Zayn:
-¡No puede ser ella!-grito con las manos en la cabeza- ¡Dime que es broma!
Carlota mueve ligeramente la cabeza, frunciendo los labios.
Ella no, justo cuando me vuelvo a sentir vivo.
-Sabes que no es mi capricho- sus grandes ojos azules encuentran los mios y baja la mirada- No sabes cuánto lo siento, pero no puedo hacer nada.
Mis ojos se llenan de lágrimas y muerdo con fuerza mi labio.
Su imagen llega a mi mente y tomo una decisión.
-No lo haré- le digo mientras la miro como un maniático.
-Pero Zayn...-me dice ella frunciendo el ceño.
-¡Ya me oíste no lo haré!-le grito acercándome a ella de forma amenazadora.
Se asusta y retrocede, lleva sus pequeñas y pálidas manos a su pecho, protegiéndose de mí. Un grito ahogado sale de su garganta y luego lleva su mano a mi hombro, su lacio y rojizo cabello está mojado por la lluvia.
No sé porque me porto así con ella, que sólo intenta ayudarme. Alargo mis brazos para acercarla más a mí y la estrecho contra mí pecho.
Ella apoya la cabeza y me rodea la espalda.
—Julien... Te quiere a ti, y a Anne, y a Carrie. Y entonces a Paula también. Pero si dejo que las encuentre, sabes que las matará, y que grabará todo. Es su venganza, y por eso estoy aquí. Si tú me estás mintiendo en unos días podrías estar atada frente a él, y te conviene hablarme a mí, porque mi hermano no tiene paciencia—. Le amenazo mientras sigue en mis brazos. Inmediatamente se aparta, con pánico en su mirada.
—Eres igual a él, un monstruo, por eso Catherina...
La abofeteo con fuerza, cae en mis brazos y la cargo, la meto al coche y le marco a mi hermano.
Paula:
Abrí los ojos y lo vi encima de mí. Besaba y lamía mi cuello con deseo, con lujuria. Sus manos me acariciaban los muslos.
-Zayn-le dije tratando de empujarlo.
Él se alzó para verme a los ojos, su rostro tenía un aspecto amenazador, como si no fuera el Zayn que yo conocía.
-Yo sé que quieres- me apretó de las muñecas y selló nuestras bocas para que no gritara.
Era el sitio donde siempre estaba nublado, con árboles y un viento poco común.
Aparté mi cara y me quedé mirando el pasto.
De repente, Zayn se quedó quieto. Estaba... Llorando.
-¿Pasa algo?- le pregunté viéndolo encima mío.
-Yo creí que... Tú... Tú no...
Las lágrimas corrían por su rostro y él no las secaba.
-¿Yo qué?
Él miró al cielo gris, a punto de llover, sus ojos se veían grises desde abajo.
-Tú... Hazme el amor. Déjame hacerte el amor.
Mis ojos se abrieron como platos al escuchar "Hacer el amor" y no "Déjame cogerte" o "Tengamos sexo".
Sus ojos, extrañamente grises, y su mirada suplicante me hicieron verlo vulnerable. A todas las chicas nos gusta ver, por lo menos una vez, a un hombre vulnerable. A mí, bueno, a mí me encantaba verlo así.
Lo tomé de los brazos y volteó a verme.
-Sí. Vamos a hacerlo.
Él se secó las lágrimas y se inclinó nuevamente, su cara estaba a centímetros de la mía, y entonces me besó. Llevé mis manos a su cara y acaricié su barba, sus orejas. Bajé y por encima de su playera negra toqué esos brazos que tanto me gustaban.
Zayn por su lado, me acariciaba el abdomen y los muslos, desabrochó mi pantalón y lo bajó, nuestras bocas seguían unidas en ese beso apasionante. Me animé a deslizar su pants por sus muslos, pero me hacía falta acariciar su pecho y abdomen, sus músculos.
Comencé a levantarla pero él se encargó de sacársela sin interrumpir nuestro beso.
Pasé los dedos por sus tatuajes, sacó mi playera, acaricié su pecho y su abdomen marcado, quitó mi brassiere, apreté sus bíceps, cubrió mis pechos con sus grandes manos.
Dos capas, sólo su bóxer y mi braga nos detenían. Él continuó apretando y masajeando mis pechos y yo bajé su prenda para tocarlo. Enrollé la mano en su miembro ya... listo. Zayn abrió los ojos y soltó un gemido de sorpresa. Con los dedos le hice cosquillas y él rió. Su risa fue cálida y familiar, con su grave voz en un gesto tan tierno, sus ojos se hicieron pequeños y las comisuras de sus labios se alzaron sobre los míos. Que sensación tan adictiva.
Mi mano bajó y volvió a subir, sentí su cuerpo estremecerse y sus ojos pestañearon en mi frente. Su barbilla rozaba mi nariz y su barba corta me raspaba levemente, sus manos trazaban mi cintura y su cadera permanecía rígida. Volvió a besarme al tiempo que quitaba la última prenda entre nosotros. Su mano derecha bajó y se abrió paso a mi parte más íntima. Yo separé las piernas y Zayn puso los codos a ambos lados de mi cabeza, me preparé. Lo iba a sentir. En tres, sentí un ligero sabor a vino en su boca, en dos, me acarició el muslo, en uno, entró despacio, yo sentía su miembro abriendo mi feminidad, adentrándose en mi, hasta el fondo.
Yo gemí y él también. Sentí su pelvis en la mía, sentí sus labios en mi cuello, y lo sentí salir y entrar con más fuerza. Y gemí, y gimió.
Que sensación más agradable.
***
De no ser por un sueño. Despierto mojada, sudando, excitada. Habría jurado que era real, lo sentí muy real. Pero Zayn no es así, él me coge y ya está. Cero besos, caricias apresuradas, penetración rápida y dura. Él no me hace el amor.
Al fin lunes, corro al baño y me miro al espejo, sin ojeras. Abro las llaves de la ducha y me meto, el agua refrescará mi mente para ir decidida, el sueño me dejó muy caliente y me propuse acostarme con mi profesor una vez más, una aunque sea.
«Y no es por eso que haya dejado de quererte un solo día, estoy contigo aunque estés lejos de mi vida, por tu felicidad a costa de la mía». Me gusta cantar mientras me baño. Las trágicas son mis preferidas.
Escojo un conjunto "sexy", según yo. Se trata de un brasier y braga rojos, sé que a Zayn le gusta el color.
Hoy el clima se muestra nublado, tal como me agrada. Jean oscuro y una blusa blanca bordada, ambos son fáciles de quitar.
Mi humor está por las nubes, cojo el rimel y me pongo, un poco de labial rosa y perfume dulce. Por primera vez en mucho tiempo escojo unos aretes dorados, me dejo el pelo suelto y remato con un suéter lila.
Bajo a la cocina con la mochila y la dejo a un lado para sentarme a desayunar, parece que mi Mamá también se levantó con el pie derecho, panques con chispas. Le dedico una sonrisa sincera.
-Te pusiste muy guapa hoy- me dice bebiendo de su taza.
-Gracias- le contesto- Hoy el día está magnífico.
-¿A quién vas a ver o qué?- me dice.
-A nadie, simplemente me quería ver bien hoy.
Hacemos la oración agradeciendo los alimentos y disfruto hasta el último bocado.
La vida es perfecta cuando quieres verla así, y hoy todo es perfecto.
En el coche se nota claramente la buena vibra, en la radio suena Paradise de Coldplay y yo la canto.
-Recuerda que hoy tienes que irte en el bus, ¿Traes dinero?
-Sí, no te preocupes-le contesto.
Me despido de Mamá con un beso y entro a la escuela.
Las paredes incluso se ven mas amplias. El mundo se ve diferente cuando tu perspectiva cambia acerca de él.
Le sonrío a quien me topo en el camino. Voy puntual y entro al salón, saco mi lectura actual de la clase El señor de las moscas y repaso los últimos capítulos. La silla al lado de mi lugar habitual siempre está reservada para Via, yo y otra chica compartimos el hábito de la puntualidad y nos saludados con la cabeza. Ciertamente el libro es muy duro, muestra como puede comportarse un niño en una situación extrema, Piggy es de los únicos que mantiene la cordura. El resto se deja llevar por el que creen que los salvará, pero solamente los está condenando. Ya lo he leído antes, y es de mis favoritos, es escalofriante.
-Buen día- dice Zayn entrando al salón y dejando su portafolio en el escritorio, la otra chica le desea "buenos días". Pero yo no puedo quitar la mirada de él, y Zayn me mira y traga saliva.
Su suéter gris se ciñe a sus brazos musculosos y sus ojos resaltan extrañamente verdes.
Mantiene la mirada fija en mi y los labios en un gesto de completa seriedad, sé que me desea, y yo a él.
Su barba está ligeramente más larga y sigue mirándome, con sus coquetos ojos de pestañas largas, me sonríe ligeramente y yo le devuelvo la sonrisa, sin mostrar los dientes al igual que él.
-Buen día-le respondo contenta, sonriendo sin apartar la vista de sus preciosos ojos, que se hacen pequeños porque me está sonriendo ampliamente.
En el umbral de la puerta aparece Via y mira a Zayn con un gesto descarado, se lo come con la mirada y Zayn baja la cabeza, incómodo. Via se encamina a nuestra mesa y sin que ella se dé cuenta pongo los ojos en blanco para Zayn, que sonríe y luego estornuda.
-Salud Zayn- dice Inés acercándose a él.
Zayn se acomoda detrás del escritorio porque está claro que ella pretendía abrazarlo o algo así.
-Gracias-responde con esa voz. ¡Esa voz!
-Hey hey- me llama Via, que ya se acomodó a mi lado- Hoy está más bueno que de costumbre ¿No? Y tú también ehh, enserio que te ves ge-ni-al- sonríe.
-Gracias, el día me pareció precioso.
-A mi igual- dice apuntando a su suéter verde pastel, que sinceramente le queda muy bien a su figura y a sus ojos cafés.
-¿Quién quiere darme una breve descripción del comportamiento de Ralph en los últimos capítulos?- pregunta Zayn caminando al frente del salón.
Levanto la mano, comprendo muy bien su comportamiento.
-Bien, habla Paula- dice muy entrado en su papel de profesor, ni siquiera me sonríe.
-Ralph, junto a Piggy es el único que sigue pensando con claridad. Sabe que la fogata es lo mas importante porque les da más probabilidad de ser encontrados por un barco, sabe que si no la encienden pueden estar en la isla mucho más tiempo. Y cómo líder, piensa en los demás, quiere mantener el orden pero ahora las cosas se están saliendo de control.
Zayn asiente y me mira con aprobación.
-Así es-comienza- Ralph aún se preocupa por el rescate y sabe que sin la hoguera pueden considerase muertos.
Zayn se da media vuelta para apuntar algo en la pizarra, abre el plumón y se le cae el tapón, así que se agacha para recogerlo y su jean negro apretado hace que su trasero se vea básicamente perfecto. Tengo que admitir que mi profesor está nalgón.
Via abre los ojos como platos y las demás chicas también, incluso se escucha alguna exclamación de "Ay Dios".
No puedo evitar pensar que ese trasero yo lo he visto y si se merece un "Ay Dios". En realidad, todo él merece un "Ay Dios".
La clase termina pero me anima saber que sigue Matemáticas, con... Redobles porfavor, ¡Zayn Malik!.
Guardo mi cuaderno y mi copia de El señor de las moscas para salir.
Zayn también guarda todo en su portafolio y me planto frente a él.
Alza la cabeza y me mira desconcertado.
-¿Matemáticas?-le digo y Zayn asiente como si no lo recordara.
Digamos que estar sin Via en Matemáticas es aburrido, hacen falta los chistes que me susurra o me hace con señas.
Zayn estaba explicando la clase mientras caminaba de extremo a extremo. Un mechón de cabello se había levantado y quedaba un poco sobrepuesto en su frente. Siempre mueve las manos cuando da clase de pie. Al verlo vuelo alto, y entre más me aleje más dura será la caída.
Es demasiado, es sexy, tiene una voz masculina, tiene un cuerpo deseable, unos ojos coquetos, una mandíbula firme, unas manos grandes, unos brazos musculosos, un cuerpo trabajado, está nalgón, la tiene grande y coge bien. ¿Qué más quiero?
¿Y yo? Yo no soy sexy, mi voz es difícil de escuchar, podría tener más pecho y trasero, mis ojos son cafés y vacíos, y apenas y sé masturbar a un hombre. ¿Porqué un hombre así se fijaría en mí? Quizá sólo quiere sexo, y por ahora yo también, así que ¿Porqué no?
Ahora que lo pienso, le gusto por mi edad. Me dice "Piel de Niña" y creo que le gusta pensar en que se está acostando con alguien menor, inexperta y hasta cierto punto inocente.
Y a mí también me encanta la idea de estar satisfaciendo a un hombre mayor y sexy, y que le guste.
Último timbre. Es hora.
Busco a Zayn en el pasillo pero no lo encuentro, salgo de la escuela y sigue perdido. Así que me acerco a la carretera y espero. Todas se van en sus carros, o pasan sus padres, o sus novios, o se van caminando en grupos. Yo espero.
Veinte minutos. Es todo. Comienzo a caminar por la orilla de la carretera con los brazos cruzados, me arreglé en vano. Creo que sólo le importé cuando traía ganas.
Su coche negro se detiene a mi lado en la carretera y abre la puerta desde dentro.
-Sube- me ordena. Ni siquiera me pregunta ¿Te llevo? Simplemente "Súbete estúpida, no me hagas dejarte aquí a punto de llover".
-No gracias. Puedo caminar.
Abre su puerta y sale enojado, se acerca a mí y me rodea para meterme al auto, y da un portazo.
Cuando entra, obviamente le reclamo.
-¿Qué te pasa? ¿Crees que quiero venir contigo?
-Sé que si. No te quejes, que me estabas esperando, ¿No?
-No.
Ríe de una forma siniestra mientras conduce.
-Se acabó Paula. Ya está. No creías que iba a ser para siempre ¿Verdad? Ya tuvimos nuestro acoston, así que deja de zorrearme.
Me quedo boquiabierta con sus palabras, tan crudas y con un tono de reproche, como si estuviera harto de mí.
-¿Zorrearte? ¿Perdón? ¡Eres un cabrón! ¡Tú me quitaste la virginidad! ¿Cómo te atreves a llamarme zorra si sólo me he acostado contigo?- le digo indignada.
Aumenta la velocidad.
-Paula, ya no te vas a acostar conmigo. Espero te quede muy claro, sé que te encantó que te la metiera y te tratara como princesa, pero no me llenas. Te gusta que te complazca pero no te importa si yo estoy disfrutándolo. Además, tú no tienes oportunidad conmigo- a este punto las lágrimas ya se acumularon en mis ojos- Vete a arrimarle el culo a otro.
Es todo. Estoy llorando. Sollozando.
Noto que él traga saliva. Disminuye la velocidad, cómo si supera lo que voy a hacer. Abro la puerta y salto.
Me raspo las rodillas y mi suéter se llena de tierra.
Se detiene unos metros más adelante y baja corriendo.
Yo sigo llorando, hincada a mitad de la carretera, sus palabras me dolieron. Me llamó zorra, sólo quería sexo conmigo. Mis sollozos se hacen más audibles y me percato que las palmas de mis manos están raspadas.
Zayn llega corriendo y se pone en cuclillas frente a mi, está llorando.
Me toma de las manos pero las aparto lo más rápido posible.
¿Porqué me trata así y luego llora?
Lo veo a los ojos, sus lágrimas parecen reales, sus ojos se ven tristes.
-Per... Perdón por de...decir eso yo...-también solloza- Soy un reverendo imbécil, idiota ¡Pendejo!- se lleva las manos a la cara y llora más, y llora.
Se ve vulnerable, agachado, con la cara entre las manos, sin poder parar de llorar.
-¿Porqué dijiste eso?- le pregunto aún llorando.
Levanta la cara, se ve devastado. Llorando y triste.
-Porque no te convengo, mereces alguien mejor que yo. Y si...si te lo digo no vas a entender, yo, yo no valgo la pena, mi pasado no puedo repararlo y... Si sigues conmigo vas a sufrir... Y no quiero eso. Deja que yo sea infeliz, tú no, deja que me ahogue en mi amargura, no merezco ni tu desprecio. Me duele, pero prefiero mi dolor a tu sufrimiento.
-No puedo- le digo- no puedo verte sufrir, ¿Qué puedo hacer?
Tomo una de sus manos y la pongo en mi mejilla.
-Déjame-sus ojos se ven suplicantes- No te me acerques. No soy quien tú crees.
Aparta la mano y yo lo veo a los ojos.
-No, puedo ayudarte...
Sus manos llegan a mis brazos y me pone de pie. Levanta la cabeza.
-No puedes. Déjame- niego con la cabeza- Por favor Paulie. Por favor.