Capítulo 16

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Alguien tocó a mí puerta.

La cama estaba tan calentita que no quería ni pensar en abandonarla, pero estaba segura de que era Raphael y que si no le abría yo misma la puerta el muy genio jamás entraría, así que con pesadumbre aparté las cálidas cobijas que me rodeaban y me acerqué a la puerta del dormitorio: y efectivamente cuando la abrí me encontré con un Raphael somnoliento, también con su pijama puesto (uno gris con azul, para ser específicos) y los rizados cabellos rubios más revueltos que de costumbre y enmarcando su pálida cara, resaltando sus pecas.

-Te quedaste dormido ¿eh? -dije con voz pastosa; yo también casi me había quedado dormida.

-Algo así -me respondió tras un sonoro bostezo, el cual me contagió.

-Pasa.

Por más que ahora lo único que quería hacer era descansar, esta conversación era muy importante, porque definiría lo que tendríamos que hacer a continuación con la información obtenida; si en algo estábamos todos de acuerdo era que aquí había gato encerrado.

Me desplomé sobre la almohada tratando de arrebujarme de nuevo entre las cobijas mientras Raphael se sentaba con las piernas cruzadas en el otro lado de la cama, en el borde frente a mí.

-¿Y en qué has pensado? -pregunté, aun tratando de retener todas las preguntas que me habían pedido hacer Frida y Jonás, además de sus complicadas instrucciones y especificaciones.

-La cosa es complicada, pero junto con Philip hemos encontrado un punto débil en la Logia -seguramente puse una cara preocupada, sin contar que casi pude sentir como el color abandonaba mi cara porque enseguida Raphael continuó hablando:-. Hey tranquila Val, tienes que confiar en mí, Philip es mi amigo, casi como otro hermano y está dentro de la Logia.

Sin embargo permanecí callada porque aun me seguía preguntando cómo él sabía sobre las personas infiltradas, y en cómo se podía confiar en alguien que entonces tuviera su lealtad en la Logia. Sus palabras no me tranquilizaron pero aún así quería confiar en Raphael.

Esperé a que continuara.

-Mira, últimamente él también ha estado investigando. Como tú, piensa que algo no cuadra con todo esto de la desaparición del conde, y sobre todo ha comenzado a dudar de su padre.

-¿Qué? -me parecía muy extraño que Philip no confiara en su propia familia, porque, si no tienes confianza en quienes te han visto crecer y te han hecho parte de lo que eres, solo pueden quedarte tus amigos...

Pero yo aun no conocía la historia de Philip.

-Sí, hasta donde yo sé, su padre fue el que lo obligó a formar parte de la Logia por algo así como una tradición familiar, el punto es que dice que ha escuchado rumores, historias que le han contado el resto de los adeptos y varias conversaciones entre sus padres. Estoy seguro de que puede ayudar, y mucho -de nuevo se está revolviendo el cabello, generando un desastre rubio más grande que el que ya tenía.

-Está bien -me recosté un poco más contra la cabecera de la cama.

-Bueno, entonces el plan que más o menos él me explicó es que podrías intentar entrar el lunes a eso de las dos de la mañana -lo miré atentamente, también tratando de grabar en mi cabeza cada una de sus palabras -, tendrías que ir sola porque entre los dos llamaríamos mucho la atención. Philip es algo así como parte de la élite de los adeptos, así que está al tanto de la seguridad; el problema de los Vigilantes es que parece que nunca aprenden de sus errores.

-Y eso es perfecto para nosotros -ambos terminamos esbozando una sonrisa cómplice cuando Xemerius atravesó la puerta volando y se dejó caer directamente contra el alféizar de la ventana, resollando un poco como si estuviera cansado. ¿Realmente los fantasmas...no, más bien daimones, podían cansarse? Tal vez mas tarde intentaría averiguarlo.

Piedras Preciosas. Una nueva generación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora