KyungSoo
Siempre creí que mi relación con el hermoso Park ChanYeol llegaría hasta una iglesia con un traje de blanco, pero parece que él tenía otros planes, los cuales no me comentó hasta el día de la fiesta de cumpleaños de Oh SeHun, mi vecino y mejor amigo.
Con una excusa tonta me dijo que iría a la parte trasera de la casa a buscar un par de cervezas, lo cual era estúpido, porque las cervezas estaban en la cocina. Demoró media hora e indignado fui en su busca, naturalmente, no estaba ahí, así que le pregunté a varios de los invitados de SeHun si habían visto a un gigante con grandes orejas y ojos igual de grandes, y me dijeron que lo vieron irse de la mano de otra persona a la casa de en frente, la cual ¡Oh, sorpresa! Era la casa de ChanYeol.
Sabía exactamente dónde estaban las llaves de su casa, así que las tomé y entré, sus padres habían salido por el fin de semana y la verdad la habíamos pasado muy bien esa mañana, pero apenas pisé el interior de la casa, no me gustó lo que vi.
La linda camisa que le había regalado con mi sueldo estaba tirada toda arrugada al pie de las escaleras que daban a las habitaciones. Más arriba había una zapatilla y otra camisa más pequeña, tanto que era de mi talla. Seguí las pistas de prendas hasta que encontré un bóxer colgado en la perilla de la habitación de mi novio y cuando estuve a punto de entrar, escuché su linda y profunda voz de excitación, que esta vez no iba dirigida para mí, decir algo parecido a :
"Oh sí, bebé. Dámelo todo" — y me indignó, porque yo era su bebé y yo le daba todo lo que mi culo le podía dar, sin dejar de lado el amor.
Quien sea con quien se estuviese revolcando, que hasta el momento no tenía idea, en comparación al día de hoy, respondió como una diva.
"¡Más fuerte, justo ahí!" — seguido de un horrendo y estrepitoso gemido. Ni yo hacía tanto ruido cuando me la metía, debía, por el tamaño del pene de mi novio, pero trataba de sonar sensual, no como si me estuviesen ejecutando al alba.
De una patada abrí la puerta y los descubrí en una situación bochornosa. Con mi horrible mente pervertida, por un momento quise unirme al show, pero la dignidad primero, así que me acerqué hasta la caliente pareja y tome a la maldita Joy, mi compañera de trabajo, de su pajoso cabello y la sacudí mientras gritaba como un histérico.
"Esta me la pagas, Park ChanYeol, ni que se te ocurra presumir tu relación o diré tu secreto" — la solté y le escupí a mí ya ex novio en el ojo, por suerte me había enseñado a apuntar los escupitajos, y salí de la habitación tirando la puerta.
Regresé a la fiesta corriendo y me lancé a los brazos del primero que encontré, digo "primero" porque yo era abiertamente gay y me importaba un carajo lo que el mundo dijera sobre mí. Al fin y al cabo hay que llevar en alto la frase: "La que no es puta, no disfruta", pero aplicado a mí.
Y más o menos ese fue mi increible verano, muy traicionero, pero qué importaba, hay muchos peces en el mar o por lo menos en Seúl era así.
El resto de ese mes me la pasé de fiesta en fiesta, conociendo amoríos de una noche y olvidando sus nombres al amanecer. Sin lugar a dudas me había vuelto un chico rebelde, mis padres renunciaron a tratar de castigarme o a impedirme salir, al final siempre escapaba y regresaba temprano con el ramen, directo a mi cuarto a dormir.
Así fue como llegó la noche que jamás olvidaré y fue cuando SeHun, SuHo, JongDae y yo fuimos a una fiesta a las afueras de la ciudad, se suponía que iríamos de caza masiva y sorpresiva, así que todos nos pusimos lo mejor de nuestro guardarropa y salimos al ataque.
Durante el camino fuimos halagando lo sexys que estábamos, ellos también eran gays abiertamente, así que sí nos tocábamos todos, no pasaba nada.
Cuando llegamos, el responsable SuHo Hyung hizo las previas correspondientes al ataque.
— Hermanos míos, hoy corromperemos a los heterosexuales y disfrutaremos de ello como buenos homosexuales, pero para ello ¿Qué necesitamos? — nos dijo mirándonos por el espejo retrovisor del auto y enfatizando con su puño.
Todos nosotros gritamos a coro.
— ¡Condones! — dijimos a todo pulmón.
—¿¡Por qué!? —volvió a gritar en respuesta.
—¿¡Porque sin globito no hay fiesta!?— respondimos nuevamente en coro y salimos del auto.
**
La noche fue transcurriendo de lo mejor, bebimos un poco para animarnos y planear nuestra táctica de ataque, pero me distraje a mitad de la exposición de la estrategia para ir al baño y fumarme un porro que nadie sabía que había traído. Para mala suerte mía, el alcohol no me "animaba" lo suficiente y tenía que recurrir a este tipo de cosas, sabía que me hacía daño, pero no me importaba.
Ya acabada mi labor, salí en busca de mi grupo y los vi con otro grupo...
Me acerqué lentamente y abracé a SeHun por la espalda, me puse de puntitas y le susurré al oído.
— ¿Quiénes son nuestros nuevos amigos?— el castaño se rió por mi voz arrastrada. Me tomó de los brazos y me puso en el centro del círculo, examiné a los dos altos y al pequeño que era de mi tamaño.
—Estos son: LuHan, Lay y MinSeok, todos nacidos en China, ¿Puedes creerlo?— dijo señalando a cada uno para emparejar los nombres, quienes me saludaban con sus manos.
Como me había olvidado ponerme los contacto, por idiota, los miré medio cerrando los ojos. Entre todo lo borroso me di cuenta que todos eran muy hermosos, tanto que dio un poco de envidia, pero solo un poco.
— ¿Y cuál es para mí?— dije tratando que se me oyera por encima de la música, pero solo logré que seis pares de ojos me miraran burlonamente.
—Amor mío—dijo JongDae— , por andar de escapista, ninguno de estos bombones es para ti— me tomó de los hombros y me miró a los ojos.
En respuesta arrugué el ceño y fulminé a mis traicioneros amigos, compadres en la cacería y hermanos de otra madre, por abandonarme de esa manera. A regañadientes me fui a sentar a la barra mientras veía como todos se emparejaban a gusto, pero no me quedaría atrás, yo también tendría una presa esa noche, así me tenga que dejar de llamar Do KyungSoo, amo de los engaños, digo, amo de los elefantes, digo amo de...
Mejor dejo los porros—me dije negando con la cabeza, esa mierda me estaba pegando fuerte, ¿Será que habían cambiado de proveedor y no me lo dijeron?
A la media hora de aburrimiento, se me acercó la feliz pareja, compuesta por el chino que respondía al nombre de Lay y mi querido SuHo Hyung, ambos con una sonrisa bastante similar al gato de Alicia en el país de las maravillas.
—Kyunggie, te tenemos una sorpresa—dijeron a coro.
—¿Cuál se supone que es?—dije dándole un sorbo a mi tequila recién empezado.
—Nuestros hermosos chinos vinieron con un guía coreano y Lay dice que está que arde. Va a venir en media hora más, así que si no encuentras nada hasta ese entonces...—dijo mirando a su compañero.
—Tendrás un canela pasión para gozar y degustar— sacudió las manos.
Los miré alzando una ceja, estos me tomaban de tonto, así que simplemente los ignoré y me puse a hablar con otro tipo que andaba por ahí, cerca de los sofás, donde la gente hacía de todo menos sentarse.
Por buena o mala suerte, el tipo también era chino e increíblemente me agradó, así que empecé a coquetearle, a ver si caía, pero no sé en qué momento apareció un tipo delgado y asquerosamente alto que lo salvó de ser mi presa y se lo llevó lejos, ¿Acaso esa no iba a ser mi noche?
Disgustado regresé a la barra y miré mi reloj, eran cerca de las tres de la mañana, definitivamente no había esperanza para mí. Traté de buscar a mis amigos, pero no había rastro de ninguno, todos se habían ido a pasar una noche buena y yo quedé abandonado.
Resignado, pedí otra copa de Tequila y me dispuse a beberla tranquilamente mientras esperaba a que regresaran, pero cuando se hicieron las cuatro, simplemente me puse de pie y salí del local, lleno de una masa de gente ya ebria, para esperar en la seguridad y calor del auto de SuHo Hyung.
Antes de dirigirme a él, saqué un cigarrillo de mi abrigo, me apoyé en la entrada del local y me puse a fumar muy a gusto.
Al rato llegó otra persona que, alterado, comenzó a preguntarles a los de seguridad si había visto a un grupo de chinos, cuatro altos y uno bajo. Como yo no era chismoso, llamé su atención carraspeando un poco, para que de esa manera se fijara en mí. Llevaba un tapabocas y una gorra negra, junto a unos pantalones negros, igual que sus botas y abrigo, lo único blanco era su camiseta.
—Me parece que he visto a tre de tu grupo de chinos—dije mirándolo de pies a cabeza. Sus ojos almendrados me miraron con algo de esperanza en ellos.
—¿En serio? ¿Me puedes llevar hasta ellos?—dijo juntando sus manos y sacudiéndolas en señal de ruego.
Parpadeé un poco y seguí con mi actuación de desinterés, aunque la verdad es que había llamado mi atención.
—Lo haré, pero a cambio debes darme un beso— le guiñé un ojo.
El muchacho me miró perplejo y arrugó el ceño, giró sobre sus tobillos e hizo ademán de entrar al club. Ni corto ni perezoso, lo tomé del brazo y tiré de él para que no se alejara.
—Bueno, bueno, no te enojes. La verdad es que te llevaría, pero me parece que mis amigos y ellos están pasando un buen rato, tú sabes— le di una última calad a mi cigarrillo y lo tiré al suelo —. No creo que les agrade ser interrumpidos.
Sus ojos multiplicaron su tamaño mil veces, se arrancó el tapabocas de un tirón y explotó. Bueno, no, algo parecido.
— ¿¡QUÉÉÉÉÉ!?— gritó en mandarín, y luego si explotó.
Sí, esa fue una buena noche, digna de recordar, no todos los días se ve a un canela pasión y mucho menos uno tan irritado.
**
La adicción continúa, esta vez con un nuevo fic lleno de lechugas de Lay!!!!
Espero que sigamos juntas en este long fic también.
En fin, nos vemos en el siguiente capítulo, sin más, Rivers22S✡ (Que va a preguntar si esas lechugas fueron de calidad).