Sí, Malik no sería un problema. Yo podía estar con Ed, además estaba la posibilidad de que él me hiciera feliz y yo no necesitara más de los “servicios” de Zayn.
–¡Marie! ¡Marie! –gritaba Luisa.
–¿Qué pasa Lu?
–¡Marie esa prueba estaba de terror!
–Cálmate por Dios. No es para tanto.
–¿No es para tanto? –dijo sorprendida.
–Lu, si hubieras estudiado como debías en el fin de semana, en vez de ir a revolarte con Harry, probablemente hubieras pasado la prueba ¿no crees?
–¡Uff! Tranquila Marie, no tienes por qué hablarme así…–se sentó a mi lado.
–Lo siento Lu, es solo que no me agrada la idea de Harry y tu… es asqueroso.
–No lo es. Tú no lo conoces, ni siquiera puedes opinar de sexo –Oh! Sí que podía, Malik me dio la mejor noche de mi vida.
–Tal vez tengas razón, pero ten cuidado con él ¿sí?
–Estaré bien. En serio.
–Ok. ¿Vamos a comer algo?
–Sí, estoy hambrienta, pensar es agotador –ambas reímos y nos dirigimos a la cafetería.
Pasamos nuestras bandejas por los tubos mientras tomábamos nuestra comida y el postre. –Creo que me sentaré con Harry. ¿Te molesta?
–No para nada, anda –yo tenía mucho que pensar, y si estaba sola era mejor.
Mis anhelos se hicieron realidad, Jo y Niall se fueron al prado y Lu estaba con el tarado de Harry. Comí sola en una mesa del fondo, observaba a mis compañeros, todos con sus vidas normales y yo ocultando una relación netamente sexual con Zayn Malik, y teniendo de pretendiente a un sueño de hombre. Al parecer mi vida fue buena por demasiado tiempo y ahora todo estaba tornándose incómodo.
Tenía mi práctica de danzas y luego llamar a Ed. Tenía claro lo que iba a hacer. Primer o decirle que sí a Ed, estar con él cada segundo que pudiera y no pedir los “servicios” de Malik. Era el plan perfecto, no había fallas.
Salí decidida de la cafetería rumbo al baño. Iba pasando por el laboratorio de química cuando alguien tiró de mi brazo hacía el salón. Fue muy rápido, cerraron la puerta y me empujaron contra ella.
–Hola preciosa –era Zayn.
–Hola –susurré–. ¿Tienes que ser tan agresivo? –me retorcí del leve dolor en la espalda.
–Lo siento, es que quería verte–sonrió pícaro.
–¿Qué pasa? –todo su cuerpo me aplastó contra la madera, podía sentir todos sus músculos sobre mí.
–¿Estás mejor?
–¿Dé que hablas? –dije casi sin voz.
–Sabes de que hablo… –se refería a la molestia en mi entrepierna.
–Estoy bien.
–Siempre puedo ayudarte.
–Tenemos un trato, y la verdad me siento muy bien –sonreí.
–Solo tengo que confirmar… siempre a sus servicios Srta. –se alejó, hizo una reverencia, se volvió a acercar y plantó un beso en mis labios.
–¡Respeto Malik! –me pasé el dorso de la mano por los labios.
Salió por la puerta sin ponerme atención. Lo alcancé rápidamente, me paré frente a él deteniéndolo.
–¿Qué te pasa?
–¿Por qué? –lo tomé de la mano y estrellé su espalda con los casilleros.
–Me tomas de sorpresa, me estrellas contra la puerta y …
–¿Y qué?
–Y luego no eres capaz de dar un buen beso – sonrió, me acercó y lo beso como nunca antes. Este chico es adictivo.
–Aprende de los maestros, chiquillo. Al parecer no solo debo enseñarte química. Adiós.
Me alejé de allí lo más rápido que pude. Fui a mi casillero y saqué mi ropa de danzas –que bueno que siempre tenía ropa allí–. Me encaminé al teatro.
–Buenas tardes a todos. Hoy vamos a ensayar por última vez, ya saben que mañana es la primera ronda –dijo la maestra. –Iniciemos calentando y los evaluaré mientras bailan.
Empecé a estirar, pero cuando iba a hacer mi Split, las caderas y los muslos me dolieron –¡Malik!–. Seguí calentando. Mi pieza para la primera ronda era de ballet clásico, una pieza de Beethoven llamada Silencio. Me parecía hermosa, yo misma había hecho la coreografía y estaba muy orgullosa de ella.
Cuando llegó mi turno la profesora me evaluaba detalladamente. Asentía ante los movimientos y los giros.
–Muy bien Marie. ¿Ya tienes el vestuario?
–Si Srta., lo tengo hace más de dos meses –sonreí mientras me secaba las gotas de sudor.
–Bien, entonces te veo mañana, sé que lo harás muy bien –me devolvió la sonrisa.
–Gracias –me bajé del escenario y fui a las duchas.
Después de un buen baño use nuevamente mi ropa informal. Tomé mi celular y le envié un texto a Ed:
–Hola Ed. Ya estoy libre :)
–Paso por ti en 15 minutos :)
–Espero :)
Arreglé mi cabello y caminé hasta la puerta. Todo ya se habían ido, y algunos chicos y chicas de danzas estaban saliendo. Me despedí de algunos desde la banca donde estaba sentada.
Estuve esperando, y no pasaron ni 7 minutos cuando Ed ya estaba sonando la bocina de un auto plateado, deportivo pero elegante. Se bajó, caminé hasta él, le di un beso en la mejilla y lo saludé.
Lo saludé sonriendo. –Hola hermosa. ¿Cómo fue todo?
–Genial, estuvo genial.
–Me alegro. ¿Quieres ir a dar una vuelta?
–Claro –abrió la puerta del copiloto, entré. Dio toda la vuelta y entró al auto.
–Vamos por algo de helado…–dijo encendiendo el auto.
–¿Y si compramos un tarro y vemos una peli en mi casa? –sonreí para convencerlo, eso me hacía sentir más cómoda que salir con él.
–Sí, claro.
–¿Y este auto?
–Mi padre me lo compró cuando le pedí una nueva guitarra –dijo con fastidio.
–¿No le gusta que seas músico?
–No quiere que sea músico, quieres que me encargue del negocio familiar…
–¿Y tú que quieres?
–Quiero ir a New York y buscar algo de suerte con mi música, y por supuesto estudiar.
–¿Has pensado en Julliard? Es una excelente escuela de artes. Yo iré allí, si me gano la beca.
–No lo había pensado, pero suena genial –me sonrió.
Una imagen rápida pasó por mis ojos. Éramos Ed y yo en el campus de Julliard tomado de la mano, luego nosotros en el Time Square, y enfrente de la estatua de la libertad. Mi futuro con Ed…
Lo miré detenidamente. Un pelirrojo gracioso, músico, dulce, una gran persona… ¿Qué más le podía pedir a la vida? Él bajó del auto para ir al mini market a comprar el helado.
Mis ojos se quedaron en la ventana, la noche estaba llegando. Los recuerdos de la noche anterior volvieron a mí; Zayn sobre mí, dentro de mí, sus besos, sus caricias… todo él. Suspiré y alejé esos pensamientos. Ahora Ed era mi futuro.
–Volví –sonreía como un chiquillo. Dejó la bolsa en las sillas traseras. –Compré de Vainilla.
–¡Es mi favorito!
–Lo sé hermosa… –puso en marcha el coche.
Llegamos a casa bastante rápido. Tomó la bolsa, bajó y abrió mi puerta. Le di mi mano y no la soltó. Se sentía tan lindo ser querida por él. Entremos a casa, me saqué el abrigo y tomé el de él dejándolos en el perchero.
–¿Nuevo Look? –preguntó mirándome de arriba abajo.
–Sí, supongo –reí por lo bajo.
–Me gusta, te ves aún más linda –me sonrojé.
–Ven, dame el Helado.
Caminé hasta la cocina –Ya conoces la casa, pon la peli que quieras –dije para que fuera al living.
Tomé un bowl hondo, metí la caja redonda de helado, un par de cucharas y volví al living.
–¿Todo listo? –pregunté.
–Sip –no me cansaba de verlo sonreírme.
–Ten esto, voy por una manta –le pasé el helado y las cucharas.
Subí a la habitación de mis padres, miré la cama por un segundo…–Malik–, Saqué un cobertor del armario y bajé. Me senté a su lado, extendí la manta. Él paso su brazo por mi hombro acercándome a él.
–Ed…
–Si…
–Yo…tengo tu respuesta… –dije tímidamente.
–Dije que podría esperar hasta el martes…, pero mentí, dime.
–Yo… si quiero ser tu novia –sonreí levemente, sus ojos brillaron.
–¿En serio? –asentí. –Marie no sabes lo feliz que me haces. Creo que desde que te conozco estaba esperando esas palabras…
–Awnn Ed… –me acerqué y acaricié su mejilla. Me dio un beso en la frente y me acercó a más a él.
–Gracias hermosa.
–¿Helado? –le ofrecí una cucharada.
–Sí… –lo comió y le dio Play al DVD.
La noche fue divertida, vimos “El todopoderoso”. Jim Carey hizo la noche perfecta. Ed y yo reíamos a carcajadas… creo que no me reía de esa manera hacía mucho.
–Gracias por el helado –dije mientras nos acercábamos a la puerta.
–Gracias por la película.
–Cuando quieras –sonreí. Paramos en el marco de la puerta, el frío se coló un poco. Ed se acercó y me abrazó.
–¿Te veo en la mañana?
–¿Por qué?
–Puedo llevarte a la escuela…
–No tranquilo. Te veo en el trabajo.
–Quiero hacerlo, por mi novia –esa palabra del final sonó tan tierna.
–Está bien… pero solo mañana, puedo moverme sola –sonreí.
–Ok, paso por ti a las 7am –se acercó despacio, estábamos nerviosos, lo notaba. Me acerqué más y nos besamos despacio. Labios suaves y dulces como vainilla.
–Buena noche hermosa.
–Buenas noches Ed –camino hacía su auto y antes de entrar me miró sonriendo.
Cerré la puerta cuando ya se había ido, subí a mi habitación y me tiré sobre la cama, mirando hacía el techo.
–Tengo novio… uno genial… –dije.
Ed era mi salvación, ya Malik no estaría en mi mente, no tenía por qué estarlo. El trato se terminó apenas acepté estar con Ed. No lo necesitaba, no necesitaba esas sensaciones, esos besos, esos ojos sobre mí, su piel rozándome, él consumiéndome…
–¡No! ¡No lo necesito! ¡No lo necesito! –me repetía.