No tengas miedo

3.4K 188 9
                                    

El olor que desprende me hace recordar los momentos felices que pasamos cuando estábamos juntos. No quiero sepárame de él pero me obligo porque quiero hablar con él. Nos separamos un poco. Yo estoy sentada en la camilla y él está de pies a mi lado. Nos miramos a los ojos. Él tiene un poco de ojeras pero está tan guapo como siempre.

- Gracias por venir. Le dije a Zoe que te avisara.

- Siento no haber podido llegar antes pero con el ruido del taller no escuché el móvil y... – me dice.

- No importa... ya estás aquí. Quería darte las gracias una vez más por haber cuidado siempre de mi aunque a veces te gritara o me enfadara contigo... -las lágrimas me empiezan a salir, no puedo controlarlas. Nathan me escucha en silencio.- Sé que lo hacías por mí bien. Yo pensaba que no tenía salida que me iba a morir pero mi vida ha cambiado gracias a ti. Desde que entraste en ella todo ha ido a mejor, por eso yo quiero darte las gracias por todo lo que has hecho una vez más. Sé que soy pesada pero me siento muy mal por cómo te traté.

Nathan me agarra por la nuca y me acerca a su pecho. Me abraza con ternura y yo no puedo parar de llorar.

- No tienes por qué dármelas. Tú también has hecho mucho por mí.

- Tengo miedo- digo al fin. Me estaba aguantando, quería ser valiente pero no puedo parar de pensar que a lo mejor no vuelvo a salir con vida cuando entre por esa puerta.

- Miedo ¿por qué?- me pregunta mientras me separa un poco para mirarme la cara. Me limpia las lágrimas que me caen por las mejillas con sus manos.

- Miedo de entrar ahí y no volver a salir.- digo mirando en dirección a los quirófanos.

- No te va a pasar nada Anne. Todo va a ir bien. Zoe va a estar ahí contigo y no va a dejar que te pase nada, ya lo veras.

- Desde cuando te llevas bien con Zoe- pregunto sin pensar.

- Bueno... tú me hiciste ver muchas cosas cuando estuviste conmigo. De que rompimos... me enfadé porque no lo entendía, discutí con Zoe y cuando ya me iba me dijo que había que mirar para adelante y no quedarse viviendo en el pasado. Esa frase me marcó, aunque parezca una tontería. La tenía en la cabeza a todas horas y me di cuenta de que mi padre se merece ser feliz. Yo me quedé en el pasado cuando mi madre murió y cuando rompiste conmigo también. Pero ella tenía razón, hay que avanzar. Hablé con mi padre y con ella y les pedí disculpas. Resolvimos nuestras diferencias y ahora nos llevamos bien.

- Vaya. Me alegro mucho por ti.- él me sonríe y yo me quedó mirándole. No quiero que se me olvide esa sonrisa nunca. Tal vez yo también debería dejar el pasado y mirar más hacia el futuro. Por el rabillo del ojo veo que se acerca Zoe con el enfermero.

- Creo que ya me tengo que ir.

- No tengas miedo ¿vale?. Yo estaré aquí esperándote.

Esta vez soy yo la que le abraza. Creo que lo he sorprendido un poco pero al final sus brazos también me rodean. Me siento muy segura a su lado. Espero poder ser su amiga ya que él parece que no quiere volver a intentarlo conmigo. En el fondo lo entiendo.

- Ya nos tenemos que ir Anne. – me dice Zoe. Yo me separo de Nathan y él me aprieta las manos dándome ánimo. Me tumbo en la camilla y el enfermero la empieza a mover.

Mi mente sigue dándole vueltas a la cabeza, a todas esas cosas que no le he dicho a Nathan y que parece que se van a quedar ahí, en mi cabeza. No tengo valor, soy una cobarde, siempre lo he sido. Miro hacia atrás una última vez. Mi madre se ha reunido con Nathan. Parece que ella está llorando. Él le dice algo y le frota la espalda. Parece un poco incómodo. Levanta la vista y me dedica una sonrisa por última vez. Las puertas se cierran y me recoloco en la camilla. En la sala ya hay más médicos y enfermeros. Estoy muy nerviosa.

<< No tengas miedo ¿vale? Yo estaré aquí esperándote>> Las palabras de Nathan se pasean por mi mente. Él enfermero que acompañaba a Zoe me pone la mascarilla y me dice que coja aire. Yo respiro y se me cierran los ojos. Lo último que veo es el nombre del enfermero en su pijama. Se llama Christian.

Nathan

La veo entrar en el quirófano, sola y no puedo parar de pensar en ella. Su madre ha llegado llorando y no sé qué decirle para animarla. Sé que todo va a salir bien porque Anne es fuerte y valiente aunque ella no lo crea.

Estas últimas semanas sin ella han sido una tortura. Cada vez que salgo a la calle todo me recuerda a ella. Anne me daba vida y alegría. Hacía tiempo que no era tan feliz. Desde que mi madre murió lo único que he hecho ha sido trabajar y trabajar para ayudar a mi padre y cumplir los sueños de Maddy. Nunca había tenido tiempo para mí.

Me molestó mucho cuando mi padre nos presentó a Zoe. La odiaba al principio porque ella fue la enfermera de mi madre hasta el final de sus días. No entendía como podía estar con ella pero llegó Anne y en ella descubrí lo que es el amor de verdad y empecé a entender. Yo había tenido más novias antes pero no sentía por ellas ni la mitad de lo que siento por Anne. Lo nuestro duró poco pero fue intenso. No creo que encuentre a nadie más que pueda querer tanto como la quiero a ella.

Las horas pasan despacio y no hay ni una sola noticia de Anne. Estoy nervioso pero intento controlarme porque tengo a su madre sentada a mi lado. Vuelvo a mirar el reloj. Ya han pasado cuatro horas y ni un médico o enfermero ha salido de dentro. Su madre no dice nada, cada poco mira también la hora y después al techo.

Me levanto a por un café y le pregunto a ver si quiere algo, solo mueve la cabeza negando. Me acerco a la máquina y saco unas monedas del bolsillo. Las meto en la máquina y aprieto el botón. Mientras sale el café vuelvo a sacar el móvil para mirar la hora. Aún tengo de fondo de pantalla una foto nuestra de cuando fuimos al camping. Fui a la galería de imágenes y empecé a pasar las fotos que le hice. En todas estaba preciosa, radiante. Mientras dormía aquel día bajo las estrellas me hice una promesa a mi mismo: pasara lo que pasara yo siempre iba a cuidar de ella, aunque estuviera más allá de las estrellas. Nunca antes había sentido lo que siento por ella. La quiero. Joder, la quiero.

Las lágrimas empiezan a salir de mis ojos. Me obligo a mirar al techo para que no salgan. Alguien me toca por detrás y me giro.

-Perdone, ha terminado ya. – me dice una señora mayor.

Me doy cuenta de que tengo una cola detrás mío esperando a que deje la máquina libre.

- Si, perdoné.- digo cogiendo el café y vuelvo a mi sitio, al lado de la madre de Anne.

Un médico sale del quirófano cuando otro llega. El que ha salido le está explicando algo al otro. Éste último saca un móvil del bolsillo y llama a alguien por teléfono. Me levanto y me dirijo a ellos.

-¿Cómo esta Anne?- pregunto al que ha salido.

-Todavía estamos operándola... Ha habido una complicación, está perdiendo mucha sangre.

-¿¡Qué!?- al oír eso me derrumbo. Me paso las manos por el pelo intentando controlarme pero no puedo.

- Pues hagan algo- grito.- ¡Anne! ¡Anne!- digo mientras me pego a la puerta del quirófano y empiezo a darle puñetazos.

El médico intenta tranquilizarme pero no puedo porque no puedo perderla, yo... yo la quiero.



Más allá de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora