Wings of Fire: Garras del Caos

By cesareduardo117

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Alejada de su pasado Leoncilla vive su tranquila vida como recepcionista, siguiendo el ritmo de la ciudad de... More

Profecía de las estrellas
Prologo
Capítulo 1: Ritmo en la arena.
Capitulo #2
Capitulo #3
Capitulo #5
Capitulo #6
Capitulo #7
Capitulo #8
Capitulo #9

Capitulo #4

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By cesareduardo117


Desayuno un tazón de trozos de carne, con uno pequeño de frutos secos, nueces y pasas que eran sus favoritos curiosamente, se dedico el resto del rato a acomodar, barrer y limpiar los cuartos vacíos, para regresar a la recepción donde paso un rato aburrida tocando la campanilla metálica a un ritmo que tenia en su cabeza, distraída profundamente ante mantener el ritmo hasta que un tosido frente a ella la hizo reaccionar, era un Sandwing que esperaba atención.

- ¡Mis disculpas! - dijo rápidamente levantándose sobre el mostrador y alzando las orejas en alarma - ¡Bienvenido a la taberna Garra Soleada!, ¿hospedaje o comida? -.

-Hospedaje – dijo seriamente el dragón – dos noches -.

-Muy bien, cada noche de hospedaje cuesta 10 monedas, incluye una comida de cortesía, cada comida extra cuesta dos monedas y atención a cuarto 1 moneda extra del total – dijo como toda una profesional en la labor.

-Dos noches... y atención al cuarto las dos – rebusco en una bolsa que tenia atada al brazo derecho y saco una piedra valiosa y de color verde – pago con esto -.

-Uh, si espéreme un momento – se agacho bajo el escritorio rebuscando en un par de pergaminos en una pequeña estantería, revisaba uno tras otro hasta que encontró el indicado, lo extendió sobre el mostrador, era una tipo de guía acerca de las piedras valiosas y su valor mediante tipo y tamaño con peso, de inmediato se fijo en las esmeraldas y con una vara con líneas trazadas para medir comparo la esmeralda, pequeña, quizá dos garras de dragonet, luego con una pequeña bascula la coloco para pesarla y terminar de saber su valor, una gema que valía 30 monedas.

La coloco aparte y saco 8 monedas en cambio del pago.

-Puede pasar a la habitación 9, que pase una excelente estancia – dijo al final con una sonrisa cálida y amigable, aunque el dragón no la percibiera como tal, solo avanzo buscando por la pared el número de su habitación – ¡espere!

El dragón de paro y giro a verla con cara de sueño quizá.

-Oh, solo deme su nombre para registrarlo – dijo sonriendo avergonzada que casi se le olvidaba eso.

-Bronce- dijo y continuo su camino hasta meterse en la habitación asignada.

Rápidamente tomo un frasco de tinta y en el pergamino de registro anoto numero y nombre del ocupante, pero apenas termino de trazar en el papel llegaron mas dragones a hospedarse, fue uno tras otro hasta que un total de otros 5 dragones mas quedaron registrados, tras anotar el ultimo sacudió su garra tras limpiarla con un trapo pequeño de la tinta, con un gesto de acalambrada o dolida de tanto trazar.

"Demasiados nombres"

Se agacho para meter dos pepitas de oro mas en el cofre bajo el mostrador, donde se metían las piedras de pago junto a uno mas grande que tenia las monedas, ambos irían por la mitad de su capacidad y justo a tiempo para los días que venían en los pagos de mas comidas, arreglos y cosas exóticas y novedosas que le gustaba comprar a su padre, decía que su tesoro era el sitio y entre mas lo adornaba y mejoraba mejor era su tesoro.

Dejo de estar agachada y estiro el cuello y espalda también algo dolidas de estar allí atendiendo, algunos se habían ido directo al comedor donde el fuego y el olor de carne sazonada ya comenzaba a llegar al patio de recepción.

Volteo a ver la campanilla con tentativas ideas de volver a su concierto mental cuando escucho un gran chillido, un leve grito y apenas escucho a Dingo cuando grito - ¡CUIDADO! – alertándola de ver en esa dirección justo a tiempo para agacharse y evitar que una taza de cristal transparente voladora se estrello contra la pared tras ella.

- ¡VÍBORAS CORREDIZAS!, ¡¿qué rayos fue eso?! -dijo alarmada volteando a la cocina y viendo como Dingo se acercaba rápidamente.

-Tres lunas, ¿estas bien? -Pregunto el alarmado de igual forma revisando tras ella como la jarra se había hecho pedazos en el suelo.

- ¿Que paso en el comedor? ¡TUVE QUE ESQUIVAR UNA JARRA VOLADORA! – Dijo con una mirada abierta a el bastante alerta y recuperando aliento tras el leve susto.

- ¡Oye, juro que no fue mi culpa! – Menciono Dingo mientras tomaba una escoba y barría para recoger los cristales del suelo – Casi todos en el comedor comenzaron a pedir Café... -.

- ¿Entonces así le llamaremos? Bebida llamada café, interesante – dijo, pero se calló ante el quejido de Dingo para continuar la explicación.

-Como decía – Prosiguió mientras terminara de tirar los trozos recogidos en un balde metálico – Todos querían café y Golden quería apurar el método para hacerlo, hecho demasiada agua y lo calentó el mismo con su fuego, dijo que tapando el recipiente aria que quedara más rápido manteniendo el calor y la jarra chillo y el vapor la lanzo como un pájaro a toda velocidad, y luego soy yo el que lo fastidia en la cocina... -.

-Vale comprendo, y esto ara que nuestro café salga del menú...justo ahora – dejo salir un suspiro molesta de ello, pensando rápidamente y mirando a Dingo con su rostro de ideas -Oye, quizá en el mercado consigamos una jarra parecida para reemplazarla, es eso o solo ofrecer las jarras de agua gratis -.

-Bueno, buena suerte buscándola – dijo Dingo dándose vuelta para volver a la cocina.

-Tu vienes conmigo, así la encontraremos más rápido – dijo deteniéndolo en el acto.

- ¿Que?, ¿Y yo porque debo ir? – pregunto molesto de ello.

-Porque – dijo levantando una garra – como encargado en la cocina es tu deber ayudar en este problema -levanto una segunda garra – Porque soy tu amiga y tu jefa y te digo que me acompañes -levanto una tercera garra – Y te estoy haciendo un favor, o ¿acaso quieres soportar los gritos molestos de Golden mientras le reclaman sus bebidas? – termino con una sonrisa victoriosa en sus argumentos.

Dingo pareció comprender lo ultimo y se giro para salir con ella.

-Tienes razón, es mi deber como encargado solucionar esto – dijo alzando la barbilla con mucho orgullo y caminando a través del patio al lado de ella para salir de la taberna.

- ¿A si? ¿Y mis ordenes no importan? – pregunto ella de forma divertida y juguetona siguiéndolo afuera.

-El dueño es Cactus, no tu – dijo Dingo en defensa de ello.

-Si, pero él es MI padre, así que eso me hace segunda dueña – dijo sonriente.

-Te hace una presumida creída – Dijo Dingo poniendo los ojos en blanco.

-Una presumida creída que es tuuuuuuuu jefa – dejo ir una risita y tomo la delantera para ir al mercado.

Rondaron y dieron vueltas bastante tiempo, pasando de puesto en puesto, viendo dragón tras dragón, varios recipientes sin encontrar ninguno remotamente parecido, y comenzaba a ser algo molesto tener que disculparse por solo ir de mirones.

Estaba verificando una cuando Dingo le llamo la atención moviéndole el hombro.

- ¿Que sucede? -Pregunto ella dejando lo que tenia en sus garras de nuevo en su sitio del puesto.

- ¿No son el grupo de dragonets que nos vendieron el lote de cosas del bosque tropical? – Pregunto el señalando entre la multitud.

El rostro de Leoncilla fue evidente para dar la respuesta, bueno, eso y que no pensaba que hubiera mas dragonets Nightwing vagando así nomas por la zona.

Elli entre la multitud estaban los dos dragonets Nightwing, el de curiosa mascara en la cara y el otro que parecía demasiado enérgico, también la Rainwing que tenia colores que le recordaban a un mango maduro, y el Mudwing tosco, aunque ese aspecto le daba una apariencia tierna y linda...

Sacudió la cabeza para dejar de pensar en eso y centrarse en el momento.

-Si, oye quizá el Nightwing de la mascara nos ayude, el fue quien creo el sistema del café en primer lugar, nos puede ayudar a buscar un reemplazo útil – Dijo de mejor ánimo.

Ambos asintieron ante la idea y caminaron para encontrarse con ellos entre la multitud de dragones que andaban por la calle del mercado.

Cuando llegaron casi frente a ellos el de la mascara curiosa fue quien hablo antes que ella.

-Leoncilla, que bien que te encontremos, necesitamos tu ayuda urgentemente... - dijo con un tono de preocupación y alivio, o quizá prisa.

- ¿Mi ayuda? – pregunto extrañada de que ya la solicitaran antes que ella a él.

-Si – Comenzó diciendo la Rainwing al lado de él, llevaba unos curiosos aretes con forma frutal en las orejas – Hubo un ataque al bosque tropical, y eres la que nos puede ayudar a resolver esto... -.

Leoncilla quedo sin palabras a eso, no tenia respuesta para lo que escuchaba.

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