Debo, puedo y quiero. || L.T. »3«

Capítulo 3

Dedicado a AlondraVega250.

Llegué a casa a una hora de que lleguen mis invitados. Entré como una bala a mi baño y me di una ducha de apróximadamente quince minutos, quedándome apenas unos 30 minutos para maquillarme, peinarme, vestirme y lucir calmada ante ellos. Mi vestido y todo lo que usaría, mi mamá ya lo había acomodado en mi cama para no demorarme más. Me comunicó que la comida ya estaba lista, que estaban poniendo la mesa y que se iba porque debía ayudar a mi papá con la corbata y la camisa. Por un momento me puse a imaginar una vida así con mi prometido y mi corazón se emocionó con tan solo pensarlo.

Ahora les daré detalles del vestido. Este era algo corto, color blanco, con un estilo angelical muy lindo y escote delicado. Los zapatos los elegí dorados y altos, por supuesto, quería alcanzar a Louis por lo menos hasta la oreja. Cuando le tocó mantenimiento a mi cabello fue algo más largo porque tuve que secarlo durante diez minutos o más, desenredarlo y plancharlo para verme presentable. En el momento que estaba eligiendo los colores de sombra que usaría, el timbre sonó, miré la hora y eran las siete con seis minutos de la noche. Daba por hecho que golpearía a Romina por hacerme quedar a ver ropa para ella, porque por culpa de eso, salimos y agarramos todo el tráfico, pero solo me quedaba calmarme, pues era un día demasiado especial para mí...

Narra Louis:

Lottie, Fizzy y mi madre me estuvieron arreglando desde las cinco de la tarde. Esas mujeres se tardaban como media hora para solo elegir la corbata y camisa indicada para la ocasión. Una decía que el rojo asentaba bien porque era una noche relacionada al amor, la otra decía que el azul me hacía ver que tenía futuro e inteligencia y la reina de las cosas a la perfección dijo que el negro era lo más indicado para no hacerme notar ni tan joven, ni tan viejo. Así fueron debatiendo ese tema, mientras en ellas imaginaba a mi esposa y a mi hija eligiendo mi ropa para una cena familiar. La misma sonrisa tonta de siempre apareció en mi cara y todos los pensamientos siguieron fluyendo hasta cuando me imaginé de viejitos junto a ella porque en ese instante ellas por fin decidieron el color.

Fi: mamá siempre tiene la razón, así que ponte la corbata negra - dieron su veredicto a eso de las cinco con treinta minutos

Lo: al fin - me paré y comencé a empujarlas hasta la puerta

Lot: hey - se quejaron - podemos irnos solas, tonto - dijo ya afuera

Lo: las amo, gracias - sonreí y cerré la puerta

Tiré un rato la corbata en mi cama y me asomé a la ventana, ella había sido muy inteligente al cerrar las cortinas pues sabía que yo espiaría de vez en cuando. Eso sirvió para que me concentrase en mi vestimenta y todos los detalles. Saqué de su caja la colonia que ella me había regalado hace unos meses y que solo había usado unas cuantas veces, para no acabarla tan rápido, me la rocié alrededor de mi cuello, en mi pecho y detrás de mis orejas, claramente con un único objetivo: dejarle mi olor porque sé que le gustaba esa sensación.

A esa edad mis hermanitas me decían que me había vuelto muy serio y amargado, a lo cual yo no encontraba coherencia, pues seguía siendo gracioso y más alegre, tal vez hablaban de las veces que llegaba del trabajo demasiado cansado y solo atinaba a saludarlas y si me querían contar algo responderles: "ahora no". Eso se lo habían contado a _____ y ella me dijo que la comunicación en una familia es importante y más cuando aún la tienes a tu lado. Pensé en eso toda la noche de aquel día y entré en razón, nadie sabía qué podía ocurrir al día siguiente, así que después empecé a jugarme con ellas y conversarles de cualquier cosa o de lo que les había pasado en la escuela, para que así me tengan confianza.

Diez minutos para las siete, hora acordada, salí de la habitación para ver cómo estaban todos. En la sala como era de esperarse, mi papá sentado viendo tv, mientras mamá estaba terminando de acicalarse, me resigné a la idea de que no llegaríamos tan temprano y me senté con él.