Tres días, tres días pasaron desde el accidente y David no despertaba. En estos tres días le ha crecido un principio de barba, que nunca había visto, pero le quedaba muy bien. He estado acompañando a David y a sus padres cada vez que podía, todos teníamos caras de no haber dormido. Mi rutina era despertarme, arreglarme e ir al hospital para volver a las nueve de la noche a mi casa. Cole, ha sido muy atento y comprensivo, todos los días me llama en sus descansos, le echo mucho de menos...
-Jane es mejor que te vayas- Me dijo el padre de David un poco triste.
-Está bien. Mañana vuelvo.
-No Jane, espero que lo entiendas. Mira, lo que le pasó a mi hijo en parte es culpa tuya. Si despierta, no me gustaría que te viese porque tiene que estar tranquilo y si te ve... pues a lo mejor se hace ilusiones. Se que vosotros dos no llegaréis a estar juntos.
-Señor, sinceramente, que tengamos o no futuro no importa. Si estoy aquí, visitando a su hijo y apenas durmiendo por la preocupación, es porque soy su amiga, y naturalmente me preocupo por él. Si lo que quiere es que me vaya, me iré pero si su hijo pregunta donde estoy, dígale que usted me prohibió verle. Dicho esto me voy.
Cogí mi bolso que estaba en la mesilla al lado de la cama de David. Me agaché para darle un beso en la mejilla y susurrarle al oído: ¨Despierta, por favor¨
Llegué a mi casa y me tiré en la cama, pensando en lo que había pasado. No me puedo creer que me haya hecho eso. Estaba bastante enfadada y recibí una llamada en ese instante tan oportuno.
-¿Que?
-Hey... ¿Pequeña que te pasa?
-Oh Cole, lo siento de verdad. Estoy enfadada ahora mismo.
-¿Conmigo?
-No, cariño no. El padre de David...
-Espera pequeña, ¿me has llamado cariño?- Pude notar su sonrisa detrás del teléfono.
-Si... Me ha salido solo, lo siento.
-No pasa nada cariño-Dijo haciendo énfasis en Cariño- Sigue contando.
-Como te contaba, el padre de David me ha prohibido que vaya al hospital a ver a su hijo. Dice que como no vamos a ser pareja, que no quiere que me vea si despierta porque se supone que le puedo alterar y hacerle mal. Estoy muy preocupada por él Cole.
-Lo sé pequeña... Entonces ¿ya no vas a ir más?
-No, la decisión ha sido de su padre, le dije que si luego David quería verme que le contase porqué no estaba allí.
Cole suspiró al otro lado del teléfono- Ojalá pudiese estar allí, o tu aquí, me da igual...
-Me encantaría, pero necesito buscar trabajo, un piso y ahorrar para el día de mañana.
-Puedes hacer todo eso aquí, pero si necesitas un lugar donde vivir, puedes ir a mi casa, contrata un servicio de limpieza, hace un año que nadie entra allí.
-Mándame la llave por correo entonces.
-La llave la tiene mi vecino, pídesela.
-No se como te lo puedo agradecer...
-Shh, no hace falta pequeña, que te haya vuelto a ver después de tantos años es más que un regalo. Gracias por tu compañía esos pocos días.
De verdad le echaba mucho de menos, si a eso le sumamos el día de hoy y las palabras que me acababa de decir el resultado son lágrimas y exactamente eso era lo que sentía caer por mis mejillas, intenté reprimir un sollozo, pero Cole es demasiado listo.
-Pequeña, ha sido un día duro, entiendo que estés así, pero sabes que no me gusta nada verte llorar, y menos si encima no estoy allí. Me dan ganas de coger el primer avión para verte y secarte las lágrimas, nada más me importa. Solo tú.
-Oh Cole, ¿Por qué todo es tan difícil?
-No lo sé pequeña...
-¿Y si es una señal del destino?-Digo soltando una risa.
-No sé. Y si lo es... ¡Pues a la mierda el destino! He estado una año separado de ti, no quiero superar ese récord.
-No sé como consigues hacerme reír siempre, pero lo haces.
-Te echo mucho de menos pequeña, me tengo que ir a trabajar otra vez, ¿Vale?
-Si, tranquilo. Gracias por lo de tu casa y gracias por todo en general.
-De nada, ¿Sabes? Iré apuntando cada mote que se me ocurra para llamarte, como pequeña, aunque ese creo que es mi preferido. Adiós cariño.
-Adiós cariño.
-Ese es mi favorito.