Esperanza

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Desperté con el sonido de mi móvil. Me había llegado un mensaje. Estiré la manó hacia la mesilla y lo cogí.

Buenos días princesa. No hagas planes para el fin de semana. Te tengo preparada una sorpresa.

Era de Nathan. Me puse muy contenta y empecé a saltar por la habitación. ¿Se lo debería contar a Cassie? No, mejor espero un poco más. ¿Qué habrá preparado para mí? No paraba de hacerme preguntas. Me duché y me preparé para sacar a Baddy de paseo. Hoy estaba llena de energía y me sentía muy bien.

Bajé a la cocina y me tomé un zumo con un bizcocho que había preparado mi madre. Todavía era pronto así que decidí ir primero a comprarle un collar a Baddy y después me acercaría hasta la cafetería donde trabaja Nathan.

Me calcé unas zapatillas y llamé a Baddy. Fuimos dando un paseo hasta llegar a la tienda. La habían abierto hace poco y se notaba por lo ordenada que estaba. La chica me sacó un montón de collares para que eligiera y otro montón de chapas con diferentes formas para poner el nombre. Había muchas que me gustaban pero me decanté por una chapa con forma de hueso donde le grabarían su nombre y un collar de color azul zafiro. Le sentaba muy bien y parece que ha Baddy también le gustó porque no paraba de menear la cola.

Salimos de la tienda y tomamos el camino en dirección a la cafetería. No sabía lo que le iba a decir. Solo quería verle, abrazarle, aunque probablemente no pudiera porque él estaba trabajando y no estaría bien visto. Me acordé del viaje que me habían regalado mis amigos por mi cumpleaños. Tal vez debería preguntarle a Nathan si quería venir conmigo. A lo mejor es muy pronto y piensa que quiero ir muy rápido. Será mejor que espere un poco más.-pensé.- Aunque no mucho porque quiero ir antes de que me ponga peor.

Estos días me encuentro mejor pero probablemente sea ese periodo de tiempo que parece que te has curado antes de que te dé bien fuerte. No me quiero poner negativa. Ahora no que soy feliz y al lado de Nathan tengo esperanza.

Llegamos a la cafetería. Lo vi a través del escaparate sirviendo café a un señor mayor de unos 70 años. Le sentaba muy bien el uniforme, como todo. Él levanto la vista y me vio. En su boca se formó esa sonrisa de felicidad. Me hizo una seña para que fuera por el callejón de al lado por dónde sacan la basura. Supongo que sería para que no le viera el jefe. Nada más verme me dio un beso que hizo que mis piernas flaquearan.

-¿Qué haces por aquí?- me preguntó mientras se agachaba y cogía a Baddy que se había puesto nervioso al verle.

-Fuimos a comprarle el collar y decidimos pasar a verte.

-Ah...y no será porque esta mañana te llegó un mensaje interesante y quieres descubrir de qué va. - dijo levantando una ceja y mirándome con picardía.

-Bueno...a lo mejor. -dije siguiéndole el juego.

-Pues me parece que te voy a hacer sufrir un poco.

- Oh vamos, estamos a martes, todavía quedan cuatro días para el sábado. Dame una pista...

Él negaba con la cabeza mientras le acariciaba la espalda a Baddy y se hacia el interesante.

- Solo una. - dije yo.

Seguía negando.

-Por fi...

Él puso cara de pensar y dijo con una sonrisa un poco maliciosa:

- Bueno...Te daré una pista si me das un beso.

Al oír eso mi cara se puso roja. Me daba mucha vergüenza. Siempre había sido él el que daba el primer paso. Nathan se agachó un poco para que yo pudiera llegar mejor. No paraba de mirarme con esos ojos azules y esa sonrisa cautivadora. Podía ver deseo en su mirada.Después de pensármelo unos segundos me lancé y le besé. Fue un beso lento pero apasionado. Nos separamos un poco. Su boca estaba solo a dos centímetros de la mía. Sus ojos se posaron en los míos y me dijo con una voz que me aceleró el corazón:

- Te has ganado la pista y es..."coge ropa de abrigo".

- ¿"Coge ropa de abrigo"?- me quedé desconcertada.

- ... ¿Qué clase de pista es esa? - me quejé.

Él se rió y dejó a Baddy en el suelo.

- Una pista muy valiosa.

- ¿Valiosa?... Valiosa sería si tuviera un contexto. ¿A dónde vamos a ir?

- Tengo que volver al trabajo.- Me dio un beso de despedida y volvió dentro de la tienda dejando me allí, de pie, con cara de póquer.

- Oye...- dije. Él se giró, me sonrió y me guiño un ojo pero siguió su camino.

Vaya, al final me había quedado con más curiosidad que antes.

<<Que coja ropa de abrigo>>- pensé. <<A dónde me va a llevar>>.

Cogí a Baddy y tomamos el camino de regreso a casa. Dos calles antes de llegar oí mi nombre a mi espalda. Me giré y una mano se estampó contra mi mejilla. Me habían pegado. Me ardía la cara.

- Como te atreves. ¡puta!.- Dijo una voz femenina.

Abrí los ojos y vi que era Megan.

- No has tardado ni cinco segundos en lanzarte a su cuello, ¿eh? Que pasa, no dices nada. Se te ha desgastado la lengua de tanto besarle.

- Yo...- No sabía que decir.

- Nathan es mío. Me oyes. Tú... tú estás enferma, no tienes nada que ofrecerle. -decia mientras me empujaba con un el dedo indice.

- Él solo te quiere por pena. ¿Me oyes? Por penaaaa. Así qué aléjate de él o tendrás problemas. Estás avisada.- y me empujó con el hombro al irse.

Me quedé allí quieta con la mano en la cara. Me dolía mucho la mejilla, seguro que me había dejado la marca de su palma. Baddy no paraba de ladrar en la dirección en la que se había ido.

Tomé el camino de regreso a casa. Fui todo el rato con la cabeza gacha y pensando en lo que me había dicho. Tal vez tenía razón en que todo había sido muy rápido pero no la iba a dejar que se saliese con la suya. No, ahora no que había visto la luz al lado de Nathan. Ahora, yo, tenía esperanza. Esperanza en curarme porque desde que él ha aparecido en mi vida todo ha cambiado para mejor.


Más allá de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora