A mis lectores chilenos, a mi sangre, mucha fuerza, la semana pasada estuvo muy intensa con las inundaciones. Espero de corazón que se encuentren bien y con sus familias.
...
—Eres débil, mocoso de mierda. —dice luego de un rato al instante que escucha las sirenas. Acaba chasqueando la lengua y huyendo del lugar.
Izuku hace el mayor esfuerzo para quedarse consciente e intenta levantarse otra vez, pero los puñetazos habían sido tan intensos que su cabeza no para de dar vueltas.
Está a punto de perder consciencia.
Le observa perderse y de sus ojos lágrimas amenazan salir de la frustración, sintiendo como su cara quema y duele por los puñetazos recibidos.
—Twice, rubio, ojos azules, tez blanca. Twice, rubio, ojos azules, tez blanca. Twice, rubio, ojos azules, tez...
Izuku Midoriya cae inconsciente.
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Pugna
El comienzo
El día soleado es amenazado por nubes que cubren todo Musutafu. Es casi como si el cielo estuviera conectado con el mundo terrenal y las circunstancias que se desenvuelven en aquellos instantes.
Unos ojos oscuros observan el cambio mientras siente la brisa sacudir sus cortos cabellos. Su chaqueta larga le cubre lo suficiente para no sentir el frío invadir su piel.
Por algún motivo no puede quitar su vista del cielo, escuchando el susurro del viento invadir su lugar.
—Es música para mis oídos. —susurra bajo desviando su mirada del ventanal, para desplazarse a través de su oficina.
Kai Chisaki acomoda sus guantes negros en sus manos y quita su máscara de pico, guardandola cuidadosamente en un cajón de su escritorio.
Luego de tener que soportar la presencia de Dabi, había salido del lugar evidentemente hastiado, la careta neutral no había podido perdurar por mucho tiempo.
Es por eso que agradece internamente la calma que le entrega el cielo. Es afortunado de tenerlo.
Vuelve a la realidad. Ciertamente, ni siquiera él sabía el rumbo que tomaría la orden yakuza ahora con este fracaso evidente.
Sus pasos siguen sigilosos y una vez acomoda su chaqueta, posiciona un cubrebocas negro.
Suspira, hoy debía regresar a casa.
La ciudad colorida de Musutafu por la infinidad de publicidad esta vez le envuelve, mientras se camufla perfectamente con todo buen ciudadano que transita las calles más allá del medio día.
Aún si observa caras felices y sus ojos parecen neutrales, su boca camuflada no hace más que torcerse del asco.
—Es patético. —piensa a sus adentros viendo las familias felices y completamente despreocupadas de la realidad que les espera. —La felicidad les hace débiles. Ignorantes de la realidad, sumidos en el placer instantáneo. —añade clavando su mirada en un local en particular.
Lleno de televisiones, las noticias eran más que obvias. El caos estaba brotando de a poco, y a pesar del fracaso obtenido, Kai Chisaki sonríe placentero.
—Hay dos formas de controlar a la masa. —murmura con sus manos en sus bolsillos observando la infinidad de pantallas reflejar en su iris el noticiero, rodeado de una multitud haciendo exactamente lo mismo que él.
«El gran y esperado momento célebre fue manchado de sangre, es aquí donde yo me pregunto, ¿qué es lo que está sucediendo con la seguridad de este país? Hoy fue un docente, mañana podría ser un estudiante. ¿Realmente estamos seguros?»
—A través del miedo y del placer inmediato. En este caso puntual, contamos con ambos. —piensa mientras observa sutilmente el rostro de la multitud que ve el noticiero tal y como él. Algunos con miedo, otros con ira, otros quejándose del sistema, como también, madres tomando las manos de sus hijos recalcandoles la maldad del mundo al que están expuestos.
Kai Chisaki sonríe mientras se retira del lugar. —Qué predecibles. —murmura.
De pronto, desde su visión de las calles se traslada a observar un cebollín con sumo cuidado. Lo palpa con ayuda de sus guantes, dentro del supermercado.
Enfoque, debe comenzar a analizar la situación fríamente. Comenzaría por la base.
—Bakugou Katsuki, 21 años, su cumpleaños es el 20 de abril. Ocupación actual: Docente de la prestigiosa academia Yuei. Sin más experiencia laboral en el rubro. Años atrás, considerado por lenguas el líder de la zona roja, aprovechó la ausencia del líder anterior y tomó el poder del territorio. —piensa activamente mientras se decide por el cebollín y lo guarda en la cesta. —Si bien, a grandes rasgos todos le respetaban y asumían que era el líder de la zona, por algún motivo él siempre lo negó. —añade mientras esta vez se decide por vegetales congelados. —Debo investigar más a fondo acerca de su pasado.
Continúa mientras se desplaza por el pasillo de fideos. —Experiencia de combate y resistencia alta, analítico y un gran estratega. Inteligente. Con carácter impenetrable e imponente, madera de líder innato. Su personalidad explosiva funciona a su favor en tomas de territorios. A pesar de su corta edad, tiene una gran cantidad de seguidores, aún si actualmente se encuentra retirado, el respeto entre yakuzas hacia su persona sigue intacto. —añade mientras frunce levemente el ceño y observa su reloj. —Se me hace tarde. —murmura apresurando su paso y divisando la fila para pagar. Lleva su cesta en calma.
Suspira mientras espera, observando cómo una mujer es atendida por la cajera. —Sin duda alguna, es una amenaza. —sale de sus labios pensativo, aún analizando a Bakugou de forma mental.
Un toque en su hombro izquierdo surge.
— ¿Qué es una amenaza, hermanito?
Una voz susurrante interrumpe su análisis en el instante en que Chisaki gira su rostro y nota como un hombre le toca con total confianza.
Ojos ámbar, cabello rubio, chaqueta de colores otoñales. Se ve como un ciudadano más, ¿pero por qué le hablaría?
Agudiza sus ojos y quita el agarre de forma inmediata, ignorandole. Entonces nota que es su turno para pagar, se gira y comienza a depositar con calma los ingredientes que seleccionó sobre la banda de la caja.
Avanza un poco y antes de realizar el pago, su mirada es clavada sobre él. —No creo recordar tener un hermano. —responde accionando su tarjeta y coger las bolsas con las compras, yéndose del supermercado.
Hawks sonríe observándolo caminar hacia la salida. —Buenas tardes, señorita. —saluda sutil entregándole una botella de agua, mientras escucha a la cajera accionar. Rápidamente paga y se despide sonriéndole y alzando su diestra amablemente una vez le entrega la boleta y el cambio.
Aún si habló con la cajera, su mirada no se despegó de la espalda de Chisaki en ningún momento. —No hay prisa, hermanito. —susurra avanzando a través del supermercado rumbo a la salida al igual que él. —Después de todo, sé perfectamente quién eres. —susurra serio.
—Chisaki Kai.
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El roce de la brisa sobre sus heridas entrega ciertamente una sensación refrescante que camufla un poco el olor a hierro que percibe con intensidad, proveniente de su propio rostro.
Aún si parece querer abrir los ojos, le toma un tiempo, a pesar de los zamarreos constantes que está recibiendo como un estímulo directamente sobre su cuerpo.
— ¡Izuku! ¡Izuku!
Es Mitsuki Bakugou quien ahora, en la azotea al igual que él, insiste en moverle como puede mientras Masaru hace señas a la policía.
— ¡Lo encontramos, está aquí! —exclama el castaño desde arriba observando las cabecillas de los oficiales buscando desde abajo.
Un quejido nace del pecoso mientras intenta abrir los ojos por fin, teniendo presente una hinchazón evidente en todo su rostro por los golpe recibidos por Twice. Se intenta incorporar, pero la mujer de ojos escarlatas que lanza un suspiro con alivio al verle reaccionar, no le permite levantarse aún.
—Mantente así por un momento. No te muevas. —ordena mientras acaricia su rostro dañado. Inhala aire de lleno en sus pulmones mientras observa como Izuku le mira apenas y pudiendo abrir un ojo, recostado y con su rostro completamente inflamado. — ¿¡Por qué demonios no me hiciste caso cuando te dije que regresaras!? ¡¡Te dije que era peligroso, mocoso!! —gruñe con ira evidente mientras le mira con preocupación mientras le señala con el dedo, de sus ojos lágrimas salen. — ¡¡Mira cómo acabaste!! ¿¡Y QUÉ HABRÍA PASADO SI NO LA CONTABAS!? ¿¡CÓMO DEMONIOS PODRÍA LLEGAR DONDE TU MADRE Y DECIRLE LO SUCEDIDO!? ¿¡EN QUÉ MIERDA ESTABAS PENSANDO AL SALIR TRAS UN DELINCUENTE!? ¿¡NO CREES QUE CON KATSUKI HA SIDO SUFICIENTE PARA MÍ!? ¿¡Y SI TE PASABA ALGO QUÉ CREES QUE HARÍA!?
Sus gritos salen desde lo más profundo de su ser mientras solloza con ira.
Era la desesperación de una madre la que surge a flor de piel.
Izuku se mantiene en silencio y cabizbajo, escuchando atentamente a la mujer quien le regaña sin cesar.
— ¡¡RESPONDE CUANDO TE ESTOY HABLANDO!!
—Ya... Ya... —interviene Masaru calmando a su mujer, dándole caricias persistentes en sus brazos. —Creo que todos hoy hemos tenido un día bastante estresante, cariño. —responde el castaño mientras se acuclilla a un lado del pecoso. — ¿Has conseguido lo que querías, Izuku?
Izuku le mira por largos segundos, parece rebuscar en su mente.
—Twice. Es rubio, de ojos azules, tez blanca, aparentemente mayor de veinte años. Hay una alta probabilidad de que también esté tras Bakugou. —señala mientras se sienta con cuidado, su cabeza da vueltas y duele como un demonio. —Lo siento, señora Mitsuki. —dice avergonzado cabizbajo hacia la mujer, mientras que, segundos después frunce su ceño decidido mientras la mira. —Pero no me arrepiento de lo que hice. Lo haría las veces que sean necesarias. —responde serio, lo que genera que Mitsuki enoje aún más. —Si es por atrapar al culpable, entonces yo—
— ¡¡Tú, mocoso de mierda!! —gruñe con ira profunda mientras Masaru la contiene.
Izuku suspira con notable tristeza mientras observa a la policía llegar.
Luego de ello, el joven pecoso testificó todo lo ocurrido con lujo de detalles, mientras Inko Midoriya pellizca sus dedos del nerviosismo en el taxi, había estado en el restaurante más cercano esperando la comida para su hijo y la familia Bakugou en el momento que recibió la llamada desesperada de Mitsuki.
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— ¿¡Que hiciste qué!? —emerge de Dabi con notoria frustración al escuchar lo sucedido por la boca de Twice.
— ¡Ya sé! ¡La cague! —exclama Twice enterrando sus uñas sobre su cabeza, frustrado. — ¡Todo se salió de control de pronto, pensé en traerlo pero no sabía si sería lo correcto, así que solo escapé!
Dabi lanza un bramido profundo en el instante en que patea lo primero que encuentra en el camino.
— ¡Imbécil, ahora tienen información! —gruñe profundamente.
— ¡Me aseguré de dejarlo inconsciente! ¡Dudo que recuerde algo, era un mocoso! —suelta veloz.
Sus azulinos le miran con desagrado absoluto. — ¡No trabajamos en base a suposiciones, Twice! —exclama alzando su palma y estampandola en contra la pared.
Inspira y se rinde, acabando en el sofá. —Prepárate, ahora vendrán por ti. —suelta cansado.
Los ojos de Twice abren asustados. — ¡No podrán encontrarme! —exclama. — ¡Soy un haz del camuflaje! —agrega sonriente a la vez que se derriba en el suelo y presiona los tobillos de Dabi mientras lloriquea. — ¡Tengo miedo, tengo miedo! ¿¡Qué debería hacer, Dabi!? ¡Ya sé, iré por mi cobija!
Dabi chasquea la lengua mientras desliza su diestra por su frente, sentado de forma dominante. —Se acabó. —murmura. —Si dejamos que el líder haga de las suyas, todos acabaremos muertos o en la cárcel. Es hora de movernos.
Los ojos de Twice iluminan. — ¿Es este el surgimiento del nuevo dios? —susurra casi en un tipo de veneración.
—Kai Chisaki comerá mierda. —agrega Dabi decidido. —Ya me cansé de obedecer y estar escondido como una maldita rata. —dice mientras se levanta.
— ¡La zona roja y Musutafu será mi territorio!
Musutafu no lo sabía pero, la pugna entre yakuzas estaba a punto de comenzar y por consecuencia, la tranquilidad se vería manchada de sangre.
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Dos días después.
Izuku Midoriya duerme plácidamente sentado a un lado de Bakugou quien persiste en la camilla, su rostro está lleno de heridas pero la inflamación ha disminuido notablemente, solo quedan los tintes violetas y verdosos proveniente de los hematomas de la confrontación con Twice.
Es entonces que por un agarre brusco en sus mejillas despierta asustado. Sus esmeraldas adormiladas abren y brillan intensamente en cuanto ve la causa del agarre.
Es Bakugou Katsuki quien yace con sus ojos escarlata tan abiertos y de forma tan amenazante que su propia aura desprende sed de sangre.
— ¿Qué demonios te sucedió en la maldita cara, Izuku?