Hannah se despertó abruptamente en medio de la noche por una llamada a su celular. Maldijo interiormente al idiota que se le ocurrió despertarla, pero se tranquilizó en cuanto se dio cuenta de que era Stiles.
—¿Pasó algo? –preguntó adormilada. Miles de ideas cruzaron por su mente; tal vez Stiles simplemente tenía problemas para dormir, tal vez se había peleado con su padre o había tenido una pesadilla y necesitaba distraerse o tal vez alguno de sus amigos estaba en problemas. Del otro lado de la línea, solo se escuchaba estática y una respiración entrecortada -¿Amor?
—Hann –fue lo único que dijo Stiles en un principio, y el simple tono de su voz sirvió para alertar a Hannah y despertarla por completo.
—Estoy aquí, ¿qué sucede?
—Hann, no sé dónde estoy. No sé cómo llegué aquí, creo que... fue sonambulismo.
—Shh, está bien. Le robaré la camioneta a Derek e iré por ti, ¿puedes ver algo?
—No sé, está oscuro. Es difícil ver, algo está pasando –Hannah no creyó haber escuchado nunca a Stiles tan aterrado. Entonces colgó, y Hannah supo que ella misma estaba entrando en pánico, suspirando e intentando mantener la cabeza fría y controlarse, marcó el número de Stiles, siendo respondida directamente por el buzón de voz. Marcó una y otra vez, siempre yendo a buzón.
Ni siquiera se molestó en cambiarse ni nada, salió de su departamento en nada más que unos ligeros shorts y una camisa que había robado de Stiles... y descalza. No le importó como se veía, simplemente sabía que tenía que llegar a Scott pero no quería que su línea estuviera ocupada en caso de que Stiles llamara de nuevo, así que intentó hacer lo que nunca había practicado con Scott. Destrozó los cables que ya una vez había destrozado de la camioneta de Derek pero él inútilmente los había arreglado (como si no supiera que lo iba a hacer otra vez) y manejó hasta casa de Scott.
Scott, ¿puedes oírme? Scotty, realmente te necesito en estos momentos.
¿Hannah?
Sí. No te asustes.
Me estás hablando. En mi mente. Estoy hablando contigo mentalmente.
Supéralo. Necesito tu ayuda, llego en tres minutos a tu casa, estoy por la veterinaria.
Hannah, de la veterinaria a mi casa son quince minutos, ¿exactamente a qué velocidad estas conduciendo?
No importa. Scott, es Stiles.
Te estoy esperando afuera.
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Hannah llegó en menos de dos minutos y a trompicones le explicó la situación. Scott intentó marcar ahora de su teléfono a Stiles, pero la respuesta era la misma.
—¿Deberíamos llamar al Sheriff? ¿Debería estarlo rastreando? Oh, Dios, debería de estarlo rastreando. Scotty, necesito...
—Stiles está llamando –dice Scott, contestando su celular de inmediato. Esta vez, Stiles le ha llamado a él -¡Stiles!
—Scott, no puedo salir de aquí, no puedo moverme. Por favor, dile a Hannah que estoy bien, no quiero preocuparla.
—Hannah me ha dicho todo y está aquí conmigo, ¿En dónde estás?
—Diablos. No lo sé, no lo sé. No puedo ver mucho, pero... algo le pasa a mi pierna, está atorada con algo. Creo que está sangrando –el tono urgente de Stiles le rompió el corazón a Hannah.
—¿Está mal? Stiles, ¿qué tan mal está? ¿Stiles? ¿Sigues ahí? ¿Puedes oírme?
—Hay un aroma aquí abajo, algo huele horrible, es terrible. Hace que me lloren los ojos.
—Tranquilo, tranquilo. Llamaré a tu papá.
—¡No! ¡No lo hagas!
-Pero tu papá...
—Espera, por favor, no lo hagas. Prométeme que no lo llamarás. Se preocupa demasiado por mí, Scott. Por favor.
—Pero, ¿y si no podemos encontrarte? –Dijo Hannah, quien había estado callada pues le era imposible hablar, la situación le parecía irreal –Scott puede prometerte eso, pero yo no.
—¡No! ¡No! ¡No! Hann, por favor. No lo llamen. Encuéntrenme, sé que pueden hacerlo. Él no tiene que saberlo.
—No sé si pueda hacerlo –la voz de Hannah se quebró, y escondió su rostro en el hombro de Scott mientras encajaba sus propias garras en sus palmas de las manos, sin importarle el sentir como clavaban y desgarraban su carne.
—Te llamaré después, Hann. Debo de apagar mi teléfono.
—¿Qué? Pero, oye, espera... -empezó a decir Scott, pero fue interrumpido por Stiles abruptamente.
—Los llamaré después.
Scott volteó a ver a Hannah, pero la chica parecía en un estado de shock, el chico la tomó de los hombros y la sacudió, sin obtener más respuesta que la mirada vacía de la chica.
—¡Hannah! Necesito que te concentres y me ayudes –Hannah no respondió -¡Beta!
—¿Y si no podemos encontrarlo?
—Iré a despertar a Isaac, pero Hannah, debes de mantenerte tranquila. Necesito a mi Beta en estos momentos, ¿crees que puedas hacer eso por mí?
—Sí, puedo hacer eso.
—Bien, espérame aquí. Llama a los demás mientras, ¿sí?
—Sí, lo haré –la voz de Hannah había cambiado. Su expresión era seria y fría. Sabía que debía de ser así si quería encontrar a Stiles. Inmediatamente, marcó a Lydia, quien respondió al instante.
—Lo sé –fue todo lo que dijo. Hannah no la cuestionó.
—Casa de Stiles. Ven.
—Aiden.
—Bien, tráelo.
Scott llegó minutos después con Hannah, le dijo que Stiles había llamado de nuevo y que creía estar en una especie de sótano, pero no en el de una casa.
—Hay algo que no me están diciendo. ¿Qué es? –Scott e Isaac se miraron unos segundos.
—Él... cree no estar solo.
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Lydia se lanzó a los brazos de Hannah al instante en que la vio. Hannah le devolvió el abrazo brevemente.
—¿Estás bien? –preguntó ella, en un susurro.
—¿Y tú? –contestó Hannah, evadiendo su pregunta. Sabía lo mal que se ponía Lydia después de "escuchar" algo, en este caso, voces. Aiden saludó a Hannah con un asentimiento en la cabeza, y Hannah no pudo evitar preguntarse cuando había sido la última vez que Aiden la había abrazado. Los demás llegaron después, todos admirando el caos que había en la pared de Stiles, con un montón de hilos rojos sin aparente conexión.
—Usa el rojo para casos no resueltos –explicó Lydia.
—Quizá cree que es un caso no resuelto –propuso Aiden.
—O es un caso no resuelto –dijo Isaac.
—Esperen... ¿sigue allá afuera? ¿No saben dónde está? –gritó Lydia. Hannah inmediatamente la calló con la mirada.
—Dijo que en un sótano industrial en alguna parte –se defendió Scott –Hannah recuerda el aroma de Stiles, pero nosotros no y vinimos para capturar su aroma.
—¿Qué más dijo?
—Tiene un problema en su pie y está sangrando.
—Y está congelándose.
—Esta noche es la más fría del año, estaremos a -6° -dijo Aiden.
—¿Y su padre qué dijo? –preguntó Lydia.
—No le diremos nada, Stiles no quiere.
—¡¿Stiles está sangrando y congelando y no le han llamado a su padre?!
—Es que me hizo prometerlo, podemos...
—¡Me largo de aquí! –Gritó Hannah –pueden hacer lo que quieran, me da igual. Voy a rastrearlo, llámenme si saben algo.
—Hannah, la camioneta no está –dijo Aiden suavemente, sabiendo que Hannah era fácil de alterar.
—No me importa si tengo que recorrer todo Beacon Hills, pero necesito encontrarlo. Está solo, tiene frío y está asustado, ¡Y nosotros solo estamos perdiendo el tiempo!
Scott iba a decir algo para tranquilizarla, pero Aiden sabía que no iba a ser tan fácil y la cogió de la garganta, levantándola sobre el suelo.
—No seas idiota y no dejes que las emociones te controlen. Eres Hannah Mancini y eres más fuerte que eso, necesitas dejar de sentir para poder concentrarte –Hannah le gruñó -¡Deja de sentir o él va a terminar como tu hermana!
Eso pareció hacer que algo en Hannah se apagara y otro algo se encendiera. Su expresión temblorosa y nerviosa pasó a ser una máscara neutra, sin dejar notar nada. Sus manos dejaron de temblar y sus ojos pasaron a ser fríos.
—Bien. Ahora suéltame –las palabras de Hannah sonaban huecas e impersonales. Aiden sonrió y la soltó, ésta era la Hannah que conocía y más le gustaba –No llamaremos a nadie, iremos a la estación directamente.
—Hay algo aquí, Hannah –le dijo Lydia.
—Sí, evidencia de demencia absoluta –dijo Isaac, Hannah hábilmente volteó y rápidamente le dio una patada a Isaac en su parte intima. El chico se arrodilló del dolor.
—¿Decías, Lyd? –Incluso Hannah, diciendo el apodo que Lydia había escuchado tantas veces, sonaba vacío, como si fuera otra persona totalmente diferente.
—Ustedes váyanse, yo me quedo con Aiden y después los alcanzamos.
—Bien.
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—Si su vehículo desapareció, empezaremos ahí –dijo el Sheriff, claramente afectado, después de contarle lo que estaba pasando –Parrish, emite un boletín por una camioneta azul 1980, también quiero una lista de todos los sótanos industriales y subniveles de cualquier edificio en que mi hijo puede haber entrado caminando dormido. Es la noche más fría del año, así que está descalzo y desabrigado y podría sufrir hipotermia, lo que me recuerda...
Hannah miró extrañada mientras el padre de Stiles le tendía su chamarra. Entonces recordó que seguía en short y descalza.
—No quisiera que a la novia de mi hijo le pase algo –Hannah asintió, un tanto sorprendida, y se puso la chamarra que le ofrecía –Ahora, movámonos deprisa y pensemos deprisa. Ustedes tres, a mi oficina.
Hannah entró primero, seguida de Isaac y Scott. El Sheriff cerró la puerta tras de él y les preguntó:
—¿Hay algo que quieran decirme que los que están allá afuera no deban escuchar?
—Lydia sabía que había desaparecido, no sé cómo –dijo Hannah –Está trabajando en saber dónde está.
—¿Hay algo más?
—Llamé a Derek y a Allison para pedir su ayuda –el Sheriff estaba totalmente centrado en Hannah, pues ella era la que estaba respondiendo sin dudar un segundo.
—¿Lo puedes rastrear? ¿Necesitas su aroma?
—Sé su aroma de memoria –Parrish los interrumpió, abriendo la puerta.
—Sheriff, encontramos la camioneta.
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—El Jeep está sin batería –dijo el padre de Stiles al instante, tras encontrar el Jeep en el estacionamiento del hospital.
—¿Y por qué vendría aquí? –preguntó Scott, sin esperar una respuesta. Hannah ya había empezado a alejarse, olfateando y siguiendo el rastro -¿Hannah?
—Tengo su esencia; Isaac, Scott, síganme.
Hannah los guió hasta el techo, donde Derek ya los estaba esperando. Con Hannah, se saludaron simplemente con un asentimiento.
—No está aquí –dijo Derek.
—Lo sé, pero definitivamente estuvo aquí –respondió Hannah –Debemos movernos pronto.
—Isaac, dile al Sheriff y después encuentra a Allison, no responde su teléfono –pidió Scott a Isaac, el chico asintió y se fue.
—¿Notan lo fuerte que es el aroma aquí? –Preguntó Derek mientras Hannah y Scott tomaban lugar a su lado -¿Han oído de las señales químicas?
—Comunican emociones –murmuró Hannah, intentando recordar sus clases con sus padres –el sudor puede emitir enojo, miedo o asco.
—Respiren profundo. Y díganme que sienten.
—Ansiedad –dijo Hannah, al mismo tiempo que Scott decía:
—Estrés –Derek asintió.
—Aquí hubo una lucha.
—¿Con quién? Yo solo puedo detectar su aroma.
—Consigo mismo.
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—¿Por qué la necesidad de tantas fotos de Hannah y él juntos? –se burló Aiden, mientras se paseaba por la habitación de Stiles. Había fotos de Hannah y Stiles por todo el lugar y Aiden no pudo evitar sentir celos e incluso envidia ante algunas. Hannah estaba riendo, haciendo bizcos, sacando la lengua e incluso dándole besos... él nunca había visto a Hannah así. Tomó entre sus manos la que estaba en el escritorio, Stiles estaba simplemente mirando a la chica, tontamente, y Hannah estaba sacándole la lengua a Stiles mirándolo de la misma manera. Era una mirada de adoración absoluta.
—A mí me parecen lindos.
—A mí me dan nauseas.
—Tal vez solo estás celoso.
—¿De Hannah y Stiles?
—Solamente de Stiles.
—No estoy celoso del humano.
—He visto la manera en la que miras a Hannah cuando no te está viendo, solo digo.
—Hannah y yo nos detestamos, no podemos estar juntos más de cinco minutos.
—Sí, tal vez sea por eso que te gusta.
—Cállate y sigue buscando –murmuró Aiden, haciendo que Lydia riera ante la incomodidad de él.
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Lo único en lo que Stiles podía pensar para no dormir, era Hannah. Todo en él estaba cansado y su cuerpo le gritaba que se rindiera y descansara un rato pero sabía que debía de ignorarlo y mantenerse despierto. Por Hannah. El teléfono de Stiles murió en un rato, y la sensación de que no estaba solo no hacía más que incrementarse.
—¿Quién está ahí? ¡¿Quién eres?!
La criatura empezó a hablar en lo que parecía japonés, parecía un hombre pero donde debería de tener la cabeza, estaba cubierto de vendas, al igual que sus manos.
—Yo no... no entiendo –dijo Stiles, entre sollozos.
—No quién eres, Stiles. Quiénes somos –hizo una pausa –Hace frío, ¿no, Stiles? ¿Notaste que ya no estás temblando? ¿Sabes por qué es una mala señal?
—Es el cuerpo intentando conservar energía –los dientes de Stiles castañeaban, pero no le importó –estaba en mi reporte de ciencias de quinto grado, hipotermia.
—Nuestra habla se hace lenta. Luego viene la fatiga, la hemos estado sintiendo desde hace rato, pero nuestra pequeña Hannah nos ha ayudado a distraernos, ¿cierto?
—¿Qué tienes con Hannah?
—Confusión –dijo la criatura, ignorando su pregunta –moriremos si no salimos de aquí. Y no volveremos a ver a Hannah.
—Deja de decir eso. Deja de mencionar a Hannah y hablar en plural.
—Intentamos evitar que mueras congelado, levántate Stiles.
—¡¿Cómo si tengo el pie atrapado en una trampa de acero?!
—¿En serio? ¿Notas algo diferente? Antes estaba en tu pie derecho, ¿no?
—No.
—¿Estás seguro?
—¿Qué es esto? –Preguntó Stiles, dándose cuenta de que la criatura estaba en lo cierto -¿Qué estás haciendo?
—Intentamos salvarte, Stiles. Intentamos salvar tu vida.
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De: Melissa.
Para: Hannah Hale.
Creo que sabemos dónde está Stiles.
....
De: Hannah
Para: Melissa.
Me separé de los chicos para buscarlo por mí misma, mándame la ubicación y llego en minutos.
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Hola! Por favor comenten, voten y díganme qué les pareció todo, las adoro y nos leemos pronto xx
pd. el gif es del capítulo siguiente, pero me encanta y no me resistí a ponerlo.