He recibo un mensaje de Mahito. El tren se atrasará más de lo debido, la tarde ha caído, el sol comienza a esconderse tiñendo el cielo de un color anaranjado brillante y la luna comienza a verse más visible. La fiesta ha seguido su curso, en mi mesa se encuentran sentados mis padres, Yuuji, Nanami y yo, es como si de alguna forma nos hubieran dejado excluidos pues el resto de la familia ha hecho de todo para mantenerse junta al unir unas mesas para que pudieran estar en el mismo lugar.
Puedo sentir la mirada de Rina sobre mi espalda, la escucho presumir sobre su grandioso anillo de compromiso que ha costado una tremenda fortuna. Su madre por otra parte se encarga de que todo el mundo se entere lo bien pagado que está el trabajo de su próximo yerno y él como este planea comprarle una casa a Rina como regalo de bodas, por otra parte Haesoo se acerca a nuestra mesa cada tanto solo para asegurarse de que Kento tenga todo lo que quiere y aunque este insiste en estar bien aún así termina trayendo cualquier cosa para comer o beber sin que se lo pidamos. Cuando mis padres abandonan la mesa para bailar cuando una de sus canciones favoritas es puesta yo no dudo en acercarme más a Nanami para hablarle directamente al oído.
— ¿Por qué no me contaste de tu trabajo?— Le pregunto, el hombre ha puedo una mano en mi pierna por debajo de la tela del vestido, ese solo tacto me ha puesto nerviosa pero noto que lo hace solo para acercarme más a él y pueda hablarle mejor — Yo era la única en esta fiesta que no sabía lo importante que eras, de haberlo sabido...me hubiera encargado de lucir más presentable.
—¿A que te refieres con lucir más presentable?— enarca una ceja.
— Mírame, Kento — musito — ¿Crees que alguien tan inmadura como yo esta a la altura de alguien como tú? Solo mira a Rina, camina y habla de forma elegante, sonríe encantadoramente y nunca se queda sin tema de conversación, su cabello es precioso y a pesar de que solo es dos años mayor que yo la diferencia es abismal.
— Hina — El hombre me toma del mentón haciendo que le mire directamente a los ojos, aquellos que me miran de forma dulce o tal vez con lastima — ¿Crees que me importa toda la tontería que ellos dicen? No, no me importa y jamás lo hará. Tuve la suerte de que mi abuelo fuera una persona exitosa pero yo solo me hago cargo de esa parte por obligación, la forma en la que yo decida vivir mi vida y sobre todo con quien decida pasarla no es de la incumbencia de nadie y tampoco depende de mi trabajo.
— Pe-
— Me gustas, así como eres. Con ese cabello rizado y desastroso, con ese color rosa, con esa forma tuya de emocionarte por las pequeñas cosas, con tu humor cambiante, con tu gran corazón y con tu amabilidad — Suelta mi mentón cuando nota que no desviare la mirada — Lo única opinión y aprobación que necesito es la de tus padres y ahora que la han dado el resto del mundo puede irse a la mierda.
Puedo sentir como la mano que se apoya en mi pierna la abandona, el hombre me toma de la mano y hace que me levante de mi lugar, el se encarga de guiarme a la pequeña pista de baile montada en el patio, rodea mi cintura con su brazo atrayéndome cerca de él y comienza a guiarme de forma lenta al ritmo de la música. Yuuji se ha quedado sentada en la mesa y nos observa totalmente emocionado, mi madre cuando nos ve sonríe en grande y el resto de los invitados nos presta atención de nuevo, incluso si no queremos ser el centro de atención lo terminaremos siendo y justo ahora no puede importarme menos lo que todos ellos piensen porque lo único que me importa ahora es lo que este hombre que me sostiene de esta forma piense sobre mi y él ha sido claro.
Apoyo mi cabeza en su pecho sin dejar de bailar junto a él de forma lenta. No somos los únicos que bailamos ahí pero se siente como si lo fuéramos, solo puedo verlo a él, sentir a él, es como si todo mi mundo solo se concentrara en ese hombre que me sostiene como si fuera a romperme ante cualquier movimiento brusco cual porcelana fina.
El día está por acabar y aunque lo más importante nos ha salido bien aún puedo sentirme inquieta, la forma en la que el resto de mi familia ha cambiado desde la última vez que estuvimos todos juntos me desconcierta un poco y más porque solíamos ser unidos y no importaba para nada las clases sociales, Rina se había mudado a Tokyo un poco antes que yo pero parecía que ella había estado en un Tokyo diferente al mío, a uno en donde ella solo se había concentrado en buscarse a alguien que pudiera darle aquella vida llena de lujos que ella buscaba y elevarla socialmente.
Cuando la música acaba me separo un poco de él para mirarle, su rostro se ilumina cuando nota que estoy mucho mejor que antes y entonces besa mi frente antes de volver a abrazarme.
— ¡Hina!— siento un tirón en mi vestido, se trata de Yuuji quien no ha podido contenerse las ganas de venir hacia nosotros y me toma la mano — Baila conmigo.
—¡Por supuesto!— Exclamo enternecida mientras suelto a su padre para tomarle de ambas manos al Niño.
Kento me avisa que debe hacer unas llamadas antes de alejarse de nosotros y perderse dentro de mi casa con el teléfono en mano e ignorando a las personas de forma amable que han intentado acercarse a hablar a él ahora que se separaba por fin de mi, eran como lobos al acecho aprovechando cualquier momento para intentar sacarle algo de información o ganarse su simpatía. Yuuji da vueltas conmigo en medio de la pista de baile hasta que la música termina, un solo baile con él es suficiente para dejarme cansada así que lo guió tomándolo de la mano hacia nuestra mesa donde volvemos a ocupar nuestros asientos de antes.
Hay pequeños postres servidos en nuestros platos, el menor no puede contener las ganas y comienza a clavar su tenedor en aquel pequeño pastel de fresa. Mis ojos recorren todo el lugar de nuevo encontrándome con los ojos de mi tía puestos sobre mi, no disimula cuando una nota que lo he notado y continúa hablando con algunas señoras quiene ríen sobre algo que ella les ha dicho.
— Cariño — Mi madre ocupa el lugar de Kento — ¿Estas bien? Estas muy pálida ¿Has comido algo ya?
— Si — mentí. No he dado ni un solo bocado desde la fruta que he comido durante el viaje, sentía que si daba una sola mordida a cualquier cosa terminaría por devolver de inmediato, las sensaciones de náuseas y el dolor de cabeza que me habían llegado por las últimas cosas que habían sucedido eran el responsable de que me mirara tan mal, pero no quería preocupar a nadie y tampoco arruinar la fiesta, sentía que ya lo había hecho aunque no había sido de forma intencional como todos podían estarlo pensando.
Jamás se me cruzaría por la mente arruinarle el gran día a Rina o alguna otra familiar mía. Tal vez este era mi karma por nunca ser honesta con Choso o simplemente tanta felicidad vendría acompañada siempre de un poco de drama, aunque el drama familiar era lo que más quería evitar.
— Me alegra saber que estás con un buen hombre — mi madre agrega segundos después de haberme quedado callada — Me sorprendió que fuera un hombre tan importante y con un hijo pero ha sido honesto. Ha venido hasta acá y ha hablado con el corazón, no muchos hacen eso.
— El es así — le digo — Siempre honesto y siempre directo, desde el primer día. Aunque se ha guardado su vida laboral y lo importante que esta parece ser.
— Detrás de un hombre exitoso siempre hay una buena esposa apoyándole — Mi madre sonríe — Tal vez el solo quería que conocieras la parte más importante para el, esa parte que incluye a su hijo y a él. Su trabajo para él no debe ser lo más importante y por eso tal vez esperaba un mejor momento para hablar de él.
— ¿Crees que estoy a su altura?— pregunto con mi voz quebrándose a lo último. No voy a llorar, pero ese sentimiento que me aprieta el pecho comienza a sofocarme cada vez más. — ¿Crees que algún día la diferencia de edad entre ambos nos afecte?
— Creo que la razón por la que existe esa diferencia de edad es para que él sea tierra firme para ese lado soñador tuyo y que tú seas ese lado soñador para esa tierra firme que es el — explica — Los opuestos se atraen y a veces se complementan, espero que ese sea el caso de ustedes y de no ser así aquí estaré para ayudarte a reparar ese corazón roto.
Siempre he adorado la forma en la que mi madre me consuela y tranquiliza con esas palabras, siempre logra que entre en razón cuando la pierdo y siempre me dice lo que necesito escuchar.
— La fiesta acabará en un par de horas — Mi padre anuncia colocándose detrás nuestro, apoya sus manos sobre los hombros de mi madre quien sonríe ante aquel tacto y luego observa a Yuuji — No volvamos a hacer ninguna otra fiesta en nuestro patio al menos que sea para este pequeño o para mi preciosa hija. ¿Y tu padre?
— Tuvo que tomar unas llamadas — respondí por Yuuji quien tenía la boca llena de pastel, sus mejillas estaban batidas con algo de merengue así que le ofrecí una servilleta para que se limpiara — A pesar de todo creo que la fiesta ha ido bien para Rina y Haesoo, espero sea así para su boda porque desean hacerla en grande.
— Rina y su madre se han vuelto más vanidosas — musita mi padre — Ven este matrimonio como una oportunidad para sacar provecho más que por amor. Si hay algo que deseo más que nada es que te cases por amor, que encuentres a esa persona que vaya a amarte durante toda tu vida y cuide de ti y no lo hagas por el dinero o por otra cosa. Y creo que has encontrado a ese hombre y también le has dado a este Niño aquello que más parecía necesitar y ha sido el amor de una madre.
Si, creo que ha sido así.
(⭐️🌟⭐️)
Cuando el último de los invitados se despide de Rina y su prometido damos por terminada la fiesta, aun quedan algunos de nuestro familiares que terminan de comer los pequeños postres que no han sido tocados y beben de las botellas de champán que siguen frías. Hablan entre ellos sobre viejas anécdotas, muchos de ellos tomarán el último tren para volver a sus casas así que hacen algo de tiempo antes de partir hacia la estación, pero tanto Rina, sus padres y su prometido se quedarán hasta el día siguiente para luego volver a Tokyo dejando así dos días libres para pasar con mis padres.
Puedo notar el cansancio de Yuuji, sus ojos comienzan a cerrarse y algunas veces cabecea en su lugar, está listo para irse a dormir después de un largo día.
—Lo llevaré a dormir — le aviso a Nanami levantándome de mi asiente para acercarme a Yuuji — Ven, cielo. Será mejor que duermas ya antes de que dejes caer tu cara en el plato.
— Te acompaño — Nanami igual abandona su asiento colocándose a mi lado — Déjame llevarlo.
—Yo puedo llevarlo — insisto tomando al Niño en brazos por fin — Deberías quedarte aquí y hablar más con Haesoo, creo que se ha aburrido de escuchar a mis tíos contar la misma historia una y otra vez.
Nanami acepta, besa mi mejilla y me deja ir hacia la casa con Yuuji en brazo. El vestido comienza a molestarme al igual que los tirantes, el maquillaje comienza a parecerme pesado incluso si no ha sido mucho lo que he usado, solo quiero ponerme la pijama, sentarme en la sala y beber chocolate caliente mientras mi madre me peina y mi padre lee algún libro, supongo que aquello que solía ser mi rutina no volverá a suceder y aunque estaba feliz de estar en casa sentía que todo estaría mejor cuando todos se fueran. Al subir al segundo piso me dirigí hacia mi habitación, la puerta de esta estaba medio abierta y por unos momentos me asusté, no fue hasta que recordé que compartiría mi habitación con Rina.
Ella estaba frente al espejo, se retocaba aquel labial rojo y se fijaba que todo en ella estuviera perfecto incluso si ya llevaba todo el día bajo el sol y caminando de un lado a otro. Me lanza una mala mirada por su reflejo en el vidrio cuando nota que llevo en brazos a Yuuji.
— Has traído a la pequeña bestia — la escucho decir, he pasado de largo de ella para poner a Yuuji en mi cama y cubrirlo con mis sabanas — Parece que una de las dos se ha ido directamente a las grandes ligas de un solo movimiento, dime ¿Como lo has hecho?
—¿Perdón?— Fruncí el ceño girándome en su dirección.
— ¡Por Dios!— exclama — Todo él mundo en esta fiesta ha reconocido a tu "novio" y me dirás que tú eres la única que no sabía lo importante que él era, déjate de ese papel.
—Escucha, Rina — inicio, he tenido que acercarme a ella para no tener que hablar más fuerte o de otra forma terminaría levantando a Yuuji — Tú madre y tú pueden creer que me he dedicado a buscar al mejor partido en Tokyo, incluso les puedo permitir pensar que he hecho esto a propósito pero hay una sola cosa que no te permito hacer y es creer que estoy con Kento por su dinero o por lo importante que es.
Ella rueda los ojos, levanta su mano la cual coloca sobre mi hombro y me aprieta con fuerza. Su mirada es una llena de enojo, jamás la había visto así antes, nunca nos habíamos peleado antes, ni cuando éramos niñas y queríamos el mismo juguete porque siempre cedía a dárselo si quería, pero esta vez es diferente, no se trata de un estúpido juguete el cual le daré, no dejare que piense que solo estoy con Kento por su dinero o su estatus, le he conocido de forma normal y todo ha sucedido de buena forma.
Cuando siento que su agarre se vuelve más fuerte entonces le doy un manotazo que la hace soltarme del hombro, la empujo lejos de mi cuando noto que intenta abalanzarse sobre mí con toda la intención de tomarme del cabello.
—Detente, Rina — le pido empujándola de nuevo, no lo hago con tanta fuerza, no quiero herirla pero no quiero que tampoco se acerque tanto a mí para permitirle que me lastime — No entiendo cual es tu enojo, perdón si he arruinado tu fiesta o he metido la pata, no planeé eso.
— ¿No lo entiendes? Tu nunca entiendes nada — brama con odio — Me has humillado, te has aparecido con el novio perfecto, llevas a ese niño en brazos como si fuera tu propio hijo, tus padres aceptan que estés con él a pesar de que tiene un hijo y es mayor que tú y luego te paseas por todo el lugar sonriendo. Presumes tu buena vida, una y otra vez lo has hecho pero no hoy.
Rina vuelve a abalanzarse sobre mi, forcejeamos, pero los tacones se resbalan por la madera evitando que tenga un buen soporte así que ella logra empujarme hacia la pared en donde mi espalda y cabeza se golpean con fuerza sobre el concreto, el aire me falta y entonces con todas mis fuerzas empujo a Rina con todas mis fuerzas para alejarla de mi de una vez por todas. Ella tropieza y acaba yéndose de espaldas contra el espejo el cual se rompe en varios trozos.
—Rina — logro caminar hasta ella, ha caído de rodillas al piso con el vidrio al rededor de ella pero afortunadamente no veo ningún rastro de sangre. El ruido ha hecho que Yuuji se despierte, está asustado y observa todo el lugar hasta logra verme — Quédate ahí, puedes lastimarte — le ordeno de forma tranquila, lo último que quiero es asustarlo cuando veo que él Niño me obedece regreso mi mirada hacia mi prima — ¿Estas bien?
— Ya tuve suficiente de ti — la escucho decir. Vuelve a tirarse sobre mi haciéndome caer de espaldas contra el piso, me ha tomado por sorpresa, creía que dejaría esto y que solo terminaría en una pequeña riña pero no ha sido así.
Mi prima sostiene un pequeño pedazo de vidrio que ha tomado del suelo y hace todo lo posible para llevarlo a mi cara, peleó con ella con fuerza e intento alejarla de mi. Yuuji ha comenzado a llorar y no sabe que hacer, tengo que hacer que Rina se detenga antes de que me lastime a mi o intente lastimar a Yuuji.
—Rina — le digo — Detente, por favor.
No dice nada, se esta dejando controlar por sus emociones, el llanto de Yuuji me desespera y estoy comenzando a perder la fuerza en mis brazos. Me siento cansada, me duele la cabeza, Rina no será capaz de matarme, solo quiere herirme y yo solo quiero que se detenga.
—Por favor — le pido con un hilo de voz — Detente por favor.
Y entonces pierdo la fuerza. El dolor, el ardor, su cara horrorizada y el llanto de Yuuji es en todo lo que puedo pensar. Él está bien, eso es lo único importante. Lo demás puede esperar. Y entonces me permito cerrar los ojos solo por unos segundos, siento que son segundos pero la verdad es que no se cuanto tiempo permaneceré así.
(⭐️🌟⭐️)
Al abrir los ojos se que no estoy en mi habitación. No se cuanto tiempo ha pasado y tampoco sé dónde estoy, solo veo blanco en todas partes, el techo, las paredes, incluso mi ropa, al menos ya no estoy usando ese molesto vestido azul. Me permito estar así en calma unos segundos, dejo que mi cuerpo asimile todo y mi cabeza ponga lo último en orden y entonces el primer pensamiento que llega a mi mente es un solo nombre: Yuuji. Me reincorporo lentamente sintiendo un dolor terrible cerca de mi clavícula en el lado derecho, guió mi mano hasta la zona en especifico y al tocarla puedo sentir que la cubren vendas, duele incluso si solo la estoy tocando levemente. No llevo el collar que Nanami me ha regalado, tal vez han tenido que deshacerse de él para curarme, no sé qué tan profunda y grande sea la herida pero el vendaje pasa por mi pecho y rodea mi espalda.
Estoy en la sala de un hospital. Tengo conectado a mi aquel monitor que verifica mis latidos, una intravenosa qué pasa algún líquido que desconozco, es una habitación grande, hay un par de muebles, una puerta que da hacia el pasillo y otra que está cerca de mi cama que podría guiar a un baño. ¿Cuánto tiempo pase dormida? ¿Qué sucedió en ese tiempo que pase dormida? No hay nadie aquí y por unos momentos las ganas de llorar me invaden por completo, tanto por el dolor como por recordar el llanto de Yuuji y no poder calmarlo. ¿Rina estará bien? Incluso si ha sido ella la que me ha lastimado me preocupa que ella esté culpándose ahora por todo.
No pasa mucho para que la puerta se abra y por ella entra aquella persona que se que responderá todas mis preguntas y me calmara. Su mirada es suave, luce cansado, su ropa está arruinada porque tiene manchas de sangre y arrugas por todos lados, tiene la corbata mala acomodada y sostiene un café en una de sus manos. Sus ojos se abren en grande cuando nota que estoy despierta y camina con prisa hacia mi dirección solo para tomarme en sus manos con cuidado y abrazarme de forma delicada.
— Me tenías preocupado — dice con una voz cansada, suelta un suspiro de alivio sin soltarme — No vuelvas a hacer eso, no me hagas eso nunca más por favor.
— Lo siento — le digo, mi voz se quiebra casi al final de la última sílaba. Se porque dice eso, se lo difícil que debe de ser para él estar de nuevo en un hospital sin saber que sucederá después — Estoy bien.
—¿Como puedes decir eso? — murmura — Un poco más y...quedará una cicatriz pero tranquila me encargaré de buscar a doctores capaces de borrarla.
Niego. No hay necesidad.
— ¿Donde esta Yuuji? ¿Está bien?— pregunto intentando cambiar de tema — ¿Y mis padres?
— Yuuji está bien, ha sido él quien ha corrido por ayuda— me dice, no puedo imaginarme a Yuuji corriendo totalmente asustado, de solo pensarlo el corazón me duele, debí de haber actuado mejor y no rebajarme el nivel de Rina pero al menos sabía que él estaba sano y salvo — Tus padres fueron a buscarte ropa a tu casa y tienen a Yuuji con ellos, por otra parte tu prima y su familia han huido de ahí en cuanto han podido. Tus padres planean en cargarse de ellos y yo les he dicho que los ayudaré en lo que sea.
Me encogí de hombros. La fiesta había acabado peor y el fin de semana que debía ser perfecto se había visto arruinado por una pelea que pudo haberse evitado.
— Los doctores han dicho que a pesar de que la herida es profunda no ha tocado nada importante, te han puesto siete puntos y que deberás cuidar la herida muy bien — el hombre explica mientras acaricias mi cabeza — Te mantendrán aquí por el resto de la noche y te darán el alta mañana después de medio día.
Asentí. He corrido con suerte, debía estar agradecida por eso. El hombre deja de abrazarme y toma mi mano entre las suyas, lentamente cae de rodillas al suelo y deja caer su cabeza sobre mi regazo.
— Era mucha sangre — le escucho decir — Creía que había llegado tarde, tenía miedo de que me dejaras.
— Pero no ha sucedido — le calmo — No pienso dejarte tan fácil, Ken.
Levanta ma vista, tiene los ojos llenos de lágrimas. Esta llorando, nunca creía que alguna vez podría ver a Kento llorar pero supongo que se ha llevado un buen susto y sobre todo que ha recordado malos momentos de su pasado que no planeaba decir en voz alta.
— Te amo, Hina — pronuncia por fin, suave, sincero y con lágrimas escurriendo por sus mejillas.
He sentido como todo mi mundo solo se reduce a esa sola palabra. Como todo lo que no tenía sentido comienza a tenerlo. Como todo el dolor físico se desvanece. Es como si solo importara él y esas palabras que han salido de su boca y que me han dejado completamente atónita al punto de olvidar cómo hablar correctamente más allá de solo decir monosílabos que aún así no salen de mi boca.
Te amo.
Es una palabra que no debe tomarse a la ligera, es algo que solo sientes realmente o de otra forma solo estas hablando por hablar. De solo pensar que el antes tuvo a alguien a quien amaba y que ahora mucho tiempo después me decía eso a mi solo aumentaba aún más el peso que esas dos palabras contenían. Él me amaba, a mi.
Y yo lo amo a él.
Se que eso es lo que siento por el. Se que eso es lo que he estado sintiendo por él desde hace tiempo y lo que seguiré sintiendo por mucho tiempo más. Y es algo que estoy muy segura de sentir, no dudo ni un solo momento que lo que siento por él no sea amor porque sé que lo es.
— Yo te amo — digo por fin — Y también amo a Yuuji.
El hombre une nuestros labios en un beso, abalanza su cuerpo contra mi haciendo que pegue la espalda de nuevo al respaldo de la cama, una de sus manos se coloca en mi cuello con delicadeza y me besa de tal forma en la que siento que todo el oxígeno comienza a hacerme falta, cuando se separa estoy hecha un desastre, se ha llevado de mi cada suspiro ahogado que mis labios no han tenido la oportunidad de soltar.
— Pídeme lo que sea — pronuncia sobre mis labios, nuestras respiraciones chocan y puedo sentir el calor de su cuerpo que aprisiona el mío sin ejercer tanta fuerza, siempre teniendo cuidado todo el tiempo de no lastimarme — Voy a dártelo, Hina.
Me ha dado todo cuando sus labios han dicho aquellas palabras. No hay nada más que quiera ahora más que a él y a Yuuji. No necesito de nada más que no sea su amor y su compañía. Tal vez si hay una sola cosa, es un fugaz pensamiento que me cruza la mente y tal vez es debido al momento, por el dolor en la herida, por lo que sea que sea el líquido que me pasan por las venas o incluso por la poca anestesia que han usado al suturarme. Es como si estuviera embriagada de alguna forma y solo puedo pensar en esa sola cosa llenando mi mente, ha dicho que puede darme lo que le pida, pero no sé si él sea capaz de querer darme aquello que estoy apunto de decirle.
— Hazme tu esposa — digo por fin.
No hay nada más en este mundo que quiera que no sea eso.