La noche en la que Harry encontró las cartas, Luka dormía en su cuna y Louis estaba tumbado en la cama, con los pies envueltos en gasas frías.
En el embarazo de Luka, las piernas nunca se le habían hinchado, ni una sola vez, pero ahora era algo constante. Desde que había empezado el cuarto mes, Louis había tenido los pies en alto a todas horas, con Harry a su alrededor, frunciendo el ceño al mirarle las piernas como si le ofendiera no poder ayudar. A pesar de todo, no le dolía nada. Y las náuseas habían sido mucho peores en el embarazo de Luka, pensaba. Era un empate.
Compartía médico con Gemma, que aparecía insegura y pálida con Niall tras ella. Estaba enorme; le llevaba un mes de ventaja, y parecía más aterrorizada a cada día que pasaba. Llamaba a Louis cuatro veces al día, convencida de que el más mínimo síntoma era una señal inequívoca de un aborto inminente y con el pánico distorsionándole la voz, y las ojeras de Niall aumentaban cada mañana, pero sus ojos azules estaban llenos de luz y su sonrisa contagiosa ya era algo permanente. Él y el médico eran los encargados de tranquilizar a Gemma, insistía Harry, no él. Él tenía que descansar y cuidar del bebé. El bebé estaba bien. El bebé...
El bebé era una niña.
Harry había llorado durante diez minutos delante de la pantalla borrosa. Louis había empezado a llorar en cuanto había visto las lágrimas de su alfa. Luka había empezado a llorar en cuando había oído llorar a Louis. El médico les había tendido con timidez la fotografía y varios pañuelos de papel. Gemma también había llorado; Louis se había acercado a abrazarla, emocionado, un segundo antes de que ella balbuceara algo sobre necesitar tarta de frambuesa. Niall había puesto los ojos en blanco, pero se había lanzado por las escaleras en busca de las cocinas de todas formas.
Ellos preferían esperar antes de saber el sexo del bebé. Bueno, Niall prefería esperar. Gemma insistía en que ya lo sabía, pero no quería decírselo a nadie.
Niall y Gemma todavía no tenían nombres. Y ellos tampoco. Luka la llamaba balbuceando "mladshaya sestra", "hermana pequeña", y Harry sonreía cada vez que lo oía. Los dos estaban bastante obsesionados con acariciar el vientre redondeado de Louis, y Luka se negaba a alejarse de él cuando dormía.
Louis dormía a menudo rodeado de cabecitas de rizos morenos, pero no le molestaba. No le molestaba en absoluto.
Echó un vistazo a la cuna de Luka, al lado de la cama. Oía su respiración; nada en el mundo podría hacer que la confundiese, pero, aún meses después, el miedo se negaba a abandonarlo. Necesitaba a su bebé a su alrededor, a salvo, en brazos de Harry, de Niall, de Zayn, de Gemma. Necesitaba a Luka en manos de alguien cercano.
Harry se había inclinado a su lado y rebuscaba en la mesita de noche, en busca de uno de sus anillos, que parecía haber perdido. Louis cerró los ojos y se quedó quieto, adormilado, hasta que oyó a Harry soltar el aire con suavidad. El rumor de sus manos removiendo en los cajones cesó.
Louis abrió los ojos.
"¿Qué pasa...?" Empezó a preguntar en voz baja, pero se cortó al verlo; tenía unos sobres en la mano. Unos sobres de papel viejo, grueso...
Se irguió en la cama con delicadeza.
"Harry" llamó con suavidad. Él respiraba hondo; tenía los labios apretados y los ojos oscuros. Sabía que estaba pensando a toda velocidad. Sus manos se crisparon ligeramente alrededor de los sobres, y Louis tragó saliva.
"No las quiero aquí. No me acordaba que están" su voz sonó lenta, insegura.
Se levantó despacio, con cuidado. Le frotó los hombros desde atrás. Harry suspiró bajo sus manos.
"Léelas" murmuró. "Léelas y nos quedamos tranquilos. Las quemamos en cuanto acabes, si quieres. Las devolvemos allí. Lo que tú quieras"
Harry se mordió el labio inferior.
"Me dejó aquí" hablaba en voz baja, ronca. Louis sintió el dolor en su voz, y se estremeció. "Mi padre la obliga. Nunca la vi más. Ahora no importa ya."
Suspiró.
"Sí importa, Harry. Es tu madre"
Harry resopló, pero abrió el primero. Apenas le echó un vistazo a la primera carta.
"No entiendo" le tendió todos los sobres, y Louis parpadeó al aceptarlos.
"¿Cómo...?"
"Es tu idioma"
"...ah." Las agarró con cuidado. "¿Quieres que te las lea?"
Harry negó con la cabeza.
"Seguro que no entiendo bien. Dime tú qué pone sólo"
Asintió. Empezó a leer por orden.
"Querido Harry" empezó a leer en voz alta, pero sus ojos avanzaron más rápido que sus labios, y se quedó callado. Se mordió el labio inferior. Harry se removió en la cama, a su lado.
"¿Qué dice?" Todavía hablaba con suavidad; Louis había llegado a distinguir perfectamente sus dos tonos- el del pakhan de la Bratva, frío y estricto, y el de su alfa, suave y protector- como dos voces diferentes. Y las dos lo hacían sonreír. No le molestaba oírlo gruñir órdenes en ruso, ni lo asustaba el tono despiadado que le raspaba la garganta cuando se enfadaba. Llevaba el suficiente tiempo a su lado como para amedrentarse. Harry era su alfa.
"Dice que no está segura de que vayas a leer estas cartas, pero que necesita mandarlas porque su conciencia... No la deja dormir. Siente haberte dejado aquí" acabó balbuceando, sin apartar la mirada de la primera carta "No se va a perdonar nunca haber dejado a su niño atrás a solas con Des... tiene miedo de que le guardes rencor. Tiene miedo de que te hayas hecho "despiadado como tu padre" y que ya no seas la persona que dejó"
Harry parpadeó. Frunció el ceño.
"¿...P-Pone eso? ¿Ella se fue porque quiere?" Le dejó agarrar el papel y mirarlo durante varios segundos, pero acabó devolviéndoselo. "¿Qué más?"
"Por fecha, la siguiente es... ésta" rompió el sobre y la leyó con rapidez, pero no dijo nada. Sabía que Harry quería seguir hablando, así que se limitó a fingir que todavía leía para dejarlo pensar.
"Me deja aquí con cinco años" acabó diciendo, despacio y sin rastro de emoción. "¿Y tiene miedo de que no soy el mismo? ¿Dici... Dieciséis años luego?"
Louis lo miró sin decir nada. No quería influir en su opinión, pero sabía que tenía razón. Empezaba a formársele un nudo en el estómago a medida que leía.
"Oh" los ojos verdes de Harry se clavaron en su rostro al instante.
"¿Qué más?"
"Tenía" se esforzó por respirar hondo "tenía un amante. Se marchó con él porque tu padre se iba a enterar y tenía miedo de que la matase. Dice que... necesitaba conocer el amor sin miedo"
Él tardó en reaccionar. Se quedó muy quieto, con la mirada fija en las cartas que Louis todavía sostenía en la mano. Louis tampoco se atrevió a moverse; no tenía ni idea de qué decir. Él mismo estaba estupefacto.
"Un amante" Harry suspiró, con el rostro entre las manos. "Tiene un amante. Se va por un amante"
Louis se mordió el labio inferior. Se estiró hacia delante con cierto esfuerzo, con una mano en la espalda dolorida, y lo besó en la comisura de los labios con dulzura.
"No tenemos que seguir leyendo si no quieres, amor" murmuró, pero él negó con la cabeza.
"Sigue, dime. Dime quién es"
"¿El... amante?" revisó la carta entera, pero no daba más detalles "no habla más de él. Puede que en la siguiente"
Pero tragó saliva mientras acababa de leer la carta. Harry se inclinó hacia delante con expectación.
"¿Qué dice?"
Respiró hondo.
"Es... él la ha marcado." resumió en voz alta "Dice que hace dos años desde que se ha ido y que te echa mucho de menos. Que le ha costado mucho dar el paso de dejar que le marque, pero que ahora es muy feliz. Empieza a no tener pesadillas con tu padre, y... están viviendo en una casa cerca del mar. La está decorando... tiene una foto tuya de cuando naciste, la mira todas las noches antes de dormir. Se pregunta... cuánto habrás cambiado para entonces. Dice que no puede decirte dónde está la casa por si... la carta cae en manos equivocadas, pero que es muy bonita"
Harry respiró hondo despacio. Asintió.
"Otra" su voz sonaba ligeramente ronca, pero Louis no dijo nada. Obedeció, rasgando con facilidad el siguiente sobre y tomando aire antes de empezar a leer. Tragó saliva.
"Está... está embarazada" susurró, y Harry alzó la cabeza para mirarlo. "Bueno, eh... no sé de cuándo es, imagino que ya... que ya lo ha tenido..."
"Lee más. Di más"
"Eh..." escaneó el papel con rapidez. "No ha sido planificado pero están... están muy contentos. Dice que se siente con esperanza y que lo siente como... otra oportunidad. Dice que cada día está más convencida y que la vida... la vida de la Bratva no era para ella"
Harry temblaba. Louis dejó caer las cartas y se acercó con cuidado, dudoso, pero en cuanto le vio la expresión entendió que no estaba asustado. Estaba enfadado.
"Me dejó aquí" no tenía luz en la mirada. "Me dejó aquí con mi padre. Él nunca me trata bien, y ella lo sabe. Lo dejó y me dejó a mí aquí"
Deslizó las manos por sus hombros. Harry todavía temblaba.
"Tú no te vas nunca" dijo en voz baja, ronca. Sonó casi como una súplica, y a Louis se le rompió el corazón. "No nos dejas a Luka y a mí, nunca"
"Harry" notaba las lágrimas ardientes en las comisuras de los ojos. "Harry, sabes que nunca... oh, dios. Sabes que nunca me marcharía, amor"
Él asintió, pero sus ojos verdes parecían huecos. Louis puso las manos con delicadeza a ambos lados de su rostro.
"No podría irme aunque quisiera" insistió "Sois mi vida, vosotros sois lo único que me importa. Vosotros y la Bratva"
Él respiraba peligrosamente profundo. Sus dedos se cerraron delicadamente alrededor de una de sus muñecas, y Louis se estremeció.
"Harry, respira. Soy tuyo. Mírame, tengo dentro a tu bebé. Sabes que somos tuyos" susurró, y él asintió, más convencido, pero no soltó su muñeca.
"Míos" repitió con la voz áspera, y se inclinó para besarlo en el cuello. Louis se dejó, dócil, y esperó a que respirase hondo hasta tranquilizarse.
"Tvoye" murmuró sin aliento. Sus labios le hacían cosquillas en la mordida, y empezaban a flaquearle las piernas. Harry apoyó la cabeza en su hombro con delicadeza.
"Mi madre me dejó aquí. Quiere irse con su amante, me dejó. Sabe cómo es mi padre, sabe que me iba a..." lo oyó respirar hondo, tembloroso "Podía llevarme con ella y no lo hace. Sólo quería su amante"
Louis respiró hondo.
"Tu madre estuvo años martirizándose y mandándote cartas" dijo en voz alta, porque sabía que tenía que decirlo.
"Yo da igual. Una madre no deja a su hijo detrás por un amante. ¿Tú...?" Harry cogió aire, pero no fue capaz de continuar. Louis oyó el pequeño gruñido que empezaba a formarse en su pecho antes de que lo emitiera en voz alta.
"Nunca tendría un amante, Harry, ya lo sabes" dijo con un suspiro, y él asintió con rapidez.
"No creo eso" dijo con debilidad, bajando la mirada "Yo confío contigo. Sólo... no puedo aguantar pensarlo"
Louis sonrió con tristeza.
"Entonces no lo pienses" murmuró, acarició los mechones de pelo que le caían sobre el rostro. Harry se acurrucó instantáneamente contra su mano, y Louis aprovechó la operación para pasar los dedos entre sus rizos castaños.
"Eres el único alfa de mi vida, Haz. Bueno, tú y Luka"
Él sonrió. Todavía tenía la mirada gacha.
"Me dejó aquí por su amante" repitió, y Louis tragó saliva. "Tiene otro hijo. Otra oportunidad, una vida de verdad. Yo no soy una prueba"
"Claro que no lo eres" dijo al instante, meneando la cabeza. "No... no quería decir eso, Harry, seguro." respiró hondo "Todavía queda otra carta. Vamos a leerla, puede... puede que dé alguna otra explicación, o..."
Pero él se limitó a asentir. Esperó pacientemente a que la leyese. Louis vaciló.
"Ésta... es de hace poco tiempo" dijo, sorprendido. Harry se inclinó hacia él.
"¿Cuánto poco?"
"La escribió..." hizo cuentas mentalmente "Poco antes de que muriese tu padre. Dice que quiere volver a verte" dijo en voz baja, lentamente "Que sabe que ha pasado mucho tiempo, pero que necesita ver... en qué clase de hombre te has convertido"
Su alfa bufó.
"Hace quince años." dijo en voz alta, enfadada "¿Y ahora quiere verme? ¿Ver qué clase de hombre me convertido? Yo no le debo explicación. Yo no le debo nada"
"Claro que no" dijo con paciencia, tranquilizador. "Sólo... está arrepentida. Dice que no hay un día que no se mortifique por haberte dejado aquí con Des. Que quiere recuperar el tiempo perdido"
Harry le dio un manotazo a todas las cartas, con brusquedad, que cayeron al suelo desordenadamente. Se levantó.
"Está muerta" dijo con aspereza. Louis parpadeó, confuso por su arranque. Miró de reojo la cuna de Luka, que no se había despertado. "Se fue. Abandonó. Todo. Abandonó su obligación, y la Bratva, y yo. Ella no vale nada. Está muerta para mí. No debo perdón a nadie, no debo nada"
Asintió despacio, vacilante, pero él no había acabado.
"No quiero nada de ella. No quiero perdón, ni las cartas. No quiero ver. Quema todo."
Louis respiró hondo.
"Lo haré" dijo con docilidad.
"No quiero más palabra del tema"
"No la habrá"
Harry no pareció apaciguado. Respiraba hondo, todavía de pie en medio de la habitación. Louis se levantó con cuidado, con cierto esfuerzo.
"Lo que tú quieras" dijo con dulzura, acariciándole los hombros. "Dejemos el tema, ¿de acuerdo? Has tenido un día muy largo, y esto... no es lo más agradable de encontrar cuando llegas. ¿Por qué no vas a darte un baño? Vamos a dejar de pensar en esto"
Su alfa asintió. Se inclinó para besarlo con ternura, con una mano deslizándose hasta su vientre hinchado. Parecía relajarse instantáneamente al más mínimo contacto con uno de sus hijos; se volvía suave y delicado, y una sonrisa ensimismada se abría camino en su expresión hasta convertirse en lo único que Louis podía ver en la habitación.
"¿Vienes?" su voz profunda le provocó un agradable cosquilleo por todo el cuerpo. Louis sonrió.
"Sí, en un minuto. Ve" murmuró.
Harry se metió en el baño. Louis suspiró y se inclinó con sumo cuidado a recoger las cartas, esparcidas sobre la moqueta suave. Las apiló con cuidado y tanteó a ciegas con la mano bajo la cama; agarró otra. Su vientre ya estaba lo bastante abultado como para que le resultase incómodo mirar lo que hacía, así que miró el montoncito de sobres abiertos al sentarse de nuevo en la cama.
Ladeó la cabeza. Hizo un abanico con ellos; el que acababa de recoger estaba sin abrir.
Frunció el ceño; tenía el mismo remite y el mismo destinatario. Se la habían olvidado; quizás había caído antes bajo la cama y no la habían visto, pensó distraídamente.
"Harry" llamó en voz alta, inseguro, pero obtuvo el rumor de la ducha por toda respuesta.
Louis dudó durante medio minuto. Pero acabó rasgando el sobre.
La carta era idéntica al resto. La fecha era de la misma época que las demás. Empezó a leerla antes de darse cuenta.
La leyó de nuevo. Y otra vez. Las palabras escritas se le quemaron en la retina.
Harry, mi niño, Des es una persona complicada. Siempre lo ha sido. Y es natural que no te entiendas con él, porque muy pocas personas lo han logrado. A pesar de lo que todo el mundo dice de que su sangre en tus venas te ayudará, puede que no tengas esa ventaja. Siento dagas en el corazón al escribir esto, pero cada día que pasa dudo más que él sea tu padre. Temo que los años te alejen de Des y te pinten los rasgos del hombre con el que he escapado, y ésa es la verdadera razón por la que tuve que salir de ahí. No sabría decirte cuántas veces te he mirado los ojos intentando ver si es su verde o el de Des, y ya no puedo vivir con este miedo. No podría soportar que se enterase y que tú pagases por mis errores.
Louis paró de leer; empezaba a marearse. Se abanicó con los viejos papeles. Volvió a intentar leer. No pudo. Tragó saliva.
Harry puede no ser hijo de Des. Ese pensamiento se sintió como un cuchillo bajando por su garganta.
El amante también tenía los ojos verdes. Puede que no sea su hijo. Puede que nos fuese el opekun. Puede que no tenga derecho a ser pakhan. Puede que....
Louis cerró los ojos. Se negaba a entrar en pánico; sabía que no era bueno para el bebé. Se concentró en respirar profundamente, pero no tardó en oír cómo cesaba el rumor del agua.
"Lou" oyó llamar a Harry, inseguro. Suspiró; ya notaba el tirón instintivo que lo instaba a acercarse al baño, a refugiarse junto a su alfa, a tranquilizarlo.
Respiró hondo de nuevo, cerrando los ojos.
"Estoy bien amor, no te preocupes" dijo, todo lo alto que se atrevió sin despertar a Luka. Su hijo ni se movió; dormía como una piedra, igual que Harry. Pasaron varios segundos; sabía que Harry estaba dudando entre salir del baño a comprobar que estaba bien o no. "Haz. Estoy bien, enseguida voy"
El amortiguado rumor del agua volvió a oírse. Louis se masajeó las sienes, esfrozándose por recuperar la racionalidad. Razonó.
Tiene que ser hijo de Des; si no, Harry y Gemma no se parecerían. No son de la misma madre, si no tienen al menos a Des en común, no podrían ser tan parecidos como son. Tienen los mismos ojos, la misma sonrisa. El padre de Harry tiene que ser Des. Tiene que ser hijo suyo. Tiene que ser el heredero.
Asintió para sí. Se acarició el estómago, la espalda dolorida. Miró a Luka, tranquilamente dormido. Sintió el violento instinto de protección, ahogándolo. No había nada que no pudiese afrontar, pensó con firmeza. Se enfrentaría a mil osos enfurecidos para proteger a su bebé.
No iba a correr riesgos innecesarios; no cuando se trataba del futuro de su familia. La vida en la Bratva le había enseñado a encontrar y cortar un problema de raíz antes de que evolucionase.
El amante no había existido jamás.
Harry tenía razón; las cartas no volverían a ser mencionadas. Nunca.
Se ocuparía personalmente del tema.
Louis rompió las cartas. En pedazos pequeños, y luego más pequeños todavía. No quedó satisfecho hasta que pudo hundir las manos en trozos minúsculos de papel viejo.
Agarró su teléfono, mirando de reojo la forma durmiente de Luka, tumbado de espaldas a él y cubierto con una manta.
Dos tonos. Un ruido cortante y limpio. Nunca tardaba en contestar.
"Marek."
Louis se estiró en la cama, conteniendo un gemido de alivio al notar los músculos doloridos estirándose.
"Soy Louis" dijo en voz alta.
"¿Qué necesita, ser?"
Respiró hondo. Marek era el jefe encargado de coordinar a todos los sicarios, el hombre de confianza de Harry y el hombre más amable- y a la vez despiadado- que había conocido nunca. No hacía preguntas, no fallaba. No dejaba rastro.
"Necesito que dos personas desaparezcan" dijo en voz alta. "No sé dónde están ahora mismo, pero quiero que se evaporen, que nunca vuelvan a aparecer en ningún momento. Quiero que sus cuerpos no aparezcan, que sus teléfonos se borren de las guías, que su casa se borre del mapa. Y quiero que no sean mencionados, nunca, con nadie. Ni siquiera con el pakhan. Ni siquiera conmigo"
"Lo que usted mande, ser. Sólo dígame dos nombres"
Louis respiró hondo, pero llevaba demasiado tiempo allí; no le quedaba compasión ni cargo de conciencia, sólo la férrea determinación de proteger a su familia. A sus hijos. A Harry. A la Bratva.
Se recostó hacia atrás, acariciándose el vientre hinchado, y no dudó cuando dijo con tranquilidad:
"Ann. Ann Styles. Y su marido"