No quería volver a la casa. Él estaba ahí y me dolería verlo de nuevo, pero Amanda lo extrañaba a él y a su perrito.
Am: mami, ¿te vas a quedar con nosotros en casa? - decía desde el asiento del copiloto.
__: linda, tengo cosas que hacer aún - la miré un rato mientras manejaba.
Am: ¿y cuándo vuelves? - preguntó admirando su peluche.
__: en unos días - acaricié su mejilla - y nos vamos a una nueva casa - ya habíamos hablado de eso y lo había tomado bien.
Am: bueno - bajó la cabeza. Doblé y entré a la residencia.
__: ¿pusiste la nueva ropita para Lucly en tu mochila? - le recordé, porque eso la hacía feliz.
Am: ¡sí! Ya quiero mostrarle a papá - sonrió.
__: jaja sí, mi cielo.
Llegamos a casa y no había nadie a la vista. Ella fue a buscarlo arriba y yo fui por mis cosas de la biblioteca. Quería todo lo que tenga que ver con mi trabajo para que me puedan transferir a la sede en Doncaster. Había hablado con mi jefe y dijo que lo pensaría.
Lo: ______ - pronunció, mierda.
__: - volteé luego de pensar si debía darle la cara - ah, hola - continué con lo mío - voy a ver algunas cosas al trabajo, te dejo a Amy, vuelvo por ella el sábado - encontré la carpeta con todos mis documentos.
Lo: ¿por qué te vas? - sentí que se acercó, mis rodillas querían devanecerse.
__: tengo que hacer cosas - tenía miedo de que sienta mi nerviosismo.
Lo: ¿y no te vas a quedar? - volteé y lo encontré cerca de mí.
__: no, estoy buscando un departamento en Doncaster - conectamos nuestras miradas.
Lo: ¿por qué? - se exaltó un poco.
__: porque tú lo quisiste así - dije y me fui antes de que diga otra cosa más y me derrumbe en sus brazos.
Encontré a Amanda jugando con Lucky en la sala.
__: mi amor - me puse a su altura - tengo que irme, compórtate bien, no quiero quejas - besé su frente - ¿me das un abrazo? - extendí mis brazos.
Am: te quiero, mami - dijo y correspondió a mi abrazo.
__: yo mucho más, cielo - besé su mejilla - cuidate - me alejé.
Louis se había parado junto a la puerta, por desgracia. Estaba entre darle un beso en la mejilla no bien dado, decirle "adiós" o simplemente mirarlo y salir. Mi cobardía y miedo de prenderme de su olor me hicieron elegir la última opción.
Lloré una vez más en el auto. En ese momento agradecía que tenía lunas polarizadas.
...
__: buenos días, señor Graham - saludé al entrar a su oficina.
Sr.Gr: Harrison, buen día - se desabotonó el traje y tomó asiento - ¿a qué se debe su visita?
__: vine por la propuesta que le hice - puse mis cosas en mis piernas.
Sr.Gr: la verdad es que usted nos haría mucha falta aquí - me sentí halagada.
__: muchas gracias, pero en pocos días me estoy mudando a Doncaster y quería ver si usted me daba la oportunidad de seguir allá con el trabajo - añadí.
Sr.Gr: eso no lo sabía - frunció el ceño - o la pierdo y se va con nuestra competencia o la pierdo y se va a ayudarnos en otra ciudad - se puso a pensar - jaja claro que le cedo el traslado, Harrison - rió.
__: ¿enserio? - asintió - muchas gracias - me emocioné.
Sr.Gr: solo necesito que me dejes tus papeles de la empresa y documentos personales - sabía a lo que se refería.
__: todo eso está en este fólder - lo deslicé por su escritorio.
Sr.Gr: perfecto, aproximadamente mañana le doy noticias, que tenga un buen día, gracias por su colaboración - se levantó a despedirme.
__: gracias a usted, que tenga un buen día - nos dimos la mano.
Salí de su oficina feliz y con la sensación de que todo estaba saliendo bien.
Ph: ¿señorita Harrison? - se oyó su voz desde atrás.
__: Phill Graham, buen día - reímos.
Ph: hasta que te apareces - besó mi mejilla.
__: han pasado muchas cosas - comenzamos a caminar hasta el ascensor.
Ph: justo tengo descanso, ¿salimos a comer? - me invitó.
__: no tengo mucho tiempo - me excusé.
Ph: entonces comamos en la cafetería, hace tiempo no nos vemos - pidió.
__: bien - acepté para no quedar mal.
Ph: pero yo invito, por favor - sabía de mi forma de ser en esas cosas.
Escogimos una mesa en la cafetería, casi al medio para que el sol no nos dé. Ordenamos algo ligero, o al menos yo pedí solo una ensalada de frutas porque no tenís ganas de comer tan temprano.
Ph: ahora sí dime de esas tantas cosas que pasaron en sólo una semana - calculó.
__: jaja que insistente - me reí.
Ph: jaja vamos, me preocupa que estés mal - se defendió.
__: empecemos por lo más feo y por lo que ando cambiando todo en mi vida - hice una pequeña introducción - me divorciaré.
Ph: - casi se atraganta con la comida - ¿qué?
__: todos me dicen eso - reí bajo - tal y como lo escuchaste, me divorciaré - volví a decirlo.
Ph: lo siento tanto - se compadeció.
__: no lo sientas, simplemente no funcionó como esperaba - expliqué - es por eso que me estoy mudando a Doncaster y quiero que me pasen a trabajar allá - terminé de comentarle.
Ph: pero no te vayas de Londres, puedes conseguir un departamento por acá, te puedo ayudar - se desesperó.
__: quiero empezar una nueva parte de mi vida, mi esposo vive acá, no serviría quedarme acá, seguiría... - me quedé callada.
Ph: ¿recordándolo? - supo lo que diría.
__: sí - bajé la cabeza.
Ph: jaja Harrison, tú necesitas a alguien que te ayude a no recordarlo, no de otro lugar para vivir - tenía razón.
__: no quiero a nadie más, solo quiero a mi hija - dejé en claro.
Ph: ¿entonces si te vas? - se había rendido.
__: sí, saliendo de acá voy a buscar - conté.
Ph: bueno, solo me queda desearte suerte - se hizo el herido.
Continuamos comiendo. Nos despedimos y yo volví a lo mío.
Llegó sábado.
Para ese día ya había tenido mi primer día de trabajo en Doncaster. No conversaba mucho con nadie y una chica se me acercó, por pena supongo. Con el único que conversaba por teléfono era Phill, le había pedido que cada que me hable, me haga reír en caso de que esté por recordar.
Aproveché cuando Louis salió con Amy a pasear para ir por mis cosas de la casa y las de ella.
No era que no me dolía todo lo que estaba pasando, solo que aunque esté enojada con él, se comporte distante conmigo, no se merezca todo lo que le doy y lo nuestro se esté acabando, yo misma era consciente de que apenas me muestres un lindo gesto, caería en sus brazos como una idiota. Por esa razón tenía que ser lo más fría posible cuando se trataba de él y su perfecta apariencia.
Toqué el timbre ya que, por alguna razón, sentía que esa casa ya no era mía.
Lo: hola - santa mierda.
__: hola - apenas lo vi - ¿Amy está lista? - pregunté sin rodeos.
Lo: sí, pasa - me invitó y acepté.
Subió las escaleras de dos en dos como solía hacer para ganarme. Habían estado cocinando juntos porque vi la cocina hecha un desastre. Me guardaba las ganas de limpiarla.
Am: ¡mamá! - saltó a mis brazos.
__: mi amor, ¿estás lista? - dije en su cuello.
Am: sí, voy por mi mochila - subió de nuevo.
__: está bien - no, Amy, no me dejes sola con tu padre.
Lo: hoy fuimos a pasear al parque, se cayó y se hizo una pequeña herida en la rodilla - contó.
__: ¿qué? - me asusté.
Lo: no te alteres, solo se raspó un poco - de todos modos me alteraría.
__: bien - no quería hacerle conversación.
Lo: en dos semanas es su cumpleaños ¿haremos algo? - se sentó en frente mío.
__: estaba planeando una fiesta en casa de mis padres, es más grande - comenté.
Lo: ¿hay algo en lo que pueda colaborar? - se ofreció.
__: tal vez podrías contratar a las princesas de Frozen - recordé que se emocionaba cuando las veía en la tv.
Lo: me avisas, estaré buscando sobre eso - parecía querer colaborar.
__: bueno - ella bajó finalmente.
Am: ya, mami - me dejó su mochila.
__: despídete de tu papá, ya nos vamos - le indiqué.
Am: chau, papi, ¿nos vas a visitar? - parecía manejar bien la situación.
Lo: claro, preciosa, cualquier día las voy a ver - me miró de reojo.
Am: te quiero mucho - se escondió en su cuerpo.
Lo: yo también, mi pequeña, cuidate - la soltó y ella salió primero.
__: tú la tendrás los fines de semana, hasta que hagamos un acuerdo ¿bien? - pregunté.
Lo: claro - parecía estar de acuerdo - adiós, cuidate - me agarró desprevenida y tomó mi cintura para besarme la mejilla.
__: chau - me quedé temblando y solo pude articular esa palabra.
Nos metimos en el auto, colocamos la seguridad obligatoria y manejé hasta el departamento que logré conseguir. Estaba en un tercer piso, al fondo. No era la gran cosa, pero por algo podíamos empezar.
Su reacción fue buena porque le llamó la atención la vista de la ventana más grande. Tenía dos habitaciones, una en frente de la otra, un baño, cocina, pequeño comedor y una lavandería moderada. Yo estaba satisfecha con el lugar y el color.
Terminamos de ubicar sus cosas y dormimos separadas para que se vaya acostumbrando, aunque necesitaba de su compañía en todo.
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Feliz Navidad, preciosas.❤