Más allá de las estrellas

By Sakura-Mitsuki

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Anne es una chica de 18 años que vive en Long Island con su madre. Ella padece una enfermedad terminal que le... More

El chico de al lado
Otra vez tú
Recuerdos
Desastre en casa
Conociéndonos
Luna de Plata (Parte I)
Luna de Plata (Parte II)
Olvídame
Lo siento
Sorpresa
Se me agota el tiempo
Feliz cumpleaños
Confesiones
Esperanza
A tu lado
Goodbye my love
Te quiero pero no puedo
Déjame ayudarte
Mi ángel de la guarda
Todo va a salir bien ¿verdad?
No tengas miedo
Un nuevo comienzo
¿Por qué?
Todo ha cambiado para mi
¿Por qué tiene que ser todo tan difícil?
Estar como antes
Feliz Navidad
La respuesta
Epílogo
Agradecimientos

Sacando todo fuera

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By Sakura-Mitsuki

El trayecto hasta la casa de mi padre está siendo muy incómodo. Ninguno de los dos ha abierto la boca y yo no puedo parar de pensar en las duras palabras de Nathan, en cómo me miraba y en como miraba a mi padre.

- Ese chico...- empieza a decir mi padre. Yo giro la cabeza para mirarlo. Él tiene la vista clavada en la carretera.- es amigo tuyo.- termina por preguntar. Sé qué se refiere a Nathan.

- Si..., bueno es mi vecino.

- Ah.- da el intermitente y gira a la derecha.- ¿estáis enfadados?

- Eh, no...no que va.- aunque la verdad no lo sé. No entiendo porque hablamos de él ahora después de que han pasado diez minutos desde que lo vimos. No quiero seguir hablando de Nathan así que giro la cabeza  y miro por la ventanilla. Está empezando a nevar otra vez.

- Mmmm....Sabes, ese chico me recuerda a mi mejor amigo del instituto. – se ríe solo y yo lo miro. - Dicen que todos tenemos algún doble en el mundo y yo creo que he encontrado al suyo.

No digo nada. Sé que mi madre y el padre de Nathan se conocieron cuando eran jóvenes. Tal vez también conoce a mi padre. A lo mejor Nathan sabe algo y por eso no quiere que siga viéndome con él. Me empiezo a poner nerviosa, tal vez no debería haber venido.

- Bueno, ya hemos llegado.

Aparca el coche enfrente de una casa de dos pisos. El jardín está cubierto de nieve pero parece bien cuidado. Es una casa normal, yo pensaba que viviría en una más lujosa pero por fuera solo es un poco más grande que la de mi madre y mía. Salimos del coche y me hace un gesto para que lo siga. Abre la puerta y del interior sale un calor agradable y un olor a comida exquisito.

- Pasa. Aquí fuera hace mucho frío.

Entramos y cierra la puerta detrás de mí. Dejamos los abrigos colgados en el perchero de la entrada y le sigo. La casa parece bastante amplia y está decorada muy moderna. Pasamos por el salón que tiene una chimenea blanca encendida y los sofás también son blancos. En realidad, todo está decorado en tonos blancos y negros. También hay algún rojo. A pesar de ser tan moderna es acogedora. Entramos en la cocina y veo a una chica de espaldas. Supongo que es su nueva mujer. Lleva el pelo moreno atado en una coleta.

- Karen, cariño ya hemos llegado. – le dice mi padre.

Ella se da rápidamente la vuelta y se limpia las manos en el delantal de frutas que lleva puesto. Es bastante guapa.

- Hola, yo soy Karen. Encantada. – dice mientras se acerca a mí y me da dos besos.

- Yo soy Anne.

- Tenía muchas ganas de conocerte.- me dice. Parece muy animada y agradable. Le sonrío y asiento con la cabeza.

- Enseguida está lista la comida.

- ¿Puedo ayudar en algo?- pregunto por cortesía.

- Oh, no. Gracias, eres muy amable. Mientras tanto.... Anthony porque no le presentas al pequeño Josh. Está arriba durmiendo pero tiene que estar al despertar. Ya le toca comer. Es muy glotón, ¿sabes?- Su voz se llena de orgullo al hablar de su hijo. Parece una mujer muy simpática.

- Voy a buscarlo.- dice mi padre y sale de la cocina dejándome sola con Karen. Yo me quedo plantada donde estaba mirando como Karen termina de preparar la comida. Los acabo prácticamente de conocer a los dos y no sé qué hacer o que decir, es todo muy incómodo.

- Siéntate si quieres. - me dice Karen con una sonrisa mientras señala una silla, creo que se ha dado cuenta de cómo me siento. Hago lo que me dice. Es mejor estar sentada que no de pie sin hacer nada. Saco el móvil del bolso para ver si tengo algún mensaje pero no hay nada. Oigo un llanto lejano. Debe ser el "pequeño Josh" como ellos lo llaman.

- Creo que ya viene mi pequeñin- dice Karen confirmando mis sospechas.

Al cabo de unos segundos entra mi padre en la cocina con el niño en brazos y se acerca a mí.

-Mira Josh, esta es tu hermana Anne.

¿Hermana? Vaya, no me había dado cuenta de que ahora tengo un hermano, bueno un hermanastro. Siempre quise tener uno cuando era pequeña. Soñaba con tener un hermano con el que poder jugar y compartir mis secretos pero ahora todo es tan diferente.

-¿Quieres cogerlo?- me pregunta sacándome de mi ensimismamiento.

Dudo un poco. Nunca antes había cogido a un bebe pero acepto y me lo deja con cuidado. Yo lo cojo y me mira con unos ojos muy abiertos aunque probablemente todavía vea sombras porque es muy pequeño. No sé mucho de bebes pero algo he leído y oído por ahí. No pesa nada y parece que se va a romper si lo abrazo mucho. Es muy tranquilo y noto que en mi cara tengo una sonrisa enorme y que tanto mi padre como Karen me están mirando. Levanto la cabeza y se lo tiendo a mi padre para que lo vuelva a coger. No me gusta que los dos me estén mirando.

- Puedes tenerlo más rato cogido si quieres – me dice mi padre pero al final lo coge y le empieza a dar besos y a jugar con él. Ojalá mi padre también hubiese jugado conmigo. Siento un poco de celos.

- Déjalo en la cuna del salón y vamos a comer.- dice Karen. Él le hace caso y a continuación pasamos a sentarnos en la mesa. Mi padre preside la mesa y yo me siento a su derecha mientras que Karen se sienta a su izquierda y enfrente de mí. Sirve la comida en los platos y comenzamos a comer. La comida está muy rica pero el silencio es un poco incómodo así que decido entablar conversación.

- Está muy rica la comida.

- ¿¡Te gusta!?¿De verdad?- dice Karen emocionada y yo asiento con la cabeza- La verdad es que no sabía qué hacer, no sabía que te gustaba. Miré algunos libros de cocina pero no me convencía nada. Le pregunte a Anthony y me dijo que hiciera algo sencillo y bueno he hecho lo que he podido.

- Dime, Anne. ¿Qué estás estudiando? ¿Estás ya en la Universidad, verdad?- pregunta mi padre. Parece que ahora se quiere interesar por mi.

- Bueno... yo empezaré la Universidad el año que viene. – bajo la cabeza. Mi padre no sabe que hace unas semanas me operaron y que he estado a punto de morir.

- ¿Te estás tomando un año sabático?

- No...

- Entonces, te fue mal en el instituto. ¿Perdiste algún año?

- No... es que yo...bueno... he estado enferma y no me apunté este año a la universidad porque no sabía si podía ir. – intento quitarle importancia al asunto porque no quiero hablar de ello.

- Vaya... no sabía nada.- dice mi padre con cara de pena.

- Como lo ibas a saber si nos abandonaste a mama y a mi y no has vuelto a preguntar por nosotras.- digo sin pensar. No quería decirlo, quería pasar la comida tranquila pero se me ha escapado. Mi padre deja el tenedor en el plato y me mira.

- Lo sé y lo siento. Fueron... tiempos difíciles.

- ¿Tiempos difíciles? ¿Por qué nos abandonaste?- quiero saber.

- Tu madre y yo llevábamos una temporada mal antes de que nacieras, cuando ella estaba embarazada de ti. Yo perdí mi trabajo y ella no paraba de recordarme que tenía que encontrar uno porque íbamos a tener un bebé... A mi toda esa presión me agobiaba y... y empecé a beber. Bebía porque... me ayudaba a olvidar y durante el tiempo que estaba ebrio parecía que no tenía problemas... Decidí irme cuando tenías un año porque era lo mejor para los tres.

- ¿Por qué no luchaste?

- Porque... no sé. Era lo mejor para todos.

- ¿Lo mejor?- mi cara ahora es de asco hacia el hombre que tengo delante. – Deberías haber luchado por salir adelante en vez de refugiarte en la bebida. Nos dejaste a mama y a mí sin nada. – las lágrimas amenazan con salir mientras recuerdo lo mal que lo pasó mi madre cuando yo era pequeña para sacarnos adelante.

- Lo sé y lo siento.- Karen no para de mirarnos. Se la ve incómoda pero me da igual. Llevo esperando este momento muchos años.

- Esas palabras no bastan.- digo intentando mantener la calma.

- Lo sé, pero ahora he cambiado. Me rehabilite y ya no bebo.

- Ya... pero ahora yo ya no te necesito.

- Anne...- dice mi padre.

- Siempre he querido saber que se siente al tener un padre. Todas mis amigas tenían un padre que las quería, que jugaba con ellas, que las llevaban al zoo, que iban a acampar... Las iban a buscar al colegio y yo... yo siempre volvía sola a casa porque mama estaba trabajando todo el día para poder sacarnos adelante. Imaginaba con que algún día volverías a casa y seríamos una familia feliz pero no... Tú te fuiste para siempre y no volviste a preguntar por nosotras hasta el día que nos encontraste en el hospital y ni siquiera nos has preguntado que estábamos haciendo allí. ¿Sabes por qué estábamos allí?

- No- dice mi padre agachando la cabeza.

- Porque me hicieron un trasplante de hígado. Casi te quedas sin hija, ¿sabes? Si no hubieran encontrado un donante compatible conmigo probablemente yo ya no estaría hoy aquí y a ti... a ti te hubiera dado igual porque nunca lo hubieras sabido sino nos llegas a encontrar aquel día allí. Seguirías con tu nueva vida, con tu nueva familia viviendo feliz en tu casita.- digo extendiendo los brazos para señalar todo lo que nos rodea. – No te mereces nada de lo que tienes.- Cada vez estoy elevando más la voz. Se empieza a oír el llanto de su hijo. Creo que lo he despertado pero me da igual he sacado todo lo que tenía que sacar.

- Creo que es hora de que me vaya.- me levanto de la mesa para marcharme. Ya no puedo estar más dentro de esta casa. Las lágrimas se agolpan en mis ojos pero las intento controlar. No quiero que me vea llorar.

- ¿Quieres que te lleve a casa?- se ofrece mi padre levantándose de la silla.

- No.- digo secamente.

- Anne...- me agarra del brazo antes de que salga a la calle.- Espero que algún día puedas perdonarme.

No digo nada. Me suelto de su brazo y salgo a la fría y nevada calle. Una vez que me he alejado de esa casa ya no aguanto más y rompo a llorar. Hace demasiado frio y las lágrimas amenazan con congelarse en mis ojos así que me las seco rápidamente e intento mantener la calma.

Llego a la calle donde está mi casa y a lo lejos veo a Nathan quitando la nieve del camino de entrada a su casa. Lo que me faltaba, no me apetece oír otro de sus discursitos. Cuando ya me estoy acercando levanta la cabeza y me ve pero yo agacho la mía y hago como que no le veo. Paso de largo pero oigo que me llama detrás de mí.

- Anne, ¿Estás bien?- me pregunta. Tiene la nariz y los pómulos rojos por el frio.

- Si.- digo secamente. No me apetece hablar porque seguro que me dice "Te lo dije".

- ¿Cómo ha ido la comida?

- Pensaba que te daba igual lo que hiciera.- digo y nuestras miradas se encuentran.

- Solo me preocupo por ti.

- Se cuidarme sola.- sé que he sido un poco brusca pero no estoy de humor. Me giro y continúo mi camino a casa.

- No ha ido bien ¿Verdad?- dice alcanzándome. Yo me paro y lo miro a la cara. Me mira con cara de disculpa y me sonríe. No me puedo resistir y me ablando olvidando las discusiones de los últimos días.

- La verdad es que no. Bueno... al principio todo iba bien pero luego...

- Ya, entiendo.- dice y le sale vaho por la boca.

- ¿Tú ...lo conoces?- pregunto acordándome de lo que me dijo mi padre en el coche.

- Eh? No que va. No lo había visto nunca pero por lo que le he oído a mi padre creo que eran amigos en el instituto.

Yo asiento con la cabeza y me quedo pensativa, recordando las últimas horas. Noto que sus manos me cogen la cara y lo miro.

- Te estás quedando helada. Será mejor que entres en casa... ¿Te acompaño?- y me ofrece su brazo.

Apenas quedan cinco pasos para la entrada de mi casa pero asiento y me agarro de su brazo. Ambos nos reímos. No sé cómo lo hace pero siempre consigue sacarme una sonrisa.



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