Piedras Preciosas. Una nueva...

By GwenLightwood

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Todo ha vuelto a la normalidad. Si es que a esto se le puede llamar normalidad. Gwen y Gideon han derrotado a... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7 (Matthew POV)
Capítulo 8
Capítulo 10
Capítulo 11 (Gwen POV)
Capítulo 12
Portadas (1/2)
Portadas (2/2)
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
PEQUEÑO AVISO

Capítulo 9

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By GwenLightwood

Claramente para mi mala suerte su entrada había sido tan fantástica y abrumadora (supongo que así debió de ser el primer día de clases) que incluso parecía irreal, como de película; lo único que faltaba era que comenzara a andar en cámara lenta y alguien sacara un ventilador y su cabello ondeara contra el viento, y no dudaba que en algun momento aquello pasaría.

Cuando me obligué a dejar de voltear hacia donde estaba mister me-creo-una-estrella-de-cine, noté que no había sido la única en quedarse paralizada observandolo. Aunque claro yo jamás admitiría en mi vida que había quedado un poco paralizada ante algo tan rídiculo como una entrada de un chico a un aeropuerto; por lo menos mis amigos no notaron aquello por estar tan ocupados mirando a Matthew como yo, porque si algo era seguro es que Iago o Sebastián jamás se olvidarían de ello y se encargarían de que yo tampoco.

Theo soltó un silbido, que me dejó con cara confundida.

-Bueno los rumores eran ciertos -soltó entonces Iago-. Nunca desconfíen de mis contactos.

-Cierra el pico -dijimos al mismo tiempo Frida y yo concentrándonos de nuevo en Matt, que por suerte aun no nos había notado.

-Tiene razón -inesperadamente el que habló fue Theo. Nunca le daba la razón a Iago, aunque fueran mejores amigos; aquel era un verdadero suceso-. Aun no lo conozco, pero ya me parece la persona más arrogante en cinco kilómetros a la redonda.

-Es verdad, en cierto modo -lo apoyó Clara-. Ni siquiera en la escuela lucía tan presumido.

Todos lo miramos un par de segundos más tratando de captar lo que ya había notado Clara. Y era cierto; era difícil de explicar pero había algo que no había estado ahí durante las anteriores semanas, su expresión era claramente de superioridad y se podía decir que casi de disgusto, deformando sus facciones en algo que ya no parecía tan lindo y vibrante a simple vista. También parecía furioso, como si la cara que había puesto el viernes anterior lo hubiera acompañado durante el resto de la semana.

¿Qué había cambiado? Solo habían pasado un par de segundos, o desde la perspectiva de otras personas varios años, y ya no parecía el chico que disfrutaba practicando esgrima y oyendo música, o el chico nuevo que solía sonreírle a todo el que lo mirara y que parecía esconderse bajo una armadura de sentimientos entremezclados con la arrogancia.

Oh Dios ¿Qué me pasaba? ¿Desde cuando era tan profunda y miraba a las personas fijamente durante tanto tiempo?

En el momento en que todos apartamos la mirada sentí como un rubor inexplicable se extendía por mis mejillas.

-Creo que ya es hora de irnos -aportó justo a tiempo Jonás.

A pesar de que el lugar en el que estábamos, y sobre todo en el gabinete donde nos habíamos sentado había una luz muy tenue que daba la ilusión de un lugar extremadamente hogareño y rústico, sentía que el color de mis mejillas era casi fosforescente y en cualquier segundo alguien lo notaría. Seguro parecía un tomate o algo por el estilo.

Mientras la cuenta de nuestros alimentos era pagada algunos volvímos a mirar de soslayo y esta vez vimos como llegaba Gwendolyn, tan segura de sí misma y se lanzaba a los brazos de Gideon, mientras Matthew permanecía un poco atrás junto con las maletas y todavía esa extraña expresión en su rostro. Aquel simple gesto entre Gwen y Gideon parecía tan íntimo que era como si fueran las únicas personas en todo el aeropuerto, por lo que desvié de nuevo mi mirada.

Cuando salimos mis padres llegaron justamente al aeropuerto y todos comenzaron a despedirse de mí y lamentarse de que no iría a la fiesta de bienvenida que les habíamos organizado a Iago y Theo en casa de Miquel.

-Me hubiera gustado mucho que estuvieras con nosotros, como en los viejos tiempos -me estaba diciendo Carolina mientras me abrazaba, haciendome cosquillas en la nariz con su largo y ondulado cabello castaño obscuro-. Además, hiciste tanto como los demás por esta fiesta. Será un desperdicio que no puedas ver el resultado final o la cara de esos dos -entonces por fin me soltó y me miró fijamente con sus enormes ojos castaños -. Suerte, traeme algo lindo de Londres.

-Absolutamente.

Las despedidas continuaron, con consejos susurrados y chistes de cada uno de mis amigos. Cuando fue el turno de Jonás trató de recordarme todo el plan que habíamos hecho.

-No lo olvides, si ellos no te las dan por su cuenta debes conseguirlas a toda costa. Sé que sonara como si fuera un fanático de los misterios y de historias como las de Sherlock Holmes...

-Lo cual no eres en absoluto -le recordé con ironía, mientras seguíamos abrazados.

-Cállate -casi podía sentir las comisuras de sus labios curvandose en una sonrisa mientras pronunciaba esas palabras-. El punto es que sospecho que ese conde no deja nada al azar, y tu repentina aparición en escena no es una excepción.

Asiento junto a su hombro antes de soltarme y escuchar su última advertencia.

-Cuídate. Tienes que regresar aquí viva y no asesinada por un psicópata ¿ok? Y con aquí también me refiero al año, porque de nada me sirve si regresas en 1800.

-Sí, adiós.

La despedida con Frida es bastante parecida, pero cuando me abraza con tanta fuerza que comienzo a pensar que no me va a dejar ir, trato soltarme.

-Vas a estar allí dentro de una semana. No te preocupes. -le digo cuando por fin me deshago de su agarre.

-Tranquila, hace un rato que dejé de preocuparme en serio.

El último en despedirse es Iago, que por un momento me hizo recordar a Matthew y pensar en que todo este tiempo me he mantenido de espaldas a él No quería ni pensar en cual era su expresión en estos momentos; secretamente esperaba que no fuera la misma que antes, porque a una parte de mí le aterrorizaba ese Matthew.

-Hasta pronto, pequeña -dijo Iago cuando llegó frente a mí, antes de acercarse un poco más y darme un fuerte abrazo.

A diferencia del abrazo de Miquel, que tenía una complexión ligeramente más robusta, y me había aplastado por completo, y el abrazo de Frida, que casi había conseguido dejarme sin aire, el de Iago era el abrazo más suave de todos, pero también el que me demostraba más cosas en un solo segundo que todos los demás.

Iago no me soltó durante un largo rato y cuando yo casi podía asegurar que el abrazo estaba llegando a su fin, susurró junto a mi oído:

-El chico engreído nos está mirando.

-¿Qué?

-Creo que no tiene muy buena cara. ¿Te gusta?

Aquello si que rompió todas mis defensas y me dejo más confundida y sorprendida que todos sus comentarios anteriores juntos.

-¿Pero qué dices? Por supuesto que no.

Era un alivio que hubiera tanto alboroto a nuestro alrededor, porque estaba segura de que no quería que nadie más escuchara esta conversación.

-Bueno, a mí me parece que sí. Aunque sea solo un poco. Y creo que tu también le gustas a él.

Estoy en blanco. «No, no lo estás», me dice una vocecita desde los rincones de mi mente.

¿Cómo era posible que en un par de horas él sacara más conclusiones que Frida o Jonás, considerando que ellos habían estado conmigo todas las semanas anteriores?

Había olvidado lo bien que Iago o Theo podían leerme. Y sobre todo había olvidado lo bien que me conocía el chico castaño que me abrazaba en estos momentos.

Antes siquiera de que le pudiera preguntar cómo es que el afirmaba que yo le gustaba a Matthew de Villiers Iago continuó hablando.

-Sí, en definitiva la cara que está poniendo en estos momentos es de celos. Creo que si me permites permanecer así durante unos segundos más el chico se pondrá verdaderamente furioso.

-Dios, Iago, tenemos 13. Cómo esperas que alguien se ponga celoso por solo un abrazo.

Siento cómo se encoge de hombros.

-No lo sé. Pero seguro que él lo está.

Por fin me suelta y yo lo miro extrañada justo antes de que se despida por última vez dándome un beso en la mejilla. Luego hace un pequeño saludo militar antes de continuar hablando.

-A sus órdenes para poner chicos ingleses celosos cuando lo necesite mi general.

Suelto una risa y luego le contesto:

-Puede descansar soldado.

Me despido una última vez con la mano antes de dirigirme hacia los De Villiers y hacia mi destino en Londres. Cuando ya estoy a menos de dos metros de llegar a su lado Matthew me mira con desdén y se dirige con las demás maletas hacia el registro para documentarlas. Gideon hace un rato que se encargo de la mía y la de él mismo, así que ahora ya solo tiene mi mochila roja abandonada a sus pies.

Gwendolyn me abraza en cuanto llego a su lado y me da un cariñoso beso en la coronilla mientras Gideon se aleja por unos momentos de nosotras e intercamibia unas últimas palabras con mis padres.

En la última semana he recibido tantos abrazos que comienza a sentirse raro cuando alguien lo hace, pero también durante ese tiempo he sentido como Gideon me incluye cada vez un poco más en su familia y Gwen me acepta encantada como si simplemente me conociera de siempre y no me hubiese visto en un tiempo.

-¿Cómo has estado? -me pregunta Gwen con una gran sonrisa - En serio lo siento por no haberme despedido hace una semana, pero aquí estamos de nuevo...y nos vamos a Londres.

Ella continua hablando durante un rato y el eco de una conversación pasada resuena en los lindes de mi mente. Creo que ella habla mucho cuando está nerviosa y ese es uno de esos momentos.

Tomo mi mochila del suelo y me la cuelgo con familiaridad en mi hombro derecho justo cuando Gideon regresa; no hay ni rastro de Matthew, es casi como si se hubiera esfumado, pero me digo que eso es mejor para mí ¿no?

El tiempo de espera se pasa volando y cuando menos lo noto ya estamos abordando el avión rumbo a Londres. En algún momento mientras nos dirigiamos hacia el avión Gideon recibió un mensaje de Matthew diciendo que él ya había abordado y que no nos preocuparamos. Perfecto, porque yo ni siquiera estaba preocupada.

El golpeteo conocido que provoca mi mochila contra mi pierna al andar tranquiliza el nerviosismo que no estaba segura de saber que lo sentía.

Después de una pequeña caminata me encuentro dentro del avión. Todo en mí son descargas de nerviosismo y euforia que pasan por todo mi cuerpo. Entonces una duda me asalta.

-¿Cómo es que tú y Matthew van a soportar todo el vuelo si no han elapsado? -le pregunto un poco asustada a Gwen, pero cuando se voltea a verme me lanza una mirada tranquilizadora.

-Nuestro vuelo fue con escalas. Cuando ya estábamos cerca de la ciudad bajamos del avión, elapsamos un rato y volvimos a subirnos.

-¿Ustedes se fueron en el avión privado? Suertudos.

Gwen no se lo tomó como una protesta, ya que en realidad no lo era, y simplemente me sonrió antes de seguir caminando hacia nuestros asientos.

Cuando llegamos Matthew ya estaba ocupando el que estaba junto a la ventana.

-Matthew Gideon de Villiers qué son esos modales -lo reprendió su madre -. Tendrías que haber preguntado antes de tomar simplemente el asiento junto a la ventana.

-Lo siento mamá -al principio parecía realmente amable, pero el sarcasmo con el que continuó me hizo retractarme-. ¿La señorita quiere el asiento junto a la ventana para disfrutar la vista o le da vértigo?

Aquello fue el colmo. Me dieron ganas de asestarle un puñetazo en muchos lugares, pero dado que estábamos en un avión y con sus padres enfrente solo lo fulminé con la mirada.

-No, tranquilo no soy tan delicada como otras personas -traté de imitar su tono sarcástico pero a la vez formal y condescendiente -. Me puedo conformar perfectamente con cualquiera de los otros asientos.

Cuando acabé de hablar me lanzó una mirada de incredulidad mientras enarcaba las cejas. Sí, ahora seguro que quería matarlo.

-¿Podrías tomar el asiento de en medio? -preguntó entonces Gwendolyn -. Gideon se va a sentar en el asiento que está junto al del pasillo y no quiero despertarlos por si nos llega un mensaje de Falk.

-Sí, está bien.

Tomé mi asiento y coloqué mi mochila en mi regazo, con completa reticencia a separarme de el único objeto que tenía en aquellos momentos que me ataba a mis memorias y a mi vida antes de todo esto.

Si era cierto que este vuelo solo tenía una escala pero que duraba más de 18 horas, entonces serían las 18 horas más largas de mi vida junto a Matthew. Solo esperaba llegar viva a Londres, porque si Matt continuaba así era seguro que habría un pasajero menos en este avión, la única pregunta era quién sería, él o yo.


¡ATENCIÓN! Cambio de planes, decidí que sería mucho más fácil y rápido subir las portadas a mi cuenta de Twitter, entonces voy a dejarles el link con el tweet aquí abajo y ustedes simplemente tendrán que votar mediante comentarios ya sea aquí o en Twitter el número de la portada que más les guste. No se preocupen que yo ya me encargué de numerarlas para que todo sea más sencillo, así que: ¡A votar!

Dentro de dos semanas haré un conteo con los comentarios y cambiaré la portada por la más votada, así que no me ignoren por favor. Eso fue todo por el capítulo del día de hoy, ojalá lo hayan disfrutado; voten, comenten, opinen o sugieran mis viajeras del tiempo, sigo queriendo saber qué piensan. Hasta el siguiente capítulo. Y ¿Qué tal va el maratón?

P.D. En caso de que no encuentren el link lo voy a dejar en los comentarios también


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