ¿qué he hecho mal? —Se atrevió a mirarle y el dolor en su pecho fue cien veces peor.

—Nada. —Negó con la cabeza y sonrió levemente.

—Entonces, ¿por qué?

Tenía una idea del motivo. Una idea que había estado rondando su mente en los últimos meses —aún más en los últimos días— y que ella había intentado apartar, como si así fuese a conseguir que dejase de existir esa posibilidad. Podría haberlo dicho ella misma, pero quería escucharlo de sus labios. Sin embargo, no recibió la respuesta que esperaba.

—No creo que pueda darte un motivo claro. Simplemente hace un tiempo que no siento lo mismo. —Más bien mucho tiempo.

—Claro. No eres tú, soy yo, ¿verdad?

—Aunque suene a tópico es así. —Asintió.

No podía creer que Justin le acabase de mentir a la cara.

Su enfado fue en aumento hasta tomar la posición del dolor como la emoción principal que controlaba su cuerpo. Casi sin ser consciente de ello su mano impactó contra la mejilla de Justin dejándola algo enrojecida.

—Pero, ¿qué...? —Llevó su mano a la zona afectada y frotó, intentando aliviar el dolor.

Sin decir ni una palabra Heather se levantó del banco y empezó a andar por donde habían venido.

—¡Heather! —La llamó Justin aún sentado. Al ver que no se detenía corrió hasta alcanzarla y agarrar su brazo.

—Suéltame, por favor. —Rogó aún mirando al frente.

La adrenalina que le había aportado ese pequeño momento de rabia y enfado empezaba a desaparecer, dejando paso de nuevo al dolor y quería irse de allí antes de derrumbarse otra vez.

—No hemos terminado de hablar. ¿A qué ha venido esa bofetada de repente?

—Por mi sí hemos terminado de hablar, ¿puedes soltarme ahora?

—Heather, no quiero que...

—Por favor —Cerró los ojos antes de girarse y mirarle—. No creo poder hablar ahora, solo quiero irme a casa. —Al pronunciar las últimas palabras su voz empezó a temblar.

Justin se dio cuenta de que estaba a punto de romperse de nuevo.

—¿No quieres que te acompañe a casa?

Negó efusivamente.

—Es lo último que necesito ahora —Aún así él seguía dudando—. Justin, acabas de romper conmigo. No creo que acompañarme sea lo más apropiado.

—Que no estemos juntos no quiere decir que no me importes.

Heather bufó y parpadeó varias veces tratando de hacer desaparecer las lágrimas que se habían formado en sus ojos.

—¿Por qué no puedes ser un capullo y ponerme las cosas más fácil? —Intentó bromear.

—Estoy hablando en serio.

—Yo también lo hago cuando digo que quiero irme ya. —Contraatacó.

—¿Me prometes que acabaremos de hablarlo? —Asintió—. Está bien. —Soltó su brazo y Heather no tardó ni un segundo en alejarse.

Justin se quedó allí observando como se iba mientras intentaba descifrar como se sentía.

Por un lado tenía la sensación de que se había quitado un gran peso de encima, uno que llevaba arrastrando desde hacía un año y medio. Se sentía liberado.

Pero por otro era totalmente consciente de que le acababa de romper el corazón a Heather y eso le hacía sentirse una persona horrible.

Así que, en definitiva, ahora mismo era un revoltijo de emociones y sentimientos.

Cuando vio a Heather girar hacia la izquierda para salir del parque —y como si se tratase de una irónica metáfora de la vida— dio media vuelta, tomando una dirección opuesta a la de ella.

Mientras tanto parecía ser que Heather estaba a punto de llegar a su casa en un tiempo récord ya que en cuanto se cercioró de que Justin no la podía ver empezó a correr. Las pocas personas que había por allí se apartaban para dejarla pasar y se la quedaban mirando unos segundos antes de seguir con su camino. Sin embargo, ahora mismo eso no le importaba, prefería que la mirasen por correr que no por ir llorando en la calle.

Cuando al fin llegó a su casa buscó las llaves en su bolsillo y, tras varios intentos por sus temblorosas manos, abrió la puerta, la cual luego cerró con un gran estruendo antes de subir las escaleras.

—¿Heather? —Escuchó que preguntaba Anabelle, probablemente sorprendida por el ruido.

Estaba a punto de encerrarse en su habitación, sin embargo al entrar a ésta vio a Dariya, la chica que se encargaba de ayudar a Anabelle con la limpieza.

—¿Qué haces aquí? —preguntó bruscamente.

—Voy a hacer la colada —contestó con su marcado acento ucraniano a la vez que le mostraba la cesta con la ropa sucia.

—Fuera.

—Pero todavía n-

—¡He dicho que fuera! —Señaló la puerta.

Dariya la miró sorprendida. Apenas llevaba unos meses trabajando allí, pero Heather siempre la había tratado con mucha amabilidad y no se esperaba que reaccionase de esa forma.

—¿Es que estás sorda? ¡He dicho que salgas de aquí!

—¿Qué pasa aquí? —Anabelle se asomó a la puerta.

—Solo le estoy diciendo a Dariya que salga de mi habitación, pero ella parece no entenderlo.

Se había girado hacia el ama de llaves para explicarle lo sucedido y fue entonces cuando la mujer se dio cuenta de los enrojecidos ojos de la chica. La observó unos segundos antes de mirar a Dariya con una pequeña sonrisa.

—Dariya cielo, tendremos que hacer un par de lavadoras. Ya meteremos lo que queda en la siguiente.

Ella dudó unos segundos, pero terminó asintiendo y salió de la habitación. Heather iba a cerrar la puerta, pero vio que Anabelle seguía allí. Sabía que estaría preocupada.

—Solo... —Suspiró— Solo quiero estar sola.

—¿Seguro? —Asintió—. Bien, si necesitas cualquier cosa estaré por aquí.

—Gracias. —Fue lo último que dijo antes de cerrar la puerta.

___

"Heather. Soy yo, Bella."

Abrió los ojos al escuchar eso seguido de unos toques en la puerta.

—Va, ábreme. —Se quejó la chica al otro lado de la puerta.

—Voy, voy —contestó aún algo adormilada.

Se incorporó y frotó sus ojos. Probablemente se había quedado dormida de tanto llorar. Miró la hora en el despertador que tenía encima de la mesita de noche.

13:21.

No había dormido mucho ya que recordaba haberle mandado el mensaje a Bella poco antes de la una, cuando había rechazado por cuarta vez la oferta de Anabelle de bajar a comer. Por suerte hoy su madre había ido a visitar a su abuela y no volvería hasta la tarde, si ella estuviese allí se habría encargado de hacerla bajar.

Unos nuevos golpes en la puerta la sacaron de sus pensamientos.

—¡¿Puedes abrir ya?!

—¡He dicho que ya voy!

Se levantó de la cama para coger la pequeña papelera que había al lado del escritorio y tirar allí todos los pañuelos sucios que había esparcidos por su cama. Cuando terminó volvió a dejarla en su sitio y se dirigió hacia la puerta para quitar el pestillo y dejar pasar a su amiga.

—¿Por qué has...? —Se detuvo al ver el rostro demacrado de su amiga y enseguida supo porque la había llamado—. Ey, ¿estás bien?

Negó varias veces con la cabeza y Bella la atrajo hacia sus brazos a la vez que un sollozo se escapó de sus labios.

—S-se ha acabado.... —murmuró aún abrazada a ella— Y-yo sa-sabía que algo n-no iba bien, pe-pero...

—Shhh... Tranquila —La consoló—. Vamos a sentarnos, ¿vale?

—Vale. —Sorbió su nariz y fue a sentarse a la cama.

Bella hizo lo mismo después de cerrar la puerta de nuevo.

—Cuéntame, ¿qué ha pasado? —Tomó sus manos acariciándolas suavemente.

A pesar de que ya sabía lo que había sucedido escuchó atentamente cada palabra que salió de la boca de Heather y trataba de animarla cuando lo creía necesario.

—Anda, ven aquí. —Tiró de ella para abrazarla cuando acabó de hablar.

Ya no había más lágrimas, probablemente se había quedado seca de tanto llorar en las últimas horas. Se limitó a abrazar con fuerza a su amiga y dejar que el tiempo pasase.

—¿Solo me has llamado a mí? —preguntó acariciando su pelo.

—Sí, Kristie está con Jordan y no quería estropearles el día.

—¿Y Abbie?

Sabía que tenerla aquí sería incómodo, pero si tenía que hacer ver que no sabía nada debía preguntar por ella.

—No me apetece verla ahora mismo.

Bella pudo notar como se tensaba bajo ella así que dejó correr el asunto.

—Muy bien, pues vamos a hacer una cosa —Se apartó de ella para poder mirarla—. Voy a bajar a la cocina y voy a asaltar la despensa para traer toda la comida basura que pueda encontrar y... le pediré a Anabelle que prepare dos tazas de chocolate caliente con mucha nata y virutas por encima. ¿Te parece bien? —Sonrió tratando de animarla.

—Suena bien. —Sonrió levemente.

—Bien, pues mientras yo hago eso tu vas a escoger una peli —Se levantó de la cama—. Enseguida vuelvo. —Aseguró antes de salir de allí.

Bajó a la primera planta donde encontró a Anabelle viendo la televisión, pero en cuanto vio a la chica entrar al salón centró su atención en ella.

—¿Has hablado con ella? —Asintió—. Es por Justin, ¿verdad?

—Sí. —Se cruzó de brazos apoyándose en el gran arco que daba acceso a la sala.

El ama de llaves suspiró negando.

—Ya decía yo que le veía raro antes... Y que Heather volviese así después de haber salido con él solo podía significar una cosa...

—¿Puedes prepararnos tu chocolate caliente especial?

—Por supuesto. —Apagó el televisor y las dos se encaminaron hacia la cocina.

—Algún día tienes que darme la receta...

—Ni hablar, es una receta de mi familia. Jamás sabrás el secreto —bromeó al entrar a la cocina.

—Eso ya se verá —Le siguió el rollo y ambas rieron—. Voy a asaltar vuestra despensa.

Abrió la puerta que había a un lado de la gran cocina de diseño y, tras encender la luz, volvió a cerrarla.

Sacó su móvil de uno de los bolsillos de su pantalón y llamó a alguien. Mientras esperaba que lo cogiesen empezó por buscar las palomitas.

—Hey —contestó con voz agitada.

—¿Interrumpo algo? —preguntó medio en broma. Es decir, no creía que...

—He salido a hacer algo de footing —habló más calmada—. ¿Qué querías?

—¿Lo sabes?

—¿El qué? —preguntó extrañada.

Tomó aire antes de hablar de nuevo.

—Justin ha dejado a Heather —Silencio—. ¿Abbie? ¿Sigues ahí?

—Umm... Sí, sí... Es solo que... —Suspiró.

—Sabías que esto iba a pasar. —Al fin dio con un paquete de palomitas y lo cogió. Ahora a por las gominolas.

—Sí, pero no es lo mismo tener la idea en tu mente que que sea verdad.

—Ya, te entiendo... A mi también me ha chocado un poco cuando me lo ha dicho.

—¿Estás con ella?

—Mhm... —¡Ositos de gominola! Genial.

—¿Debería ir o...?

—No vengas.

—Vaya, ni te lo has pensado.

—Es que... —Mordió su labio— Ella no te quiere aquí.

—Espera, ¿crees que Justin...?

—No, Justin no le ha dicho nada.

—Entonces, ¿ella sospecha? —preguntó algo temerosa.

—No sé —Suspiró—, no me ha comentado nada sobre eso; pero no lo descartaría.

—Está bien, ummm... gracias por decírmelo.

—En realidad creía que Justin ya te habría dicho algo.

—No, él no me ha dicho nada... —Sonaba pensativa.

—Bueno, será mejor que te deje. Tengo que volver con Heather.

—Vale, ya hablaremos —Colgó.

Bella miró su teléfono unos segundos.

Esto no va a ser fácil...



N/A: ¡Hey! De nuevo estoy de vuelta... lol Siento haber tardado tanto en subir el capítulo pero entre que me tomé una —muy necesitada— semana de descanso y que luego estaba bloqueada no conseguía avanzar con el capítulo. Pero parece ser que este fin de semana se me ha aparecido la Virgen María o yo que sé porque he conseguido escribir la mayoría del capítulo en tres días.

Dicho esto, vamos al capítulo. Finalmente Justin ha dejado a Heather lo que es un gran paso para Jabbie (aunque también uno hacia el final de la historia :(). Sé que amáis los momentos Jabbie y que en este capítulo no ha habido ninguno, pero creo que era realmente necesario dedicar un capítulo entero (o casi todo) a este. Como siempre que hay momentos intensos espero haber conseguido transmitir todo lo que quería y ya sabéis que lo siento mucho si no es así. Espero leer vuestras opiniones en los comentarios.

También os quiero agradecer los más de 40K leídos, sois increíbles.

Y antes de acabar... Quiero que todas recemos para que hoy Justin gane ese tan merecido premio y vaya así vestido a los Grammys:


¡Votad y comentad!

Besos.

Twitter: @StratfxrdBiebs

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