Augsvert III: la venganza de...

By sakurasumereiro

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Continuación de El retorno de la hechicera. Último libro de la saga. More

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Capítulo I: Bajo la protección de Gerald (I/III)
Capítulo I: Bajo la protección de Gerald (II/III)
Capítulo I: Bajo la protección de Gerald (III/III)
Capítulo II: Tengo que encontrarte (I/III)
Capítulo II: Tengo que encontrarte (II/IV)
Capitulo II: Tengo que encontrarte (III/IV)
Capítulo II: Tengo que encontrarte (IV/IV)
Capítulo III: Confortar (I/II)
Capítulo III: Confortar (II/III)
Capítulo III: Confortar (III/III)
Capítulo IV: Skógarari (I/III)
Capítulo IV: Skógarari (II/III)
Capitulo IV: Skógarari (III/III)
Capítulo V: Bräel (I/III)
Capitulo V: Bräel (II/III)
Capítulo V: Bräel (III/III)
Capítulo VI: Confesión (I/II)
Capítulo IV: Confesión (II/II)
Capítulo V: Enemigo (I/III)
Capítulo V: Enemigo (II/III)
Capítulo V: Enemigo (III/IV)
Capítulo V: Enemigo (IV/IV)
Capitulo VII: Caminos separados
Capítulo VIII: Caminos separados (II/III)
Caminos separados (III/III)
Capítulo IX: "Se acerca el tiempo de la verdad" (I/V)
Capítulo IX: "Se a cerca el tiempo de la verdad" (II/V)
Capítulo IX: "Se acerca el tiempo de la verdad" (III/V)
Capitulo IX: "Se acerca el tiempo de la verdad" (IV/V)
Capítulo IX: "Se acerca el tiempo de la verdad" (V/V)
Capítulo X: El príncipe Alberic y el Cuervo (I/III)
Capítulo X: El príncipe Alberic y el Cuervo (II/III)
Capitulo X : El príncipe Alberic y el Cuervo (III/III)
Capítulo XI: Augsvert (I/III)
Capítulo XI: Augsvert (II/III)
Capítulo XI: Augsvert (III/III)
Capítulo XII: Represalia (I/III)
Represalia (II/III)
Capítulo XII: Represalia III/III
Capítulo XIII: En los linderos del reino (I/III)
Capitulo XIII: En los linderos del reino (II/III)
Capítulo XIII: En los linderos del reino (III/III)
Capítulo XIV: Frente a Frente
Capitulo XIV: Frente a frente (II/III)
Capítulo XIV: Frente a frente (III/III)
Capítulo XIV: Frente a frente (IV/IV)
Capítulo XV: Eran uno (I/III/
Capítulo XV: Eran uno (II/III)
Capítulo XVI: Otro tiempo se acerca (I/III)

Capítulo XV: Eran uno (III/III)

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By sakurasumereiro

Miles de hilos argentos se unían de forma incesante, una madeja enorme se desenredaba para luego entretejerse y formar un árbol enorme, brillante y plateado. Al cabo de un tiempo, la labor terminó, en la extensa pradera verde se erigía un enorme abedul, cuyas ramas ascendían y se perdían entre las nubes. Estas ramas no eran como las que había visto antes, desnudas de hojas. Por el contrario, un tupido follaje las colmaba y se agitaba sacudido por una agradable y tibia brisa. El árbol también tenían frutos rojos y grandes. Cuando estos cayeron al suelo, de cada uno de ellos brotó un ser divino: Virt, el anciano dios de la sabiduría; Eyras, diosa de la curación; Angus, del amor y la juventud; Saagah, el poderoso dios de la guerra.

Una diosa tenía en sus manos la madeja de hilos plateados, al soltarla, de ella se formó el dios Surt, tejedor de los hilos del destino. De cada uno de sus dedos salían cientos de hilos delgados, casi invisibles. Olhoinna y él admiraron su creación: los otros dioses recién nacidos. Ambos vieron que cada uno era hermoso y fuerte, con habilidades únicas, luego se marcharon juntos y escalaron las ramas del árbol hasta el palacio de todos ellos en el geirsholm.

En la pradera desierta solo existía el árbol en el centro de ella. Un poderoso viento agitó sus ramas y las hojas se desprendieron. Al caer al suelo se formaron criaturas: primero los alferis, semejantes a los dioses en apariencia y poder; luego las hadas y a esas siguieron varias decenas de otros seres, hasta que por último se formaron los humanos de las hojas más débiles y que ya no tenían tanto savje.

Cada criatura pobló un espacio de la pradera, se asentó y se reprodujo. El Björkan ya no tenía hojas, solo ramas desnudas, sin embargo, en una de ellas se formó un fruto rojo, redondo y más grande que aquellos de los cuales se formaron los dioses. El fruto cayó al suelo y se rompió, el savje se derramó y de inmediato brotó un nuevo ser.

Hermoso, más que cualquiera que se hubiera creado antes, tenía la piel blanca, la mitad de su cabello era negro y la otra como plumas de cisnes. Los ojos, de un gris claro, transparentes, emulaban el agua, sus facciones delicadas, las de una mujer; sin embargo, no tenía pechos y las caderas afiladas eran similares a las de un hombre.

Olhoinna y Surt acudieron a conocer al nuevo dios, le llamaron Erin, el protector de todas las criaturas, tanto de las que tenían savje como de las que carecían de este.

Olhoinna lloró al contemplar lo hermoso que era y de sus lágrimas creó un medallón, que le regaló al dios recién nacido. Erin lo tomó para depositar en este la justicia. Surt, a su vez, con sus hilos formó una espada, brillante y plateada, para que con ella el dios administrara esa justicia.

De esa forma, el dios Erin tenía el poder de juzgar a las almas y administrar en ellas la justicia según su criterio, También tenía el poder, a través del medallón, de aumentar o disminuir la magia de todos los seres del mundo.

Erin era un dios poderoso y bueno, que se encargaba de mantener la paz en Olhoinna.

Casi todas las criaturas le pedían, mientras el resto de los dioses recibía muy pocas plegarias y los seres mortales comenzaban a olvidarlos. Los dioses se angustiaron y acudieron a Surt, dios del destino. Le consultaron cuál sería el de ellos, si sería que acaso desaparecerían consumidos por el poder del nuevo dios Erin. Los hilos del destino de los dioses no pueden ser visualizados, así que ni siquiera Surt podía saber de qué forma se entretejían.

Los dioses, más angustiados, acudieron a Olhoinna. La diosa madre comprendía el temor, porque ella también lo sentía. Ella era la diosa de la fertilidad, cuanto había en el mundo florecía gracias a su poder y los mortales ingratos ya no le rezaban, solo pensaban en Erin. Olhoinna fraguó un plan.

Le pidió a Eyra diosa de la curación que hiciera una pócima que le produjera sueño al dios. Olhoinna lo invitó a pasear y le ofreció la pócima, cuando Erin se durmió, Olhoinna tomó la espada del dios y con ella lo cortó a la mitad, una se volvió negra y la otra blanca. La negra conservó el poder de juzgar las almas y la blanca la de administrar la magia. La negra fue llamada Morkes y desterrada al geirsgarg; la blanca se llamó a sí misma Lys, dadora de magia.

Desde entonces, Lys y Morkes olvidaron que antes fueron un solo dios, el más poderoso de cuantos habían existido.

Los alferis, no obstante, jamás olvidaron la historia. Eran las criaturas con más poder después de los dioses y la escribieron en libros que guardaron en su gran biblioteca del palacio Flotante en Augsvert. También recogieron la espada que cortó a la mitad al dios y que conservaba la verdadera esencia de este, así como el medallón. Estaban seguros de que algún día Lys y Morkes volverían a unirse. Por eso crearon la tradición de cuidar las reliquias del antiguo dios y se empeñaron en no olvidar su historia.

Hasta que los humanos se apoderaron de Augsvert y las leyendas se perdieron, también la antigua magia del poderoso dios Erin.

Lys, dadora de magia, había acudido al llamado de Assa aldregui y el medallón. Ella contempló la visión de su pasado al lado de Morkes.

Yo no podía ver el rostro de ninguno de los dos, pues estaban de perfil. ¿Creían en la visión que Assa aldregui acababa de revelarnos? La espada contenía la esencia primigenia del dios que antes fueron y que Olhoinna, celosa, dividió.

Volvíamos a estar en el paraje desértico y sofocante que era el geirsgarg, con la salvedad de que ahora nos acompañaba la diosa Lys. Morkes giró hacia mí. Cuando me miró sentí miedo, temí que intentara acabar con mi alma otra vez.

—Sois una morkenes y también una alferi, descendiente de reyes. Sin la magia negra en vos jamás hubierais podido llegar a mí y a esta espada. —El dios levantó a Assa aldregui— No hubiera revelado sus secretos. Nos habéis mostrado quienes somos.

Lys se acercó a mí y pude verle el rostro. Mientras Morkes era oscuridad, ella era luz; mientras los ojos del dios nigromante eran fuego, los de ella eran agua. Su pelo blanco era como el mío y sus ojos cristalinos también.

—Vuestra raza conservó y cuidó estas reliquias. Estoy agradecida contigo y con los alferis. La magia es una, siempre ha sido una. No existe la magia de Morkes solo la perversión de esta. ¿Lo entendéis?

Lys tomó mi mano y cerró los ojos antes de hablar de nuevo.

—Dentro de vos está esa magia única, no la pervirtáis.

—Eres mi otra mitad —le dijo Morkes a Lys llamando su atención

—Eres parte de mí y yo de ti —le contestó la diosa.

—¿Debemos unirnos?

—¿Cambiaría en algo las cosas?

—Pues, creo que no existiría la confusión de la magia de Morkes y la magia de Lys —contestó el dios con el ceño fruncido.

—O tal vez sea nuestro destino estar separados.

—O estar unidos.

Los dioses se observaban ensimismados, intentaban dilucidar qué debían hacer. Aquella duda no era de mi incumbencia, sin embargo, había algo que tenía que pedirles.

—Necesito solicitaros algo.

El par de dioses dejó de contemplarse mutuamente y me miraron a mí. Tragué grueso, temblaba.

—Mi madre murió hace trece años, un hechicero oscuro esclavizó su alma y ella no podrá reencarnar mientras él la tenga prisionera. Yo quisiera que vosotros la liberarais de su cautiverio.

Ni Lys ni Morkes contestaron. En lugar de eso, el dios hizo una floritura con su mano diestra y ante nosotros apareció el mítico espejo de agua que pertenecía a los dioses y con el cual podían observar cuanto quisieran.

—Llamad a vuestra madre.

Un repentino temblor se apoderó de mí, los ojos se me llenaron de lágrimas.

—Seline Nass.

La superficie del espejo se tornó borrosa como la de un lago en calma cuando en ella cae una piedra y genera muchas ondas. Poco a poco, esta se alisó de nuevo y la imagen del fantasma en el que se había convertido mi madre apareció en ella.

—Es un bräel —dijo Morkes—, no puedo liberarla hasta que el hechicero que la posee muera.

—¡Pero sois el dios de los muertos!

—La ley es la ley, no puedo hacer nada en contra de ella.

No podía liberarla. Sus palabras me descorazonaron.

—Necesito regresar, tengo que liberar a mi madre.

—Tengo el poder absoluto en el geirsgarg, el de la vida y la muerte. A ella no la puedo liberar, pero a vos puedo haceros volver.

—De acuerdo —me apuré a decir—. Aceptaré cualquier cosa que me pidáis a cambio.

Morkes guardó silencio mientras me observaba, realmente estaba dispuesta a darle cualquier cosa que me pidiera con tal de volver.

—Escuchad, Soriana. Lys y yo fuimos separados, pero la magia sigue siendo una, no debe haber una magia negra y otra blanca, ambas deben fusionarse, aunque Lys y yo no lo hagamos.

—Una sola magia. De acuerdo, daré el mensaje... si sobrevivo.

Morkes ladeó la cabeza mientras me miraba.

—Sobreviviréis —me dijo Lys con una sonrisa luminosa.

Ella extendió sobre mí su mano y el savje negro que tenía años conmigo salió de mi cuerpo, me sentí ligera y poderosa.

—No pervirtáis el savje, Soriana.

La voz dulce y clara de la diosa fue lo último que escuché antes de que todo a mi alrededor se tornara oscuro.

****

GLOSARIO


Angus la que no discrimina : Diosa del amor y la juventud. 

Björkan: Árbol de la vida. Según la leyenda su tronco es blanco y sus hojas semejan láminas de plata. Su raíz es la entrada al Geirsgarg. A través de sus ramas más altas es posible llegar al Geirgsholm. Por su tronco circula el savje que Olhoinna repartió a cada alma al nacer y es responsable, según su intensidad en cada ser, de la facultad de realizar magia.

Bräel: Encadenado. Pueden ser sorceres, comunes, fantasmas o draugres que un hechicero oscuro, a través de un hechizo de magia negra, vincula a sí mismo, esclavizándolo.

Eyra la de la pócima de la vida: Diosa de la salud.

Geirsgarg: Lugar de castigo donde van aquellos que dañan a otros. Es gobernada por Morkes.

Geirsgholm: Lugar de descanso al morir. Solo van a él aquellos que fueron prominentes en vida como héroes, soldados que sobresalen en la guerra y grandes reyes y reinas. 

Lys, dadora de magia: Diosa de la justicia, la paz, la luz y la magia en general.

Morkes el oscuro, el nigromante: Dios de la oscuridad, de la venganza, los muertos y la magia negra. Rey del inframundo.

Olhoinna la madre de todo y de todos: Protectora del matrimonio, del amor, las cosechas, la fertilidad. Madre y esposa de Surt. Su fiesta se conmemora durante el solsticio de verano, en la festividad del Sol.

Saagah, el poderoso: Dios joven. Protector de los guerreros, del honor y la justicia.

Sevje: Savia. La energía espiritual que circula en todos los seres vivos y proviene del Björkan o árbol de la vida.

Surt el que teje los hilos del destino: Dios supremo quien sembró el árbol de la vida

Virt el de inmensa sabiduria: Dios anciano, Dios de la sabiduria.

***HASTA LA PRÓXIMA SEMANA, MI GENTE. NOS ACERCAMOS AL FINAL.

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