-Claro que sigues siendo mi novio tontito, si rompiéramos cada vez que uno de los dos mete la pata tendríamos el record mundial. -ambos reímos por lo que he dicho y apoyo mi cabeza en las piernas de Jay, noto su mano acariciándome el pelo y sonrío.
-Ais princesita.
-No me llames así, no me gusta, queda muy... Tyler y Anne. -le giño un ojo, me gusta hacerle rabiar, y él lo sabe, pero aun así se enfada.
-Pff...
- ¿Ya no tienes más motes?-pone cara pensativa y yo sonrío, no se le van a ocurrir mas motes, ninguno pegaría conmigo- Ni idea, pero se me ocurrirá.
-Si se te ocurre un mote para mí y empiezas a llamarme así serás una mala persona. -se ríe y yo simplemente ruedo los ojos, lo siguiente que noto es que mi visión es disminuida por un costado, Anne me ha tapado un ojo para que le hagamos caso, cuando me pongo bien mira a Jay con una sonrisa inocente en la cara.
-Jay, tengo sed, ¿Me compras zumo?
-Vale, ¿Tú quieres algo?
-Sí, un zumo también.
-Muy bien. -se levanta y Anne se sienta a mi lado a esperarle, una idea fugaz pasa por mi mente y miro a la niña sonriente que se sienta a mi lado.
- ¿A tu mente de niña le gusta Tyler?-mi idea es simple, quiero que Anne se obsesione ligeramente con Tyler para cabrear bastante a Jay.
- ¡No! Solo es mi amigo...
-Pero te gusta.
-N-no...
-Te gusta, y tu a él también. -sonrío y Anne me mira con la confusión en sus ojos y yo me apiado un poco.
-Sería raro, es mi amigo.
-Tu hermano y yo también éramos amigos al principio.
-Pero sería raro...
-Lo sé, tienes seis años, tienes vida por delante.
- ¡Tengo cinco!-hago memoria y recuerdo que su cumpleaños es a finales de noviembre y sigo mirando su enfado infantil- ¡Mi cumple es pronto pero no ha pasado!
-Vale, vale, no hace falta que me comas, solo quería saber que te parecía Tyler. -sus mejillas toman un color rojo y mira al suelo para luego seguir hablando.
-Si... pero no se lo digas a nadie.
-Owwww... te prometo no decírselo a nadie. -vemos a Jay acercarse y acto seguido nos callamos, esto es una conversación privada.
- ¿He interrumpido una charla de chicas o algo así?-nos da los zumos y Anne empieza a beber, obligándome a responder a mí.
-Algo así.
-Bueno-mira el reloj-, se habría visto interrumpida por el tiempo. -miro la hora, aun tengo tiempo, tardo unos diez minutos en llegar de aquí a mi casa.
-Aun tengo un poco de tiempo.
- ¿Y ci degaztade que paza?-miramos a Anne que aun tiene la pajita en la boca, un tema... complicado.
-Me... castigan.
- ¿Cómo?-suelta la pajita y yo rezo para que deje este tema de conversación pronto- ¿No te dejan salir?
-Sí, exactamente eso.
-Pues mejor no llegues tarde.
-Solo puedo salir si es importante.
- ¿Cómo de importante?
-Trabajar o ir a clase.
-A mi me castigan sin tele.
-Es una pena, no te portes mal, pero yo me tengo que ir. -le doy un beso en la frente a Anne y beso con suavidad a Jay, cuando me separo le sonrío, me devuelve la sonrisa y me voy, entro a casa y miro a Daemon.
-No puedo más... estoy agotada, me voy a la cama.
-Vale... si veo venir a mi padre te despierto.
-Vale, gracias Daemon. -subo a mi habitación, y me cambio a la ropa que suelo usar para matar y así estar lista cuando Daemon me despierte.
Me tumbo en la cama y en cuanto cierro los ojos caigo dormida, luego noto un golpe, oigo gritos, abro los ojos y cuando enfocan veo a Marcus, muchas gracias Daemon, eres de grandísima ayuda.
- ¿Qué haces dormida? Tienes trabajo.
-Estaba cansada... no era mi intención dormirme...
-Tus intenciones me dan igual-recibo un golpe en las costillas por parte de la mejor arma de Marcus, sus propias manos-, ahora ven aquí.-salgo de la cama y me pongo recta frente a Marcus, le miro a los ojos, pero enseguida me entra el miedo y miro al suelo, simplemente formulo una pregunta.
- ¿A quién o quienes tengo que matar?-casi puedo notar como sonríe por mi comportamiento sumiso.
-A este hombre. -levanto la mirada para fijarla en el hombre de la foto, veo a un hombre normal, cuarenta y pocos, bien cuidado, me atrevo a formular otra pregunta, una un poco menos obediente.
- ¿Por qué?-veo la sonrisa de Marcus por el rabillo del ojo, mierda, quería que lo preguntara.
-Te lo cuento porque confío en que lo harás exactamente como yo te lo diga, un solo fallo, y lo paga tu familia-trago saliva y asiento, no puedo echarme atrás ahora-. La mafia, pero este capullo ha contado quienes eran los asesinos de la misma y los han detenido, así que te toca hacerlo a ti.
- ¿Y qué es eso que tengo que hacer?
-Muy fácil, graba esta imagen en su pecho-me enseña una foto, pone traidor y tiene cinco estrellas colocadas en forma de "X" justo debajo, si tengo que hacerlo antes de matarle sufrirá mucho-, después desgárrale el cuello.
- ¿No sería mas fácil matarlo primero?
-No buscamos lo fácil, buscamos lo doloroso, deberías saberlo después de todo lo que has pasado-miro al suelo y noto como la mirada de Marcus me escanea de arriba abajo-. Sí la imagen no está bien hecha, acabaras como en estos momentos está mi hijo, ¿Queda claro?-le miro a la cara, asustada, y eso parece gustarle, ¿Qué le ha hecho a Daemon? No me ha avisado porque Marcus le ha hecho algo, seguro.
- ¿Qué le has hecho?-veo como sonríe y mi miedo aumenta, es capaz de matarlo.
-Está abajo, ¿Por qué no vas a mirar? Pero te advierto, si te ayuda, habrás roto el trato. -sale de la habitación y cuando oigo la puerta de entrada cerrarse reacciono, tengo que ayudar a Daemon.
Bajo corriendo y veo a Daemon tirado en el suelo, sangrando de la nariz y con un par de signos en su piel de que pronto tendrá moratones, voy por papel para limpiarle la sangre y cuando lo hago le levanto, bueno, mas bien lo arrastro hasta el sofá, es más alto que yo, y un cuerpo inconsciente pesa bastante más que uno consciente, por razones que desconozco. Lo tumbo en el sofá, esperando que se despierte antes de que vuelva, y me dirijo a la cocina, cojo un cuchillo y un trozo de alambre para acabar con la vida de un hombre que se metió donde no debía, seguramente por desesperación o algo similar.
Salgo de casa y miro la dirección, no está muy lejos, así que voy andando. Le doy la vuelta a la foto, tengo que colocarle el alambre justo por donde corte con el cuchillo en el cuello.
Entro en la casa por la puerta, hay una llave escondida en la maceta que hay junto a la puerta, nada más entrar veo al hombre en el pasillo, volviendo de la cocina hacia la sala, con una lata de cerveza en la mano, me acerco a él, que me mira divertido.
- ¿Qué haces?
-Cállate, voy a matarte.
-Ya, claro-se ríe como si le estuviese contando el mejor chiste de la historia, yo no le veo la gracia a la situación-, como si una mocosa como tú me pudiese hacer algo. -me acerco a él y le tiro al suelo con una llave de defensa personal, muy simple, pero efectiva, le piso la espalda, aun agarrándole por el brazo, para que no pueda levantarse, no es muy fuerte, así que apenas me cuesta hacerlo.
-No puedes, ¿Verdad?
-N-no me hagas nada, por favor...-el terror es la base de sus palabras, el miedo el sonido que llega hasta mi, cojo su otro brazo y uso su propio reloj para atarle las muñecas.
-Son las consecuencias de hacer tratos con la mafia, han mandado asesinarte por traidor.
-N-no... por favor... lo he hecho por mi familia...
-Lo siento, tengo que hacerlo-saco el cuchillo del bolsillo y le doy la vuelta al hombre que tengo delante, un hombre débil, un hombre desesperado por ayudar a su familia, desato los primeros botones de su camisa hasta dejarle el pecho completamente al descubierto y hundo la punta del cuchillo en el mismo, con lagrimas en los ojos empiezo a grabar lo que me han dicho, los gritos, sollozos y suplicas del hombre me hacen ir más despacio, pero al final lo consigo terminar y me acerco a su cuello-. Lo siento de verdad. -le desgarro el cuello y noto toda la sangre salpicándome, cada gota que me toca se cuela en mi interior y me deja una marca psicológica de por vida, coloco el alambre y salgo por la puerta.
Tiro el cuchillo en un contenedor y acto seguido abro una bolsa de basura para tirarla por encima y que sea más complicado encontrar el cuchillo.
Vuelvo a dirigirme a casa y al entrar veo que Daemon sigue inconsciente, me voy al baño y tiro la ropa al cesto de sangre, me meto en la ducha y dejo que el agua caiga sobre mi cabeza, sin importarme el tiempo que pase o algo similar, es viernes, mañana puedo dormir todo el día si lo necesito, empiezo a frotarme con la esponja todas las partes en las que creo tener sangre, pero no la tengo, toda ha caído en la ropa.
Salgo de la ducha y me enrollo en una toalla, miro el reloj que me regalo Jay, me lo he quitado para ducharme, como es obvio, pero está manchado de sangre. Intento limpiar la sangre, pero la zona en la que estaba la mancha está un poco mas oscura que el resto, no puedo hacer nada contra eso, he estropeado el objeto mas valioso sentimentalmente que tengo.
Me cambio y bajo a la sala, tapo a Daemon con una manta y le doy un beso en la frente, subo a mi cuarto y cuando me tumbo, noto una presencia conocida en la casa, cerca de Daemon, se me hace conocida, seguramente será algún fantasma ligado a Daemon, ya sea para atormentarle o para ayudarle, algo me dice que es para esta segunda, así que no le tomo importancia y me tapo, cayendo enseguida en un profundo sueño.
~∆~∆~∆~
El fin de semana pasa medianamente normal, Daemon despertó el sábado por la mañana, a juzgar por los moratones que tiene Marcus le dio un golpe que le dejo inconsciente, no creo que notase el golpe contra el suelo de después.
Por suerte para mi, el único crimen que tuve que cometer fue el del tipo de la mafia, aunque estuve todo el sábado llorando, en mi cama o entre los brazos de Daemon, pero necesitaba desahogarme, por ese y por todos los demás crímenes, la verdad es que Daemon ya es como mi hermano mayor, ya no voy a poder cambiar ese sentimiento.
-Despierta Ali-la voz de Daemon me saca de mis pensamientos, es verdad, ya es lunes, no me puedo quedar en la cama pensando mientras simulo estar dormida-, tienes que ir a clase-me incorporo y abro los ojos, se que se suele hacer al revés, pero que mas da-. Te espero abajo para desayunar. -baja a la cocina para hacer el desayuno y yo me visto perezosamente, odio ir a clase cuando se que se va a hablar del homicidio que he cometido, por suerte para mi, hoy no hay clase con el señor Young.
Bajo y desayuno, sin muchas ganas, Daemon lo nota e intenta animarme, con un resultado satisfactorio, ya que consigue hacerme sonreír. Me despido de él con un beso en la mejilla y voy al instituto, me acerco a Chris y Lena cuando las veo, necesito un rato con mis amigas, lo primero que oigo es la palabra "Baile".
-Hola chicas.
-Hola Ali. -ambas hablan a la vez y yo me rio.
-Vais a ir al baile, ¿Verdad?-mi esperanza es que ambas asientan y que Daemon me dé luz verde para ir, nunca he ido a un baile y me gustaría ir a uno antes de cumplir los dieciocho.
-Claro que sí.
-Yo no.
- ¿Qué? ¿Por qué?
-Me voy fuera el fin de semana.
-Jo, es una pena, pero entonces, ¿Por qué hablabais del baile?
-Bueno...-Lena empieza a hablar e intercambia una mirada cómplice con Chris, me mira y sigue hablando- Vamos a hacerte un cambio de look- ¿Qué? ¿Otro cambio de look? Me niego, vale que el que tengo ahora me gusta, y que pude cambiarme por ellas, pero no me gusta el tono en el que lo ha dicho, me van a obligar a llevar vestidos fijo.
-Vas a deshacerte de esas deportivas, porque las vas a cambiar por tacones, y solo podrás llevar faldas o vestidos.
-No podéis hacerme esto.
-Venga, solo será una semanita. -lo dice como si fuera poco, Lena, por favor, no puedo ir con faldas o vestidos, aparte de que los detesto, Marcus podría matarme.
-Esta tarde mismo te llevamos al centro comercial a comprar todo.-antes de poder replicar suena el timbre y las dos se van a clase, voy lo más rápido que puedo a mi taquilla a por los libros y luego a clase, no quiero llegar tarde.
Las clases pasan demasiado rápido, no quiero que acaben, pero supongo que es culpa mía por estar hablando con Jay y hacer las clases entretenidas, nada más salir voy a donde he quedado con Chris y Lena para comer y luego ir al centro comercial, suerte que mis ahorros los llevo siempre encima, si no, me lo tendrían que pagar todo ellas y me sentiría fatal.
Nada más entrar al centro comercial empiezan a llevarme de una tienda a otra y me hacen comprar vestidos y zapatos de tacón, cuando terminamos entramos en otra tienda para elegir mi vestido y el de Lena para el baile, sé que estoy adelantando acontecimientos, pero tengo tantas ganas de ir a ese baile que podría pedírselo a Marcus incluso.
Tras probarse unos cientos de vestidos Lena se queda con uno que le llega hasta las rodillas, blanco, bastante reservado, muy en su estilo, pero aunque al principio me ha parecido un tanto feo, le queda perfecto cuando lo lleva puesto, hasta parece otro vestido.
Me pruebo un par de vestidos, pero no me convencen, son demasiado poco, no quiero parecer una puta, veo un vestido blanco, bueno, no es blanco, es más bien ese azul tan claro que parece hielo, lo cojo y me lo pruebo, es de tirantes, me llega por la rodilla y no es para nada pegado, es perfecto, me encanta. Salgo y Chris y Lena no hacen más que decirme que estoy preciosa y esas cosas, así que compramos los vestidos.
Nos despedimos y voy a casa, antes de entrar miro la hora, las ocho, dios, nos hemos pasado toda la tarde de compras, a este paso me va a gustar y todo.
-Hola Daemon. -subo a mi cuarto nada más recibir la respuesta de Daemon y guardo la ropa, más bien la escondo, por si viene Marcus y me ve con esos conjuntos, poder inventarme una buena excusa. Bajo y Daemon me mira.
- ¿Has perdido una apuesta? Esa no es la ropa que sueles llevar.
-No, solo me han pasado Chris y Lena entusiasmadas por el baile de otoño, por cierto, ¿Puedo ir?-la mirada de Daemon cambia, ahora es algo fría, pero no sé si es porque va a decir que no... o porque él no fue a ninguno y le habría gustado ir.