Misión: Alfil Negro (Taekook)...

By Allyatravesdelespej0

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Kim Taehyung siempre fue alguien especial. Desde niño, ha tenido la capacidad de percibir las emociones de la... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capitulo 34
Calítulo 35
Capítulo 36

Capítulo 27

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By Allyatravesdelespej0

Jungkook

Le veo marcharse escaleras arriba, observando el ramo que le he traído. Lleva ropa cómoda, de estar en casa y aún y todo, sigue siendo imponente. Jimin también le está mirando, pero en su caso, claramente se ve lo nervioso que está.

- ¿Qué tal, Jimin? - le saludo.

- Bien, bien - me dice enfocándose en mí.

- ¿Quién es él, papá? - el pequeño me mira curioso.

- Yoonkook, te presento a Jeon Jungkook, Teniente de la marina de Corea del Sur - dice con toda la bomba y boato, cosa que me sorprende, dado que el pequeño no debe de tener más de tres o cuatro años. - Además, es hijo del General Jeon - le dice al oído, como si fuera un gran secreto.

- ¡Oh! - los ojos de enano se iluminan y me saluda llevándose la mano a la cabeza. - ¡A sus órdenes, Teniente! - me dice y automáticamente se me cae la baba.

- Cadete Yoonkook - le devuelvo el saludo. - Encantado de saludarle.

- ¿Puedo ver sus placas? - lanza los brazos hacia mí.

- No molestes al Teniente, pequeño - intenta disuadirle Jimin.

- ¿Puedo? - le pido permiso para cargar a su hijo en brazos.

Jimin accede y me pasa al niño. Me saco las placas que llevo colgadas del cuello y el niño las observa maravillado. Las agarra con sus pequeñas manitas y me resulta muy tierno. Acerco la nariz a su cabecita y me deleito del suave perfume a colonia de bebé. Me quito las placas y se las pongo. Sus ojos se desorbitan. Como si le acabaran de regalar el mayor de los regalos.

- ¡Señor! No puede... - me intenta advertir que lo que estoy haciendo no está bien.

- Sí que puedo. Recuerda que mi padre es el jefazo. Le pido otras nuevas y listo - le digo de manera cómplice.

- ¡Muchas gracias, señor! - me abraza con sus pequeños bracitos.

Se me pone una sonrisa boba en la cara. Cuando levanto la vista para mirar a Jimin, le veo con los brazos cruzados y un gesto de sabelotodo en la cara.

- Vamos a desayunar, batallón - nos cede el paso hacia la cocina.

Dentro, recuerdo el beso que compartí anoche con Tae. Entonces, por inercia, busco a BamBam. Está sentado junto a Yugi. Los dos me miran con ganas de querer asesinarme y no puedo evitar reírme porque en el fondo me encantan que sean sobreprotectores con su padre. Pero está claro que me va a costar ganarme su cariño.

- Pequeño, ven con el tío a desayunar - Nam viene hasta mí a por su sobrino.

- No tío, quiero con Jungkook - niega el niño en mis brazos. - ¿Puedo llamarle Jungkook, señor? - me mira asustado, con miedo a haberme faltado al respeto.

- Puedes llamarme Kook - le acaricio la carita. - Y no es necesario que me hables de usted.

- Tú puedes llamarme Yoko. Yugi y BamBam me llaman así. Al principio no me gustaba, pero ahora sí - me explica muy serio.

Miro a los chicos que siguen escrutándome como si fuera un enemigo número 1. Les sonrío con suficiencia y me concentro en mi nuevo amiguito.

En cuanto Tae llega a la cocina, con Yoongi, su familia vuelve a cantarle el cumpleaños feliz, mientras Jimin le acerca una tarta para que sople las velas. Mientras le cantamos, sus ojos se cristalizan. Cuando me ve con su retoño en brazos, se muerde los labios, nervioso. Sopla con los ojos cerrados y sonríe.

- ¡Papi, papi! ¿Qué deseo has pedido? - le pregunta su hija.

- ¡No, Hana! No se puede decir o no se cumplirá - la amonesta Yoko.

- Muy bien dicho, chaval - le susurro y chocamos los cinco.

Entonces busco la mirada de Tae, que está completamente concentrado en nosotros dos. Está muy gracioso con esa cara anonadada porque no entiende qué hago cargando a su hijo, y encima, me he convertido en su compinche.

- Papi, mira, el Teniente... - me mira de reojo y yo asiento animándole. - ¡Kook me las ha regalado! - sonríe ampliamente.

Taehyung se acerca hasta donde estamos y se sienta junto a nosotros. Acaricia las placas que ahora cuelgan del cuello de su hijo pequeño. Me mira a los ojos y se me corta la respiración. No sé si alguna vez ha estado más radiante que hoy. Antes de parecer idiota, busco algo que decir.

- Yoongi, colega, ¿estás mejor? - pregunto de manera inocente.

Pero no se me escapa la jugada. Tae, con una sonrisa de suficiencia mira a Yoongi y después a Jimin, como si él fuera el rey del mundo, y los otros dos, sus súbditos.

- Espero que mi marido haya sido un buen anfitrión y se haya hecho cargo de usted como merece, Teniente Min - dice Tae y los dos aludidos le miran con cara de 'serás cabrón'. No puedo evitar reírme pues empiezo a entender qué pasó anoche entre ellos.

Sólo espero que consigan ser felices de una condenada vez.

- Si Taehyung, gracias - le dice Yoongi con una reverencia. - Todos habéis sido muy amables - dice antes de sentarse junto a Nam y Jin. En cuanto lo hace, Hana le acribilla a preguntas.

Yo miro a Tae y le doy una sonrisa de lado, pidiéndole que no sea malo con mi amigo. A lo que me responde levantando una ceja, pero no le molesta más.

Desayunamos en un ambiente divertido. Y es que esta casa es una deliciosa locura. Me quedo observando cómo interactúan entre ellos y son simplemente delirantes. Los pequeños son vivaces y divertidos. Sus hermanos mayores, están en esa edad que es un constante tira y afloja. Jimin es un consentidor nato, pero Tae les reta y achucha. Nam y Jin están en una burbuja y me alegro infinitamente por ellos. Y todo esto bajo la atenta mirada del patriarca, que les observa con cariño y orgullo.

Alimento a Yoko. Me encantan los bigotes de leche que tiene y el borrón de chocolate de su nariz. Sin querer, como tiene las manitas manchadas, me ensucia el jersey.

- ¡Yoonkook! Ten más cuidado - le reprende Tae. - Lo siento, permite que te quite la mancha - se levanta para limpiarme.

- Lo... lo siento, Kook - dice el pequeño, que me mira con pena.

- Tae, no te preocupes - detengo a Tae. - No pasa nada amiguito, en serio - le acaricio la carita al niño. - Además, este jersey tampoco es tan bonito - intento quitarle hierro al asunto.

- No, que va - murmura por lo bajini, Tae.

Me quedo mirándole divertido, y me aguanto las ganas de devolverle el coqueteo, porque tenemos demasiados espectadores.

Terminamos de desayunar e, inevitablemente, llega el momento de abandonar esta casa. No quiero marcharme, y por la cara de Yoongi, él tampoco, pero alargarlo, sería raro e incómodo. Así que decido ser quién dé el paso.

- Muchas gracias por invitarnos a desayunar, Sr... - el anfitrión levanta una ceja - quiero decir... Dakho. Ha sido un placer.

- Gracias a vosotros, muchachos - se levanta para estrecharnos las manos.

Le doy a su nieto y de pronto me siento frío y es que me ha resultado inmensamente cálido cargar al pequeño.

- Hasta pronto, Yoonkook - le doy un besito en la frente.

- Adiós - me dice con carita de pena y es que creo que él también me ha cogido cariño.

- Por cierto, los chicos quieren pasar el fin de año a la nieve, ¿que os parece si nos vamos todos? - pregunta de pronto el patriarca.

- ¡Papá! Qué buena idea - se levanta Nam, encantado. - ¿Qué decís vosotros? - nos apunta con el dedo a Yoongi y a mí. - Aunque imagino que querréis estar con vuestras familias - se vuelve a sentar, deprimido.

- Yo ya no tengo familia así que me apunto - dice Yoongi y casi consigue que a Jimin se le desencaje el cuello por mirarle tan rápido.

- Algo he oído muchacho, pero ¿qué ha pasado? - se le acerca el Sr. Kim y le agarra del hombro.

- Cuando por fin me atreví a confesarle a mi padre que soy gay y que estoy enamorado de un hombre, me retiró la palabra y me dijo que yo ya no era su hijo nunca más - nos cuenta, estoico. - El resto de mi familia, ha apoyado a mi padre, así que ya no me queda familia.

Jimin, se acerca hasta él y le agarra las manos, en un intento de consolarle, pues se ve de lejos la tristeza que esta situación le provoca. Yo bien lo sé, ya que fui su paño de lágrimas más de una noche de borrachera.

- Ven con nosotros - le pide tímidamente.

- ¿De verdad no te importa? - parece dudar mi amigo.

- Claro que no nos importa, Teniente - se adelanta el Sr. Kim. - Lo pasaremos muy bien. ¿Y tú qué dices, Jungkook?

- Yo... Me encantaría, pero mi padre no me lo perdonaría - digo medio en broma. - Además, hay algo que tengo que hacer.

Miro a Tae y su preciosa cara se convierte en una fría máscara. Evita mirarme, pero sé que está molesto.

Espera un poco, mi vida.

- Claro muchacho. En otra ocasión será - se acerca a darme la mano su padre.

- Yo iré a casa a preparar la maleta, ¿me llevas? - me pide Yoongi.

- Por supuesto, pero necesito hablar con Tae de algo antes de irme - me niego a dejar las cosas así.

Haciendo un escueto gesto con la mano, me pide que le acompañe al salón, para tener algo de privacidad.

- Tae - me apoyo en el respaldo del sofá y le tiendo las manos para que me las agarre, pero me mira despectivamente y continua con los brazos cruzados. - Por favor - le suplico y le agarro por las caderas para colocarle entre mis piernas. - ¿Por qué esa cara tan larga?

- ¿Qué quieres, Jungkook? - me ladra.

- Te lo dije ayer, no quiero que desaparezcas de nuevo - pego mi frente a sus brazos.

- Jungkook, no sé a qué estás jugando - me empuja por los hombros. - Pero estás casado con Lisa. Como siempre quisiste. Como debía de ser - habla con hastío.

- Lisa y yo no diferimos mucho de Jimin y tú. Desde la noche de bodas, cada uno ha hecho su vida por separado y tan sólo somos un matrimonio cara a la galería.

- ¿Tan tonto me crees? - me escupe con rabia. - Jimin es mi mejor amigo y Lisa ya estaba en tu vida cuando me conociste.

- Confía en mí, te lo suplico... - pero me pone un dedo en los labios.

- Por favor, ya he pasado página. No vuelvas a poner mi vida patas arriba porque ambos sabemos que volverás a marcharte - cierra los ojos pesadamente y niega.

- ¡Eso no es verdad! - me levanto y le abrazo, pero no me lo devuelve.

- Por favor, si alguna vez me has tenido el más mínimo aprecio, sal de esta casa y no vuelvas nunca - su voz es monótona y su cuerpo está rígido.

Le agarro por la barbilla y le obligo a mirarme. Se resiste, pero le acaricio despacio y acaba cediendo. Sus ojos son dos pozos oscuros.

- Taehyung, no voy a parar hasta conseguir que te vuelvas a enamorar de mí. Y para ello, voy a hacer que confíes en mi palabra - hago la promesa para ambos.

No dice nada más y se marcha. Estoy en un momento en el que me quiero aferrar a cualquier cosa y su silencio me vale. Le sigo y tras despedirnos de todos, llevo a Yoongi a su piso.

De camino a casa de mi padre, me hago una promesa.

Voy a recuperarte, Kim Taehyung

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