(Narrador omnisciente)
Emma miro de pies a cabeza a Justin. Muy guapo, pensó ella. Se detuvo en su mano, estaba extendida para que ella la tomara. Sonrió.
-Con gusto-Tomo la mano de Justin, cálida, una corriente se pasó por el cuerpo de Justin y de Emma
Justin la ayudo a levantarse de su asiento. Pidió con amabilidad el robo de Emma a Angie. Angie solo sonrío, estaba sorprendida de que Justin, haiga invitado a Emma, unos pequeños celos tocaron a ella.
La mano de Justin rodeo la pequeña y esbelta cintura de Emma. Caminaron hacia la pista. Tomo la mano de Emma, listo para bailar. Emma paso su mano por el hombro fuerte de Justin, sonriendo. Firmes, empezaron a moverse a los sonidos del violín y el piano del escenario.
El vestido blanco se elevó poco, con el giro que Justin le dio, delicado. Los pies de ambos se movían, las manos. Sin dejarse de mirar. Justin miraba los ojos brillosos de Emma, verdes. Emma quedo fascinada ante los ojos de Justin.
David apretó los dientes, desde la esquina observaba cabreado con la imagen de Justin y Emma, bailando. Odiaba a Justin, y temía ante él. Frunció el ceño. Ver como Justin miraba a su hija lo cabreaba más. No ponía atención a lo que decían sus amigos.
La melodía acabo, con el ultimo toque al piano, un sonido leve, una delicia en los oídos. Justin baja la presión de la mano de Emma. Esta le sonríe. Hermosa sonrisa, pensó él.
-Fue un placer bailar con usted-Dijo amable Emma, sonriendo.
–Lo mismo digo-Toma la mano de Emma, delicada. Acerca sus labios a la mano de Emma- Ojala nos encontremos de nuevo en una pista-Beso la mano, rosando sus labios con la suave piel de ella.
–Me encantaría-Logro decir ella, quedo sorprendida ante el agradecimiento de Justin.
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El BMW negro Tuning apareció enfrente, saliendo un sirviente dándole las llaves a David. Justin observaba desde la puerta del salón, viendo como su enemigo y su hermosa hija se iban.
Saco de su bolsillo su teléfono. Cuando el carro salió le tomo foto a las placas del BMW negro Tuning. Miro las placas. Podría poner las placas en internet y llegar al domicilio de la casa de David. Sonrío.
-Una visita alegre no te pasara nada David, de hecho le encantara a tu hija- Sonrió.