Misión: Alfil Negro (Taekook)...

By Allyatravesdelespej0

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Kim Taehyung siempre fue alguien especial. Desde niño, ha tenido la capacidad de percibir las emociones de la... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capitulo 34
Calítulo 35
Capítulo 36

Capítulo 17

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By Allyatravesdelespej0

Jungkook

Taehyung.

Me levanto del sofá y voy corriendo hacia él. Me cruzo con Lee, pero ni me digno a mirarle. Ahora mismo sólo puedo pensar en Taehyung. Aparentemente está bien, pero he estado tan preocupado que necesito verlo por mismo. En cuanto llego a él, le abrazo con todas mis fuerzas y no lo suelto por un largo minuto.

- Mi amor - hablo finalmente, pegado a su oído. - ¿Estás bien? ¿Dónde has estado? Me has tenido preocupadísimo - le digo de manera tierna para que no piense que le estoy riñendo.

Es lo que haría si fuese mi pareja real.

No me contesta, pero le escucho suspirar pesadamente. Entonces me separo de él y acuno su rostro para poder mirarle a los ojos.

El cabrón está llorando.

Por puro instinto beso sus labios. Siento como sus manos se apoyan con miedo en mi cintura y me pego más a él. Porque quiero sentirle cerca y porque le he necesitado mucho más de lo que estoy dispuesto a reconocer.

Sin decir nada más, le quito el equipaje de las manos y le hago una señal aparcacoches para que me traiga el Ferrari. Nos montamos y arranco a toda velocidad. Veo como Tae busca su teléfono y marca.

- Hola papá - saluda y sé que está llamando a Nam. - Sí, estamos muy bien. Ahora te mando unas cuantas fotos para que veas lo bien que lo estamos pasando - finge estar alegre.

Sospechamos que también podría haber cámaras y micros en el coche así que, toda precaución es poca.

- Claro papá, yo se lo doy de tu parte. Te quiero - se despide. - Mi padre te manda un beso - me dice moviendo una mano.

- Pues dámelo - le pido hinchando el carrillo.

- ¿Qué? - me mira sorprendido.

Me acerco más a él, con la única intención de que me dé un beso. Parece dudar, pero finalmente me besa en la cara.

No hablamos más en todo el camino, pero agarro su mano y me la pongo en el muslo mientras mi mano agarra la suya.

En menos de 10 minutos, hemos llegado al bullicioso centro de Bridgetown. Aparco el coche y nos bajamos. Puedo ver la cara de incertidumbre de Tae. Paro el taxi más viejo y destartalado que veo y le doy una dirección.

- Tu padre ha reservado un alojamiento para nosotros - le explico para que sepa que le llevo a un piso franco, libre de espías.

Cuando llegamos, me río internamente, porque es una puta villa de lujo. Hay un coche deportivo aparcado en la puerta. Le quito a Tae el teléfono y lo meto en su maleta, junto al mío. El equipaje lo dejo dentro del maletero del coche. Le doy la mano y tiro de él al interior de la villa. Dentro, encuentro tanto las llaves de la villa como las del coche. Cierro la puerta e inspecciono el lugar. Tiene un precioso salón abierto que da a una piscina perfectamente oculta de miradas indiscretas. Me giro y empiezo a desnudar a Tae. Me mira alucinado e intenta detenerme. Le sonrío para que se tranquilice. Le acaricio la cara y le clavo mi mirada en sus preciosos ojos.

- Déjame quitarte todo esto de encima, por si acaso - susurro lo último, mientras meto los dedos por su pelo, en busca de algún dispositivo o algo sospechoso. Bien sé lo mucho que ha avanzado la tecnología hoy en día. Se lo podrían haber puesto en cualquier parte.

Tae parece captar la indirecta y me deja desabrochar su camisa. Me doy el lujo de acariciar sus costillas mientras se la quito. Antes de lanzarme a su pantalón, él mismo se lo desabrocha. Sin ningún ápice de vergüenza, se lo baja, junto al calzoncillo, por las piernas.

Mientras yo mismo me desvisto también, no pierdo ni uno solo de sus movimientos porque Tae es hipnótico. Entonces me sonrojo al recordar que él puede estar sintiendo todo lo que en este momento me apetece hacer con su cuerpo. No es que de pronto me crea toda esta pantomima, pero por la cara que tiene, él también me desea.

Agarro su ropa y la mía y la meto en la ducha. Abro el agua y dejo que la empape. Si había algún dispositivo de escucha, ahora estaba arruinado.

Vuelvo junto a Tae y le tiendo una mano, que me estrecha con cierto recelo. Corro y nos arrastro a los dos dentro de la piscina, para asegurarme, como con la ropa, que no sobreviva nada. El agua, fría, activa todo mi sistema nervioso.

En cuanto Tae sale a la superficie, se lleva las manos a la cabeza para retirarse el pelo de la cara. Tira su cuello hacia atrás y me deja una perfecta visión de su mandíbula. Es una jodida obra de arte.

- ¿Qué es este lugar? - dispara, directo al grano.

- Un piso franco que ha dispuesto tu hermano - le explico.

Ríe mirando la villa, que tiene pinta de todo, menos de un pisucho en el cual esconderse. Me acerco a él y empezamos a girar los dos despacio, uno frente al otro, como si estuviéramos bailando.

- ¿Dónde has estado? ¿Por qué te fuiste sin mí? - le pregunto con reproche, agarrando una de sus muñecas para que deje de huir de mí.

- En una guarida en medio del mar que aún no sé dónde está. Lo tendré que mirar con Nam. Y me fui con Lee porque sentí que era una oportunidad única que no debía desaprovechar - me dice soltándose de mi agarre. - Me dejé llevar por mi intuición - chista, porque bien sabe que yo no creo en su super poder.

- Ha sido demasiado peligroso - vuelvo a agarrarle, esta vez, más fuerte. - ¿Ha merecido la pena?

- Sí. No sé muy bien qué tengo, pero sé que es algo importante. Lo siento aquí - se señala el pecho y sonríe, pedante. - Ya lo tiene todo Nam.

- No vuelvas a dejarme atrás, Taehyung. Mi misión es protegerte. Y no puedo ocuparme de tu seguridad si no estás conmigo - mi voz es una advertencia.

- ¿Tan preocupado estabas por mí? - cuestiona incrédulo.

- Sí. ¡Maldita sea! - maldigo porque a veces me saca de quicio.

Su respuesta es una sonrisa socarrona y una impertinente ceja alzada. Miro descaradamente su cuerpo desnudo a través del agua. Doy un paso hacia él y le veo sonreír mientras también me mira. Mi mano sigue agarrando su muñeca con fuerza. Levanta su mano libre y con el pulgar acaricia mi cejo fruncido. Su pecho se roza conmigo en el vaivén del agua.

Estamos peligrosamente cerca.

Cierro los ojos y me dejo masajear. Me relajo casi de manera inmediata. Su tacto me calma. Dejo escapar un suspiro, aliviado de tenerle de nuevo conmigo, sano y salvo. Acaricio su muñeca cerciorándome que sigue aquí. Despacio, abro los ojos y me encuentro con su mirada. Ya no queda ni un ápice de su arrogancia. Está concentrado, intentando aliviar mi tensión. Y no lo aguanto más.

Te deseo.

Sin darle tiempo a escapar, apreso su cara con ambas manos y le beso. Él, como respuesta, salta y enreda sus piernas en mi cintura y sus brazos por mi cuello.

Bandera verde.

Seguimos besándonos mientras nos acariciamos el uno al otro. Tae es suave y firme. Sus labios me absorben y rápidamente puedo sentir su erección contra la mía. Todos los warnings se encienden en mi cabeza como faros. Es el hermano de mi capitán, y lo que es peor, es hermano de uno de mis mejores amigos. Además, es una máquina de hacer problemas, indisciplinado, presuntuoso e insufrible. Mejor ni hablamos del poder ese raro que tiene.

No debería de estar haciendo esto.

Por más que me repito eso en mi cabeza, más ganas tengo de él. Porque Taehyung destila peligro. Porque es algo prohibido. Y porque me encanta.

Lo acorralo contra el borde de la piscina y literalmente me lo como. Mi lengua entra en su boca de manera demandante. Sonríe al ver lo desesperado que estoy. Saca su lengua descarada y la atrapo con mi boca, hambriento. Lo quiero completamente sometido a mí. Tae se agarra a mis hombros mientras pequeños jadeos se escapan desde el fondo de su garganta. Lo tengo aprisionado y caigo en la cuenta de que tengo que estar lastimando su espalda. Es hora de salir de la piscina. Corto el beso, pero agarro su barbilla con fuerza para que entienda que no tiene escapatoria.

- Vamos a la cama - ordeno.

Su respuesta viene en forma de beso, siendo él ahora quien cuela su lengua juguetona en mi boca. Le llevo hasta la escalerilla y mientras sale de la piscina me regodeo disfrutando de su desnudez.

Una vez fuera, me tiende una toalla, pero la tiro al suelo porque no tengo ni ganas ni tiempo que perder. Le agarro por la cintura y tiro de él hasta que nuestros cuerpos se tocan. Le beso el cuello. Echa la cabeza hacia atrás dándome total acceso. Desciendo los besos por su torso hasta caer de rodillas sobre la toalla que me ha dado. Mi cara queda frente a su erección y sin pensarlo dos veces, empiezo a mamarla. Tae jadea descarado y eso hace que mi propia polla brinque emocionada. Levanto la vista y le veo secarse el pelo mientras sus dientes atrapan su labio inferior. Despacio, baja la cabeza y me mira, se relame los labios y con la toalla me seca el pelo. Yo sigo a lo mío, lamiendo cada parte de su pene, a mis anchas. Con ambas manos, me agarra la cabeza y se empuja dentro de mí, hasta alojar su prepucio en mi garganta. Aguanto una arcada y Tae gime muerto de placer. Afianzo el agarre de sus muslos, aflojo la mandíbula y me dejo follar la boca a su antojo. Sus gemidos cada vez son más cortos y seguidos y creo que está a punto de correrse cuando siento sus piernas flaquear. Entonces se detiene y me agarra por las axilas para que me ponga de pie. Uno frente al otro nos medimos, todavía valorando si lo que estamos a punto de hacer es buena idea. Entonces, se acerca a mi oído.

- Fóllame - susurra antes de dejar un tierno beso en mi yugular.

No necesito nada más, le doy la mano y lo arrastro hasta el dormitorio. No me fijo en nada, tan solo en la enorme cama que hay. Me siento en el borde y le invito a sentarse a horcajadas sobre mí. Se sube y se apoya en mis hombros. Me deleito un buen rato con su perfecto cuerpo desnudo. Me concentro en todos esos puntos en los que su piel y la mía están en contacto y en la corriente eléctrica que me provocan. Acaricio la piel de su espalda con parsimonia, mientras inspecciono su preciosa cara. Taehyung se parece a un duende. Uno sexy y diabólico que te pone el cerebro del revés.

- ¿Ya no te apetece? - me pregunta acariciando mis orejas con ambas manos, sacándome de mis pensamientos.

Le agarro de la nuca para darle un beso y que le quede claro de una puta vez lo mucho que le deseo ahora mismo. Caemos sobre la cama y dejo que Tae me llene el torso de besos. Su lengua deja regueros de saliva por mi cuello, mi nuez, mi pecho y mis abdominales. Me gusta no tener que decirle que no debe de marcar mi piel. Este pensamiento, en el fondo, me da pena, porque no me importaría que me llenara marcas.

Pero no puedo.

- Eh, ¿estás bien? - me pregunta y empiezo a ser muy consciente que de verdad puede leer mis estados de ánimo.

- Sí - le digo antes de intercambiar y ponerme ahora sobre él.

Sin romper el contacto visual, me chupo dos dedos para empezar a dilatarle. Empiezo colando mi dedo índice. En cuanto empiezo a moverlo, Tae se revuelve como una anguila entre mis brazos. Para que se esté quieto, le muerdo un pezón. Grita, pero me deja hacer. Cuelo un segundo dedo en su agujero y tras unos minutos, cuando ya empiezo a sentirlo más flojo, me alineo con su cuerpo y lo penetro. Decir que la sensación me encanta es quedarme muy muy corto. Taehyung por dentro es suave como la seda y caliente como la lava. Siento mi polla deliciosamente apretada y me está volviendo loco. Miro a mi amante que se deshace entre jadeos cada vez que entro y salgo de su cuerpo. Parece estar delirando mientras susurra mi nombre. Verle así de sometido es lo más jodidamente sexy que he visto jamás.

Siempre me ha gustado más follar con mujeres. Es más, no me había acostado con un tío desde mi segundo año en la academia militar. Digamos que experimentar durante esos años fue divertido, pero nada serio. Siempre fue un 'aquí te pillo, aquí te mato' con distintos compañeros, pero jamás ninguno de ellos significó nada para mí. Pero Taehyung no es un hombre normal. Taehyung es mi puta cryptonita. Porque sé que no voy a poder olvidarle jamás y él no es para mí. Darme cuenta de esto me amarga y gruño como un puto animal cuando me meto en él hasta el fondo. Estamos empapados en sudor. Me agacho y le muerdo el trapecio con ganas. Vuelve a gritar mientras yo saboreo la salinidad de su piel.

Veo todo rojo. Necesito liberarme, dejar salir esta condenada tensión de mi cuerpo y olvidarme de todo lo demás, así que salgo de él, de manera brusca le doy la vuelta sobre el colchón y me clavo en su culo de forma salvaje. Muy lejos, le escucho chillar contra la almohada, pero nada me importa ya. Me pego a su espalda, le tiro del pelo de la frente y le beso de forma demandante.

- Jungkook... por... por favor... - solloza con los ojos en blanco.

- ¡Qué! - mi voz es un gruñido.

- Diossssssss - dice mientras se corre.

Puedo sentir como el orgasmo barre todo su cuerpo, pues estoy completamente tumbado sobre él. Acelero mis penetraciones y en seguida me corro yo también. Ahogo un alarido mordiendo su nuca. También ahogo las ganas de decirle que me encanta, que quiero que sea mío, que no quiero que nadie más se lo folle. Sólo yo quiero tener ese derecho. Le suelto y le doy una lamida sobre la marca de mis dientes.

- ¿Eres un perro? - me dice riendo.

Está completamente agotado. Lo sé porque no puede ni abrir los ojos. Me tumbo a su lado, para quitarle mi peso de encima. En seguida se gira y se apoya en mi pecho y me abraza por la cintura. Es demasiado íntimo, pero en este instante es totalmente correcto por lo que le devuelvo el abrazo.

- Soy un perro rabioso - le sigo la broma.

- Aha... - dice a punto de caer en los brazos de Morfeo.

Me pongo en pie y le cargo en los brazos hasta el baño. Nos duchamos y vuelvo a follármelo porque nunca tendré suficiente de él.

Una vez limpios, volvemos a la cama y Tae se queda dormido de manera casi inmediata, entre mis brazos. Yo también me duermo, olvidándome de todo lo demás, porque ahora mismo, todos mis sentidos, están saturados de él.

[...]

Me despierto al cabo de varias horas. Veo en mi reloj de pulsera que son las 3 de la madrugada. Siento los cálidos brazos de tae rodearme. Su respiración es errática. Le miro y sigue siendo el ser humano más guapo que he visto nunca. Los vívidos recuerdos de nuestro tórrido encuentro llegan a mí. Y es entonces cuando la cruda realidad me azota sin piedad. Maldigo porque nunca debería de haberme acostado con él. Me levanto con cuidado de no despertar a mi amante, que duerme plácidamente y me visto a toda velocidad, pero antes de irme, me acerco a Taehyung y beso sus labios por última vez.

- Te quiero - confieso en un susurro prácticamente inaudible.

Y salgo de aquella villa dispuesto a huir lo más lejos que me sea posible. 

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