Una Loba para el Cachorro

By GreenAilin

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Kilian es el futuro Alfa de la manada White Moon. Amira es la única hija mujer del Alfa de la manada Red Bloo... More

Prólogo
Uno
Dos
Tres
Cuatro
Cinco
Seis
Siete
Ocho
Nueve
Diez
Once
Doce
Trece
Catorce
Quince
Dieciséis
Diecisiete
Dieciocho
Diecinueve
Veinte
Veintiuno
Veintidos
Veintitrés
Veinticuatro
Veinticinco
Veintiséis
Veintisiete
Veintiocho
Veintinueve
Treinta
Treinta y uno
Treinta y dos
Treinta y tres
Treinta y cuatro
Treinta y cinco
Treinta y seis
Treinta y siete
Treinta y nueve
Cuarenta
Cuarenta y uno
Epílogo
Extra 1
Extra 2

Treinta y ocho

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By GreenAilin

[Kilian 21 años – Amira 17 años]

Amira es sin dudas la que lleva las riendas en este momento, sentada sobre mí, con sus manos en mi nuca despeinándome y volviéndome completamente loco. Nuestras lenguas se enlazan entre sí, y yo siento como toda mi sangre va hacia una determinada parte de mi cuerpo, intento controlarme, ir lo más lento posible y ser lo más delicado. Hablamos toda la tarde con Tyr al respecto, debíamos ir lento y no desesperarnos, es la primera vez de Ami y queremos que sea perfecto para ella.

Una de mis manos se desliza debajo del buzo de Ami, quedando en contacto con la piel de su espalda, dejo suaves caricias allí que la hacen suspirar, separo nuestras bocas y la miro por unos segundos a sus ojos, se encuentran más oscuros y brillosos, cargados de lujuria, estoy bastante seguro de que mis ojos están iguales. Llevo mi boca a su cuello y comienzo a dejar suaves besos y lamidas, regocijándome en sus pequeños gemidos.

-¿Sabes? – le digo agitado, llevando ambas manos a sus glúteos – Preparé con mucho amor estos sándwiches que no vamos a comer – me levanto con ella en brazos, y ella suelta un pequeño chillido.

-Luego los comemos – me dice agitada mientras se aferra a mí, yo comienzo a caminar hacia la habitación, pero paro una vez que escucho lo que dice.

-Ami, ¿tú sabes qué pasa una vez que te marque? – le pregunto haciendo que me mire a los ojos, ella bufa.

-Ki lo estudiamos desde el kínder – me dice con obviedad, yo desvío unos segundos la vista y vuelvo a sus hermosos ojos verdes.

-Ami hablo de qué pasa inmediatamente luego que te muerda, vas a estar inconsciente por algún tiempo – le digo y ella asiente con su cabeza.

-Lo sé, y durante ese tiempo tú vas a cuidar de mí – me dice con una brillante sonrisa, para después dejar un beso en mi mejilla – Ahora que ya aclaramos esto, ¿puedes seguir caminando hacia dónde me llevabas y seguir besándome como lo estabas haciendo? – veo la seguridad en sus ojos y su pícara sonrisa, niego con mi cabeza, sonriendo, y reanudo mi marcha, mientras ella se lanza hacia mi boca.

Cuando llegamos a la habitación, la acuesto sobre la cama y ella tira de mí al ver que no la sigo, es quien toma la iniciativa y me saca mi camiseta, recorre con su vista mi pecho y abdomen y muerde su labio inferior, yo la miro levantando una ceja y ella suelta una hermosa risita, sentado en la cama la acerco a mi y levanto suavemente su buzo, mirándola todo el tiempo a los ojos, buscando inseguridad, pero nunca la encuentro, por lo que termino de sacarle el buzo y me dedico a mirarla. Pero no me deja hacerlo mucho, ya que vuelve a sentarse sobre mí y devora mi boca. Me acuesto con ella sobre mí y nos giro, quedando sobre ella, paso una mano por nuestros cuerpos y desabrocho su jean, mientras beso su cuello y bajo hacia el valle entre sus pechos, continúo por su abdomen mientras escucho sus gemidos, cuando llego a su jean lo saco rápidamente, dejándola únicamente en ropa interior.

-Eres tan hermosa – digo sin dejar de admirarla, sus mejillas se sonrojan ante mi mirada, lo que me hace sonreír.

-Tú también sácate el jean – me dice cuando ve mi intención de volver hacia ella. Me paro a lado de la cama y obedezco, mientras ella mira atentamente cada uno de mis movimientos.

Cuando quedo solo en ropa interior, vuelvo hacia ella, a sus besos. Con una mano toco uno de sus pechos y ella suspira, al ver lo receptiva que está hacia mi tacto no dudo en llevar mis manos hacia su espalda y deshacerme de su corpiño, liberando sus pequeños y perfectos senos, no lo puedo evitar y mi boca va a uno de ellos, lamo, chupo y muerdo, mientras Amira suelta fuertes gemidos, una de sus manos va hacia mi nuca y aprieta mi pelo con fuerza, logrando que me excite aún más. Cuando cambio a su otro seno, hago el mismo trabajo, mientras que con mi mano atiendo el otro.

-Ki – gime ella, me separo para mirarla a los ojos y comprobar que todo va bien, y como si ella leyera mis pensamientos me pide – No pares.

Obedeciendo a su orden no dudo en bajar y terminar de desnudarla, abro sus piernas para ver su hermoso sexo, brillante de excitación y no dudo en probarla. Paso mi lengua por toda su vulva y ella grita mientras levanta su espalda de la cama, lleva ambas manos a mi nuca y me empuja más hacia ella, sonrío por un breve segundo y me dedico a chuparla y lamerla, escuchando sus hermosos gemidos, cuando creo que está lista, llevo uno de mis dedos hacia su vagina, muy suavemente, siento como se tensa.

-Meteré solo un dedo, pero te estaré estimulando todo el tiempo, si quieres que pare me dices y lo haré, ¿entendido? – ella asiente con su cabeza – Ami necesito oírte.

-Lo entiendo, pararás si te lo pido, pero ahora continúa por favor – asiento con mi cabeza y vuelvo a chupar y lamer su clítoris mientras voy introduciendo lentamente mi dedo, enseguida noto como su himen no me deja avanzar, llevo mi otra mano a uno de sus senos y comienzo a chupar con más énfasis, cuando muevo mi dedo con mayor agilidad, logrando pasar esa capa, ella chilla de dolor y yo dejo mi dedo quiero, mientras no paro de chupar y lamer su clítoris, mientras mi otra mano trabaja su seno.

-Ki – murmura – muévelo – y lo hago, realizo movimientos lentos y pausados, y cuando siento que el dolor está pasando, lo muevo más rápido, incluso me atrevo a meter un segundo dedo, hago nuevamente el mismo proceso, me quedo unos minutos quieto, para que se acostumbre y luego vuelvo a moverlos, ella se estremece y no deja de gemir. Yo siento que en cualquier momento me voy a venir como un puto púber, se siente tan apretada entre mis dedos y sus gemidos me están llevando a otra dimensión, pero me concentro en ella y continuo con mi labor. Sus gemidos comienzan a ser más escandalosos, y cuando siento que su vagina aprieta aún más mis dedos, sé que está por acabar.

-Kilian – grita y se deja ir, ver cómo llega a su orgasmo tiene que ser la octava maravilla del mundo, su espalda arqueada, sus labios entreabiertos mientras gime con fuerza, sus ojos sobre los míos. Sin dudas quiero verla así una y mil veces.

Saco mis dedos de ella y subo dejando pequeños besos por su abdomen, cuando llego a su cara me quedo a centímetros de ella, mirándola a los ojos.

-¿Estás bien? – le susurro.

-Muy bien – me da una perezosa sonrisa y yo dejo un suave beso en sus labios – No dolió tanto como pensé – sonrío de lado.

-Peque solo te metí dos dedos, no se compara – digo mirando hacia abajo, ella sigue mi mirada y veo como amplia sus ojos con sorpresa, traga saliva y yo tengo que contenerme para no reírme.

-Por la Diosa – la escucho susurrar, me tumbo a su lado y la acerco a mí, para mimarla y darle un tiempo para recuperarse - ¿qué haces?

-Te mimo.

-Pero no terminamos – me dice con obviedad y yo río.

-No, pero necesitas recuperarte peque – dejo un beso en su frente y ella me mira disconforme.

-Quiero que te saques la ropa interior – me señala y yo levanto una ceja.

-Estás muy mandona.

-Kilian – me exige y yo río mientras la obedezco, ella abre su boca sin dejar de mirar mi pene – Es... grande, muy grande – me mira a los ojos horrorizada – Eso no va a entrarme – muerdo mi labio para no reírme, y la acerco a mi cuerpo.

-Lo haremos funcionar – dejo un pequeño beso en su boca – y si no lo logramos hoy, lo seguiremos intentando, pero te aseguro que entra – ella asiente con su cabeza y vuelve a dirigir su mirada hacia mi pene, su pequeña mano baja y con sus dedos lo toca suavemente, asiéndome sisear mientras todos mis bellos se paran.

-¿Me enseñas a tocarte? – la inocencia en su mirada provoca dos cosas completamente diferentes en mí, ganas de salir corriendo y ganas de acabar allí mismo – Ki – me llama en tono demandante, yo suspiro.

-Rodéala con tu mano – ella me obedece su mano no cubre ni la mitad del largo y no logra rodearla al completo, pero su simple tacto me hace ver las estrellas – Ahora aprieta un poco, sube y baja – la guio con los movimientos y ella obedece, dejo de mirar semejante escena erótica y apoyo mi cabeza en la almohada cerrando mis ojos para concentrarme en no acabar.

-¿Así está bien?

-Joder Ami, lo haces muy bien – le aseguro mientras la acerco a mí para devorar su boca. Mientras nos besamos, su mano me acaricia de forma lenta y yo llevo una de mis manos hacia su vagina, para volver a estimularla, ella muy receptiva comienza a gemir y a aumentar sus movimientos – Ami, necesito que pares porque me voy a correr.

-Entonces hazme el amor, estoy lista, sé que tú lo sientes.

-Joder Ami – gruño y vuelvo a devorar su boca mientras me giro para dejarla bajo mi cuerpo – Cuando...

-Cuando quiera que pare, te avisaré, ahora hazlo – me pide.

Llevo mi mano a mi pene y lo coloco en su abertura, comienzo a empujar suavemente, se siente tan estrecha, logro meter solo la cabeza y al ver su mueca de dolor me freno, aún queriendo desesperadamente hundirme en ella. Apoyo mi frente en su hombro y realizo algunas respiraciones para tranquilizarme, luego vuelvo a ella, beso su boca, bajo hacia su cuello y me dedico a lamer y besar el lugar donde irá mi marca, luego bajo hacia uno de sus pechos y la beso, mientras una de mis manos se desliza entre nuestros cuerpos y se dedica a mimar su clítoris, ella vuelve a gemir y comienza a disfrutar nuevamente, logrando que me relaje un poco.

-Más – me pide llevando sus manos a mis glúteos intentando empujarme desde allí, yo me retiro un poco y empujo un poco más, logrando llegar a la mitad, entro y salgo de ella con movimientos dolorosamente lentos, necesito más, necesito que entre todo, pero me niego a lastimarla, será todo a su ritmo. Cuando noto que está más receptiva, logro meter todo mi pene y me quedo allí por unos segundos, sin realizar ningún movimiento, respirando forzosamente. Amira me toma la cara con sus manos y hace que la mire – Bésame – me pide.

Mi boca enseguida va hacia ella, en un beso mucho más lento que los que nos hemos dado, en un beso cargado de amor, cuando nos separamos, nos miramos a los ojos durante unos segundos.

-Te amo Ami – le confieso, ella me mira con sus ojitos cargado de amor y me sonríe.

-Yo te amo a ti Ki – me dice y sonrío, volviendo a besarla – Ahora muévete, estoy bien, te lo prometo.

No dudo en hacer lo que me pide, comienzo a moverme primero lento, y cuando ella me exige más, no dudo en acelerar mis movimientos. Me siento en el mismísimo cielo, siento como Tyr quiere tomar el control, pero no lo dejo.

-Ki – gime Amira desesperada, sé que quiere su liberación, tanto como yo quiero la mía. Le estimulo con un dedo su clítoris y siento como sus paredes comienzan a apretarme aún más, le cedo parcialmente el control a Tyr, para que juntos podamos marcarla.

-¿Estás lista? – le pregunto, siento mi voz un poco distorsionada, ya que ambos tenemos el control.

-Sí, márquenme – nos pide, un gruñido se escapa de mi pecho.

-Mía – gruñimos y no dudamos en llevar nuestros colmillos hacia su cuello, mientras la marco siento su grito y como llega a su tan ansiado orgasmo, y yo me dejo ir con ella. Lamo su herida para limpiarla y salgo suavemente de ella.

-Ki – susurra con sus ojos entrecerrados, a punto de dormirse.

-Duerme pequeña – le pido mientras dejo un pequeño beso en sus labios.

Amiracierra sus ojos durmiéndose, yo me quedo unos minutos admirándola, para despuéslevantarme. Camino hacia el baño, me limpio y mojo una toalla para poderlimpiarla. Una vez que logré higienizarla la tapo con cuidado y me quedo a sulado, velando por ella, y esperando que su sueño no sea tan duradero.

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Buenoooooooooo llegó el momentoooooooo

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