Y entonces llega ese instante. Ese, en el que el mundo se frena y yo tomo consciencia de la realidad.
No volverás.
Hoy lo sé. Hoy lo siento.
Y a pesar de eso, a pesar de todo, siempre te querré.
Por el resto de mi vida me acompañará un latido en tu nombre, en nombre de lo que vivimos y de lo que alguna vez fuimos.