Taehyung
Cuando estos dos se marchan, preparamos el equipaje y los equipos de nieve y esperamos a que Yoongi vuelva. Jimin está feliz. Nervioso, pero feliz. Tiene ese brillo en los ojos de cuanto tienes de nuevo ilusión por algo. Tan sólo espero que no vuelva a sufrir. Pero por lo que he podido percibir, Yoongi está completamente decidido a recuperarle, cueste lo que cueste, y eso me reconforta bastante.
En cuanto Min llega, ya estamos todos preparados para marcharnos. Como somos 9 personas, decidimos ir en 3 coches, ya que llevamos mucho equipaje y así vamos más cómodos.
Mi padre va con Nam y Jin. Jimin, como es de esperar, va a ir con Yoongi, en su coche. Lo que más me gusta es que Yoongi le pide que ponga las sillitas de Hana y Yookook en la parte de atrás y viajarán los 4. Y yo me llevo a mis dos fieras conmigo.
En cuanto arrancamos, miro a los chicos que van mirando el coche de Yoongi, que va delante nuestro, con recelo.
- No me gusta - dice Yugi, que va de copiloto, a mi lado.
- ¿Qué no te gusta? - le pregunto a sabiendas de a quién se refiere, pues puedo sentir su animadversión por Yoongi.
- El Teniente Min Yoongi - ladra.
- ¿Y puede saberse por qué? - le miro de reojo.
- ¿No es evidente? - señala al coche que va delante nuestro. - ¿Qué intenciones tiene con papá?
- Pues espero que le proponga matrimonio, porque mira que se ha hecho de rogar el muy mendrugo - suelto como si nada.
- ¡¿QUÉ?! - exclaman mi dúo favorito.
- Yoongi es el amor verdadero de vuestro padre. Llevan enamorados el uno del otro desde hace años - me sincero.
- ¿Vais a divorciaros? - susurra Bambam desde la parte de atrás del coche, con tristeza.
- Cielo - le miro con cariño por el retrovisor. - Ya sabes que vuestro padre y yo somos mejores amigos y que nos casamos únicamente para poder adoptaros. Pero nunca ha existido amor romántico entre nosotros. Y todos merecemos encontrar a nuestra media naranja.
- ¡Ja! - gruñe mi hijo mayor. - Así tú podrás tener vía libre con Jeon, ¿no? - se cruza de brazos. - Me dais asco. Todos.
Saco el coche a un arcén, frenando en seco. Adoro a mis hijos, pero jamás voy a consentir que me falten al respeto. A mí, ni a nadie.
- Kim Yugyeom, eres mi hijo, y te quiero, pero no voy a tolerar que me hables así. Papá y yo nos hemos desvivido por vosotros. Os lo hemos dado todo. Pero sobre todo un hogar y un amor incondicional. Así que haz el favor de respetarnos - reprimo las ganas de zarandearle, porque sigue con el ceño fruncido. - Tu padre se merece ser feliz junto al hombre que ama. Y nosotros debemos apoyarle y disfrutar de su felicidad. ¿Desde cuando eres un egoísta amargado?
- Papá... - Bambam intenta disculparse por Yugy, como siempre pero no le dejo seguir.
- Me decepcionas, Yugy - le digo mirándole a los ojos y sabiendo que mis palabras van a afectarle. - ¿De verdad vas a ponérselo difícil a tu padre, con lo que él te quiere?
- No - aparta la mirada y se encoge. - Papá, lo siento... yo no he querido decir eso.
- Yoongi es un hombre de honor. Le ha tocado vivir una vida muy difícil. Su familia, como bien habéis podido oír de sus propios labios, le ha abandonó cuando confesó que es gay y está enamorado de Jimin. Pensaba que vosotros más que nadie empatizaríais con él... ¿Puedo pediros que le déis una oportunidad? - les ruego y ambos asienten. - En cuanto a Jeon, no os preocupéis. Entre él y yo no hay nada - digo con tristeza, antes de arrancar de nuevo.
- ¿Y entonces por qué os habéis besado? - me pregunta Bambam.
Sonrío al recordar su cara de susto al pillarnos in fraganti, ayer. Puedo escuchar el gruñido de Yugy, lo que confirma que ya se lo ha contado.
- Porque el ser humano es el único animal ta tonto como para tropezar con la misma piedra, dos veces.
Viajamos el resto del trayecto, en silencio, cada uno de nosotros sumido en sus propios pensamientos. Puedo sentir cómo han afectado mis palabras a mis niños y me enorgullezco de ellos al ver que ambos están dispuestos a ayudar a su padre en la búsqueda de su felicidad.
De vez en cuando miro a Bambam, que tiene la mirada perdida en el horizonte. Desde hace mucho tiempo, sé que mi hijo es gay y que está enamorado de Yugy, pero se esfuerza en reprimir ese sentimiento que tanto le avergüenza, pues cree que no tiene derecho a amar a su hermano de esa forma. Quiero hablar con él y decirle que no son hermanos de sangre, que está bien si le ama. Pero no quiero hacerlo antes de que sea él mismo quien me lo confiese, pues me da miedo de que se cierre en banda y se lo tome como una intromisión a su privacidad.
Cuando llegamos a la villa de la estación de esquí, me quedo anonadado al ver a Yoongi cargando a mi hija. Hace un frío de mis demonios así que la lleva dentro de su propio abrigo. Sonríe como un idiota, totalmente absorto por la perorata que le está soltando Hana. Jimin, que lleva a Yoko en brazos, les mira maravillado. Yoongi se acerca a ellos y tras rodear a Jimin por los hombros, se dirigen a la villa. Antes de bajarme del coche, miro a mis hijos mayores, que tampoco se están perdiendo nada de la preciosa escena. Sonrío ampliamente. Yugy resopla mientras Bam se encoje de hombros, mientras sonríe.
La villa es enorme. Hace años que mi padre reserva en este resort. Cada año, necesitamos villas con más habitaciones y eso le encanta. Por eso está ahora mismo con una sonrisa de oreja a oreja, bebiendo un brandi junto a la chimenea.
- ¿Ya os habéis instalado? - No pregunta cunado nos reunimos todos junto a él.
- Si, papá. Gracias por todo - le abraza Nam.
- Gracias a vosotros, por hacer feliz a este viejo - le palmea la espalda. - ¿Cómo os habéis repartido las habitaciones? - pregunta de manera inocente mi padre, pero puedo sentir a su alcahueta interior, brincando como una loca.
- Jin y yo hemos cogido la suite gris - me mira mi hermano y me guiña el ojo, porque sabe por dónde va el inocente interrogatorio de nuestro padre.
- He instalado a los niños en la habitación azul, de literas - comento de manera casual. - Yugy y Bam están encantados de dormir con sus hermanos pequeños, ¿verdad que sí, chicos?
- Sí - gruñen los aludidos mientras sus hermanos pequeños saltan junto a ellos, felices por compartir cuarto con los más mayores.
- Y yo... - estoy a punto de decir que me he instalado en el cuarto que hay frente a la puerta de los niños, cuando Yoongi me agarra del antebrazo, para mi sorpresa. Me sonríe, pero siento su nerviosismo.
- Señor Kim - se dirige a mi padre.
- Yoongi, estamos entre amigos. Por favor, llámame Dahko - le pide.
- Dakho. Quiero agradecerte que me hayas invitado a pasar la Noche Vieja con tu familia, en este sitio tan alucinante. Se me había olvidado lo agradable que es estar rodeado de tu gente - le falla la voz un momento, pero se recompone rápidamente. - Así que, como agradecimiento te debo, por lo menos, ser sincero. Además, que ya no tengo edad para andar escondiéndome del suegro de mi novio cada vez que quiera darle un beso o estar con él - ríe y se sonroja al mirar a Jimin, que está aún más rojo que él.
Pero mi mejor amigo, que es valiente, va junto a él y le da la mano, aunque por dentro, está deseando que se lo trague la tierra.
- Creo que no es a mí a quien le tienes que pedir permiso para cortejar a Jimin, muchacho - le contesta con cariño mi padre.
- Lo sé, Dakho. Pero también sé que Jimin es como un hijo para ti, además de que, si todo va bien y Jimin me deja formar parte de su vida, voy a pasar mucho tiempo bajo tu techo, por lo que es muy importante para mí que veas con buenos ojos mi relación con él - le hace una reverencia.
- Por mí parte, estoy más que encantado de que formes parte de mi familia - le dice mientras camina hasta él y le abraza.
Se me parte el corazón cuando veo a Yoongi rompiendo a llorar al sentir el abrazo de mi padre. Sus sentimientos llegan a mí como un torrente de agua. Su corazón explota, henchido de orgullo, al sentirse aceptado por un mayor. Un superior.
Un padre.
Irremediablemente se me escapa un sollozo, pues sus sentimientos son abrumadores. Los proyecto en Jimin y Nam sin querer, incapaz de retenerlos en mi interior.
Ambos se lanzan a abrazar al Teniente, que se deja querer y mimar. Cuando se recupera, seca su llanto, muerto de vergüenza de que todos le estemos mirando. Pero, aun sigue sintiéndose culpable por no dar la cara cuando les pillaron follando hace años, y esta es su manera de purgar esa culpa.
- Nam, hermano. Gracias a ti y a Jin - mira a mi cuñado - por ayudarme a reencontrarme con Jimin.
- Estamos felices por vosotros. Bienvenido, colega - le agarra de la nuca Nam.
- Kim Taehyung - entonces me mira muy serio y se inclina en un perfecto ángulo de 90 grados que me deja estupefacto.
- Min, por favor - le digo tras unos eternos segundos en los que no se incorpora.
- Muchas gracias - dice sin levantarse.
- Yoongi, por favor, no hay nada que agradecer - le ruego y finalmente se incorpora.
- Gracias por haber sido el mejor amigo que jamás hubiera deseado para Jimin. Tú has sido su consuelo y su alegría mientras yo he sido un cobarde. Estaré en eterna deuda contigo - amenaza con volver a llorar.
Me lanzo a él y le estrecho entre mis brazos mientras miro a mi mejor amigo, que llora mientras mi padre le rodea con un brazo. A través de nuestro lazo le expreso lo feliz que estoy por ellos. Y lloro, lloro de pura felicidad.
- Gracias por amar a mi alma gemela, Yoongi - le susurro al oído.
Se separa de mí y entonces lo siento. Euforia, miedo, felicidad, incertidumbre, vergüenza... y todas esas piezas de puzle se arman en mi cabeza. Ahogo un grito porque no quiero arruinar el momento.
Se coloca frente Yugy y Bambam, que hace rato tienen a sus hermanos más pequeños en brazos. Se saca algo del bolsillo y se lo muestra. Mis vástagos más mayores ponen cara de asombro y se miran entre ellos durante un buen rato, deliberando, supongo, hasta que finalmente, asienten.
Entonces Yoongi se gira, va junto a Jimin y tras darle un beso rápido, pega su frente a la de él y le dice un claro 'Te quiero' que a todos nos derrite el corazón.
Y tras esto, clava una rodilla en el suelo, al más puro estilo Hollywood y todos podemos ver la cajita de terciopelo gris que tiene en la mano. La abre y dentro hay una preciosa alianza plateada.
- Mimi, ¿te casas conmigo? - sonríe como un imbécil.
Todos aguantamos la respiración, esperando la respuesta de Jimin, que se debate entre respirar o llorar.
- Sí... Por supuesto que sí - consigue contestar antes de que todos nos abalancemos sobre ellos.