Misión: Alfil Negro (Taekook)...

By Allyatravesdelespej0

3.2K 312 103

Kim Taehyung siempre fue alguien especial. Desde niño, ha tenido la capacidad de percibir las emociones de la... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capitulo 34
Calítulo 35
Capítulo 36

Capítulo 16

88 7 3
By Allyatravesdelespej0

Taehyung

Parpadeo varias veces, intentando asimilar y comprender lo que mis ojos están viendo

¿Esto es real?

Desde luego, no lo parece. El yate, despacio, llega a un pequeño embarcadero que parece sacado de un cuento de hadas. Puedo distinguir, entre la frondosa vegetación, una villa blanca y de cristal. Es enorme, completamente modernista y el sueño húmedo de cualquier arquitecto actual. Aun teniendo un diseño futurista, se integra a la perfección en la naturaleza.

- ¿Qué es este lugar? - pregunto mirando todo con curiosidad.

- Esta es mi guarida - me contesta el Sr. Lee.

Me llama la atención que haya utilizado la palabra guarida. Desde su interior, me llega una mezcla de sentimientos: orgullo, secreto, peligro y anticipación. Tengo claro que ha venido a algo importante y espero poder descubrirlo.

- Pero, ¿Cómo es posible que a esta profundidad haya fauna y flora? - mi curiosidad es genuina.

- La verdad es mucho más sencillo de lo que pueda parecer, querido - el Sr. Lee se apoya en mí para bajar del yate y se cuelga de mi brazo. - La luz solar la conseguimos gracias a unas placas solares especiales. Almacenamos la energía y la proyectamos a través de esta bóveda - dice señalando al cielo. - El agua es dulce. Filtramos y desalamos el agua marina para la laguna. Si te asomas, verás mis preciosos peces koi. Me han gustado desde niño.

Ambos nos asomamos y puedo ver montones de carpas, de distintos colores, naranjas, rojos y negros. Son enormes.

- No sé si lo sabías, pero pueden llegar a vivir hasta 30 años. Son unos seres extraordinarios - me explica con ternura, como un abuelo a su nieto.

- Parece como que le estaban esperando - le digo apretando su antebrazo.

- Así es, querido - sonríe con suficiencia. - Te contaré un secreto - se acerca a mi oído. - Es porque soy el más generoso a la hora de alimentarlos.

- Entonces lo entiendo - le río la broma, de manera cómplice.

- Vamos querido, te enseñaré tu habitación - me dice tirando de mí hacia la villa.

Tal como me esperaba, la suite es simplemente impresionante. La habitación tiene 2 paredes de cristal sobre la laguna. Una enorme cama está en la mitad de la habitación. Tiene ropero y un baño ideal. Alguien del personal de Lee ya ha dejado mi equipaje sobre la cama. Mientras lo deshago, presiento a Seojoon antes de que toque la puerta con sus nudillos.

- Adelante.

- ¿Te gusta tu habitación? - se acerca hasta mí.

- Es una locura. No sólo la habitación - exclamo, aturdido. - ¿Qué es este sitio? - intento sonsacar.

- El sueño de un hombre excéntrico - me contesta de manera escueta. Puedo sentir todos sus recelos sobre mí.

- Pues bendito sueño - me acerco a él despacio, moviendo mis caderas lentamente, sin ánimo de tentarle más allá de mi inocencia natural.

Le veo tragar en seco. Cada vez que me tiene cerca puedo sentir su batalla interna. Sus dudas y su deseo sobre mí.

- Me encantaría poder tener un lugar como este al que poder escapar cada vez que no puedo más - aparto la mirada y la pierdo en el gran ventanal, mientras me abrazo a mí mismo y me encojo.

Mi gesto tiene el efecto que esperaba. Seojoon se acerca a mí y coloca su mano sobre mi hombro.

En serio, empiezo a pensar seriamente en dedicarme a la actuación.

- No me hagas caso - le digo forzando una sonrisa. - Anda, enséñame este sorprendente lugar - le arrastro fuera de la habitación.

Seojoon y yo paseamos por el bosque, a orillas de la laguna. Me explica un montón de cosas sobre las plantas y los animales que habitan este asombroso lugar. Puedo sentir que no me está contando toda la verdad. Tengo la sensación que varias de las especies son utilizadas para el fármaco que el Dr. Lee está desarrollando. Al pasar por una puerta completamente cerrada y camuflada entre la hojarasca, no se me escapa cómo el estado de ánimo de mi acompañante cambia. Veo probetas y congeladores y no tengo duda que detrás de esa puerta, está el laboratorio. Está nervioso y no quiere que me fije en ella. Yo, sigo adelante, acariciando una planta con grandes hojas y siento como se relaja cuando cree que no he reparado en la entrada.

- Vamos a cenar. El Sr. Lee nos está esperando - me informa.

Al entrar a la villa, Seojoon me lleva a un enorme comedor donde, en la cabecera de la mesa, nos espera nuestro anfitrión.

- Venid queridos. Os estaba esperando - dice feliz de vernos.

En cuanto nos sentamos, tres camareros nos sirven el primer plato. Se trata de una ensalada de langosta que tiene una pinta magnifica.

- Perdona que no os haya acompañado, Taehyung. Pero mis huesos ya no son lo que eran y necesitaba descansar. Espero que Seojoon haya sido un buen guía - me aprieta la mano.

- Ha sido el mejor - sonrío.

- Me alegro, querido - palmea mi mano. - Seguro que estáis hambrientos así que... ¡Que aproveche!

La cena es amena. El Sr. Lee me va dando datos sobre la construcción de este bunker, que ilustra como si fuera el deseo hecho realidad de un joven soñador. Yo le miro embelesado, con orgullo, pero bien sé que no me está contando la verdad.

Después de cenar, Lee nos invita a un jardín interior donde tiene un precioso espacio Chill out, con sofás de mimbre y nos ofrece varios licores. Me sorprende descubrir que ha anochecido. Miro al cielo anonadado.

- Sí, al igual que en el exterior, aquí también amanece y anochece. Sería muy raro dormir con toda esa luz - ríe Lee.

- Este lugar no deja de sorprenderme. ¿Qué más secretos esconde? - bromeo, pero puedo sentir como Seojoon se crispa y me río por dentro porque es muy transparente.

Lee es harina de otro costal. Este hombre no se inmuta por nada. No sé si es porque se cree superior al resto de los mortales o simplemente, porque no es consciente del mal que puede hacer su fármaco a la humanidad. Seguimos charlando un buen rato y decido no salirme del guion ni una sola vez más.

- Bueno, creo que es hora de que este abuelo se vaya a la cama o mañana no podré levantarme. ¡Y tengo cosas que hacer! - bromea, achispado.

Rápidamente, Seojoon se levanta para ayudar a su jefe, pero yo soy más rápido y le ofrezco mi brazo para que se apoye en mí.

- No, por favor. Vosotros disfrutad de la noche, aún es joven.

- Yo también estoy cansado - digo de manera tímida, mirando de reojo a Seojoon.

- Entonces acompaña a nuestro invitado, Seojoon. Walter se encargará de mí - hace gestos con la mano para que nos vayamos. - Walter es mi viejo mayordomo - me dice Lee, cómplice. - A veces dudo si es él o soy yo quien le acompaña - se sienta y se ríe, pero en seguida aparece el tal Walter.

Seojoon y yo caminamos en silencio hasta mi habitación. De vez en cuando, le miro de reojo, ya que camina un paso por detrás de mí, como si fuera mi guardaespaldas. En cuanto cruzamos miradas, yo vuelvo a mirar al frente y finjo sonrojarme.

- Hemos llegado - le digo al llegar a la puerta de mi suite y me apoyo en ella.

- Mi habitación es la de enfrente. Si necesitas algo... - no le dejo seguir.

- Iré corriendo a ti - elijo estas palabras, lo suficientemente intimas pero que, si analizas, no son nada del otro mundo.

Puedo sentir ese deseo que tiene por mí, cada vez que deja de verme como una amenaza.

- Gracias Seojoon. Hoy me he divertido mucho - le digo antes de besar su mejilla y entrar a mi habitación a toda velocidad.

Como tengo muy claro que todos mis actos estarán monitorizados, suspiro pesadamente, mientras cierro los ojos y pego mi espalda a la puerta que acabo de cerrar. Me quedo unos minutos ahí, como fingiendo que medito. Finalmente, sacudo la cabeza y me voy a la ducha.

Después, me meto en la cama. Agarro mi teléfono, pero, como es de esperar, no tengo cobertura, así que apago la luz y me duermo.

[...]

Me despierto de madrugada, sobresaltado. No es que haya oído un ruido ni nada por el estilo. Es algo que he sentido dentro. La alteración de las energías de quienes me rodean. Gracias a dios, reacciono lo suficientemente rápido, y fijo seguir durmiendo, pero todos mis nervios están en alerta. Me concentro y en seguida puedo notar que es Seojoon. No está en sus cabales. Su fuero interno es una hoguera de deseos, anhelos y pensamientos desconectados, ultra rápidos. Me llegan flashes de su infancia, su familia, una época oscura de su vida, su trabajo para el Sr. Lee... pero todo ello sin orden ni concierto. Me abruma poder sentirle a esta distancia y tan claramente. Tanto, que estoy asustado.

Finjo desperezarme y miro la hora. Las 03h20. Me levanto al baño y meo. Entonces es cuando escucho los golpes que provienen de la habitación de enfrente. A nadie le extrañaría si salgo a investigar la procedencia de esos ruidos. Cauteloso, salgo de mi habitación y perfectamente distingo que el ruido viene de la habitación de Seojoon. Toco con los nudillos.

- Seojoon, ¿estás bien? - pregunto tímidamente.

- ¡TAEHYUNG! - grita de manera ahogada. - Sal... sal de aquí - me pide golpeando la puerta desde dentro.

Es entonces cuando puedo sentir y oler su excitación. Está fuera de sí. Aunque no puedo verle, siento sus uñas arañar la puerta de manera salvaje.

- Seojoon...

- Maldita sea... ¡TE HE DICHO QUE TE LARGUES DE AQUÍ! - me grita.

Entonces armo el plan en mi cabeza. Tengo la excusa perfecta para husmear por la casa. Salgo corriendo por el pasillo y me dejo llevar por mi instinto. Rápidamente, en la planta superior, encuentro el despacho de Lee. Me cuelo dentro pero no enciendo las luces. No sé si estaré siendo gravado, pero lo mejor es que se me reconozca lo menos posible.

Abro todos los cajones del bureau y encuentro montones de papeles, pero ninguno parece tener la información que quiero. Desesperado, levanto la vista y respiro profundamente. Es entonces cuando reparo en la preciosa pecera que tiene Lee en su despacho. Me acerco convencido de que lo que estoy buscando está ahí mismo. Aparentemente, dentro del agua no hay nada sospechoso. Le doy la vuelta al acuario y es ahí cuando distingo algo sospechoso. Tiene un doble fondo. Con las uñas, consigo abrir un cajón. Dentro, hay un dossier. A toda velocidad fotografío todos los papeles. Son fórmulas y datos. Fechas y nombres. No me detengo a leer nada pues tengo prisa. Cuando acabo, lo dejo todo en su sitio y me guardo el móvil en el bolsillo. Cuando estoy a punto de salir, me interceptan dos guardias.

- ¿Qué está haciendo aquí? -  me increpa, enojado, uno de ellos.

- El Sr. Park no está bien - digo de manera entrecortada. - No sé qué le pasa, pero de verdad que creo que está en problemas. Estaba intentando encontrar algo para abrir su puerta, como una abrecartas - improviso como puedo -  y así poder ayudarle.

- Por favor, acompáñeme de vuelta a su habitación. Nosotros nos encargamos del Sr. Park - me dice de manera escueta, invitándome a dejar el despacho.

Me acompañan por el pasillo. Ambos tienen muchos sentimientos que llegan a mí a borbotones, pero sobre todo predomina uno, miedo. Están aterrados y no puedo entender por qué, hasta que llegamos a la puerta de Seojoon. De pronto, sentimos cómo golpea la puerta tan fuerte que la desencaja del quicio. En cuanto la puerta cae, le puedo ver. Está completamente desnudo y empalmado. Todos los músculos de su cuerpo en tensión, parece mucho más grande y fuerte de lo que es normalmente. Es monstruoso. La cara la tiene rojísima, como si estuviera ahogándose. Sus ojos, se desorbitan en cuanto me ven. Y entonces salta hacia mí, me desea y no ve nada más allá de eso. Ya no queda ni una pizca de autocontrol en él. Antes de que pueda alcanzarme, los dos matones que me acompañan se interponen entre nuestros cuerpos y le apuntan con dos armas de fuego. Parece distinguir el peligro porque se para en seco. En una fracción de segundo, uno de los guardias tira de mí y me mete en mi habitación y cierra la puerta.

- ¡Cierre con llave y ni se le ocurra salir de ahí hasta que alguien venga a buscarle! ¿Me ha entendido? - me ordena.

- Sí - no soy capaz de decir nada más.

Escucho como se llevan a Seojoon entre golpes y alaridos. En la soledad de mi suite, vuelvo a recordar que estoy constantemente vigilado y que tengo algo muy valioso en mi teléfono. Como no puedo enviar la información, lo mejor será que, en caso de que alguien revise mi teléfono, no encuentre las evidencias.

Me meto en la cama y me tapo hasta las orejas mientras sollozo, asustado. Entonces saco mi teléfono y meto las fotos de los documentos en una carpeta de mi galería que se llama 'Mi Amorcito', junto a unas cuantas que tengo de Jungkook, fingiendo ser mi esposo. A nadie en su sano juicio se le ocurriría mirar en esa mierda de carpeta.

Respiro más tranquilo y entonces me quedo mirando una fotografía de Jungkook. Es guapísimo, las cosas, como son. Tiene, como siempre, esos ojos preciosos y esa sonrisa pícara y me está mirando a los ojos. Acaricio la pantalla de mi teléfono y mi mente me recuerda su perfecto cuerpo y sus tatuajes. Y esos muslos que me vuelven loco, sus demandantes labios y sus cálidas manos y su erección frotándose entre mis piernas.

¿Qué coño estás pensando, Tae?

Me doy un sopapo mental para alejar estos pensamientos y suspiro pesadamente mientras beso la pantalla, para que nadie dude de que sigo perdidamente enamorado de mi marido.

- Te extraño, Kookie - susurro lo suficientemente alto para que los micrófonos puedan oírme.

Y finjo dormirme, porque me es imposible parar mi mente. Sigo sin entender qué coño ha pasado con Seojoon, pero los sospecho. Le han dado el fármaco de Lee.

[...]

A la mañana siguiente, antes de que toque la puerta, puedo sentir a Lee. Está armando su mentira en su cabeza. La gente no lo sabe, pero las mentiras son como farolillos rojos. Se ven y se sienten mucho antes que cualquier otro sentimiento.

Toc.Toc.

- Adelante - digo con voz somnolienta, mientras me siento en la cama y me tallo los ojos.

- Buenos días, querido - pasa y se sienta junto a mí.

- Buenos días Sr. Lee - parpadeo y le agarro de la mano. - Seojoon... ¿está bien? - pregunto porque es necesario.

- ¡Oh! Sí, querido. Nuestro Seojoon ayer debió de tomar algo que le sentó mal. Mis asistentes se encargarán de él hasta que se recupere - me explica mientras palmea mis manos.

Me encantaría decirle que ya me extraña, cuando ayer, los tres cenamos los mismo, pero decido ahorrármelo.

Mi anfitrión me acompaña durante todo el día. Me lleva a alimentar los koi, me enseña sus rincones favoritos de su paraíso particular. Me explica el funcionamiento de todo y me lo pinta como su paraíso en la tierra. Yo disfruto de su compañía mientras intento nutrirme de todos sus pensamientos, deseos y pensamientos.

Durante la cena, Lee me pregunta por Jungkook. Yo, fiel a nuestro papel, finjo ser el afligido marido que es engañado. Le cuento lo enamorado que estoy de él. La esperanza que tengo en que este par de días, me haya echado de menos. Le hablo sobre la carta que le dejé, sobre mi ultimátum. Lee realmente adora los dramas porque está disfrutando más de lo debido.

- Vamos a descansar, mi querido Taehyung - me dice después de cenar en el mismo comedor que la noche anterior. - Mañana regresaremos al resort. Estoy convencido de que tu esposo estará esperándote - canturrea.

Veo claramente, a través de su sonrisa, que alguien ya le ha informado sobre mi esposo, desde el resort y me alegro de que Jungkook haya hecho bien su parte del trabajo.

[...]

Al día siguiente, tras desayunar, recojo mi pequeño equipaje y embarco en el yate de Lee. La travesía, al igual que la de venida, es una maravilla. Estoy bastante callado todo el camino, fingiendo nervios por reencontrarme con mi marido. Pero en mi fuero interno, sé que estos nervios son reales.

Jungkook es una persona muy difícil de leer para mí, pero este remolino de sensaciones que tengo cada vez que estamos juntos, no puede ser tan solo producto de mi imaginación.

Cuando atracamos, un coche nos está esperando para llevarnos directamente al resort. En cuanto pongo un pie fuera del coche, veo a Jungkook. Está sentado en la zona de sofás que hay en la recepción. Sonrío como un bobo. Cómo lo haría un hombre enamorado al ver a su flamante marido.

- Bueno, esto pinta bien - me dice Lee al pasar por mi lado.

- Gracias por todo, Sr. Lee. No sé cómo agradecerle... - me pone el dedo índice en los labios y no me deja seguir hablando.

- ¡Tonterías! Gracias a ti, querido. He disfrutado mucho de tu compañía. Ahora, corre y sáciate de él - me dice antes de irse.

Y es entonces cuando Jungkook y yo cruzamos miradas.

Continue Reading

You'll Also Like

1.3K 152 1
❝ Tanto amó el ángel al demonio, que se dejó vencer, dejó que aquél veneno que brotaba de sus labios embriagara su ser entero y le cegara. El cielo...
808K 120K 99
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
20.1K 1.4K 6
« mi juguete favorito »
37.2K 2.2K 26
Todos hemos tenido un primer amor , qué pasa cuando este se vuelve tan intenso y enfermo ? Al punto que solo quieres a esa persona para ti solo , t...