¡Bienvenido sea diciembre! como siempre digo, amo este apartado antes de comenzar cualquiera de mis historias donde me doy un par de minutos en explicar sobre el nacimiento de mis ideas locas y esta tiene la particularidad de que el año pasado vi una publicación en twitter donde salía una imagen explicando cómo todas las portadas de las pelis de navidad eran básicamente un copia y pega eterno en tonos rojos, verdes con una pareja hetero de fondo.
Eso me impulsó a prometerme que ante la falta de pelis de navidad que me interesaran ver y con parejas que no salieran de la heteronormatividad dominante, todos los años iba a publicar una historia del colectivo para equiparar la balanza en donde la magia de que todo puede ser posible la envolviese como también satisfacer esa necesidad que me da de vez en cuando de solo distraerme leyendo algo calientito y cursi por estas fechas porque si no hay historias yo misma me las creo.
El año pasado lo hice con 25 villancicos, una mascarilla y tú que la pueden encontrar en mi perfil por si quieren leer algo navideño y ligerito. Este año lo hago con esta historia luimelia que la verdad hasta hace un par de días ni siquiera la tenía planificada porque la trama de la historia que sí tenía pensada para este año era muy difícil de condensar en diez capítulos, así que tuve la suerte de reencontrarme con el borrador que tenía de otra historia y me convenció tanto que decidí que esa sería la historia navideña de este año.
Así que aquí estamos con mi historia de navidad de este año la cual tiene diez capítulos cargaditos de amor, nieve y segundas oportunidades porque a veces un punto no es el final de la historia sino que más bien es tan solo el comienzo de un nuevo capítulo.
Sin nada más que decir espero que disfruten mientras puedan.
Con amor, Taylor.