Abro con lentitud los ojos, y doy un suspiro. Me sentía feliz, veo a mi lado y mi sonrisa se opaca con mucha lentitud. Camila no está.
Me siento en la cama con rapidez, empiezo a buscar cualquier nota que haya dejado pero simplemente no hay nada. Con la esperanza que esté en el baño, voy hacia el pero solo encuentro el lugar muy solitario.
Salgo de mi habitación y veo a través del gran mueble donde tengo mis libros que no hay nadie en la sala de estar ni en la cocina. Se siente terrible, porque tenía la esperanza de que ella se quedase a mi lado.
Cabizbaja camino hasta la cocina, porque tengo mucha hambre. Escucho unos pasos y cuando pienso que es Camila, la voz de Mike me responde.
—Oye—me llama cuando estoy casi metida en el refrigerador—Ruby me dijo que te preguntará si quieres ir a un concierto—yo no le respondo, solo me encogí de hombros—tomaré eso como un sí—vuelvo hacer el mismo gesto y él frunce el ceño.
—No quiero preguntas—me como un par de tostadas.
—Bien—es accesible—ve a vestirte, tenemos que hacer un par de cosas antes de ir.
Cuando me he bañado y me he vestido, salí con Mike en su auto deportivo. Supuse que no iríamos donde Ruby, porque ni siquiera habíamos tomado la ruta que llevaba a su departamento.
—Tengo preguntar a dónde vamos o solo me lo dirás.
—Vamos a un Strip club—me dice y cuando pienso que lo dice en serio, él empieza a reír—tenemos que dar una estúpida entrevista en la radio sobre nuestra nueva canción.
—Me hubiese quedado en casa—murmuro y él se ríe.
—Sabes muy bien que de igual manera saldrías. Solo quiero que quites esa cara y que vuelva la antigua _____—yo hago una mueca.
—Suerte con eso querido—fingí una sonrisa y Mike giró sus ojos.
—Deberías de hablar con ella—yo suelto una carcajada.
—Ayer hicimos más que hablar—le digo riendo.
—No entiendo entonces, si ayer te metieron los dedos—me rió porque él no tiene ninguna clase de filtro—estás de un humor de mierda—yo hago una mueca y él toca el claxon con tres veces seguidas—¡Querías que se quedará!
—Callate.
—No lo puedo creer, estás jodida—asentí.
—Bien. Tampoco es como que quisiese hablar de eso Mike—aparté mi mirada.
—Solo espero que esto no cambie las cosas—escucho que me dice.
—¿De qué hablas?—le pregunto confundida volviendo mi mirada hacia él.
—Yo sigo siendo tu perra—me dice y yo suelto una carcajada.
—Eres mi perra preferida, que te diré—me acerco a darle un beso en su mejilla.
—No ¡Yo tengo que ser tu única perra!—me exclama.
—Y lo eres—le sonrío. En mi punto de vista eso le tiene que servir, Camila no es una perra... Bueno, no para mí.
Ugh. Eso dio asco. Doy asco ¿Qué demonios está pasándome?
—¿Por qué tienes esa cara de estreñimiento?—me pregunta frunciendo su ceño.
—¿Qué?—mi voz se quiebra, haciendo que él se burle de mí, diciendo que estoy entrando en la pubertad—nada, sólo estaba pensando.
—Dato curioso... Piensas—me dice y yo giro los ojos—puedes decir ese dato curioso en la entrevista... Lo sé, soy genial—yo suspiro riendo, este viaje iba a ser muy largo.
Al llegar y al hacer la entrevista, no fue nada del otro mundo. Preguntas sobre nuestra música, inspiración, alguna pregunta profunda y sonreír siendo amable.
La pregunta sobre si somos novios o algo más fue la que logró alegrarme el día. Fue tan gracioso que tuve que ir al baño, no una sino dos veces.
También hicimos una estúpida dinámica sobre adivinar quien cantaba la canción que ellos ponían. Fue muy irónico, porque sonó la misma canción que sonó en mi auto, el segundo día que hable con Camila.
La canción le pertenecía, e inconscientemente sin saberlo me había hipnotizado con el tono de su voz.
—Camila Cabello ¿No?—trate de hacerme la desentendida, mientras que escuchaba la pequeña risa de mi mejor amigo.
Luego fue ahí donde todo empeoró.
—¿La conoces?—me preguntó una de las locutoras.
—Nos hemos saludado un par de veces y escuché una vez esa canción—sonreí un poco incómoda.
¿Por qué tiene que aparecer en todos lados?
—¿Y qué opinas de ella?—me preguntó otra chica y parecía que estaba apunto de gritarle.
—¿Cómo?—le pregunté de vuelta—¿Qué es lo tengo que decir?—respiré con fuerza—¿Que me parece sensual o tierna?—fue una pregunta retórica—para que alguien tenga que hacer un chisme y luego toda la prensa solo me pregunte por ella—guardé silencio por un par de segundos porque estaba muy enojada y Mike lo sabía—que asco de...—Mike cierra la laptop de un golpe.
—Creo que es mejor de que dejes de ver esa basura—me dice y yo frunzo el ceño.
—Sí bueno, yo no voy a cerrar tu laptop en tu cara cuando estás viendo porno gay—le digo haciendo mala cara—no pensé que se armará un drama con eso—apunto a la laptop.
—Le dijiste que su entrevista era un asco—me recuerda.
—Oh sí, claro que lo hice—me rió—pero no me refiero a eso—él frunce el ceño—las fans de Camila me están mandando mierda—me reí.
—¿Y eso es malo?—indagó.
—En parte, a mí obviamente me da gracia porque paso de ellos... Pero ni siquiera me dejan ver qué twitteó Sasha Grey—Mike gira sus ojos riendo—aparte de que si quiero llegar a Camila, lo primero que me tengo que ganar son sus fans—le explico.
—Y... ¿Qué ha dicho Camila sobre el tema?—me pregunta.
—Camila siempre pasa de todo eso, solo bloquea gente y ya. Ni siquiera me ha dicho nada a mí—me tiro en el sillón y como toda persona normal, Mike se sienta con cuidado.
—Bueno... Entonces llámala, recuerda que tenemos que ir al concierto—trata de solucionar.
—¿Por qué yo? ¿Por qué siempre soy yo la que tengo que buscarla?—le pregunto casi a la defensiva.
—Porque tú eres la que está enamorada y no ella.
—Touché.
Con una sonrisa arrogante él me tiende mi teléfono, yo le doy el agradecimiento con mi dedo del centro y con mucha rapidez lo desbloqueo.
Vi todas las notificaciones de Twitter y estuve apunto de eliminar la aplicación. Aunque solo ignoré eso y me di pasó por los contactos.
Busqué la C y pronto encontré su nombre, ya que era el único con C que había en mi lista. Con mucha valentía la llamo y espero paciente que atienda.
Luego de cuatro intentos fallidos, solo coloqué el teléfono a mi lado. Pensándolo mucho, no sabía qué hacer, si bien podía solo olvidarlo... No podría hacerlo porque tiene que ver con ella.
La otra opción era ir a su departamento, pero aunque me diese pena admitirlo, tenía miedo de encontrarla nuevamente con la pelinegra.
—¿Y bien?—me pregunta mi mejor amigo.
—Vamos, necesito que me acompañes a su departamento—me levanto con mucha determinación.
—¿Segura?—él se cruza de brazos y yo asiento.
—Mike, son riesgos que tenemos que tomar—él toma sus llaves y yo asiento.
—Eres muy aburrida estando sobria—me dice para aliviar el ambiente.
—Al igual que tú—me rió de su cara y lo rodeó por los hombros cuando caminamos fuera del departamento.
—Si ella no está, vamos al departamento de Ruby—me dice y yo me rió.
—Tenemos que preguntarle, siempre te terminas invitando solo a su departamento—le digo riendo.
—Primero que todo soy yo, ella me tiene que recibir sea cual sea la hora y segundo lo digo porque lo del concierto, estúpida.
—¡Ah cierto!—exclamo ya que lo había olvidado—y si Camila está, te lo juro que no voy a durar mucho.
—Ajá sí—me dice sarcástico.
El camino se vuelve bromas sobre mi nuevo comportamiento de mierda y sobre su comportamiento demasiado gay que ha estado teniendo estos días.
—Yo solo digo que si te gustan las pollas está bien, puedes confiar en mí, mírame no te voy a juzgar soy muy gay también—le sonrío y Mike solo gira los ojos.
—No soy gay—me vuelve a murmurar.
—Eso decía yo, solo decía que me gustaba la linda ropa que llevaban las chicas... Y a veces, ellas llevaban vestido—nunca me gustaron los vestidos.
—Sí porque eras tú, a mí me gustan las mujeres en serio—mira hacia el frente totalmente serio haciéndome reír.
—Tengo un gaydar que no miente cariño—lo vuelvo a molestar mientras que él se ríe.
Luego de hablar sobre Narnia y las consecuencias de salir, él prácticamente me empujó fuera del auto cuando llegamos al departamento de Camila.
Con un gran abrigo entré a la casa, no quería que alguien se diese cuenta de mi presencia. Nuevamente al entrar, el chico de seguridad me da una mirada y me deja pasar.
Ansiosa, nerviosa y con temor subo al ascensor. Impaciente mueve mi pie rítmicamente creyendo por alguna razón estúpida que éste se abrirá más rápido por mí constante movimiento.
Un minuto después llego al piso donde se encuentra el departamento de Camila, veo la hora y empiezan hacer las ocho de la noche. Tenía que apurarme, porque Mike y Ruby probablemente me empezarían hablar sobre la traición.
Un poco apurada toco la puerta del departamento y espero ansiosa hasta que se abra. Tengo que tocar varias veces para que luego la puerta se abra.
Para mi buena suerte, solo es Camila quien abre la puerta. Aunque su cabello revuelto y su cara adormilada me hace saber que le he despertado.
Una sonrisa aparece en mi boca cuando veo su pijama, solo es una enorme camisa con una imagen de banana. Se ve que la camisa enorme que tiene no la hace ver sensual, sino muy adorable. Estoy jodida.
—Hey—saludo con un pequeño susurro.
—¿Qué haces aquí?—ella mira a los dos lados del pasillo y luego toma mi brazo para hacerme entrar con rapidez.
—Solo quería charlar sobre la entrevista que...
—No me interesa—me corta.
—¿Qué?—frunzo mi ceño.
—¿Crees que soy estúpida?—me pregunta.
—No entiendo lo que estás diciendo, así que tal vez yo sea la estúpida aquí—con confusión paso una mano por mi cabello.
—No es momento de que te hagas la graciosa—me dice seria—sé cuál es tu juego y no voy a dejar que ganes fama por mí...
—¿Crees que necesito de tu estúpida fama?—le pregunto sería, casi al punto de enojarme.
Podía ser una persona totalmente diferente cuando me enojaba, podía olvidar que estaba hablando con alguien que quería y diría cosas hirientes sin darme cuenta.
—No necesito una relación falsa como tú noviecita, tampoco necesito la promoción que le da el rumor de que somos más que amigas como lo tienes con tu noviecita. Yo ni siquiera negaría cada vez que se me da la gana la relación, si es que tuviésemos una como tú noviecita—Camila parpadeó un par de veces y abrió su boca pero luego la volvió a cerrar—me importaría una mierda si mi carrera se va a la mierda con tal de tener a alguien como tú a mi lado—luego suelto una risa irónica—lo cual es obviamente estúpido, porque parece que no lo vales—trago con fuerza esas ganas de llorar que tengo cuando estoy muy enojada.
—Yo... Yo no quise decir eso... Solo
—Claro que lo querías decir—le digo dando dos pasos atrás—y ya estoy harta de esto, porque solo veo como ella viene a ti cuando quiere tener buen sexo y no solo una flácida polla de negro—sino estuviese enojada, probablemente me hubiese reído por el comentario—también estoy harta de que vengas a mí porque ella nuevamente te hizo daño y estoy harta de seguirte como un jodido perro faldero. Esto un puto círculo vicioso y me enferma.
—Entoces no respondas a mi llamadas—Camila se cruza de brazos.
—¡No puedo!—le grito—¡Estoy enamorada de ti joder!—le exclamo haciéndola sobresaltar.
—No puedes confundir lujuria con amor...
—¡Jodete!—le grito caminando hacia la puerta—¡Jodete tú y tu noviecita!—le grito abriendo la puerta.
—No puedo dejarle de amar, ella fue la primera en todo—su voz se quiebra y cierro los ojos. A veces tienes que alejarte, porque eso te va hacer más daño. A veces tienes que ser egoísta.
—No me interesa quién fue ella en tu vida, tal vez fue genial amarla en su momento. Pero lo único que veo es una persona herida, muy en el fondo sabes que no es buena para ti, que amarla así te va traer consequencias—y antes de salir suspiro porque la escucho hablar.
—Eres mi único apoyo acá, si te vas me voy de Los Ángeles—me dice—por favor—me ruega—odio ésta ciudad—me dice—lo prometiste.
Con lentitud y vuelvo a cerrar la puerta quedando de espaldas a ella. Veo hacia el suelo sintiéndome mal, por todo.
Sé que si me iba ella se iría, lo haría. Sé que si me iba la única perjudicada sería yo porque yo era la que estaba enamorada. Me sentía incapaz de poder alejarme porque cada vez que ella me escribía un "hola" yo contestaba con tres mensajes.
Sus brazos rodean mi cintura, con delicadeza y suavidad. Es ahí donde comprendo perfectamente que la pelinegra era la que la lastimaba con su amor tóxico y que ese amor se triplicaba y era dirigido hacia mí por Camila.
Sus manos me tomaron de la cintura, haciéndome dar la vuelta con una lentitud un poco delirante, el hecho de que ella estuviese haciendo esto solo hacía las cosas peores.
Se abraza a mi torso como si realmente lo quisiera y yo la rodeo con fuerza por los hombros queriendo que se dé cuenta que puedo darle el doble de lo que ella le da.
Esto es totalmente diferente a lo que yo creo, nunca pensé que el llegar a sentir algo así por alguien me llegase a cambiar.
No puedo reconocerme.
Con lentitud Camila se separa de mí, toma mis manos y pasa sus dedos con suavidad por las líneas de mis tatuajes. Yo solo veo como su cabello cae delante de su rostro haciéndome querer apartarlo.
—Me gustan tus tatuajes—es un murmullo, uno muy pequeño pero lo logré escuchar.
Al no escuchar nada por mi parte, Camila levanta su rostro y me ve fijamente. Con mucho cuidado coloca su cabello detrás de su ojera y me da una pequeña sonrisa.
—Recuerdas Maravillosa—le pregunto por la canción y ella asiente con lentitud.
Nuestra cercanía era extremadamente peligrosa, no para ella porque yo no le afectaba en lo mínimo pero sí para mí. Su fragancia me estaba empezando a volver loca.
—Escribí esa canción para ti—Camila frunce su ceño—y el día que... Te fuiste con ella, te iba a decir que me gustabas—Camila se separa un poco de mí.
—¿Por qué?—susurra.
—¿Por qué no?—le digo—no te preocupes, luego de eso escribí algo más...—aclaro mi garganta—grosero pero es mejor no decir cuál es la canción—rió sin ganas—solo quiero que sepas que pienso eso y que tú deberías pensar lo mismo.
—¿El qué?—me pregunta.
—El que estás que ardes, que me tienes jodida, que eres hermosa y que eres maravillosa—me encogí de hombros—me tengo que ir, Mike está esperandome en el auto—suspiro y me acerco a darle un delicado beso en su mejilla—espero verte pronto.
—¿Puedo ir con ustedes?—pregunta antes de que yo abra la puerta—estoy demasiado abrumada por el disco y por todo lo demás—me dice y yo asiento.
—Claro, supongo que no será inconveniente, a los chicos les agradas.
—Genial, déjame bañarme y buscar ropa—yo sonrío cuando la veo corriendo hacia su habitación donde al llegar casi se cae.
Con un suspiro y una sensación abrumadora con una mezcla de felicidad, llamo a Mike, que probablemente está pensando que estoy teniendo sexo con Camila.
—No me digas—me dice—cogiste con Camila.
—No, todo lo contrario. Peleamos—murmuro para que la morena no escuche mi conversación—pero supongo que ya lo arreglamos.
—¿Son novias o algo así?—me pregunta confundido.
—Cariño, ni yo misma lo sé—hago una mueca—en fin, no te he llamado para eso...
—No me digas... Te vas a quedar a follar—yo giro los ojos por su insistencia.
—Que no. No. No.—le digo frustrada—cállate—le digo cuando escucho que va hablar—Camila quiere ir al concierto.
—Oh—alarga la sílaba—¿Y qué?
—Eso es como una indirecta a que si puede ir—escucho una risa de él.
—Sí, supongo. Ruby es la de las entradas así que supongo que no hay problema—dice.
—Tampoco es como que me importase si decías que no—le digo y escucho un pequeño insulto de su parte.
—Por favor, no tardes, estoy intentado no perder mi paciencia y dejarte...—se queda callado un rato—tengo que volver a casa, estoy con el deportivo.
—Bien. Te esperamos.
—Y por favor, no tengas sexo—me suplica y yo rió.
—No, no lo haré...— veo a Camila salir en ropa interior hacia la cocina—trataré—reitero.
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Hola. Les recuerdo que no son ustedes quiénes dicen sobre quién canta la canción, ustedes solo disfruten del capítulo. Mis amigos son los que se encargan de eso, ya sea por privado o por un comentario estúpido en Wattpad (😂❤)
—Lanz.
P.D (dirigido a mis amigos): putos ya les dije no busquen en San Google. Me voy a encargar de ponerles movimiento naranja hasta que se pongan a rogar como nenas. ❤