Fecha: 4 de Mayo, 1636
La nueva favorita era el centro de atención del Harem entero, después de la primera vez que entro en los aposentos del Sultan, aquel hombre de veintitantos años siempre pedía por ella, ignorando a su esposa legal.
Anastasia poseía un vestido color blanco, así le gustaba a el Sultan que se vistiera. A decir verdad, la francesa notaba la atracción que sentía el Sultan al verla usar ese tono, y para complacerlo, decidía vertirse así para él.
El Padişah ahora sostenía las delicadas manos de su favorita, admiraba su belleza, las hermosas facciones de su rostro. Él solo la quería a ella, no quería a nadie más.
Su momento fue interrumpido por Lalezar Khalfa y Madam Nunu, con las dos gemelas entre sus brazos.
─Su majestad.─ambas realizaron reverencia, Lalezar fue la que tomó la palabra.─Las Sultanas están llorando, y la Sultana Farya... No está condiciones.
─¿Que condiciones? ─inquirió Murad, acomodándose en su lugar
Anastasia caminó hasta las gemelas, y decidió cargarlas, era bueno que apenas tuvieran un par de meses, así cabían en sus brazos. Ante ausencia de respuesta de las mujeres, ella intervino.
─Vamos, respondan al Sultan.─exigió, mientras las gemelas poco a poco dejaban de llorar
─La Sultana Farya está deprimida, y se encerró en sus aposentos.─finalmente confesó Madam Nunu
Un suspiro salió de los labios de Murad, quien miró de reojo a su favorita cargando a las gemelas.
─Traigan las cunas de mis hijas, se quedarán aquí.─ordenó, apartando la mirada.─Pueden retirarse.
Las dos señoras se reverenciaron y se fueron tal como lo ordenó el Sultan.
─Mis bebés, mis reinas.─murmuraba Anastasia, besando sus frentes, los ojos de las niñas fijos en ella
Murad se quedó en silencio, contemplando la escena ante sus ojos, un cierto cariño empezaba a crecer por Anastasia.
Momentos después, las gemelas descansaban en sus cunas, Anastasia velaba por ellas, mientras el Sultan la observaba.
─Su majestad ─Anastasia avanzó unos pasos hacia él.─Con su permiso, regresaré a mis aposentos.
─No.─negó con la cabeza.─Te quedarás aquí, y cuidaras de las Sultanas.
Una sonrisa ligera se mostró en el rostro de la francesa, ella asintio luego se sentó en el suelo, y apoyó su cabeza en el regazo de Murad, una acción inesperada para él.
Su mano acarició el suave cabello de su favorita, aún adaptándose a tan repentino acto.
Fecha: 10 de Mayo, 1636
Era emocionante para Anastasia ver al Sultan entrenar junto a sus hermanos, está realmente consciente de que el menor de los príncipes, Şehzade Ibrahim, el intentaba impresionarla, pero casualmente terminaba en el suelo, con una espada en el cuello.
Finalmente dejó de intentarlo, para acercarse al toldo dónde se encontraba la favorita de su hermano mayor. Anastasia rápidamente se colocó de pie y realizó una reverencia, tan respetuosa como siempre.
─Alteza, se esforzó, sé que algún día podrá derrotar a alguno.─ella intento animarlo
─Eres la única que me ha dicho algo así.─aquellas palabras de Ibrahim causaron una sonrisa en la joven francesa
─Entonces soy la única que puede ver su verdadero valor.─ella soltó una risita y luego le dijo.─Me gustaría aprender.
─Puedo enseñarte.
─¿En serio? ─Anastasia lo miró
─A menos que su majestad se oponga.─ambos dirigieron sus ojos al hombre que se divertía viendo caer a su hermano Kasım al suelo totalmente derrotado
─Enséñame, ¿si?
─De acuerdo, Nasia.
Al parecer, había hecho un amigo.
─Voy a terminar de leer un libro, ¿quieres acompañarme?
Anastasia asintio afirmativamente, sentandose a su lado.
─Leeré para ti, ahora solo tengo un libro.─le dijo, pareciendo apenado
─De acuerdo, principe.
Y con eso, Ibrahim empezó a leer para la favorita del Sultan, pronto perdió la pena y leyó con libertad.
Momentos después, Murad junto con Kasim dejaron las espadas a un lado y caminaron hacia los menores.
─Su majestad.─Anastasia murmuró, casi al mismo tiempo que Ibrahim. Ella realizó una reverencia ante ambos
─Kasım, Ibrahim, regresen a sus aposentos.─el mayor de todos ordenó, sin quitarle la mirada a su concubina
Al estar solos, Murad acunó el rostro de la francesa entre sus manos, acercándola para besarla.
─¿Que estabas haciendo con mi hermano?
─El Şehzade me leía un libro.─Anastasia respondió
Murad asintio, luego se separó y le hizo una seña para que lo siguiera, algo que ella no dudo en obedecer. Ambos caminaron, hasta llegar a los aposentos del Padişah.
Fecha: 11 de Mayo, 1636
La Sultana Fátma se acomodó en su lugar, entrelazando sus manos sobre su vientre. Observó la mujer que aparentemente había robado el corazón del Sultan Murad, en palabras informales, su hermano menor.
─Investigué sobre ti y tu familia.─le dijo, con un tono casual.─Vienes de familia prestigiosa, tienes una de las mejores educaciones. Inteligente y hermosa, todo lo que un hombre como el Sultan necesita en una mujer.
Anastasia tragó saliva, no esperaba aquellas palabras de la Sultana, había leído sobre su frialdad.
─Acércate.─ordenó, su voz fue amable
La francesa asintio, luego se acercó, y se sentó enfrente de la Sultana de nacimiento.
─Tus ojos son tan... Puros, indefensos.─dedujo Fátma, poniendo su mano en la suave mejilla de Anastasia.─Una rosa a punto de florecer.
La Sultana Fátma y la Sultana Ayşe estaban juntas, como las hijas más poderosas de Kösem Sultan.
─¿Que opinas de Anastasia? ─inquirió Ayşe
─Tiene mucho potencial, con el tiempo logrará incluso más que nuestra madre, algo me lo dice.─respondió la mayor
─La educare yo, la última vez que la hiciste tú, se suicidó, y se llevó a dos niños con ella.
─Ayşe está en el olvido, se dejó cegar por los celos.─ella suspiró y negó con la cabeza.─Fue tan estúpida.
─Murad aún está dolido por los niños. Y ahora protege con su alma a las gemelas.─la Sultana de cabellos negros suspiro al igual que la mayor, respiró profundo y le dijo.─Por eso la educare yo.
─Tú ganas.─se rindió
Publicado: Sábado, 21 de Octubre, año 2023.