La bañera tiene la cantidad de agua perfecta para que al entrar en ella está no rebose y caiga al piso, el olor a jabón de lavanda inunda mi nariz haciéndome sentir más adormilada que antes, tengo que apoyar mi cabeza sobre las baldosas blancas del baño con mi cuerpo relajándose de a poco con forme me acostumbro a la temperatura del agua. Pienso que he actuado con demasiada madurez al tratar con Choso, también él ha actuado de forma madura que lo que pudo terminar peor que antes había sido reparado con aquellas palabras y deseos de éxito entre ambos.
Se iría a Osaka, no me sorprendía, el talento le desbordaba por todo el cuerpo y él siempre ponía toda su alma en cada proyecto o tarea que le fuera asignado, solo era cuestión de tiempo en que alguien más importante viera lo valioso y talentoso que era para llevárselo a las grandes ligas. Si hay algo que siempre defenderé y apoyare es que las personas sigan sus sueños, porque no hay sueños pequeños o tontos, todos los sueños son validos y respetados.
La puerta del baño se abre lentamente así que giro mi cabeza en esa dirección, Nanami sostiene un vaso lleno de lo que parece ser leche fría, me hundo más en la bañera si entiendo algo de vergüenza pero el hombre solo se sienta en el piso, justo a lado de la bañera sin importarle que pueda mojar su ropa y me ofrece el vaso lleno de leche. Al terminar mi plática con Choso regrese al departamento de Kento, al entrar el solo me aviso que la bañera estaba lista y dijo que me alcanzaría en un rato, pensé que se refería a esperar a que terminara de bañarme y no a que prácticamente entraría conmigo aún en la bañera. Se que se muere por saber sobre cómo me ha ido, lo que ha dicho Choso y si deberá intervenir.
— ¿Y bien?— el hombre pregunta apoyando la espalda en la pared pero aún estando junto a la bañera sentado, rebusca algo en el bolsillo de su camisa solo para sacar un cigarro — ¿Te molesta?
Negué. El olor del cigarro era algo un tanto familiar y como olvidar todas esas noches en vela fumando la hierva que Mahito traía a mi apartamento solo porque era divertido, aquellos días no volverían y no podía imaginarme haciéndolo de nuevo. El hombre enciende el cigarrillo y da la primera calada, siento que es el momento más íntimo que hemos tenido, yo estoy desnuda en la bañera y el solo está ahí sentado listo para escucharme hablar, no me había visto desnuda, incluso ahora no me mira, solo fija la mirada en las baldosas del baño.
— Todo estuvo bien — respondí por fin, acerque el vaso a mis labios para beber algo de la leche y sentir como me refrescaba aquello — Se irá a Osaka.
— Ojalá se fuera de Japón — musita Nanami y yo solo suelto una pequeña risa al ver su expresión de fastidio.
— Le dije que conociste a mis padres y qué tal vez nos casemos — continúo.
— No es qué tal vez nos casemos, nosotros vamos a casarnos — Afirma en voz alta, el cigarro le baila en los labios cuando habla pues lo sostiene entre ellos — Al menos se que puede hablar sin gritarte o perder la cabeza.
La idea que tenía de Choso cuando me gustaba era una diferente a cuando por fin éramos algo, nunca lo había visto alterarse de aquella forma ni una sola vez, ni cuando Mahito rompió su cámara o cuando por accidente borré algunos archivos de sus tomas cuando le pedí prestada su laptop para terminar una tarea a última hora. Las personas suelen cambiar algunas veces cuando están en relaciones o solo él no me había permitido conocerle mejor hasta ese punto en donde fuimos algo.
— Me siento mejor porque todo haya terminado de esta forma y no a como creí que lo había hecho — me sinceró soltando un suspiro, por primera vez el hombre gira su mirada en mi dirección y es solo para acariciar mi mejilla de forma lenta — ¿Y tus amigos son así?
He notado que Kento suele pasar la mayor parte del tiempo escuchándome a mi hablar, él sabe mucho de mi y yo a penas se un poco lo suficiente de él, lo suficiente para saber que es el amor de mi vida pero su familia, sus amigos y hasta hace poco su trabajo eran todo un misterio para mi. La clave es la comunicación así que quiero escucharlo hablar.
— Mis amigos...— sus dedos viajan hacia su boca para tomar el cigarrillo que va por la mitad. Piensa unos segundos y frunce el ceño por algo que no sé pero aún así sigue hablando — Mis amigos han sido los mismos desde que estaba en preparatoria. Nos mudamos a Japón debido a la condición de mi abuelo y tal vez pudo haber sido difícil pero debía agradecer que me habían criado usando dos idiomas que lo único que me resultó difícil de acostumbrarme era el sabor que me dejaba el sushi en boca.
— Entonces puedes considerar a tus amigos como amigos de infancia ¿no? — El asiente.
— Mi abuelo me coloco en una escuela privada, ahí conocí a Gojo Satoru que si bien era alguien demasiado inteligente eso no le quitaba lo fastidioso que podía ser, junto a él venía casi pegado a su costilla Suguru Geto quien para mi sorpresa era todo lo contrario a él y se volvió como un guía para mi — Quiero hacerme una idea de una versión joven de él, una donde usa un uniforme azul marino y con esa expresión suya tan característica de él — Solo fue cuestión de tiempo para que el círculo social se llenara de raros que de alguna forma se complementaban, Ieiri nos soportaba a todos, Yuu intentaba todo el tiempo mantenernos juntos pero cuando le preparatoria termino Gojo tuvo que irse a estudiar al extranjero, Geto volvió a su pueblo, Ieiri debía estudiar horas para rendir su examen de universidad y Yuu tuvo algunos problemas. Creí que ese sería el fin.
Esa sonrisa que se le dibuja en el rostro me indica que no ha sido así, escucharlo hablar tanto me es extraño pero me gusta, me gusta ver las expresiones que hace cuando habla, la forma en las que sus manos hacen ademanes, como juega con el cigarro entre sus dedos y también el como no deja de mirarme a los ojos, los suyos brillan. Él debía de estar cansado por el viaje y aún así estaba ahí a mi lado.
— Solo duramos dos meses sin hablar los unos con los otros, después de eso las cosas siguieron así hasta el día de hoy — Le da la última calada a su cigarro antes de tirarlo en bote de basura y regresar a su lugar — Ieiri es una excelente medica cirujana, Yuu trabaja conmigo y de alguna forma que no me sorprende Gojo y Geto siguen juntos.
— ¿Son pareja?— no puedo evitar ocultar mi asombro cuando aquella pregunta sale de mi boca, el vaso tambalea en mis manos derramando un poco en el agua.
Kento suelta una risa y me quita el vaso de leche de las manos para asentarlo sobre el piso.
— Algo así — contesta — No lo dicen pero poco a poco ambos han construido sus vidas basándose en la del otro. Se pasean en todos los lugares con sonrisas cómplices y algunas veces puedes verlo cuando se miran, no hay necesidad de que lo digan a los cuatro vientos.
Eso es el amor. Es esa clase de amor que adoro mirar en las películas, esas en donde los protagonistas nunca dicen que serán parejas pero esas solas miradas que se dan te dan a entender que pasarán su vida a lado del otro sin la necesidad de pronunciar aquella pregunta ni una sola vez porque ambos saben la respuesta. Me pregunto si las personas nos mirarán y entenderán cuanto nos amamos, si ellos podrán notar el amor que sentimos el uno por el otro. Si es así entonces solo estaría confirmando lo mucho que estoy amándolo ahora.
— Ellos saben de ti — suelta después de una larga pausa — Saben de ti desde la primera vez que te vi, saben de ti cuando volví a verte en la puerta de tu departamento, saben de ti aquella noche en el bar cuando no les mentí al decirles que quería llevarte a casa... ellos solo saben de ti y me han animado a no tener miedo de dar el siguiente paso contigo y creo que eso es la prueba de amistad más grande que tengo de ellos.
— Ibas ahí contándole a ellos sobre mi. — reí encogiéndome de hombros.
— Iba ahí diciéndoles que creía que haber encontrado por fin a alguien a quien amar, a aquella que quitaría la soledad en mi y que adoraba a Yuuji — se inclina para besar mi mejilla — Y no me equivoque, ellos tampoco se equivocaron en apoyarme.
Kento besa mi mejilla por última vez antes de levantarse del suelo, lleva en una mano el vaso de lecho medio lleno y la otra sigue en mi cabeza.
— Te espero afuera — me indica alejándose de mi, abre la puerta del baño y se va de la misma forma en la que ha entrado.
He caído dormida antes de notarlo. Tan solo me deje caer sobre la cama de Kento y me envolví con las sabanas solo para caer dormida de inmediato, cuando abro los ojos y observo la hora en el reloj que cuelga en la pared me doy cuenta que es casi media noche y que yo he dormido más de lo que debería. Intento moverme para estirarme y es entonces cuando noto un ligero peso en mi cintura, curiosa desvió la mirada solo para ver el brazo de Nanami rodeando mi cintura, pero también siento algo al otro lado de mi. Apoyando su cabeza en mi brazo Yuuji duerme plácidamente.
¿Cómo hemos acabado de esta forma? No lo sé, no he visto como han sucedido los hechos pero estoy muy segura que Yuuji se ha colado aquí como un pequeño intruso a la espera de que ambos estuviéramos dormidos. Mi vista se desvía al techo e intento no respirar tan fuerte para no levantar a ninguno de los dos, pero el sueño de Kento es ligero así que sus ojos se abren lentamente e intentan enfocarme entre toda esa oscuridad.
— Hola — le digo en voz baja — Creo que caí dormida.
— Ni que lo digas — se burla. Extiende su brazos para poder estrecharme en ellos y es cuando nota la presencia de aquel niño a lado mío, está algo confundido pero luego comienza a negar con la cabeza divertidamente — Yuuji nunca fue de aquellos niños que se escabullen a las habitaciones de sus padres hasta que llegaste tú.
—¿Es mi culpa?— pregunto fingiendo estar ofendida.
— Es tu culpa — repite — Ahora tendré que competir con él por tu atención.
Suelto una pequeña risa mientras le correspondo el abrazo, a penas puedo rodear su espalda ancha, me pierdo entre sus brazos escuchando el sonido de su corazón, su respiración y sentir esa calidez que solo él me da cuando estoy junto a él.
— ¿A qué hora debes ir a la universidad mañana?
Universidad. Era verdad, había olvidado por completo que tenía que regresar y ponerme al día y aunque no sería ten difícil, en el peor de los casos podría pedir una prórroga para poder entregar las tareas que tenía atrasada, soltó un bufido escondiendo mi rostro entre su pecho.
— Después del medio día — respondí — ¿Quieres que lleve a Yuuji a clases?
— Podemos hacerlo ambos — propone, Kento debía de estar igual de ocupado con todo su trabajo, la cita al juzgado para la patria potestad de Yuuji y demás cosas qué tal vez no eran de mi incumbencia — Y después puedes acompañarme al trabajo.
Me separe de él, lo suficiente para poder mirarle a la cara.
— ¿Quieres que vaya contigo al trabajo?— pregunto a lo cual el asiente de inmediato — ¿Que haré ahí?
— Lo que sea, mientras sepa que estás ahí soy feliz — Kento acaricia mi cabeza.
— Bien, ahí estaré.
Es como si el cuerpo dormido de Yuuji estuviera al tanto de nosotros porque una vez digo aquello puedo sentir como él Niño se remueve en su lugar así que escapó de los brazos de Kento para girarme en dirección al menor y abrazarlo para que no se despierte. Escucho como Kento suelta un suspiro pero eso no le impide pegarse a mi.
Pronto el sueño vuelve a invadirme y antes de notarlo he vuelto a cerrar los ojos cediendo ante el sueño.
La mañana se siente como todo un caos. Tal vez porque la alarma no ha sonado a tiempo, porque Yuuji llora al no querer ir a la escuela y Kento lucha por acomodar su corbata mientras que por mi parte me apresuro a colocarme la ropa mientras él Niño se aferra a mi pierna pidiéndome de que convenza a su padre de no llevarlo a la escuela.
—No quiero — repite entre hipidos el menor — Quiero quedarme con ustedes, no quiero ir a la escuela.
— Vamos, Yuuji — intentó calmarle, estoy poniéndome los pendientes — ¿Acaso no extrañas a tus amigos?
Algo hace "clic" en la mente del niño. A pesar de que todos estamos yendo de un lado a otro e intentamos apresurarnos ninguno está de mal humor, incluso cuando choco con Kento cuando intento tomar la mochila de Yuuji ambos reímos como un par de niños que se divierten de esta situación llena de adrenalina. Cuando regreso al baño para tomar a Yuuji en brazos y salir hacia la sala el caos parece haber terminado pero la hora en el reloj del pared nos asusta a ambos.
— Andando — Kento nos apresura, coloca su mano en mi hombro mientras me quita de las manos la mochila de Yuuji y mi bolsa, nos guía afuera del departamento hacia el ascensor el cual no tarde en llegar a nuestro piso.
Entramos en esas cuatro paredes metálicas que son tan familiares para nosotros. Al llegar a la recepción Naoya no está en su lugar de siempre, así que no nos detenemos ni un solo momento y vamos en busca del auto de Kento. No estoy nerviosa de ir a donde él trabaja, estoy nerviosa de tener que hablar con todas esas personas que lo ven como un jefe. No mentiré, la curiosidad fue más fuerte que yo tras escuchar a Rina decir que Kento era alguien muy importante que era muy conocido en el mundo empresarial así que lo busqué en internet, mi prima había dicho verdades solo de él y a eso le alegaba mi insistencia en saber que yo estaba a nivel de él.
El auto se coloca frente a Yuuji y a mi, no tengo que decirle que hacer porque el rápidamente se sube a los asientos traseros y cierra la puerta por su cuenta, yo subo al lugar del copiloto y el auto se pone en marcha por sobre la calle. Ahí es cuando los tres reímos, cuando sentimos cierto alivio por al menos no perder tanto tiempo en el departamento y que a pesar de todo llegaríamos a tiempo a todos los lugares que teníamos planeados ir.
— Somos un buen equipo — me atrevo a decir orgullosa sonriéndole a Yuuji a través del retrovisor.
— Me asegurare de que la alarma suene todos los días a partir de ahora — Resopla Kento sin apartar la vista del camino — ¿Tienes todas tus cosas, Yuuji?
—Todo — afirma el Niño sosteniendo su mochila entre sus brazos.
El auto gira en algunas calles antes de comenzar a ver a niños que usan el mismo uniforme que Yuuji, llevan mochilas iguales a las de el, pero tienen mejor humor que el niño sentado detrás de mi al cual escucho murmurar algunas cosas, debe pensar que no lo estoy ayudando así que cuando identifico a Megumi en la entrada se que hacer.
—Mira, ahí está Megumi — anuncio en voz alta y señalo fuera de la ventana en dirección al niño que camina agarrado de la mano de su madre. Yuuji observa en busca de su amigo y cuando lo encuentra una gran sonrisa se le dibuja en el rostro.
El auto queda estacionado frente a la entrada, soy yo la que baja para poder acompañar al niño en el pequeño tramo que nos separa de la entrada, me toma la mano, se ha acomodado la mochila en la espalda y todo ese mal humor que tenia tras ser obligado a ir a la escuela ha desaparecido. Solo me estoy fijando en megumi y su madre quienes al vernos nos saludan por lo alto captando la atención del resto de madres y algunos padres que igual acompañaban a sus hijos. En la entrada hay algunas maestras de la escuela que le dan la bienvenida a todos los alumnos, estas también no han podido evitar mirar con curiosidad cuando la madre de megumi pronuncia aquella palabra en un tono algo fuerte.
—¡Mamá de Yuuji!— exclama la mujer de cabello negro y mejillas rosadas, suelta la mano de su hijo para estrecharme en sus brazos con poca fuerza, me ha tomado por sorpresa pero he podido responderle aquel gesto de forma inmediata — Me alegra que por fin Yuuji haya podido venir a clases, todos estábamos preocupados. ¿Todo bien en casa? Megumi no paraba de decir que extrañaba a su amigo.
—¡Eso no es verdad!— se queja el niño cruzándose de brazos, se gana una mala mirada de su madre que lo hace sentir algo de miedo.
— Todo está bien, solo algunos problemas de salud de mi parte — respondí dándole poca importancia — Espero Megumi pueda ayudar a Yuuji a ponerse al día.
— ¡Oh claro que si! — Responde la mujer con una risa cálida — ¿Y el padre de Yuuji?
— En el auto — respondí señalando en dirección en donde estaba el auto, a través de las ventanas se podía ver el reflejo de Kento, contestaba una llamada en el teléfono y esperaba paciente a que yo regresara, casi al momento en que he hecho aquello pude sentir como no solo la mirada de la madre de Megumi se dirigía en esa dirección a donde mi dedo señalaba.
Las maestras y algunas madres no pudieron disimular aquella mirada que lanzaron en esa misma dirección, me encogí de hombros notándolo y solté la mano de Yuuji por fin animándole a que entrara de una vez junto a su amigo.
—¡Adiós mamá! — se despide el Niño por lo alto. Y aquellas miradas que se habían posado directo en el auto ahora cambiaban en mi dirección, no entiendo como es que puedo notar esta clase de cosas o tal vez es porque realmente cualquiera pudiera notar esas miradas que parecían ir llenas de curiosidad y que se acompañaban con pequeños susurros y cuchicheos entre ellas mismas.
La expresión que se ha puesto en mi rostro no ha podido pasar desapercibida para la mamá de megumi quien acaricia mi brazo.
— Ignóralas — me dice — Desde que Yuuji inicio aquí siempre han habido esa clase de miradas, al principio era porque Nanami venía siempre solo a cada reunión, festival y demás actividades, a eso podías sumarle que nunca tenía un anillo en su dedo así que muchas tomaban aquello como una oportunidad de acercarse con otras intenciones, también era porque Yuuji nunca hablaba de su madre, entonces cuando de un día a otro comenzó a decir que tenía pareja y Yuuji hablaba de iba mujer muchas pensaron que era algo que se había inventado para mantenerlas a raya. — Ella vuelve a reír — Pero ahora que estás aquí parada y ese Niño ha gritado "mamá" frente a ellas creo que a muchas se les ha roto el corazón y les ha caído como balde de agua fría que ese hombre no está más libre.
Una curva sonrisa se forma en mis labios, no es una de felicidad pero tampoco es una de tristeza, más bien es una de incomodidad, la misma que debí haber puesto aquella vez con el incidente de Yuki. Pero esta situación no se sentía tan mal como esa, no tenía ganas de esconderme a la espera de que nadie me note, tampoco tengo intenciones de que esta vez intenten pasar sobre mi pero no tengo que hacer nada, esa es la diferencia principal entre ambas situaciones, en una quede a la espera de que él le dijera a todos que yo era esa persona con la que salía, casi tuve que pedirlo para que lo hiciera...y en esta no he tenido que decir ni una sola palabra o incluso mirarle suplicándole de que actuara.
— ¡Hina! — El grita mi nombre desde su lugar, ha bajado del auto pero se mantiene junto a la puerta de este, ha dejado de hacer aquella llamada, tiene la corbata mal acomodada pero he jurado que al salir del departamento e incluso antes de que yo bajara del auto que esta estaba bien amarrada lo cual no es así, al menos no ahora que él la señala. —¿Puedes ayudarme con esto, cielo?
Los murmuros estallan aún más, las miradas siguen cada uno de mis movimientos y los de él. La madre de meguni me anima con la mirada a que vaya al encuentro con Kento, se despide de mi con la mano y me da una última sonrisa llena de complicidad antes de darse la media vuelta e irse. Mientras tanto yo camino hacia el, está esperando por mi, es como si el tiempo se detuviera y lo único que mantiene el ritmo normal somos él y yo. Rodeó el auto para quedar frente a él. Hay un pensamiento que me llena la mente y es que Justo ahora ellas podrían estarme llamando por muchos insultos ya que los celos deben de estarles llenando el pecho, pero no importa, ellas pueden llamarme "puta" si así lo desean porque por primera vez valdrá la pena.
Mis manos viajan hacia su corbata la cual me tomo mi tiempo en arreglar, su mirada esta en mi rostro pero sus manos viaja a mi cintura.
— No sabía que te gustara hacer esta clase de cosas en público — bromeó con el, lo he dicho en un tono de voz que solo ambos podamos escuchar — He visto que tu corbata estaba bien en el auto.
— El nudo se ha deshecho — miente — Te has puesto mal por las miradas que te han dado ¿no?
Negué. No me sentí mal, no tuve miedo o sentí enojo, solo es que esa clase de cosas nunca me han gustado, no me gusta notar que las personas odian mi presencia y odio cuando no hay algo que pueda hacer para cambiar eso.
— Está bien, no importa lo que ellas digan o miren — le calmo — Al final del día soy yo la que duerme en tu cama y se baña en tu bañera ¿no?
El ríe.
— Si, al final del día y de todo siempre serás tu — afirma soltando mi cintura. El nudo de la corbata está por fin terminado y ambos nos separamos — Sube al auto.
— Solo hay una cosa que necesito que hagas — pido antes de obedecerle — Usa un anillo, no importa si no es el oficial, solo usa uno para dejar en claro que ya no estás más disponible en el mercado.
La última frase la he resaltado por lo alto para que las que están más cerca lo escuchen. Después de eso por fin vuelvo a rodear el auto y entrar en el, puedo ver con la Kento se le dibujado una risa de sorna antes de igual entrar el auto y sin dudarlo me besa de sorpresa sacándome un chillido que no puedo contener.
— Me tatuare tu nombre de ser necesario.