Louis alejaba a Harry porque pensaba que él no lo amaba.
Harry se alejaba porque pensaba que Louis no lo amaba.
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Golpeó su frente contra el volante, esperanzado de crear algún tipo de milagro.
Como las últimas cuatro veces, no obtuvo ninguna salvación. Si quería salir de allí lo antes posible, simplemente debía bajar del auto y cumplir su favor.
Con ello en mente descendió del vehículo, repasando mentalmente los motivos por los cuales era él quien estaba cumpliendo tal tarea. Reconocía que la cabaña era mitad suya y tenía un juego de llaves, sin embargo, las había ofrecido para que cualquier otra persona lleve a cabo la acción.
Hizo a un lado su flequillo y juntó aire mientras ingresaba por la puerta lateral. Conocía que era la única que no crujía al empujarla. No pudo retener sus insultos al hallarla sin llave.
La zona era pacífica, pero ellos siempre se aseguraban de cada pequeño detalle. Cuando acudían a una estadía en su lugar, era porque deseaban estar realmente tranquilos.
Se mordió la lengua al percatarse que del "su" quedaba muy poco, si es que todavía se conservaba algo.
Los "amigos" de Harry se hallaban recostados alrededor de la piscina. Ninguno se percató siquiera de su llegada. Su estómago se revolvió al no encontrarlo a él entre el montón. Se lo esperaba, de todas formas.
Estaba preparado para aquella escena, de hecho, pasó demasiado tiempo recreándola en su mente. Más del que hubiese deseado.
Fue inútil, ninguna recreación previa lo preparó para irrumpir en la habitación de invitados y divisar un cuerpo femenino sobre el torso de su amigo. Se preguntaba si era exagerado decir que la opresión y el dolor que sentía se asimilaban a un balazo en el pecho, aunque él nunca había recibido uno.
Podría ser peor, se dijo, si en su lugar ocupaban la habitación de ellos.
Harry se incorporó de golpe. Sus grandes ojos reflejaban sorpresa.
Quiso golpear su cabeza una vez más al ver a su acompañante femenina intentando cubrir su ropa interior. Conocía a la chica, era una de las tantas mujeres que anhelaban ser modelos profesionales. Su hermana compartía el mismo sueño, la diferencia radicaba en que ella no era lo "suficientemente delgada y bonita", según palabras de la joven que finalmente había logrado colocarse su vestido. Louis seguía sintiendo aquella furia que había quemado su interior cuando escuchó el llanto de Lottie contándole lo sucedido.
- Cariño, no hay nada que nadie no haya visto ya en tus redes sociales -observó divertido la forma en que su cara mostraba horror-. No seré un fotógrafo, pero puedes estar tranquila, te encuentras tan cuidada como en tus desnudos profesionales. Incluso más, soy homosexual.
Encogió su cuerpo ante la puerta siendo azotada con fuerza cuando la mujer se retiró ofendida.
- Eso debió doler –se lamentó, exponiendo su labio inferior en un pequeño puchero-. Pobres bisagras, no seré yo quien las reemplace –aclaró, volteando para ver a un Harry visiblemente frustrado.
- ¿Por qué fuiste tan grosero?
Su diversión se convirtió en abundantes cantidades de odio. No era justo, él era la víctima aquí. Y aunque Harry no lo supiera, él no iba a dejar pasar por alto las lágrimas de su hermana. Podría haber estado mal su comentario malicioso, pero la chica se lo merecía.
- ¿Quieres saber qué es grosero? Que tu hermana esté dando a luz a tu sobrino y tú mantengas el celular apagado por estar teniendo relaciones sexuales.
- ¿Qué? -preguntó Harry, hurgando en sus pantalones para hallar su celular- Se supone que nacía en dos semanas más.
- Sí, bueno, los partos se adelantan.
- Dios, Louis ¿Llegaremos a tiempo?
- Si eres tan rápido como lo fue ella -señaló hacia la cama-, entonces quizá lleguemos al horario de visitas.
- Louis –advirtió con enfado.
Levantó sus manos a modo de defensa. Esta vez no estaba siendo cruel.
- No me refiero al sexo, Styles, es tu mente la que vuelve a ello. Fue rápida en vestirse.
Harry estaba listo apenas terminó de hablar. Empujó su camino a través del inmueble y hacia el auto esperándolos fuera.
- ¿Sabes? Creía que este era un lugar privado. Y para que lo sepas, fue ella quien se burló del físico de Lottie aquella vez y comenzó una campaña de odio en su contra –dejó salir su tristeza y se apresuró al encender el motor y no dar lugar a una posible respuesta de Harry.
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Creía que la repetición excesiva de algo, daba como resultado la pérdida de interés en ello y hasta generaba un ligero rechazo. Como cuando escuchas muchas veces seguida tu canción favorita.
Llevaba tres días y medio visualizando reiteradas veces el conjunto de fotos que las personas en su cabaña decidieron publicar constantemente y todavía seguía sin poder acostumbrarse a ellas.
Más las miraba, más lejos estaba de disminuir su depresión al no ser él quien se hallaba entre los brazos de Harry.
Bien podría bloquear su teléfono y enfocar su mente en otra cosa, pero necesitaba que el sufrimiento desaparezca. Desde que la amistad con Harry pasó a ser una aventura sexual sin ataduras, lejos de la exclusividad y formalidad, él se había salteado lo que aquellos pasos implicaban.
El amor que sentía por Harry no lo tenía por ninguna otra persona. La única vez que intentó amar a alguien más, acabó llorando en su cama al darse cuenta de la forma en que todo había cambiado para siempre.
Hizo un pacto con sus sentimientos, lo que no sabía era lo mucho que dolería mantenerlo.
- Comienzo a creer que eres de los que disfrutan el dolor.
Sonrió al escuchar la voz de Liam. Estaba feliz de tener un motivo para regresar el móvil a su bolsillo trasero.
- Tendrás que averiguarlo por ti mismo –bromeó, aceptando el cigarrillo que le era ofrecido.
- Nunca regresaste dentro, pensé que sería agradable hacerte compañía. Harry está con su hermana ahora, saldrá en unos minutos.
Asintió distraído mientras disfrutaba la serenidad que le brindaba la nicotina.
- Hablo en serio, Lou –continuó Liam, sentándose a su lado contra la pared del hospital-. ¿Por qué sigues con esto?
- ¿Me creerías si te digo que es posible amar de esta manera? Pasé toda mi adolescencia burlándome de mis hermanas cuando me hablaban del amor eterno, debe ser alguna especie de castigo.
- Louis -reprochó.
- No, Li, también hablo seriamente. Me gustaría que no sea así, quisiera conocer a alguien con la capacidad de hacer que lo olvide, que tome mi romántico corazón y le quite el nombre de Harry. ¿Quieres intentarlo? ¿De verdad no te parezco atractivo?
- Ya sabes, me gusta que mi pareja supere la altura límite en las atracciones infantiles –golpeó su hombro en un intento fallido de parecer dolido. Liam rio-. Entonces, ¿qué es con lo que te conformas?
- Evitar que él me olvide, supongo.
- ¿Por qué si Harry puede tener otras relaciones, tú no?
- Porque él es alguien libre. Él puede amar, entonces pueden amarlo de vuelta.
- ¿Qué te impide ser feliz con alguien que te quiera de verdad, Lou?
- El insistente deseo de transformar en Harry a todo hombre que se me acerca. La molesta desolación que me invade cuando no soy yo quien está a su lado. ¿Podrías formar una familia de esa forma, Li? ¿Sería justo para tu pareja?
Liam pisoteó la encendida colilla y negó con su cabeza al no poder contestar en palabras ante la figura de Harry caminando hacia ellos.
- Podemos irnos ya -anunció-. ¿Vienes con nosotros, Liam? –preguntó mientras rascaba su nunca, sin percatarse de lo atractivo que lucía.
- No, caminaré hasta la parada del colectivo, debo pasar por algunos sitios antes de ir a casa -se puso de pie de un saltó y le ofreció su mano. Lo levantó con un único tirón-. Los veré luego –saludó con afecto antes de alejarse.
- Dejé las llaves de mi departamento en la cabaña, pero si así lo prefieres puedes llevarme a la estación de trenes. Tomaré el próximo y le pediré a uno de los chicos que espere por mí.
- Está bien, Harry, puedes quedarte en mi casa esta noche. Te llevaré hasta allí mañana.
Después de todo, no dejaba de ser su mejor amigo ni tenía la culpa de su tonto enamoramiento.
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- No hace falta que laves tu plato cuando termines, lo haré yo por la mañana. Iré a dormirme ahora, buenas noches, Harry.
- Lou –musitó, logrando detener su paso con apenas un susurro de su nombre.
Conocía lo que sucedería si volteaba, un beso terminaría con ambos en su cama y dejaría un sabor agridulce impregnado en cada uno de sus sentidos, pero su debilidad acabó por tomar el control.
Horas después, se hallaba suspirando embriagado en satisfacción y remordimiento. Tomaba todo lo que podía de la sensación de su piel y la de Harry juntas, del rizado cabello cosquilleando en su nariz.
- Lo que presenciaste hoy, Lou, no es importante.
La burbuja que los cubría estalló sobre ellos y cubrió su cuerpo de simbólica agua helada en el camino.
- No me debes explicaciones, Harry.
- ¿Debo irme ahora?
- Puedes hacer lo que prefieras.
Harry aferró el agarre que lo envolvía por la cintura y escondió la cara bajo su brazo. Louis procuró cortar de raíz el aumento de emoción que incitaba una crecida en su frecuencia cardíaca.
- ¿Por qué nunca me dices que me quede contigo, Lou?
- No te entiendo, amor -se permitió llamarlo con un apodo cariñoso.
- Cada vez que pregunto si me voy o me quedo, lo único que espero es que me digas "Quiero que te quedes, Harry".
Su corazón no pudo ser detenido esta vez y no tardó en desatar su taquicardia.
- Te equivocas de pregunta, bebé. No es lo que yo quiera, es lo que tú quieras hacer.
- ¿De eso se trata? –preguntó, levantando su cabeza para recostar el mentón en el centro de su pecho-. ¿Todo este tiempo que no me permitías permanecer contigo fue porque pensabas que yo no quería hacerlo?
- Vuelvo a no entenderte –aprovechó la posición para frotar sus pulgares sobre la espalda baja de Harry.
- Lou –sentenció, tomando su rostro con ambas manos-. Somos dos idiotas que estuvimos haciendo lo mismo todo el tiempo. Tú pensabas que no te amaba y me alejabas. Yo creía que tú solamente querías acostarte conmigo, entonces me alejaba. Cuando no pude sentir lo que siento por vos con nadie más, me resigné a pensar que estaba condenado al amor no correspondido y las aventuras sexuales insatisfactorias.
- ¿Qué dijiste? ¿Me amas, Harry?
- Más que a mi vida, Lou.
No supo si él bajó su cara o Harry subió la suya, pero sus labios estaban fuertemente entrelazados y eso era todo lo que precisaba. El mundo podía dejar de girar en ese instante.
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Se supone que esto no iba a terminar con ellos juntos, pero sigo sin poder hacer finales tristes.
También sigo sin poder terminar de escribir en un horario anterior a las 7:39 a.m.
Pero no me importa nada porque fui a un cumpleaños infantil y me dieron bolsita. Eso es felicidad.
Está cosa que se supone es un OS, salió escuchando una canción, como casi todo lo que escribo últimamente, o en parte al menos. No sé por qué publico a esta hora, cuando mis ojos duelen y por más que lea 500 veces, no detecto errores por estar dormida.
pd: loco, qué os pedorro. Cada vez que reviso los os descubro que son más feos de lo que recordaba. Me estoy preguntando por qué lo dejo publicado.