Más allá de las estrellas

By Sakura-Mitsuki

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Anne es una chica de 18 años que vive en Long Island con su madre. Ella padece una enfermedad terminal que le... More

El chico de al lado
Otra vez tú
Recuerdos
Desastre en casa
Conociéndonos
Luna de Plata (Parte I)
Luna de Plata (Parte II)
Olvídame
Sorpresa
Se me agota el tiempo
Feliz cumpleaños
Confesiones
Esperanza
A tu lado
Goodbye my love
Te quiero pero no puedo
Déjame ayudarte
Mi ángel de la guarda
Todo va a salir bien ¿verdad?
No tengas miedo
Un nuevo comienzo
¿Por qué?
Todo ha cambiado para mi
¿Por qué tiene que ser todo tan difícil?
Sacando todo fuera
Estar como antes
Feliz Navidad
La respuesta
Epílogo
Agradecimientos

Lo siento

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By Sakura-Mitsuki

Seguí a Zoe hasta la cocina. Parecía que no había nadie en casa. Estaba todo en silencio. A lo mejor es que de verdad no había nadie y por eso me había invitado a comer, para no estar ella sola. Sería demasiada suerte- pensé.

-¿Quieres que te ayude? – pregunté por no estar allí parada mirando. Y como me había invitado a comer y ayer me había llevado comida era lo menos que podía hacer.

- Puedes poner la mesa sino te importa.

-No, claro que no. ¿Cuántos somos?

No sé como pregunte eso. La respuesta era obvia.

- Somos cinco. Aunque no sé si Nathan bajará a comer.- dijo Zoe. Su cara se puso triste. Pero cuando se dio cuenta de que la miraba sonrió y dijo:

- Mira, en ese armario están las servilletas y en el primer cajón de allí los cubiertos.

Cogí las servilletas de donde me había dicho y fui al comedor a colocarlas. Tenían un armario bajo lleno de fotos. Me acerqué. En una de las fotos estaban Julian y Zoe abrazados. Parecía que estaban en la playa. Hacen muy buena pareja-pensé. En otra estaba la hermana pequeña de Nathan. Debía de tener cuatro años en esa foto. Había otra con Nathan y su hermana en un parque.

Había muchas fotos pero una me llamó la atención. En ella estaba un Julian joven de unos 37 años junto a una mujer morena de pelo largo que tenía cogido a un bebe. A la derecha de ella un pequeño Nathan de aproximadamente 8 años sonreía tímidamente a la cámara. Era una foto de estudio.

Cogí la foto para verla mejor. Aquella mujer era realmente guapa. Sus ojos desprendían tranquilidad. Pasé mis dedos por la foto acariciándola suavemente.

- Es la difunta esposa de Julian. – dijo Zoe detrás mío. Al oírla me sobresalté y la dejé rápidamente en su sitio.

- Era muy guapa verdad.- continuó mientras miraba la foto.- Tenía cáncer... Se hicieron la foto cuando supieron que ella estaba enferma, antes de que le dieran quimioterapia.

- Vaya. No lo sabía.

- Nathan aún sigue muy dolido y me odia porque cree que quiero sustituir a su madre... pero no es así. Yo solo quiero llevarme bien con él. – sus ojos se llenaron de lágrimas. Aquella mujer parecía cansada. La abracé y la dejé que llorara. Yo sabía muy bien que lo mejor para desahogarse es llorar y dejar que salga todo.

- No se preocupe. Algún día seguro que lo comprenderá.-dije intentando calmarla.

- Ojalá tengas razón Anne. – dijo mientras se separaba de mi y se secaba las lágrimas.- Pero no creo que me perdone.

- Perdonarte ¿por qué? – estaba preguntando demasiado pero sentía curiosidad por el tema.

- Yo... yo era la enfermera que cuidaba a su madre. Él me culpa por no poder salvarla.

No sabía que decir. Me había dejado sin palabras. La mujer tenía la mirada perdida. Se oyó ruido en el piso de arriba.

- Será mejor que terminemos de poner la mesa. –dijo.

Fui a la cocina a por los cubiertos y los platos mientras Zoe se lavaba la cara en el baño. Terminé de colocar todo. Ahora solo faltaba que todos vinieran a comer. El momento que no quería que llegase. Alguien entró a la casa.

- Mmmmmm Qué bien huele.

Era Julian que debía de haber ido a comprar el pan porque traía dos barras y el periódico.

- Hombre Anne. ¿Qué haces tú por aquí?- pregunto al verme.

- Zoe me ha invitado a comer.- dije tímidamente.

- Oh! ¡Estupendo! Ya verás que bien cocina. Tiene manos de oro. Debería montar un restaurante.

Me reí. Parecía muy feliz. Eso me alegró porque pude ver en él que había superado la muerte de su mujer y que había encontrado otra vez el amor. Espero que mi madre algún día pueda encontrarlo. Desde que mi padre nos abandonó no la he vuelto a ver con nadie. Solo ha tenido ojos para mí.

Alguien bajó trotando por las escaleras. Era la hermana.

-Hola Anne. ¿Qué haces aquí?-preguntó al verme.

-Tu ma... Zoe me ha invitado a comer.

La chica puso una cara indescifrable. No sabía si se alegraba o no de verme.

- Maddy cielo, llama a tu hermano para que baje a comer. – le dijo Julian. – y dile que hoy tenemos una invitada y que no tarde. – esto último lo enfatizó bastante. Supongo que es por lo que me contó Zoe de que no solía bajar a comer si estaba ella presente.

Me empecé a poner nerviosa. No sabía si saludarlo cuando lo viera. Sus padres no sabían lo que había pasado entre nosotros. ¿Debía comportarme como si todo fuera bien? Mejor esperaría a que él dijese algo.

Se empezaron a oír pasos en el piso de arriba. Maddy bajo por las escaleras.

- Ya baja. –dijo.

- Bueno, pues vamos a sentarnos a la mesa.- dijo Julian que parecía que se había relajado un poco.

Cada uno tomó un asiento. Solo faltaba Nathan. Yo me senté al lado de Zoe. Julian presidía la mesa. Maddy se sentó al lado de su padre enfrente de Zoe, por lo tanto, Nathan se sentaría delante mío. Esto no podía ir peor.

Unos pocos segundos más tarde apareció Nathan. Tenía cara de sueño. Vestía una camiseta blanca de manga corta y unos vaqueros oscuros. Sus ojos se posaron en los míos por un momento pero enseguida apartó la mirada.

- Siéntate hijo- le dijo Julian. - ¿Qué tal la fiesta?

Me puse tensa. Le había preguntado por la fiesta por lo tanto no sabía que yo había ido. Espero que no se lo cuente-pensé.

- Tuvo sus momentos buenos y sus momentos malos. – dijo mientras se metía un bocado en la boca.

Sabía que lo decía por mí. Me sentí culpable.

- Yo me lo pasé muy bien. – dijo Maddy- Mí momento favorito fue cuando se lanzaron los farolillos. Fue tan mágico. Es una pena que te lo perdieras Anne. Tal vez el año que viene te animes a ir.

El año que viene...-pensé. Le dedique una sonrisa y me metí un trozo de pimiento en la boca. Ella no sabía nada. Se hizo el silencio, solo se oían los tenedores chocar contra el plato. La situación en la mesa era un poco tensa. Nathan solo miraba para su plato. Julian y Zoe intercambiaban alguna sonrisa de vez en cuando y Maddy parecía que estaba en otro mundo.

Terminamos de comer y ayudé a recoger la mesa.

-Ya friego yo los platos. – me ofrecí porque no quería pasar más tiempo en la misma habitación con Nathan.

-Como vas a fregar tú. Eres nuestra invitada. Pero puedes ayudar a Nate. Es a él al que le toca fregar hoy. Venga hijo, ve. –dijo Julian.

No puede ser.- pensé.-Cada vez que intento alejarme de él más cerca lo tengo.

Se levantó de la mesa y se fue a la cocina sin mirarme un solo momento. Parecía que era invisible para él. Me molestó un poco pero al fin y al cabo yo solita me lo había buscado. Le seguí hasta la cocina y estuve observándole en silencio como fregaba.

- Gracias por no contarles que había ido a la fiesta.- dije al fin. Ya no aguantaba más ese silencio.

Él no pareció inmutarse.

- Siento haberte gritado y haberte dicho esas cosas... Necesitaba desahogarme y lo hice contigo...Tú tenías razón. No debí haber bebido tanto...Gracias... gracias por preocuparte por mí.

Terminé de secar los cubiertos y él seguía sin decirme nada. Dejé el trapo en la encimera y ya me disponía a irme cuando su voz me paró.

-Anne

-¿Si?- respondí yo dándome la vuelta. Él estaba mirando por la ventana encima del fregadero.

-... No lo vuelvas a hacer- dijo y continuó haciendo sus cosas.

Una sonrisa afloró en mis labios.

-No lo volveré a hacer. – dije.

Fui hasta el salón donde estaba el resto de la familia, les di las gracias por la comida y me despedí de ellos. Insistieron en que me quedara un poco más pero les dije que había quedado con una amiga. Por hoy ya había sido suficiente.


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