El Giro del Destino: Un Amor...

By YohaliAbonce

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Sumérgete en una cautivadora travesía entre dos mundos opuestos: Alexandra Debnam-Carey, una arquitecta exito... More

Autora
Introducción
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 5

Capitulo 4

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By YohaliAbonce

- Ahí estaré...

- ¿Como te reconoceré?

- Saldré de la oficina, así que traeré un traje ejecutivo de 3 piezas.

Con la respuesta Clarke soltó el teléfono sobre la mesa, se cubrió la cara con las manos y se la estrujó con fuerza, intentando deshacer la ansiedad que sentía. "Una mujer de la edad de su madre". Tenía deseos de llorar, de mandar todo a la mierda con tal de no asistir a esa maldita cita. Pero su orgullo, frente a sus amigas que apostaban a que ella no era capaz de imitarlas y de buscar una sugar mami que le cubriera los gastos que cada día se acumulaban, era más fuerte que su ansiedad. ¡Porque vamos!, llegar a esa bajeza por mantener una imagen ante sus amigas, en su opinión, era deplorable. 

Raven, con una sonrisa traviesa, exclamó - ¡Oh, vamos, Clarke! ¡Esta es tu oportunidad de brillar y conseguir una Sugar mammy! Imagina todas las cenas elegantes, regalos caros y tal vez hasta vacaciones exóticas. ¡Serás la reina del glamour!"

Clarke la miró con incredulidad y respondió - Sí, Raven, porque todos sabemos que mi sueño siempre fue convertirme en una sugar baby y vivir una vida de lujos a expensas de una mujer mayor. ¿Quién necesita ambiciones profesionales cuando puedo tener un armario lleno de ropa de diseñador?

Raven se rió - ¡Exacto! Deja de ser tan amargada, Clarke. Solo diviértete un poco. Además, ¿quién sabe? Puede que termines sintiéndote atraída por esta mujer sofisticada.

Clarke resopló - Sí, claro. Porque enamorarse de alguien que podría ser tu madre es completamente normal. Pero bueno, si eso significa que no tendré que preocuparme por los gastos de la  universidad, ¿por qué no?

Raven le lanzó una almohada - ¡Esa es la actitud! Ahora, ve y deslumbra a esa mujer con tu encanto juvenil. Y recuerda, la clave está en parecer interesada, pero no demasiado. Juega al juego, amiga.

Mientras Clarke se dirigía a su habitación, Raven gritó desde el sofá - ¡Y elige algo que grite 'soy joven y divertida', pero también 'sofisticada y lista para el éxito'!

Clarke asomó la cabeza por la puerta - ¿Algún consejo más, experta en citas con sugar mamis?"

Raven pensó por un momento y luego dijo con una risa - ¡Oh, sí! No te olvides de usar ese perfume que te regalé. ¡Es la clave para dejar una impresión duradera! 

Clarke rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír - Gracias, consejera de citas. Ahora déjame prepararme para mi gran debut como la futura heredera de una fortuna

La noche estaba por comenzar, y aunque Clarke se sentía incómoda, al menos tenía a Raven para hacerla reír.

***

Mientras Alexandra se perdía en sus pensamientos, una suave melodía de jazz llenó la habitación, recordándole el motivo de su cita con Clarke. Se limpió las lágrimas con determinación y colocó con cuidado la fotografía de Costia de nuevo en el escritorio.

"Hoy es un nuevo día", murmuró para sí misma, tratando de convencerse de que estaba tomando la decisión correcta al abrir su corazón a nuevas experiencias.

Se levantó de su silla, ajustó su traje elegante y salió de la oficina con un suspiro. En el camino al club de jazz, recordó los momentos felices que compartió con Costia y cómo ella siempre la alentaba a seguir adelante. "Te quiero, Costia", murmuró en voz baja, como si su espíritu estuviera a su lado.

***

Clarke observó desde la entrada del club de jazz cómo se acercaba un elegante Mercedes del año. La puerta se abrió con gracia, revelando a una mujer mayor que descendía con una presencia imponente y un atractivo que capturó la atención de todos los presentes. Su largo cabello castaño caía en ondas suaves sobre sus hombros, y su tez morena clara resplandecía bajo las luces de la ciudad.

La mujer vestía un impecable traje sastre de tres piezas que destacaba su figura con elegancia. Cada detalle del atuendo parecía cuidadosamente seleccionado, desde la chaqueta entallada hasta los pantalones que caían con gracia hasta el tobillo. El juego de colores oscuros realzaba la sofisticación de su estilo.

Lo que más cautivó a Clarke fueron los impresionantes ojos verdes de la mujer, que brillaban con una combinación de experiencia y misterio. Al salir del automóvil, la mujer ajustó con gracia los pliegues de su traje, transmitiendo una seguridad que irradiaba a su alrededor.

Clarke sintió una mezcla de emoción y nerviosismo al darse cuenta de que esa era la mujer con la que había acordado la cita. A medida que se acercaba, Clarke se esforzó por mantener la compostura, pero no pudo evitar sentirse un poco abrumada por la presencia magnética de la mujer mayor.

La mujer la miró con una sonrisa cálida y extendió su mano - Hola, soy Alexandra. ¿Eres Clarke, verdad?

Clarke asintió con una sonrisa, impresionada por la elegancia de Alexandra - Sí, soy Clarke. Un placer conocerte, Alexandra

Mientras caminaban hacia el club juntas, Clarke no podía dejar de admirar la manera en que Alexandra combinaba la fuerza y la suavidad en cada paso. La noche prometía ser intrigante, con la presencia de esta mujer fascinante que había llegado en un Mercedes, pero que también llevaba consigo una historia y una profundidad que Clarke estaba ansiosa por descubrir.

El interior del club estaba impregnado de la suave melodía del jazz en vivo, creando un ambiente íntimo y acogedor. Alexandra y Clarke encontraron una mesa cerca de la terraza, con vistas a la ciudad iluminada. Se sentaron, y Clarke no pudo evitar notar cómo la luz resaltaba los rasgos elegantes de Alexandra.

- Este lugar es encantador - comentó Alexandra, su voz profunda y cautivadora - Me alegra que hayas elegido este club

Clarke sonrió, agradecida por el cumplido - Pensé que podría ser un buen lugar para disfrutar de buena música y conversación

- Has acertado - dijo Alexandra, sus ojos verdes brillando con aprecio - Y además, las vistas son impresionantes. ¿Alguna vez te has detenido a mirar la ciudad desde aquí?

- No tan a menudo como debería - admitió Clarke - A veces, nos perdemos en la rutina y olvidamos apreciar lo hermoso que nos rodea

La conversación fluyó entre risas y anécdotas, y Clarke pronto se dio cuenta de que Alexandra tenía una manera única de contar historias que mantenía su atención. Hablaron de pasiones, experiencias de vida y, de vez en cuando, tocaban temas más profundos que resonaban en ambos.

Entre risas, Alexandra compartió algunas de sus experiencias de viaje, mientras Clarke narraba sus locuras universitarias. A medida que la noche avanzaba, la tensión inicial de Alexandra se desvaneció, y una conexión genuina se formó entre ellas.

- Es increíble lo rápido que el tiempo pasa cuando estás disfrutando de buena compañía - comentó Alexandra, mirando a Clarke con esos penetrantes ojos verdes.

Clarke asintió, agradecida por la forma en que la noche estaba transcurriendo - Definitivamente. Me alegra haberte invitado a este lugar.

- Yo también estoy contenta de haber venido - dijo Alexandra, con una mirada que reflejaba gratitud y algo más, algo que Clarke no podía identificar completamente.

La música suave del jazz creaba una banda sonora perfecta para el momento, y ambas mujeres se sumieron en la atmósfera especial que se había creado entre ellas.

- A veces, es bueno romper la rutina y permitirse disfrutar de momentos como este - sugirió Alexandra, mirando a Clarke con complicidad.

Clarke sonrió - Estoy de acuerdo. La vida está llena de sorpresas, ¿verdad?

- Absolutamente - respondió Alexandra - Y a veces, esas sorpresas nos llevan a lugares inesperados

La música continuaba suave, tejiendo una atmósfera cálida y envolvente alrededor de Clarke y Alexandra. Las risas y conversaciones fluidas se mezclaban con las notas del jazz, creando una conexión que iba más allá de las palabras.

Después de compartir anécdotas y risas, Alexandra sugirió - ¿Te gustaría bailar?"

Clarke, sorprendida y encantada, asintió. Se dirigieron a la pequeña pista de baile, donde Alexandra demostró tener un elegante dominio de los movimientos. Bailaron con gracia, sumergiéndose en la música y olvidándose por un momento del resto del mundo.

Entre risas y giros, Alexandra miró a Clarke con una expresión suave - A veces, es bueno permitirse disfrutar de las pequeñas alegrías de la vida, ¿verdad?

Clarke asintió, agradecida por la oportunidad de vivir ese momento - Sí, a veces nos olvidamos de disfrutar del presente."

Al regresar a la mesa, la camarera les sirvió dos copas de vino, y la conversación continuó fluyendo. Clarke compartió sus sueños y aspiraciones, mientras Alexandra reveló algunas de las lecciones que la vida le había enseñado a lo largo de los años.

La noche avanzaba, y la complicidad entre Clarke y Alexandra crecía con cada instante compartido. Se miraban con una mezcla de curiosidad y conexión, como si hubieran encontrado algo especial en el otro.

- Gracias por esta maravillosa noche - dijo Clarke, sintiendo una gratitud genuina - No esperaba que fuera tan... especial

Alexandra sonrió - A veces, las sorpresas más hermosas vienen cuando menos las esperamos. Y esta noche ha sido una grata sorpresa.

La velada llegaba a su fin, pero antes de despedirse, decidieron caminar juntas por la terraza del club, disfrutando de la brisa nocturna y las luces titilantes de la ciudad.

- Fue un placer conocerte, Clarke - dijo Alexandra, deteniéndose frente a ella.

- El placer fue todo mío - respondió Clarke, con una sonrisa sincera.

Alexandra acarició suavemente su mejilla y dijo - A veces, la vida nos brinda segundas oportunidades inesperadas. ¿Te gustaría tener acompañarme a un evento este fin de semana? es una recaudación de fondos a la que siempre asisto pero me agradaría este año tenerte a mi lado - confeso 

Clarke, sintiendo una conexión especial con Alexandra, asintió con entusiasmo - Me encantaría 

Intercambiaron números de teléfono, y Alexandra se despidió con un suave beso en la mejilla de Clarke.

A medida que Alexandra se alejaba, Clarke se quedó en la terraza, contemplando la ciudad iluminada. Aunque la noche había sido encantadora, una sombra de culpa se apoderaba de ella. Se preguntaba si era justo engañar a alguien tan impresionante y noble como Alexandra. La idea de utilizarla para cubrir sus gastos universitarios se volvía cada vez más difícil de justificar.

Clarke regresó a casa con una mezcla de emociones. Se sentía agradecida por la agradable velada, pero también abrumada por la carga de su engaño. Sin embargo, la urgencia de cumplir con las expectativas de sus amigas y la presión financiera la mantenían en un ciclo de decisiones equivocadas.

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