BENNY WILLIAMS: VAMPIROS EN L...

Von DanielFMuoz

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Estudiante de ciencias de día, justiciero de noche. Todas las tardes, el excéntrico y solitario Benny William... Mehr

Capítulo 1: EL CALLEJÓN
Capítulo 2: LA CASA DE LOS WILLIAMS
Capítulo 3: EN EL INSTITUTO
Capítulo 4: BENNY & VALERIA
Capítulo 5: CARA A CARA CON EL MONSTRUO
Capítulo 6: LOS VISITANTES
Capítulo 7: INTERVENCIÓN
Capítulo 9: EL VÍNCULO
Capítulo 10: LA SILLA, LA ATENA Y LA BAZUCA
Capítulo 11: LA PEQUEÑA VAMPIRA
Capítulo 12: UN PASEO MATUTINO
Capítulo 13: LA PELEA EN EL HOSPITAL
Capítulo 14: LOS MONSTRUOS EXISTEN
Capítulo 15: EL REFUGIO
Capítulo 16: VAMPIROS ADENTRO
Capítulo 17: EL BÚNKER
Capítulo 18: EL CIENTÍFICO DESACREDITADO
Capítulo 19: LA ENCRUCIJADA
Capítulo 20: CONFRONTACIÓN
Capítulo 21: NO ESTÁS SOLO
Epílogo: EL EXTRAÑO
LISTA DE PERSONAJES
¡CONTINUACIÓN!

Capítulo 8: LA FIESTA

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Von DanielFMuoz

Durante las últimas dos horas habían ido a casa, se habían colocado una ropa decente y habían salido. Benny tuvo que cambiarse dos veces ya que la primera vez quiso ir en ropa interior; un vano intento de molestar a su hermano. Finalmente, Benny se colocó una camiseta azul con un estampado rojo de Stranger Things que Luis le había regalado por su cumpleaños hace dos años, la cual luego cubrió con una chaqueta negra que dejó abierto y luego se colocó unos pantalones vaqueros que hacían juego con la casaca. Benny se había observado en el espejo antes de salir, se veía bien a pesar de que nunca consideró vestirse así. Sonrió para sí mismo y salió con su hermano al encuentro de las dos chicas.

Una vez que los hermanos Williams cruzaron la puerta de los Villareal junto con sus respectivas acompañantes, Benny ya se estaba arrepintiendo. Los autos de todas marcas y tamaños se habían amontonado en la acera y desde allí se podía escuchar la música y el ligero bullicio de la gente. Para los chicos normales esto significaba que la diversión estaba por comenzar, pero para Benny solo podía significar una tortura para sus oídos.

Ya no había marcha atrás.

—¿En qué me metí? —dijo Benny al llegar al pórtico, haciendo referencia a las últimas palabras que había dicho en la casa de los Cortez.

Entonces sintió el contacto helado de los dedos delgado y largos de Valeria, que a su vez lo tomó del hombro.

—Tranquilo, yo voy a estar aquí —dijo Valeria con una sonrisa maliciosa y un tono juguetón.

Parecía que estaba cuidando de que escapara; pensaba Benny y se reía como si fuese algo posible. El agarre de la vampira era fuerte. Uno pensaría que ella lo estaba guiando hacia el interior de la mansión, pero no, solo era Benny caminando.

Al ingresar, Benny fue invadido por el olor a cigarrillo y alcohol que emanaba de los invitados; recordó parcialmente por qué no le gustaban estos eventos. La gente gritaba y bailaba al ritmo de una canción cuya letra era inentendible, algunos estaban en grupos y otros en parejas, y otros paseaban por el salón con vasos en la mano. Entonces Benny observó con más detenimiento a los invitados, algunos ya estaban borrachos incluso, lo que le dio gracia considerando que aún ni siquiera era medianoche; de hecho, apenas se había puesto el sol. Benny meneó con la cabeza y siguió a sus amigos, pasando al costado de una barra donde el cantinero les servía a los invitados.

Finalmente divisó a Jan y a Luis en un sofá junto a la pared. Estaban completamente solos, considerando que uno de ellos era el cumpleañero. Al ver a Danny y a Allison, ambos se sobresaltaron y fueron a abrazar a la pareja, pero Jan y Luis ahogaron un grito cuando vieron a Benny. Por un momento, Benny no consideró que él era la causa del asombro de los chicos, y vio a Valeria esperando que las miradas fueran hacia ella, pero no, iban hacia Benny. Entonces Luis y Jan se acercaron, observándolo con los ojos abiertos como platos y rodeándolo; conociendo a Benny, no podían creer que había venido.

—Oigan, ya supérenlo. Estoy aquí —dijo Benny un tanto fastidiado por la forma en la que sus amigos lo estaban viendo.

Entonces Jan lo abrazó.

—¡Qué bueno que viniste! —exclamó.

—Sí, feliz cumpleaños —dijo Benny entre dientes y alejándose del abrazo lentamente.

Valeria ya había soltado a Benny y observaba la escena entre risas.

—La verdad no esperaba que vinieras —dijo Luis más serio, pero con una sonrisa—. Y veo que trajiste el polo que te regalé.

—Sí, no tenía opción —comentó Benny y Luis se rió.

—Es bueno que hayas decidido salir de la cueva —dijo Luis dándole una palmada en el hombro.

—Bien —dijo Danny con una sonrisa maliciosa—. ¿Y ahora quién ganó la apuesta?

—¿Apuesta? —dijo Benny frunciendo el ceño.

—Sí, es que ellos apuestan a qué excusa elegirás para no venir a una de las reuniones —agregó Allison, entre risas.

Benny miró a Luis y a Jan.

—¿Así? ¿Y cuáles eran las opciones?

—Bueno, Luis decía que no vendrías por un proyecto y, en mi caso, bueno...

—Que estabas de justiciero —interrumpió Luis.

—Ni uno ni lo otro —habló Valeria riéndose—. ¿Ahora quién ganó la apuesta?

Cuando Luis observó a Valeria, se acomodó el cabello y carraspeó mientras caminaba hacia ella con un paso seductor.

—Hola Cherry —dijo él haciendo una voz más gruesa y varonil, a diferencia de su voz chillona de siempre—. Veo que los ángeles nos han enviado una bendición. Dime, ¿cuál es tu nombre, mi diosa?

Valeria esbozó una sonrisa tímida y miró a Benny por encima del hombro.

—Él es Luis —suspiró Benny dándose una palmada en la frente—. No les des tu número o te estará rastreando vía satélite.

Mientras tanto, Danny, Allison y Jan estaban acostumbrados ante los patéticos intentos de Luis por ligarse a una chica, mientras que Benny no sabía si sentir lástima o acompañar a sus amigos en las carcajadas.

—Valeria —rió la chica.

Entonces empieza a sonar una lenta melodía que todos en la fiesta empiezan a bailar en parejas y con lentitud.

—Bueno, señorita Valeria —dijo Luis aún manteniendo la voz gruesa—. ¿Me permite esta pieza?

Esas palabras hicieron que Valeria se sonrojara y volviera a reír.

—Lo siento, pero vine con Benny —dijo y corrió hacia Benny, tomándolo del brazo y mirándolo a los ojos—. ¿Listo?

—¿Listo para qué? —dijo Benny desconcertado.

—Para bailar, dije que te enseñaría.

—Ah sí, vamos.

Valeria meneó la cabeza entre risas y arrastró a Benny hacia la pista de baile, mientras que Luis se sentaba nuevamente en el sofá junto a los demás.

—No puedo creer que se haya ido con él —dijo Luis con un puchero—. Apenas si le llega al hombro.

—¿Tú de qué hablas? —habló Danny entrecerrando los ojos y riéndose—. Si tú eres más enano que él.

—Sí, pero soy más cool —dijo Luis mirando a Danny por encima del hombro.

Allison soltó una carcajada.

—Deja que se diviertan.

—Vaya, es increíble que una chica lo prefiera —dijo Jan.

—¿Le pagaron a la chica? —preguntó Luis.

—No idiota —dijo Allison juguetonamente—. Es mi prima Valeria...

—¿Valeria? —saltó Jan volteando hacia Allison—. ¿Esa misma Valeria que paraba con ustedes? ¿La que se fue de la ciudad?

—Sí, ella —dijo Allison, y su sonrisa se apagó—. Jan, a Valeria no le gusta recordar ese momento.

Jan pareció hundirse en el sofá.

—Lo siento.

—Oye Jan —dijo Danny, en un esfuerzo de guiar la conversación hacia otro lado—. ¿Qué pasó? ¿Quiénes son todas estas personas? No sabía que tenías tantos amigos.

—No son mis amigos, son de Gretell —dijo Jan con desánimo—. Al final se salió con la suya e hizo la fiesta... más para ella que para mí.

—Qué zorra —comentó Allison con un gruñido.

—Sí —asintió con mayor exaltación y luego habló resignado—, como si ella no tuviera suficientes fiestas.

Allison esbozó una sonrisa y acarició el hombro de Jan.

—No te preocupes, nosotros estamos acá —dijo con un tono semejante el maternal—. Que ellos no te importen.

Y Jan la miró mostrando una sonrisa.

Mientras tanto, la música seguía en la fiesta y cambiaba constantemente el ritmo. Benny hacia lo que podía para seguir a Valeria, quién se movía por todos lados. Valeria lo tomaba de las manos y lo sacudía mientras se reía, completamente consciente de que era un desastre bailando.

—Bailas terrible —comentó Benny con una sonrisa mientras la observaba.

—Aunque sea me muevo, mírate.

Era cierto, Benny apenas movía los pies y un poco la cintura, pero Valeria hacia alarde de su flexibilidad con cada paso. Benny empezó a reír.

—¿Ves que no es tan malo? —dijo Valeria—. Te dije que te ibas a divertir.

—A costa de verte bailar.

Benny y Valeria rieron.

Entonces pasó junto a ellos un camarero con una bandeja llena de bocadillos. Benny no pudo distinguir muy que eran, pero notó como Valeria tomaba uno y se lo llevaba a la boca.

—¿Qué ocurre? —dijo Valeria al notar la mirada extrañada de su pareja de baile—. ¿Crees que porque soy vampira solo tengo que alimentarme de sangre humana? ¿Acaso crees que no puedo comer estos deliciosos sanguches?

Benny tragó saliva. Pensó que la había hecho enojar.

—Bueno, nuestra dieta no es exclusivamente de sangre —siguió Valeria encogiéndose de hombros y mordió otro bocado—. También comemos comida de humanos. No es tan deliciosa ni tan nutritiva como la sangre, pero sirve para saciar un poco nuestra hambre y no devorarlos a todos acá.

Valeria prácticamente estaba gritando cuando mencionó eso, la música del lugar la forzaba a ello. Sin embargo, gracias al estupor generado por la muchedumbre emborrachada, nadie se daba cuentas de las palabras de la vampira ni que ella podría ser capaz de destruirlos a todos.

—¿Y ahora tienes hambre? —dijo Benny un tanto preocupado.

—Solo de ti —rió Valeria guiñando el ojo.

Los ojos de Benny se abrieron como platos y el rostro de Valeria se sonrojó al darse cuenta de lo que había dicho.

—¿Quieres una bebida? —dijo Valeria con desesperación—. Ven, vamos a la barra.

Valeria tomó a Benny de la mano y lo llevó a través de la muchedumbre enloquecida y borracha. Durante el camino, Benny se soltó del agarre y quedó perdido entre la multitud. La buscó con desesperación, no soportaba estar junto a tantos extraños. Benny se tapó la cara con las manos, para él todo era un remolino de caos y oscuridad, empezó a perder el equilibrio y se tambaleó tropezando con uno de los invitados, provocando que soltara su copa y esta se rompiera.

Al ver al sujeto con el que había tropezado, Benny finalmente recordó la verdadera razón por la que no quería ir a la fiesta de Jan. Sus peores temores se hicieron realidad. Frente a él estaba un chico alto y musculoso, de piel morena y un rostro ovalado, sus ojos eran oscuros y reflejaban una crueldad interna oculta por su encantador comportamiento. Benny tragó saliva al reconocerlo como Vicente Reyes, el cadete favorito del General Henry Williams, su padre adoptivo.

Benny ya había lidiado con varios matones antes, ejemplo de ellos era el propio Esteban y su pandilla, pero Vicente no era un simple matón. Al pertenecer al ejército, Vicente había entablado una amistad con el padre de Danny y, por ende, su padrastro, logrando conocer varios detalles de la vida de Benny con los que no se sentía muy a gusto; cosa que usaba para humillarlo constantemente.

—Williams —gruñó Vicente al verlo.

Por si no fuera suficiente tortura, a su lado estaba su novia, quien a su vez era la hermana mayor de Jan, Gretell Villareal. Mientras que Jan era una persona humilde y tímida, Gretell representaba todo estereotipo de una chica mimada y rica; no había nada más que decir.

—Ugh, ¿quién invitó al raro a la fiesta? —saltó Gretell con su clásica voz chillona y su notable y acostumbrada exageración.

Benny no se iba a dejar vencer fácilmente.

—Tu hermano me invitó.

Entones Gretell soltó una risita.

—Claro, mi hermano siempre invitando a sus amigos perdedores.

—Es su fiesta...

—¿Y eso qué? —chilló Gretell y empezó a hablar con una falsa comprensión—. Escúchame Benny, mi misión acá es reparar la vida social de mi hermano. No puedo permitir que se siga juntando con gente como tú.

—Aquí vamos de nuevo —dijo Benny poniendo los ojos en blanco.

Entonces Vicente se colocó delante de Benny, mirando hacia los invitando para determinar si alguien del grupo de amigos del muchacho los estaba viendo.

—Seamos francos, Benny —empezó a decir—. Nadie te quiere acá. ¿Por qué no vuelves a casa y construyes otra bazuca? Se ve que eres bueno en eso.

—Mira Vicente, déjame tranquilo...

De pronto, Benny fue sorprendido por un golpe en la cara. Al instante hubo oscuridad y al segundo siguiente se encontraba en el suelo adolorido, con la mejilla ardiéndole en dolor; pero esto no había terminado.

A su alrededor la música había terminado y toda la muchedumbre volteó a ver al chico que yacía en el suelo y a Vicente rodeándolo. Los demás hicieron un circulo, expectantes a como finalizaría este encuentro.

—¡Te quise dar una oportunidad, fenómeno! —exclamó Vicente entre risas—. ¡Pero te lo volveré a decir! ¡Tú no perteneces aquí! ¿Quién va a querer a un gusano como tú? ¡Mejor regresa a tu cueva!

Pese a que ya había recibido varios golpes a través de su vida, ninguno se sentía tan duro como el de Vicente, pero no era el dolor de su mejilla lo que en este momento le hacía soltar lágrimas, eran sus palabras, las mismas que usaba su padre al referirse a él.

—Y para que te sirva de lección.

Benny esperó el golpe, pero al cabo de unos segundos no sintió nada. Entonces miró tembloroso por encima de su hombro y logró ver a Valeria sosteniendo el puño de Vicente.

A juzgar por la reacción del novio de Gretell, la propia Gretell y el resto de los invitados, Valeria había aparecido como una ráfaga delante de él y tan solo Vicente podía ver sus ojos rojos, luego, usando su fuerza sobrehumana, lo lanzó hacia el otro extremo del gran salón. Todos los invitados siguieron a Vicente mientras volaba por los aires y se estrellaba contra la pared, y luego se volvieron hacia Valeria, cuyo ceño estaba fruncido y enfocado en una sola persona.

Valeria se acercó a Gretell muy lentamente. Por el miedo, la chica no consiguió moverse ni un centímetro y pronto se encontró a merced de la imponente chica, quien inclinó su rostro para estar frente a frente.

—Vuelves a hablarle así a Benny y te mato —sentenció Valeria.

Temblorosamente, Gretell asintió y fue como si algo finalmente la liberara de su lugar, pues se fue corriendo, perdiéndose de vista entre la multitud que observaban con desconcierto.

Valeria fue hacia Benny y usando ambas manos lo levantó como si fuera una pluma, luego lo sujetó para que no se cayera y caminó a través de la gente, quienes se apartaron de manera intuitiva por temor a provocar la ira de la misteriosa chica.

Entre la multitud se encontraban Danny y el resto de la pandilla, todos ellos muy asustados por lo había pasado, pero ninguno pudo llegar antes que Valeria. Ella los miró con una sonrisa apagado y asintió, acomodó su agarre con Benny, quien no parecía tener la suficiente fuerza para caminar y lo llevó hacia la escalera. Esta vez, se iba a asegurar de mantenerlo a salvo y no perderlo de vista. 

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