-Necesito un poco de paz- se quejó Michael mientras me pasaba el porro que compartíamos.
-¿Crees que yo debería llamarla? -Pregunté.
-¿A Marilyn? - Asentí.
-No lo creo- negó- fui a visitarla hace dos días y su madre me ha dicho que se ha ido de viaje con su padre.
-Pero su padre...- interrumpí.
-Lo sé - ahora él me interrumpía- ¿lo entiendes?
Asentí aunque no lo había entendido.
-¿Crees que vuelva pronto? –pregunté con cierta ingenuidad.
-No lo sé –suspiró– pero si vuelve de seguro que no será a nuestro lado.
-¿Qué crees que hay de malo en nosotros? –me quejé un poco mientras me fumaba la colilla del porro. –Es decir, ahora la madre de Luke cree que no debemos ser amigos porque soy mala influencia.
-Hace una semana que no vamos al instituto, fumamos marihuana y nos emborrachamos a tal punto que no recordamos nada de lo que hemos hecho estas últimas 15 noches –sonrió–
Reí con él haciendo creer que todo esto era un chiste para mí aunque yo comenzaba a odiar cada parte de mí. El teléfono vibrando en mi pantalón me sacó de mis pensamientos. Miré la pantalla del dispositivo y decía "Luke". Lo volví a guardar.
-¿Por qué no le contestas? Lleva como una semana llamándote todos los santos días.
-Porque... – medité mi respuesta un rato– porque quizás su madre tenga razón –traté de sonreír pero fue imposible–
–¡Ay vamos! –Golpeó mi hombro– no tenemos que arruinar esta noche.
-¿Tienes algo en mente? – Enarqué una ceja–
Michael no dijo nada pero nos subimos al auto que le habíamos sacado a sus padres hace algún rato.
Hace meses tras nosotros y Ashton habíamos encontrado una estación de trenes abandonada. Los fines de semana solíamos ir allá. Nadie nos interrumpía, nadie nos juzgaba por lo que hacíamos o dejábamos de hacer. Sólo nos dedicábamos a ser los jodidos estúpidos que éramos sin la supervisión del sistema.
Ashton había llevado gente. Un par de chicas guapas y algunos chicos, viejo amigos de Mike y Ashton.
–Chicos, pensé que no vendría –Ashton sonrió y fue hacia nosotros cuando nos vio.
–¿No nos quieres acá? –Mike bromeó.
– No es eso, es que pensé que se habían hasta ido de la cuidad–comentó sarcástico.
–¿Irnos? ¿y sin ti?–Michael le siguió el juego.–¿y a quienes nos tienes acá?
Con Michael miramos a las chicas que estaban bastantes buenas.
–La he traído para ustedes– nuevamente siendo sarcástico.
–Veremos que tan buenas están– Michael se dirigió sin miedo a las chicas.
Mucho más atrás me acerqué yo a todo el montón de gente. Había sacado una cerveza de una bolsa negra junto a unos troncos cortados de árbol. La luna nos iluminaba de una manera impresionando y yo la verdad no quería salir de mi pequeño estado de asocial porque estaba bastante anonadado con la luna.
-Entonces tu eres el callado–Me preguntó una chica completamente borracha.
La miré extrañado y simplemente seguí en lo mío. La nuevamente se abalanzó sobre mi y la ayudé a tratar de mantenerse en pie.
-Creo que por hoy haz bebido lo suficiente–le quité la cerveza que sostenía y la rodeé con mis brazos para ayudarla un poco.
-Pero es bastante mejor que estas acá sentado –comenzó a reír.
Me encogí de hombros y después de unos segundos asentí un poco dudoso de la situación.
-¿Te ocurre algo? –pregunté sin dejar de tratar de robarme un beso.
Una de las mejores cosas de hablar con un borracho es que siempre te dará la opinión más sensata y después no recordaba nada así que le podías contar hasta tus secretos más oscuros.
La esquivé un par de veces aunque me daba igual besarla o no.
-Digamos que mentiría si dijera que no le temo al futuro –me desanime un poco.
-El futuro –suspiró– eso apesta.
Asentí.
-Más de lo que parece, ¿no? –la chicas ahora se había quedado quieta. Inmóvil a mi lado.
-Bastante más –miré al suelo.
-Es lo peor de crecer. No te das ni cuenta cuando pasa...
-Lo peor es que al crecer es recién donde te das cuenta que algún día fuiste feliz. Que eran buenos días aquellos donde te dormías en el sillón del living de tu casa y despertabas al día en tu cama. Cuando sólo pensábamos en jugar y no entendimos nada y tampoco importaba mucho pero era un futuro muy lejano el tener que afrontar los problemas –interrumpí.
-Lo peor que a muchos nos arrebatan la infancia –la chica ahora sonaba triste.
La miré con cierta ternura. Me recordaba un poco a Marylin y era jodido saber que probablemente tenía unos 14 años de edad y las chicas siempre parecen más débiles nadie merecía estar tan roto.
-Supongo que es lo que nos tocó –realmente era malo en tratar de hacer sentir bien a las personas.
-Pero podemos pasar por sobre todo aquello sólo un rato –sonrió de forma misteriosa para después besar la comisura de mis labios.
Yo no entendía mucho lo que estaba haciendo pero no hice para evitar lo que hacía. Ella sacó una bolsa transparente. La abrió con la habilidad que el alcohol le permitía y de ella sacó una estampita de correo con una imagen imprente en ella. Probablemente era LSD.
No apartó la mirada de mis ojos hasta poner en su lengua esta pequeña estampa. Después se acercó a mí comenzó a besarme de manera desesperada. Paró cuando dejó esta especie de droga en mi lengua.
-La necesitas más que yo esta noche –sonrió y se alejó.
La verdad es que me sentí un poco asustado y discretamente me la saqué de la boca y lo tiré hacia mis zapatos hasta esconderlo en la tierra.
Después de tomarme la cerveza me dirigí donde estaba la gente. Realmente parecía un asocial. Tomé otra cerveza y comencé a charlar con alguno de los chicos que estaban ahí. Entrelazando palabra con pensamientos comenzamos una conversación que acompañamos con algunos cigarros.
-Calum, ¿dónde mierda estabas? –la inconfundible voz de Luke reprochándome– ¿sabes cuántas veces te llamé? –me tomó de la camisa y logró levantarme un poco.
La verdad yo por nada del mundo esperaba que Luke alguna vez pensara en golpearme, ya sea por instinto o borracho. Por primera vez en la vida me sentí asustado de recibir un golpe y no estaba asustado por el dolor físico que me ocasionaría este, sino por el golpe emocional.
-¿Qué mierda te pasa Luke? A ti no te importa lo que yo haga o deje de hacer. –me sentí intimidado. Tenía miedo y necesitaba hacerle saber o más bien fingir que no tenía miedo.
-¡Claro que importa! No sé por qué pero me importas. Estoy todo el maldito día escuchándote, acompañándote, ¿y tú qué haces por mí? ¡No sabes nada de mí!
La verdad es que me enfadó escucharlo decir eso. Luke no tenía idea de muchas cosas sobre mí y me desesperaba que él todo el tiempo dijera que siempre estaba ahí para siendo que en mis peores momentos siempre estaba solo.
-Tú tampoco sabes de mí –reproché– yo jamás te pedí que hicieras todas estas cosas por mí, déjate de joder Luke, siempre lo arruinas todo, no eres mi padre ni mi madre para andar pendiente de mí.
Se quedó un silencio unos segundos.
-¿Sabes? Tienes razón, no soy nadie para ti así que te dejaré solo. Vete al carajo.
Luke se fue completamente hiperventilado. No parecía él y a mí me había dejado sin habla. La verdad es que estaba sorprendido. Pero no podía quedar como un estúpido en frente de todos. Todos estaban sin habla y me miraban fijamente. Sus miradas en mí exigían una explicación de los sucedido y yo no sabía qué explicación dar así que simplemente comencé a mofarme de todo lo sucedido.
-¿Quién ha drogado a ese niñato? –reí burlesco. Aunque fingía.
Todos comenzaron a reír y siguieron con lo suyo pero Ashton no paraba de mirarme exigiendo alguna explicación verdadera de todo. A Michael no le importó mucho lo sucedido. Él sabía que Luke estaba molesto porque yo no le contesté el teléfono.
Fui por mi segunda cerveza y volví a mi lugar a charla con los chicos. Seguía un poco nervioso por lo sucedido
Seguía disimulando que estaba bien. Comencé a cambiar el tema porque estaba siendo incómodo y bueno hasta que lo conseguí. Escuchaba atentamente a uno de los chicos cuando sentí la invasión de un silencio horrible.
Miré a mi costado y ahí estaba Luke, completamente desconcertado. Transpirado y nervioso. No alcancé a decir ni una palabra cuando sentí su puño en mi mejilla.
Caí al suelo y la verdad es que él no me dejó inconsciente aunque así hice suponer. La verdad es que me dolió tanto el hecho de que se atrevió a golpearme y me quise morir.
Abrí los ojos unos segundos después. No sabía en realidad si fueron segundos o minutos pero Ashton me miraba totalmente preocupado. Todos estaban a mi alrededor y yo me sentía terriblemente avergonzado pero por sobre todo apenado.
Ashton me ayudó a ponerme de pie y cuando todos vieron que estaba consiente siguieron en lo suyo. Él no dijo nada, sabía lo jodido que estaba siendo todo para mí.
-No lo esperada –tenía vergüenza de mirarlo.
-Nadie lo esperaba, Luke se ha jodido –Ashton me devolvió una sonrisa para que no me sintiera mal.-
-Y-yo creo que mejor me iré –dudé.
-¿Estás bien? –Ashton se conformó con mi "sí" aunque él sabía que no lo estaba.
No me despedí de nadie, no tenía ánimos así que me fui lo más discretamente que pude. Cuando me aseguré de que no hubiera nadie al rededor mío por varios metros comencé a llorar en silencio.
Me puse la capucha que tenía mi abrigo y entré en la cuidad. Era de noche, habían muchas chicas exageradamente arregladas. Así era el barrio New Town, el más conocido en Sidney por las noches. Ya sería las 12 de la noche. Era poca la gente que quedaba en los clubes nocturnos, pero New Town era diferente: Era sofisticado, la gente se gastaba un montón de dinero en tragos. Las historias de amor clichés donde habían citas doble, las chicas con vestidos de colores claros y pasteles con el pelo hasta las caderas y claro, los chicos por su lado bromeando de política o de música, con camisas blancas medio abrochadas y la verdad es que a pesar de todo esos chicos debimos haber sido yo y Luke saliendo con dos chicas guapas de buenas familias, usando ropa elegante, llevando a nuestras chicas a casa para después hablar de la universidad y esas mierda pero no, eramos todo lo contrario.
Seguí caminando hasta llegar a casi la orilla de la playa, en The Gap.
The Gap es el acantilado más conocido en Australia. En la vista amplia hacia el mar se puede ver como se enfrenta al mar de Tasmania, se encuentra en el de Watsons, en el Woollahra, cerca de Sur. Aunque el acantilado es un destino turístico muy popular, ha ganado de los suicidios.
Pues la verdad todas las personas que quería acabar con su vida elegían ese lugar y la duda existencial más frecuente era "¿por qué eligen ese lugar?". Yo tenía la respuesta.
Los que tenían ya casi la necesidad de suicidarse no quería terminar su vida viendo la mierda de todos los días, querían ver al hermoso para acompañar esa tranquilidad al saber que el sufrimiento se va a ir y saber que por fin podrás descansar y eso lo sé porque yo he estado muchas veces allí.
Caminé unos pasos con un poco de miedo, había estado allí un montón de veces y ese montón de veces había tenido miedo. Como el lugar era común para los suicidas había un cartel a un costado dónde tenía palabras grabadas en blanco que decía que si necesitaba a alguien sólo debía llamar a un familiar o amigo y si en el caso que estuviera solo llamara a un número que estaba apuntado allí. Me acerque otro poco llegando al borde de las grande piedras que hacían que comenzara el acantilado. Sentía la brisa del mar en mi cara, era fuerte pero no tan fuerte como mi dolor. Las olas pegaban fuerte contra las rocas y la luna era lo único que iluminaba toda esa escena triste.
Los recuerdos me había atacado una vez más y no supe defenderme.
Comencé a llorar nuevamente y me sentía tan solo y en realidad lo estaba. No tenía absolutamente a nadie y el miedo no se iba, joder, ese maldito miedo que se estaba consumiendo mi alma.
Miré nuevamente hacia abajo y seguían las olas chocando una tras la otra y sentí miedo y literalmente el miedo me mantenía vivo porque siempre me decía a mi mismo que el día que le deje de temer al no vivir más es porque era el momento. El miedo me hacia darme la oportunidad que la vida no me daba. Segundos después volvía a odiarme y la peor parte es que no había nadie a quien culpar.
Me fui de The Gap y me dirigí nuevamente a la cuidad. Ya casi nadie quedaba en las calles, seguramente eran pasadas las 2 de la mañana y decidí ir a casa, extrañaba un poco mi cama y necesitaba dormir algunos días de corrido.
Comencé abrir la puerta de la casa y traté de hacer el menor ruido posible y la verdad era que estaba funcionando hasta que estuve a punto de tocar el picaporte de la puerta de mi cuarto y sentí como la puerta de la habitación de papá se abrió. Papá estaba completamente fuera de sí y la verdad es que no tuve miedo de que me golpeara.
Se acercó a mí rápidamente y me tomó del cuello.
-¿Me vas golpear?–pregunté casi desafiante.– porque si me vas a golpear te van a escuchar todos.
-¿Dónde mierda estabas? –no me soltó y estaba apretando realmente fuerte.
-¿importa ahora? –traté de zafarme de sus manos.
-Mañana hablaremos y tú no vas a volver a salir de esta casa nunca más si es que no es de la casa al colegio y del colegio a la casa.–me soltó.
No dije nada pero me conformaba por no tener otra pelea más. Dio un portazo y yo cerré mi puerta con delicadeza. Me saqué la ropa y me recosté, segundos después miré por la ventana y de seguro estaba durmiendo porque todo estaba apagado y la verdad no me importó.
Quería ser fuerte y terminé siendo un hijo de puta.
"No llores, no llores, joder no llores"
Lloré en silencio un rato y después comencé a golpearme. Me odiaba por hacer que mi vida fuera una mierda pero me odiaba aún más por hacer que Luke me odiara porque yo no podía quererlo más.
De verdad necesitaba a alguien y los ojos me pesaban bastante de lo hinchado que estaban así que busqué mi celular y comencé a bajar por mis contactos. Me quedé ahí mirando unos segundos el contacto de que tenía agendado como "Luke", presioné y grabé un mensaje de voz : "Uhmm, Luke, soy Calum y yo... yo me preguntaba, en realidad yo... oh Dios, joder Luke te necesito."
||Lamento tanto demorarme con los nuevos capítulos pero en serio el colegio está acabando conmigo así que pido perdón por lo malo del capitulo, los quiero a todos.||