🎸 𝑷𝑼𝑵𝑲 𝑻𝑨𝑪𝑻𝑰𝑪𝑺 ||...

By haruwtf_

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- Soy un año mayor que tú punk, no me hables de experiencias. - Y yo llevo siendo Spiderman 2 años más que tú... More

Holi
Prólogo
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By haruwtf_

— Espero que se siga pudriendo en la cárcel por el resto de su vida.

— Yo también lo espero... —dije mirando el movimiento del agua.

Hobie se levantó de un salto y lo miré desde abajo.

— Vamos a dar una vuelta, todavía es pronto. —miró hacia el cielo para ver el sol— Y así te quitamos la tristeza de la cara.

— ¡Oye! —sonreí y me levanté con ayuda de una telaraña, aquí abajo no nos veía nadie.

Íbamos andando viendo los puestos tranquilamente, cada vez que me quedaba atrás Hobie se daba la vuelta y me esperaba, así que terminó por empujarme e ir él detrás para que no perderme de vista.

— No soy una niña pequeña eh Hobart. —me acerqué a un puesto de joyería artesana.

— Lo dudo.

— Buenas noches pareja. —el hombre mayor de la tienda nos sonrió y yo le devolví el gesto.

— Son preciosas, ¿las hace usted?

— Las hago junto a mi mujer, nos conocimos gracias a esto. —respondió él.

— Que bonito, debió ser mágico... —dije pero me perdí en un colgante con forma de Luna.

Escuché como el hombre y Hobie intercambiaban palabras, pero no les presté atención.

Mi mente estaba en la noche que me picó la araña. Sentía un vínculo inexplicable con la Luna y extrañamente me parecía precioso a pesar de que la Luna sólo sea un trozo de la Tierra.

— ¿Nos vamos? —Hobie me tocó el hombro y asentí.

Me despedí del hombre y nos fuimos a mirar más puestos.

El sol se había ocultado ya y el cielo comenzaba a ponerse más oscuro, pero no hacía nada de frío.

Después de un rato nos fuimos a sentar a un banco.

— Hacía mucho que no disfrutaba del tiempo libre. —Hobie me miró de reojo, él estaba sentado en el respaldo del banco.

— Oye Jack, —lo miré— toma.

Hobie me tendió una bolsita pequeña. Lo miré extrañada pero apartó la mirada.

Más extrañada aún, abrí la bolsita y me encontré con el colgante del puesto. Acto seguido lo miré.

— ¡¿Lo has robado?! —él me miró algo ofendido.

— No mujer, no. —levantó las manos— Soy un héroe, no un villano.

Levanté una ceja y sonreí.

— Eres anarquista... Y dijiste que no te gustaban las etiquetas.

— Eso no quita que pueda gastar dinero. —se dejó caer a mi lado y me arrebató el colgante ignorando parte de mi queja— Además, era un comercio casero.

Tiene su punto.

— Venga muévete, —me giré y él pasó sus manos hacia el frente— y quítate el pelo. No me ayudas nada.

Me levanté el pelo en un pequeño moño sujetado por mis manos mientras me reía. Él sujetó el collar en mi cuello y me dio una palmadita cuando estuvo listo.

Un silencio nos ganó mientras veíamos a la gente pasar. Agaché la cabeza y observé el nuevo obsequio.

— Gracias Hob, —noté como giró su cabeza hacia mi al escuchar el nuevo apodo y sonreí— no tenías porqué.

— Un pequeño regalo no le hace mal a nadie. —sonrió y nos levantamos para volver a mi casa.

Cuando íbamos hacia el metro nos topamos con Jace, que al vernos se acercó con una sonrisa.

— ¡Elowen! Que sorpresa encontrarte por aquí. —el chico deslizó su mirada hacia arriba, Hobie era muy alto ahora que me daba cuenta.

— ¡Oh! Sí... Jace, él es Hobie. Hob, él es Jace. Un compañero de clase.

— Un placer. —se limitó a decir el moreno— Estábamos dando un paseo por la zona. —dijo colocando uno de sus brazos sobre mis hombros.

— Sí, hay algún que otro puesto interesante por ahí. —dije mirando hacia atrás viendo los puestos y volví la vista al chico de enfrente.

— Ah... —alternó su mirada entre nosotros— Pues echaré un vistazo a ver que tal. Un placer Hobie, Elowen.

Y dicho eso se fue muy rápido.

— Sí que tenía prisa... —dije viendo como se iba.

— Eso parece. —el moreno me miró con una sonrisa y comenzó a andar arrastrándome, lo miré algo mal— Tu madre me dijo que no llegaras tarde. —respondió a mi actitud.

Una vez llegamos a mi casa, entramos por la puerta principal como personas civilizadas.

Escuché a alguien bajar las escaleras intentando hacer el menor ruido posible. Miré de reojo y pude ver a mi madre cotilleando.

— ¿Quieres un poco de agua o algo antes de irte? —miré la hora, ya era muy tarde.

— No hace falta, ahora iré a casa. —le sonreí y asentí levemente siguiéndolo de nuevo a la puerta— Acuérdate de las manifestaciones.

— Sólo era una... —dije y me apoyé en el marco de la puerta viendo como él bajaba las escaleras de un salto.

Se giró para verme y elevó los hombros. Nos despedimos y cerré la puerta negando con una sonrisa.

Sonrisa que me duro dos segundos al recordar que mi madre estaba escondida.

— Puedes salir hombre del saco... —ella salió dando un pequeño baile— Por dios mamá, eso da cringe.

Ella se rió y se acercó para abrazarme.

— ¿Qué? —me miró con una sonrisa mientras me sujetaba por los hombros.

— ¿Qué, qué?

— Cuéntame, ¿qué tal la cita?

— No era una cita... —me separé de ella y me acerqué al grifo para llenar un vaso de agua.

— Si no era una cita... ¿por qué tienes un collar nuevo?

La miré lo más seria que pude mientras bebía el agua. El silencio de la noche nos inundó. Creo que incluso pude escuchar grillos.

— Es guapete. —se apoyó en la isla mientras jugaba con sus manos, parecía que se estaba aguantando las ganas de decir algo.

— Desembucha.

— Es alto... —levanté una ceja, no era lo que me esperaba— ¡Voy a tener nietos muy guapos! —escupí el agua y empecé a toser al atragantarme.

— ¡Mamá! —me apoyé en la encimera que tenía detrás.

— ¿Qué? Es la verdad... —se separó de la isla y se acercó a mi— Mi niña, guapísima. Tu belleza y ese moreno tan rico que tiene él, preciosos los niños.

— Por dios... —salí disparada de la cocina hacia mi cuarto. Su risa podían escucharla hasta los vecinos.

— De momento la mancha no ha afectado nada.

— No, pero en algún momento lo hará y hay que estar preparados. Y Pav, yo no lo estoy...

Escuché a Pavitr y a Gwen hablar en la cafetería mientras me acercaba a ellos.

Era más el tiempo que pasaba en la Tierra de Miguel, que en la mía propia.

— Hola chicos. —saludé y me dejé caer en la mesa. —Gwen, tú siempre estás preparada. Eres como Mary Poppins.

— Juntarte mucho con Hobie te está afectando, —la miré y estaba sonriendo— hacéis las mismas bromas.

— ¿Y ese collar? —preguntó Pav con una pequeña sonrisa— ¿Es nuevo?

— Me lo regaló Hobie. —me erguí y me estiré un poco, y al no escucharlos hablar los miré.

Ambos compartían mirada y parecían hablar con los ojos.

— ¿Se puede saber porque estáis echando un duelo de miradas?

— No es nada. —Pav sonrió inocente y Gwen le pegó un golpe.

De repente escuché unos pasitos y al girarme me encontré a Mayday.

— ¿Qué haces aquí... sola? ¿Y tu padre? —le pregunté sabiendo que no me iba a responder y la cogí en brazos.

Le limpié las manitas ya que vino gateando y la apoyé en mis piernas. Ella comenzó a jugar con mi nuevo colgante.

— Hey. —alcé la mirada encontrándome con Hobie, había llegado con una pequeña sonrisa y se estaba sentando enfrente mío y al lado de Gwen.

— Hobie hermano, te veo feliz. —Pav le chocó el puño y Gwen le sonrió al igual que yo.

— Un buen concierto. —respondió él y miró a Mayday.

— ¿Concierto? Pensé que tocabas sólo. —le dije yo alternando la mirada en él y Mayday, que jugaba con mis manos.

— No tenemos público. Sólo nosotros.

— Oh... —respondí y en eso llegó Peter.

— Ah, pero mira con quien estás.

La quiso coger pero ella me rodeó con sus pequeños brazos. Para ser pequeña tiene fuerza.

— Parece que hoy me quiere más a mí. —abracé a la niña y ella soltó una pequeña risa que me llenó el corazón de amor.

— Y no es la única. —miré a Pav con dudas pero él se limitó a sonreír.

— Por cierto El, Miguel te llama. —dijo Peter sentándose a mi lado y apoyando su cabeza en su mano mientras miraba a su hija.

— ¿El? —pregunté.

— El, ¿no te gusta? —giró sus ojos hacia mi.

— ¿Como en Stranger Things?

— Oh yo esas cosas de jóvenes no se.

Sonreí y me separé de la niña dejándola sobre la mesa. Ella gateó hasta que se tumbó y giró para luego caer sobre Hobie.

— Pues... hasta ahora. —me despedí y fui directa a por Miguel.

Según me iba acercando Lyla volvió a aparecer a mi alrededor.

— Pareces el hada madrina de Miguel.

— Oh venga... Soy una IA muy sofisticada.

— Claro que sí, y yo soy rubia.

Ella me miró mal y luego desapareció.

Entré por la puerta y Miguel volvía a estar de espaldas.

— Déjate de teatro Miguelito. —bromeé y escuché un suspiro por su parte— Oye que todos hemos pasado por algo malo, no seas taaaan... emo.

— Elowen quiero que vayas a la Tierra-071, hay una anomalía ahí.

El mayor había ignorado mi comentario, cuando quería, hacía muy bien el papel de emo vengador.

— ¿Y por qué me avisas sólo a mi? Debería ir con refuerzos.

— El local está avisado. No es necesario que vaya nadie más, no es una anomalía peligrosa.

Miré a Miguel un poco con desconfianza, no me gustaba ni un pelo que me enviara sola y no me explicase nada.

Observé a Lyla, ella estaba sonriendo.

— Ya puedes irte. —habló Miguel girando todo su cuerpo hacia las pantallitas que tenía por toda su plataforma.

Salí del lugar con pocas ganas de ir al sitio. No es que no me fiara de Miguel, pero me parecía cuanto menos extraño que me mandase sola.

De todos modos no creo que Miguel tuviera malas intenciones, soy parte de la sociedad. Y mi sentido arácnido no había hecho acto de presencia.

Iba con mi cabeza echa un lio que no me di cuenta cuando me crucé con Hobie.

— ¿Ibas con Miguel? —pregunté al verlo ir en dirección contraria a la mía.

— No. Estabas tardando tanto que nos habías preocupado. —dijo apoyándose en la pared del pasillo.

— Oh... Bueno, Miguel se enrolla mucho. —di un pequeño paso hacia la salida del pasillo y él se separó de la pared para andar junto a mi.

— Y... ¿Qué te ha dicho? —metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta.

Dudé en contárselo ya que Miguel no había llamado a nadie más. Pero poco me importaba lo que Miguel quisiera.

— Me ha dicho que hay una anomalía en un universo.

— ¿Y por qué te lo ha dicho solo a ti?

— No lo sé... —él me miró en silencio— ¿Crees que si vienes conmigo él se enterará?

— Me da igual si lo hace.

Sonreí y ambos fuimos a una zona amplia para abrir el portal.

— Tierra-071, interesante.

Ignoré al moreno y entré directamente al portal.

De repente un sol abrasador me cegó, puse mi brazo sobre mis ojos para intentar aclarar la vista, pero un peso cayó sobre mi tirándome al suelo.

— Ya te digo yo que mi sentido arácnido es del bazar... —empujé a Hobie dejándolo a un lado y me levanté— ¿Estamos en Los Ángeles?

Observé alrededor, a unos cuantos metros podía ver el famoso Pier de Santa Mónica. Hobie se levantó a mi lado.

El reloj comenzó a sonar y al levantar el brazo me encontré con un Miguel y su cara de pocos amigos habitual.

Pero antes de que él pudiera hablar, Hobie tapó todo el reloj con su mano.

— Igual deberíamos bajar del techo antes de que un policía nos vea. —comenté bajando mi mano y soltando el agarre de Hobie en ella.

Bajamos al suelo por un callejón y salimos a la calle principal.

— Bien, ahora a buscar la anomalía. —coloqué mis manos sobre mi cintura y miré a Hobie, quien se encontraba observando las cosas con las manos sobre sus ojos y estos lo más achinados posibles. Era una escena graciosa.

— ¿Elowen? —escuché una voz a nuestras espaldas que reconocí al instante.

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