La promesa de Mr. Wyltz [ROMA...

By Briii_SR

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Arisha Roosevelt, hija de una de las criminales más buscadas de toda Alemania, se ve arrastrada a una trama d... More

𝙲𝙾𝙽𝚃𝙴𝙽𝙸𝙳𝙾
𝙸𝙼𝙿𝙾𝚁𝚃𝙰𝙽𝚃𝙴
𝙻𝙰 𝙿𝚁𝙾𝙼𝙴𝚂𝙰 𝙳𝙴 𝙼𝚁. 𝚆𝚈𝙻𝚃𝚉
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐔𝐧𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐬
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐒𝐞𝐢𝐬
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐒𝐢𝐞𝐭𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐎𝐜𝐡𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐃𝐢𝐞𝐳
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐎𝐧𝐜𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐃𝐨𝐜𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐜𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐚𝐭𝐨𝐫𝐜𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐐𝐮𝐢𝐧𝐜𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐃𝐢𝐞𝐜𝐢𝐬é𝐢𝐬

𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐃𝐨𝐬

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By Briii_SR

∙:♛:∙ᴀᴄᴛᴜᴀʟɪᴢᴀᴄɪᴏɴ ɪ/ɪ∙:♛:∙

┏━━━━━━∙:♛:∙━━━━━━┓
MI MADRE
┗━━━━━━∙:♛:∙━━━━━━┛

  Luego de seis horas de estudio sin ninguna clase de interrupción me decidí por tomar un descanso, lo necesitaba y más cuando no he ingerido nada sólido en todo el día. Hice la laptop a un lado y bajé de mi cama, logré estirar mis extremidades sin ningún vestigio de dolor adicional; finalmente la incomodidad en mi espalda había cesado.

Tiré de mi puerta para salir, escuchaba la voz de Edgar hablar por llamada por lo que me dispuse a ser lo más silenciosa posible, odiaba las interrupciones y el ruido cuando estaba ocupado.

Ella lo hizo con un propósito, ¿crees que no le advertí sobre eso? Estaba al tanto de todo, sí Alsa murió esa noche fue por su propia causa.

Bajé el ritmo de mi paso al escuchar el nombre de madre.

¿Qué tanto debes amar a una niña que no es tuya como para dar tu vida por ella? Lo que hizo fue una estupidez.

¿Hablaba de mi madre?

«¿Qué está diciendo?»

—Claro que no lo sabe, todo esto me tiene desequilibrado, ni siquiera sé qué hacer con ella, está siendo una carga muy pesada, los años pasan y ella va creciendo, dudo de que pueda mantenerla debajo mis alas por mucho más tiempo.

—Tengo el acta de defunción original de Alsa en donde detalla la verdadera razón de su muerte, iré a recoger unas cosas a la oficina, le haré copia y luego al caer la noche iré para entregársela a esa gente, solo espero que tengan algún plan, de lo contrario se la voy a entregar o buscaré alguna manera de deshacerme de ella.

¿La verdadera razón?... Mi estómago se revolvió y una fuerte sensación de nauseas se apoderó de mí, retrocedí unos pasos para entrar al baño. Me dolía el estómago de tantas arcadas.

Ni siquiera sé que pude a ver vomitado con el estómago vacío.

—¿Arisha?...

Tiré de la cadena y me levanté para lavarme.

—Arisha.

Por el reflejo del espejo lo vi, me vio detenidamente, sus cejas se fruncieron y con lentos pasos se acercó. Una sensación de temor basto para que mis nervios se alborotaran.

—¿Estás enferma? —Presiono su mano en mi frente. —Estás pálida y fría.

—Desperté c-con nauseas. —Mentí.

Su expresión se relajó y alejo su mano de mi rostro.

—¿Quieres que llame al doctor?

—No...

—¿Segura? Tengo que salir, te quedaras sola.

—Estaré bien, solo necesito algo caliente y descansar.

Asintió apartando la mirada de mis ojos, salió de baño e hice lo mismo dirigiéndome hacia la cocina, lo menos que ahora deseaba era que supiera que lo he escuchado, era consciente de lo que era capaz de hacer.

Aun con mis manos un tanto temblorosas empecé a sacar cosas de la despensa sin siquiera percatarme de qué era lo que tomaba, mi cabeza vagaba por todos lados sin dejar de pensar en sus palabras.

—Mañana no estaré por unas horas, no quiero que te quedes aquí sola tanto tiempo, le pedí a Gian vigilarte en lo que regreso... ¿Le pondrás canela a la sopa?

Miré el condimento en mis manos; me limité a negar en respuesta regresándolo a la despensa.

—¿Segura qué estas bien?

—Sí.

—Bien, ya me voy, si necesitas algo solo llama o escribe.

—Sí.

Lo escuché salir.

Mi madre murió de un ataque al corazón cuando yo tenía diez años, eso decían todos, la última vez que la vi con vida fue la mañana de ese mismo día, aún recuerdo a Lila entrar a mi habitación en plena madrugada para darme la noticia, "su corazón se detuvo", eso dijo, ni siquiera tuvo él la decencia de estar a mi lado o permitirme estar en el suyo, fue más fácil alejarse, dejarme a la deriva y convertirse en la bestia que es, encerrarme y apartarme de la vista de todos, culparme por ello cuando yo ni siquiera estaba presente.

Se supone que con los años debería de ser más llevadero, pero daba la impresión de que era todo lo contrario, recordarla seguía quemando como el primer segundo, y escucharlo hablar todo eso solo abrió una herida que aún no ha sanado, me hacía cuestionar todo lo que me han contado en todos estos años.

Con un suspiro deje salir el llanto que guardaba en mi garganta. "¿Qué tanto debes amar a una niña que no es tuya como para dar tu vida por ella?" "¿La verdadera razón por la que Alsa murió?" "¿Por su propia causa?" Quería saber lo que le pasó a mi madre.

→→→∙:♛:∙←←←

   —Compórtate, por tu bien espero no recibir ni una sola queja.

Asentí apartando la mirada del retrovisor bajándola a mis manos, no me moví hasta escuchar su permiso para hacerlo; me desabroché el cinturón de seguridad y bajé. No miré hacia atrás, cruce la puerta del edificio entrando a recepción, me dirigí hacia el ascensor y pulse el último piso.

El ambiente en la oficina del tío Gian era al extremo distinto a la oficina de mi padre, la claridad era diferente, al igual que sonido. Me gustaba venir aquí, todos eran amables, no era insultada ni restringida.

—Buenas tardes Arisha.

Le sonreí a Grecia, es la recepcionista del tío Gian.

—Hola, ¿está Gian?

—En su oficina.

Asentí y me aleje rumbo en esa dirección, toque la puerta al llegar, no me atreví a pasar hasta que escuché su voz permitiéndome hacerlo. Giré la manija y en primera instancia lo vi a él y la sonrisa que ya tenía, también me percaté de que no estaba solo, había alguien sentado en una de las sillas frente a su escritorio.

—Cariño, llagas antes.

—Perdón tío Gian, Papá tenía prisa.

Dejé mis cosas en el sofá en L y me acerque directamente a él, lo salude con un beso en la mejilla; por cortesía me di media vuelta para también saludar a quien estaba con él, era el mismo hombre de la fiesta. Mikhailov, si no me equivocaba.

Tendí mi mano con cordialidad, él se puso de pie y correspondió a mi saludo con cierta delicadeza en su tacto.

—¿Sí recuerdas a Mikhailov?

—Por supuesto, cómo iría a olvidarlo, es el magnate de los negocios. —Recité sus mismas el día de aquella fiesta.

Ambos hombres rieron.

—Que la mujer destinada a ser la mejor abogada de este mundo logre recordarme viene a mi beneficio.

Solté su mano bajando la mirada, lo de ser la mejor abogada del mundo se está saliendo de control.

Desvié la mirada hacia Gian.

—No los interrumpo más.

—No lo haces cariño, ya habíamos terminado, toma asiento.

Se levanto de su silla indicándome tomar asiento en ella, iba a resistirme, pero no fui lo suficientemente rápida, sus manos en mis hombros me impulsaron hacia abajo.

—Iré por eso de lo que hablamos, ya regreso.

En un parpadeo Gian ya no estaba en la oficina, bajé la mirada a mis manos para luego ver a mi alrededor.

—Tienes mucho parecido a tu madre.

Confundida miré los ojos del hombre frente a mí. ¿Conocía a mi madre?

—¿Conocías a mi madre?

—La conozco —negó apartando la mirada un segundo. —La conocía, era una mujer con un gran carisma.

—La verdad es que no me parezco en nada a ella, sino más bien a mi padre.

Movió su cabeza de un lado a otro en negación con una expresión segura.

—El color de ojos, tal vez el color de cabello también, nada más.

—¿Has visto a mi padre? —Dije en un tono vacilante.

—Un par de veces,

Mis rasgos van más inclinados hacia el lado paterno, mi madre era una mujer de baja estatura, mi altura no era chica, su cabello era de color negro y muy liso, el mío es rizado y castaño miel con algunos reflejos más oscuros como si fuesen rojizo, sus ojos eran negros, los mío son de un color café muy claros, su piel era muy blanca, la mía no lo era tanto. Sin embargo, mi padre era un hombre alto de cabello castaño claro y ojos cafés claros, su piel tampoco llegaba a ser tan blanca coma era la de mi madre, pero sí un poco más que la mía.

Guían regreso a la oficina, vi cómo le entregó un bulto a este hombre.

—Mañana no podrá ser, pero iré el jueves para discutir las cosas con Drystan.

«Drystan...» Recordaba aquel hombre, aunque era complicado no hacerlo.

—Los esperaré, me urge saber cuáles son los planes.

—Te veré entonces.

Él volteó a verme con una expresión amable. 

—Abogada.

Hizo una reverencia antes de marcharse.

Gian tomo asiento en donde Mikhailov estaba sentado, halo su laptop para luego empezar a teclear sin parar.

—¿Aún recuerdas a mamá?

Su mirada se dirigió hacia la mía, ladeo su cabeza con un muy pequeño vestigio de tristeza.

—¿Cómo voy a olvidarla?

—¿La extrañas?

—Todo el tiempo, ¿a qué viene la pregunta?

Me encogí de hombros.

—Papá no habla de ella, nunca, no le gusta.

—Cada uno afronta como puede, cariño, tu padre es...

—Una mala persona. —lo interrumpí. Se quedó en silencio sin apartar la mirada de la mía. —¿Por qué mamá se casaría con alguien así?

—Todo fue por un bien mayor.

—Él me culpa por su muerte, ¿por qué? Yo ni siquiera estaba ese día con ella. —Mi voz se quebró un poco.

—Edgar no es un buen hombre, pero estoy seguro de que hace lo necesario para que estes bien.

Eso era una gran mentira, las cosas que me hacía no eran dignas de alguien que supuestamente te ama, era todo lo contrario, me odia y no tenía que decirlo para que lo entendiera.

—Tengo clases.

Murmure antes de levantarme e ir por mis cosas, pero pasando a su lado su mano tomo mi brazo, regrese la mirada a sus ojos.

—Necesitas otro ambiente, ¿por qué no vienes a casa el jueves? Adelaida estará con unas amigas, tal vez te haga bien, así te distraes un poco.

No estaba segura de que eso era lo que necesitaba, sin embargo, era una oportunidad para estar lejos de Edgar y como siempre, nunca me negaba ante aquellas oportunidades.

Asentí en respuesta a lo que él me dio un asentamiento de cabeza, liberó mi brazo permitiéndome ir por mis cosas para estar lista para mis clases.

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  Encendí la lavaplatos, me cercioré de que todas las puertas estuviesen cerradas y luego apagué las luces, lleve mi paso hacia el final del pasillo a la derecha y toque la puerta de su pequeño despacho, espere por su permiso antes de acceder, me quede en la entrada en un ángulo en el que él pudiese verme.

—Iré a dormir.

—Ve. —Respondió con indiferencia.

Aunque no era realmente lo que quería decirle.

—Tío Gian me invitó a casa para estar con Adelaida. —Su mirada se alejó de los papeles en sus manos para luego verme a mí. —¿Me permites ir?

—Sí.

Su respuesta me tomo por sorpresa, normalmente hubiese dicho que no, y no hubiese aceptado hasta que fuese tío Gian quien se lo pidiera.

—Gracias.

Retrocedí y salí cerrando la puerta para ir a mi habitación.

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  —¿Cuáles son sus planes?

—No tiene un plan, el único que hay consiste en que te quedes con ella y la mantengas a salvo.

—Eso está siendo una tarea difícil, soy yo solo cuando se supone que éramos ella y yo, el tiempo pasa y nadie de ese clan se quedara con los brazos cruzados, no podre protegerla si ellos deciden que es hora de cobrar su venganza por lo que hizo Von Nacht.

—Es lo que ella ha dicho.

—¿Qué importa lo que ella diga? Mi vida está en peligro por tratar de mantenerla a salvo, si dan conmigo me harán lo mismo que le hicieron a Alsa, y luego se lo harán a Arisha, ¿acaso ella cree es que es un juego? Busquen que hacer, de lo contrario me desharé de ella.

—¿Cómo vas a hacer eso? Es tu hija maldito idiota.

—No la quiero, dile a Von Nacht que si no recibo una respuesta se la venderé a quien ofrezca la mejor paga, estoy seguro de que más de uno querrá tenerla.

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𝑀𝒾𝓁 𝑔𝓇𝒶𝒸𝒾𝒶𝓈 𝓅𝑜𝓇 𝓁𝑒𝑒𝓇

NOTA DE AUTORA: 🖤🩶

🩶Espero les vaya gustando🖤

🖤Nos leemos pronto🖤
🩶Besos🩶

🖤🩶🖤🩶

🖤🩶🖤🩶

🖤🩶🖤🩶

🖤🩶🖤🩶

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