Perderte o perderme.
Los días pasan siete veces a la semana, y vivimos con el afán de que cinco de ellos se acaben.
Hayley gruñó adormilada sintiendo un ruido proviniendo de su teléfono, indicando que tenía llamada pertinente, levantó la cabeza con desgano y al hacer el movimiento de agarrar el teléfono terminó tirando la lámpara junto a la alarma que le avisaba que tenía un duro día de trabajo, el día de hoy, durante el resto de la semana, suspiró frustrada sin abrir sus ojos.
Agarró el teléfono en sus manos y al ver de quién se trataba, lo llevó a su oído.
-Derek, será mejor que no me llames más, Justin puede... -le interrumpió.
-Hayley, Justin a tenido un accidente de coche. -anunció Derek, provocando que el mundo se detuviera durante escasos segundos que a ella le pareció minutos.
Lo peor de la tristeza es que no la puedes compartir, no la puedes contar, porque no hay palabras que logren explicar ese nudo en el corazón.
Ella tragó el nudo que se instaló en el fondo de su garganta. -¿Qué? -susurró poco audible.
-Tienes que venir al hospital, él te necesita...
-Pe-ero... ¿él está bien? -consiguió articular, levantándose a la fuerza de la cama en la que se encontraba tumbada.
Derek cerró los ojos fuerte, dejando salir algunas lágrimas dolorosas.
¿Cuántas veces tus ojos se tiñeron de rojo mientras se ahogaban en un mar de lágrimas que no podías dejar escapar?
-No lo sé, no me quieren decir nada. -se encogió de hombros. -Por favor, ven.
Ella colgó el teléfono de inmediato y con prisa apartó las sabanas sobre su cuerpo para salir escopeteada hacia su ropero y con toda la rapidez que el cuerpo le brindó se vistió en dos minutos contados, trotó hasta la puerta principal de casa y agarrando lo necesario por el camino, corrió escaleras abajo hasta salir del edificio.
Minutos después, se encontraba aparcando en frente del hospital, entró corriendo por las puertas correderas del hospital, nunca le habían gustado visitar los hospitales sea por ella o por otras personas pero Justin la necesitaba ahí y ella iba a estar con él hasta el fin del mundo, si hiciera falta.
Pudo visualizar a un Derek exasperado, estirando de los extremos de su cabello, suspirando a la vez, caminando de un lado para otro por el corredor del hospital. Corrió hacía él y lo primero que hizo fue abrazarlo con todas sus fuerzas, necesitaba apoyo en esos momentos y ella también.
Cuando abrazas y aprietas a aquella persona como si quisieras romperle, en verdad le estás arreglando...
-¿Sabes algo? -preguntó sobre su oído, en un susurro.
Derek negó con la cabeza y se abrazó más a ella, necesitaba su calor y sus brazos a su alrededor, aunque nadie lo diría, en los momentos más difíciles todo el mundo necesitaba algo de afecto por muy duros que sean algunas de aquellas personas, ese era el caso de Derek, él decía que no necesitaba ningún afecto fuera de la cama, y ese era su lema, pero las cosas cambian.
-Llevo más de una hora preguntando, pero no me dicen noticias de él, solo que tengo que esperar, ¡estoy cansado de esperar sabiendo que mi hermano está en un estado crítico, joder! -gritó, sentándose en unas de las sillas que estaban colocadas contra la pared.
Ella miró a su alrededor, sabiendo que él había llamado la atención de la gente, con sus gritos. Ella entendía a la perfección como se sentía Derek, pensar que alguien se esté debatiendo ahora mismo entre la vida y la muerte, nunca es fácil y no saber completamente nada sobre lo que pasaba dentro, te exaspera de una manera que acabas fuera de control como Derek.
Ella asintió con la cabeza, dejando caer una pequeña lágrima por su mejilla, y se sentó a un lado de él, apoyando su brazo sobre sus hombros, en modo de confort.
-No sé que hacer... -susurró, negando con la cabeza, llevándose sus dos manos sobre los ojos, tapando completamente su visión, queriendo desaparecer de la realidad.
-No puedes hacer nada, no está en tus manos.
-Lo sé y eso es lo que me frustra, no poder hacer nada por mi hermano. -negó con la cabeza.
Ella hizo una mueca de lado y se lanzó a sus brazos, compartiendo su dolor.
No importa a dónde vayas o lo que hagas para distraerte, la realidad te alcanzará con el tiempo.
-No me dejes solo... -le pidió a ella.
-No, claro que no.
-Gracias. -comentó Derek, de repente.
-¿Por qué? -pregunté, sin entender.
-Sacaste lo mejor de mi, una parte de mi que nunca había visto.
Sonrío sin saber que decir, y la puerta de la habitación de enfrente se abrió dejando ver a un médico saliendo de ella, con una carpeta en sus manos y con la mirada fija en ella. Derek se levantó rápidamente, y se dirigió a él con mirada de nervios acumulados.
-¿Donde está? -preguntó, sin tapujos.
-¿Quién? -preguntó el médico, frunciendo el ceño.
-Mi hermano, Justin Bieber. -comentó, rápidamente.
-¡Oh! -exclamó. -Está dentro de esta habitación descansando, solo puede entrar una persona y no quiero nada de agobios, está bastante débil, el golpe a sido duro pero no hay nada de que preocuparse.
Derek consiguió soltar un suspiro de alivio y vio como el médico se iba hacia la recepción, Hayley se levantó de su asintiendo y caminó hasta él, posando una mano sobre su hombro.
-Vamos, entra. ¿A qué esperas? -preguntó, observándole.
-No puedo soportar verlo en ese estado, me rompería el corazón. -dijo cabizbajo.
-Solo entra, Derek. Él te necesita más que a mí. -comentó.
-¿No te importa? -preguntó posando su mano sobre la de ella.
Ella negó con la cabeza, regalándole una sonrisa.
-Eres su hermano, Derek. Entra primero, iré a tomar algo en la cafetería de mientras.
Él asintió con la cabeza y entró a la habitación, ella se mordió el labio inferior y siguió su camino hasta su destino, la cafetería, necesitaba algo para recuperar fuerzas, ya que no le dio tiempo a desayunar tranquila con todo el ajetreo de la mañana. Después de pedir una taza de café y sentarse para descansar allí, fue directa a la puerta donde se encontraban los hermanos, hablando tranquilamente.
Asomó la cabeza por la puerta y sonrió.
-¿Puedo entrar? -habló en un todo audible.
-Hayley... -susurró Justin, sorprendido.
-Mejor os dejo solos... -comentó Derek, caminando hacia ella, brindándole un ligero apretón en su hombro y desapareció tras la puerta, haciendo que la habitación se quedara en completo silencio.
Hayley caminó unos pasos hasta llegar a un lado de él, Justin hizo una mueca de dolor en cuanto movió uno de sus brazos para encontrar su mano por encima de la camilla. Ella sujetó fuerte su mano y no pudo evitar que un sollozo saliera, sin preámbulos.
De pronto se dio cuenta de que estaba llorando sin ninguna vergüenza y hasta con sollozos y que ese llanto no era cursi ni ridículo y se sorprendió tanto de su propio estallido que quiso recordar cuándo había llorado así por última vez.
-No, no, no, cariño... -negó con la cabeza. -No llores, por favor. -susurró.
Ella negó con la cabeza. -Me asusté tanto... -sollozó. -No quiero perderte...
-Tranquila princesa, no me perderás... -susurró, alargando su brazo en un abrazo, acomodado.
-Si te pierdo a ti, lo pierdo todo. -susurró. -Te quiero.
-Yo también te quiero, mi amor. -contestó Justin, sobre sus labios, ella tomó la iniciativa y unió sus labios con los de él en un beso lleno de ternura, de cariño y lo más importante de amor por los dos.
-Tenía tanto miedo de perderte... -comentó, cerrando los ojos.
-Pero estoy bien, estoy aquí, contigo.
-Pudiste morir Justin, ¿qué coño te pasa en la cabeza? ¿Qué era tan urgente que tuviste que irte de casa tan rápido y que sucediera esto? -preguntó, esperando una respuesta.
Unos gritos se oyeron tras la habitación llamando la atención de ambos y luego sonó la puerta.
La curiosidad le invadió por completo.
*~*
¡HOLA AMOREEEES! asdfghjklñ
SIENTO MUCHO LA TARDANZA, 9 DÍAS DE RETRASO, OKYA.
PERO AQUÍ ESTÁ EL NUEVO CAPÍTULO, Y ESPERO QUE ESO LO RECOMPENSE.
¿QUIÉN SERÁ LA PERSONA QUE ESTÁ TRAS LA PUERTA?
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